Gotitas bailan por el vidrio y caen jugando a no tocarse, estoy tan concentrada en mirar la lluvia que olvido a Abby quien se maquilla frente al espejo.
-No puedo creer que ignoremos la noche de películas de terror para ver qué iniciales les toca a un chico, pero que más da ¡Estoy preciosa!-Se tira un beso al espejo mientras se acomoda su sombrero, ella será el sombrerero loco, con su pelo rojo y su maquillaje seguro que sobresalta sobre los demás, digno de alguien que quiere ser actriz en el futuro-May ¿Segura que no quieres que te haga bucles? Tienes un pelo precioso y largo.
Niego mientras sonrió a su lado en el espejo.
-Estoy bien así-Me pongo a su lado mientras me acomodo mí capa, seré caperucita Roja.
-Sabes... Extrañaba disfrazarnos como cuando éramos niñas-Abby apoya su cabeza en mí hombro y nos contempla en el espejo-Y también odio que estemos predestinados a una persona, porque no podemos elegir y conocer por nosotros mismos. Capaz que así las cosas serían muy distintas a lo que conocemos.
 Esta rara pero prefiero no preguntar, me siento medio mal por qué le doy toda la razón, sin esto estaría con Sam.
"Y seguirías siendo la misma May aburrida que odia el pelo largo"
-Lo odio.
Suelto rápido, Abby abre los ojos y me mira confundida.
-¿A Nate?-Esta perdida...
-A mí pelo, lo tenía largo por Sam. Ahora Sam no está, odio mí pelo, y quiero cortarlo. Estoy cansada, es incómodo de llevar y Sam ya no está conmigo.
Abby me sonrie con tristeza.
-Tampoco quiero que me sonrían con tristeza, siento que doy pena.
-Adoro está nueva faceta tuya-Abby sonríe más feliz marcando sus hoyuelos-Tu madre me matará por ayudarte a cortar el pelo. Pero a la mierda.
La madre de Abby es peluquera, así que Abby me va a cortar el pelo con un poco de lo que aprendió de su madre mezclado con algunos tutoriales de YouTube.
Estoy sentada frente a su espejo nerviosa, mientras dejo en sus manos mi pelo.
Siento que me libero, suena raro, es pelo, pero es algo que lleve por dos años. Ahora lo corto nerviosa como si estuviera cortando un poco del pasado.
No sé en que momento me puse a llorar, me di cuenta cuando Abby termino y me abrazo, mis lagrimas mojan su traje, pero a ella no le importa.
-Gracias-Digo casi inaudible porque mí cara está escondida.
-Estas preciosa-Abby se aparta para mirarme y me vuelve a abrazar.

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Jason vino por nosotras en el auto de su padre, la verdad que el auto tiene todo para envidiar, es de colección, pero se ve a leguas que no le importa en lo más mínimo. Jason no es becado, su familia es de dinero, y a él no le importa mucho, siempre fue de conseguirse las cosas solo, de eso me di cuenta desde el primer día.
Ahora está disfrazado de Rick con una bata de laboratorio y un intento de pintarse temporalmente el pelo de azul, mientras me mira a cada rato por el espejo.
-Vaya cambio de look de último momento, May.
Sonrió levantando los hombros.
-Fue repentino, pero no me quejo del resultado.
-Claro que no te vas a quejar-Abby mueve su pelo con aires de grandeza-Soy una genia cortando el pelo, lástima que estos dotes los dejare por la actuación-Bromea mientras se mira las manos.
-Oh genia Abby, que seríamos sin usted y su autoestima-Jason habla con sarcasmo mientras estaciona el auto a una cuadra de la mansión de Nate.
-Me gustaría que repitieras tus palabras, solo que ahora dilo sin llorar-Abby le tira una taza de té de juguete incentivando una nueva guerra de palabras.
-Para tu información, no soy ningún ciervo, soy Rick Sánchez de la tierra c137, el Rick más Rick que hay.
-Perdón, pero no hablo idioma friki-Abby y Jason empezaron a tirarse cosas que había en el auto junto otros insultos.
-Chicos... Acuérdense a lo qué vinimos-Hablo un poco bajo con miedo a su reacción de que me meta a su pelea.
-May tiene razón. Yo opino que La peluca de payaso barata se quede en el auto, solo incentiva guerras de palabras y sirve el té aguado, ¡Auch!-Jason se soba la cabeza mientras ve a Abby enojado.
Extrañamente Abby cambia de humor rápidamente, dejo de golpear a James por arte de magia.
-Mejor tomemos un te antes de entrar a esa fiesta-Abby dice enérgica y nerviosa-Mis teces son riquísimos, para nada aguados.

Se movía inquieta sobre el asiento, y miraba de vez en cuando una pareja que se encontraba en frente, oh rayos, ya entendía a qué se refería Abby con el comentario.

El problema estaba frente al auto ¿Porque soy tan idiota?