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Capítulo 1


Harry deja que boca se abra para dar paso a una risa estruendosa al mismo tiempo que se le escapan las correas de su mochila de las manos y cae al suelo. Cuando sucede eso, se echa a correr mientras puede escuchar a sus espaldas el gemido ahogado de Louis y éste se prepara para correr detrás de él en venganza de la broma que ha brotado de sus labios. Ambos están conscientes que ha este punto deberían estar tomando caminos separados para volver a sus casas, pero Harry ama sentir como el viento le acaricia la piel mientras está tratando de escapar de las garras de su mejor amigo y ver como el sol está bajando lentamente, tomándose su tiempo para bajar por el horizonte y darle paso la noche, lo que indica que ha estado afuera de casa mucho tiempo y que quizás es tiempo de regresar a la realidad, pero no quiere, ha pasado un rato agradable con Louis.

Louis lo ha mantenido cautivó para él solo. Tan pronto como sus clases en la universidad terminaron, Louis tomó de su mano y lo guío hasta la salida antes de que Niall pudiera tomar toda la atención del rizado. Luego, lo llevó a comer helado y deambularon por las calles del pueblo. El lugar no es tan grande, es un pueblo al norte de Italia, por lo cual no hay muchos lugares que conocer, siempre son los mismos, las personas también lo son. Y no es que odie vivir aquí, porque adora tanto ir a ese lago al que van a nadar, y en dónde hacen picnics improvisados. En esta pradera a ver el atardecer bajar por el horizonte, sin embargo, no se siente como un hogar, no tiene buena relación con sus padres solo lo buscan cuando les conviene. Su hermana Gemma se fue cuando era joven y recibe de vez en cuando sus cartas solo para que sus padres no sepan dónde está, solo las recibe cuando el cartero pasa por casa de Louis y puede tenerlas.

Se siente de alguna manera atado a este lugar, aún tiene el mismo deseo que tenía de pequeño; que algún día sus padres cambien y estén más presentes en su vida. Sabe que no será así. Tal vez esa es la razón por la que aún ha permanecido aquí. Louis y él han pasado días acostado en este mismo prado mirando el cielo y soñando como se irían tan pronto como pudieran. A pesar de que Louis tiene una preciosa y cercana familia él aspira a grandes cosas. Ambos tiene muchas en común y quizás es por eso que son muy cercanos.

Abre la boca para reírse con fuerza cuando Louis lo abraza por detrás y los derriba. Harry alza las manos cuando su espalda choca contra el suelo y Louis cae encima de él y recibe un jalón en sus rizos. Se queja e inmediatamente su amigo se levanta negando.

—Eres insufrible.

—Me amas—canturrea con diversión. Se sienta en el césped viendo que ha caído la noche—. No quiero regresar.

—Lo sé. Si quieres podrías ir a mi casa. Sabes que mi madre te adora y mis hermanas también.

—No puedo.

—Nadie se daría cuenta—Louis ínsita. Se deja caer a su lado mirando el cielo.

Eso luce tan grande que siempre lo hace sentir tan pequeño comparado a lo que es el cielo. Se siente tan débil en un mundo tan grande que demanda que seas el mejor. No sabe muy bien que es lo que quiere, no como Gemma, que tomo las riendas de su vida y se marchó. Esa noche fue la peor de todas, recuerda como ella se metió a su habitación y se despidió mientras permanecía con los ojos cerrados y creía que dormía, pero escuchaba sus palabras y no quería ser egoísta, abrir los ojos y suplicarle que no lo deje solo, que permanezca, porque tenía muy en claro que si lo hacía Gemma cambiaría de opinión y se quedaría. Él no quería que ella fuera infeliz, dejó que besara su mejilla y saliera. Las lágrimas no tardaron en caer y se levantó saliendo al balcón para mirar el cielo. La noche de alguna manera lo transporta a tantas recuerdos, unos más bonitos que otros.

Como la vez en que Louis subió hasta su ventana y lo ánimo a escaparse. Cuando bajó ahí estaban sus demás amigos esperando por él y se dirigieron afueras de la ciudad con la camioneta vieja del padre de Liam y tuvieron una noche increíble, entre platicas y una fogata frente a ellos.

Harry suelta una risa y apoya su cabeza en el hombro de Louis. —Mi padre estará en casa y probablemente quiera saber de mí.

—Eso es una mierda.

—Lo sé, solo me gustaría que me preguntarán cómo me siento y no para saber cómo va la universidad y cuando tomaré la cabeza en el negocio familiar—se queja dejándose caer en el césped. La hierba le pica el cuerpo, pero el calor de Louis hace que todo de esfume en segundos—. Me gustaría que se preocuparan por mi. Me siento tan solo en esa enorme casa.

—Hey, Hazz, a pesar de que te siente así, sabes que estoy contigo.

—Louis—dice dándose la vuelta para enterrar su nariz en el cuello de su amigo—. Eso es lindo.

—¿Quieres volver ahora?

—Creo que es lo más adecuado—dice con un puchero ligero en sus labios.

Louis asiente levantándose para quitarse la hierba y la basurita que se ha adherido a su cuerpo. Harry tan solo se queda sentado admirando al castaño no solo porque Louis es inteligente, amable, determinante y sabe lo que quiere y como conseguirlo, sino que es guapo, tiene los ojos más azules que Harry ha visto en su vida. La mandíbula cincelada con fuerza y los pómulos altos que Harry a veces pasa sus dedos por ahí con curiosidad. Su cabello ahora es algo largo y cae por su frente que últimamente ha estado usando esos beanies. Louis es demasiado atractivo e inteligente que Harry siente un poco de envidia.

El ojiazul lo atrapa mirándolo que alza las cejas ocasionando que hace que Harry se sonroje. Louis ríe extendiéndole la mano para ayudarlo a levantarse. No duda en aceptar a pesar que desea quedarse.

Les toman minutos encontrar la mochila de Harry y caminar por la carretera que es poco transitada, y cuando llegan a los dos caminos se quedan parados frente al otro. Le habría gustado mucho que Louis viviera al lado de su casa y no del otro extremo que tengan que despedirse más pronto de lo que le gustaría.

—Nos vemos mañana.

—Supongo que sí—resopla divertido.

Harry da un paso y no duda más de un segundo en lanzarse en los brazos de Louis y cerrar los ojos con fuerza mientras los brazos de su amigo se cierran entorno a él.

Y quiere susurrar: no me sueltes, pero no lo dice. Louis es una de las personas más preciadas que tiene, es una de las cosas por las que la vida no se ha vuelto aburrida, incluso cuando viven al norte de Italia, en un pueblo pequeño y monótono. Aun con todo eso, Louis siempre hace ver qué todo es divertido, que hay muchas cosas que hacer y por descubrir. La manera de ver la vida es indescriptible que muchas veces desea tener esa visión, o ser más como Gemma, ser egoísta y huir de aquí, lejos de sus padres que solo buscan usarlos a su antojo.

—Mis puertas seguirán abiertas.

—No iré, no está noche—dice alejándose para mirar detrás de él y suspirar—. Cuando mi padre viene siempre quiere hablar conmigo y ya veo venir la larga charla y sus reproches.

—Me gustaría hacer las cosas más fáciles para ti.

—Está bien. Nos iremos de aquí cuando terminemos la universidad, ¿No es así?

La sonrisa en el rostro de Louis cree y no duda en decir. —Eso sigue en pie siempre. El mundo puede ser grande, pero nosotros podemos serlo más.

—Tonto.

Se suelta a reír y niega con la cabeza. Sin decir mucho más que mirar a Louis a los ojos se da la vuelta y camina hasta su casa mientras piensa en las palabras de Louis, girando como un remolino. No cree que algún día pueda ser más grande que el mundo, a veces el mundo se viene encima de él y no sabe como sentir el peso menos del mundo sobre sus hombros.

Cuando entra a la propiedad todo luce silencioso, en calma, aunque nunca se siente esa manera. Cuando entra a la casa está igual, solo que su padre está sentado en el sillón vestido con el típico traje mientras ojea unas cartas y Harry intenta dar pasos sigilosos, lo menos ruido posible pero su padre lo detiene. Debe aguantar un gemido cansado y se gira en su lugar y camina hasta su padre. En otro momento, tal vez un Harry de ocho años se habría lanzado a sus brazos feliz de que regresara al pueblo, ahora solo puede permanecer quieto, sin ningún tipo de sentimientos corriendo por su cuerpo.

Daxton Styles alza la mirada de las cartas y las deja a un lado para erguirse un poco y mirar sin un tipo de cariño desbordando de sus ojos. Lo único que puede notar Harry son ojos fríos y calculadores.

—¿Dónde has estado todo el día? ¿Has notado la hora?

—He ido a la universidad y luego pase tiempo con Louis. He perdido la noción del tiempo.

—¿Louis Tomlinson?

—Sí—reafirma.

Su padre deja escapar un suspiro. —No me agrada para nada que este cerca de ti, te está llevando por el mal camino. Quiero que te centres en tus estudios, quiero que tu abuelo te ponga al frente de la empresa en Chicago, relaciónate con personas que te puedan dar acceso a grandes negocios.

—¿Es lo único qué me quieres decir?

—Quiero que lleves las riendas de tu vida al éxito, Harry. No puedo dejarte unos meses sin que te descarriles. No te quiero cerca de Louis más.

—Lo que digas. —Rueda los ojos esperando caminar hasta su habitación pero su padre lo toma del brazo—. ¿Algo más?

—No me desafíes, Harry y cumple con lo que te digo.

Su padre demanda soltando su brazo que el rizado no demora en subir las escaleras con rapidez abriendo la puerta de su habitación para cerrarla con fuerza y dejar caer su mochila en la cama para hacerlo lo mismo, llevando sus manos en su rostro. A este punto las lágrimas de tristeza y frustración ya no caen más, ya es normal cada vez que su padre regresa al pueblo, ya no le sorprende. Habría deseado aceptar la propuesta de Louis.

Es tan cansado que no recuerda en que momento cayó dormido, solo es está que los rayitos de sol le pegan el rostro y el aire fresco entra por su ventana que se remueve y se da cuenta de la hora en el reloj que está en la pared de su habitación. Le queda media hora para estar listo para que Louis y Niall pasen por él para ir a la universidad, por lo que sale de su habitación y baja las escaleras. Sus padres están ahí, pero no sueltan ninguna palabra, solo su madre que le da los buenos días y le señala la hora.

Come a bocados la comida que Charlotte le pone en frente y se levanta para darse una ducha rápida y vestirse. Para cuándo sale los chicos están parados riendo entre sí y Harry toma de sus brazos y los arrastra lo más lejos posible del lugar que debe llamar hogar, pero no luce ni se siente de esa manera.

—¡Auch! ¿por que eso?

—Su padre está en su casa—Louis le responde bajando la intensidad de los pasos de Harry.

—Ya veo. ¿No le agradamos?

—A mi padre no le agrada nadie que no esté en la misma posición que nosotros o que él que crea conveniente—Harry dice malhumorado. Ha tenido una mala noche. Anoche se había quedado dormido, y, por ende, no ceno y su cabello esta hecho un asco.

¿Acaso podría pasar algo peor?

Y no quiere tentar a su suerte, pero cada vez que su padre viene a casa lo pone malhumorado y preguntándose si alguna vez lugar se sintió como un hogar. Su respuesta puede varia del tiempo, ahora mismo no lo hace, pero cuando era pequeño parecía un castillo.

—Siento que no tengas una buena relación con tus padres.

—Esta bien, ya no me afecta—Harry le sonríe a Niall encogiéndose de hombros.

—Déjame cargar eso por ti, Harry—Louis propone tomando su mochila para colocárselo en el hombro desocupado.

Harry le sonríe con cariño a Louis mientras deja que su cabeza descanse en el hombro de Louis y se permita recordar la manera en que su amistad se desarrollo. Fue la primera vez que vinieron a vivir a este pueblo y como en ese entonces el pueblo era más pequeño que era normal que todos se conozcan o se den cuenta de lo que sucede a su alrededor. Apenas era un niño de ocho años con los rizos prominentes en su cabeza y emocionado por explorar el lugar, ahí en el norte de Italia, un pueblo abundante en árboles y lagos. Por lo que se escapó de su casa mientras su padres estaban ocupados con la mudanza y la mirada atenta de Gemma en él, así que tomó su bicicleta amarilla y pedaleó por las calles vacías hasta que terminó cayendo al suelo en un momento de distracción.

Sus rodillas impactaron contra el suelo y sus pantalones se rasgaron fluyendo la sangre de ellas. Recuerda como un pequeño castaño se agachó a su altura, le apartó las manos y le preguntó si se encontraba bien. Recuerda a la perfección como lo ayudó a regresar a la casa y como intentó sacarle risas. A los pocos días se encontraron en la escuela, tampoco es que haya demasiados ni mucho de dónde escoger, que es claro que en un pueblo tan pequeño iban a encontrarse en algún momento.

—Deberíamos ir a acampar el fin de semana para que te relajes.

—¡Eso sería increíble! Mi padre debe irse está noche o mañana temprano—Harry dice.

—Esperemos que seas así, Hazza.

—¡Incluso podría ir a tu casa! Podríamos preparar pizza, es un insulto que no sepamos preparar una pizza decente—Harry suelta con una risa mientras caminan.

—Si tu padre no se marcha está noche escápate por la ventana—Louis sugiere con maldad.

—Eres un ser malvado, Louis. Mi padre tiene razón, eres una mala compañía—Harry se suelta a reír con la sugerencia de Louis, pero no puede decir nada contra eso porque él mismo muchas veces se ha colado dentro de su casa para pasar el rato.

El ojiazul se encoge de hombros y le pasa su brazo a su alrededor mientras llegan a la universidad. Harry está emocionado con la idea de salir con sus amigos y espera que su padre se marche está noche para poder cenar con rapidez y poder caminar hasta la propiedad de Louis y pasar tiempo en su casa. Adora pasar el tiempo acostado en el suelo de la habitación de Louis mientras hablan de todo y nada a la vez mientras comen esos snacks salados que tanto adora.

Cuando deben tomar caminos separados, Louis desengancha su brazo y le pasa la mochila. Harry debe dar un paso en frente y dejar que sus labios toquen la piel ligeramente caliente de la mejilla de Louis. El ojiazul siempre es muy dulce y atento con él.

Lo deja libre para caminar hasta su salón de clases junto con Niall. Cuando esta ahí, trata de arreglar sus rizos mientras espera a Liam, sin embargo, pega el susto cuando alguien le habla por detrás y no necesita darse la vuelta para comprobar de quien se trata. La irritante voz y la forma en que las palabras se deslizan de sus labios solo pertenecen a una persona.

—Collin.

—El mismo—el rubio asiente con arrogancia.

—¿Qué es lo qué quieres? —Se da la vuelta cruzándose de brazos. ¿Es qué alguna vez va a dejar de soltar comentarios mordaces al aire? No puede simplemente ¿desaparecer de su vida?

—Saber como esta tu padre. He oído que regreso ayer en la noche.

—Si tanto te interesa puedes ir a verlo con tus propios ojos—le escupe—. Sé que mis padres y los tuyo se llevan bien, pero no uses eso para molestarme. Ahora debo prestar atención.

—Voy a callarte esas palabras.

—Quiero ver qué lo intentes—desafía con los ojos oscuros y llenos de molestia.

Collin deja escapar palabras bajas que no logra escuchar en absoluto, pero puede ver como se aleja enfadado y eso ya es un punto para Harry. No soporta la presencia de Collin por simples razones; es un tipo arrogante, egocéntrico, usa todas las oportunidades para hacerlo menos y sus padres han intentado que sean amigos y que se relacionen de alguna manera, pero Harry no podría estar cerca de él ni aunque su padre lo obligara.

No deja que las palabras de Collin se adhieran a él todo el día, así que intenta prestar atención a sus clases y todo se esfuma cuando llega Liam y puede cruzar palabras con él y con Niall. Tan pronto como los dejan libres, Harry toma sus cosas y espera con paciencia a que Louis se reúna para caminar a casa juntos. Salta sobre Louis cuando llega caminando con el cabello revuelto por el aire que está haciendo justo en estos momentos y lo cansado que acaba de sus clases. Lo toma del brazo y lo jala a la salida cuando ve como Collin los mira fijamente.

¿Qué problema tiene con él?

Se suelta de Louis cuando están lo suficientemente lejos. Ahí, adentrándose en la extensión de césped alto que toman para cortar camino y para ser esos tontos niños de cinco años que alguna vez lo fueron.

—¿Por qué estas tan malhumorado?

—Collin cómo siempre. Odio que nuestros padres se lleven bien—se queja cruzándose de brazos.

—Tampoco me agrada en absoluto.

—Lo sé. —Lo mira con diversión brillando en sus orbes verdes—. Queda muy poco para las vacaciones de verano. Tres semanas, ¿te irás siempre?

—Solo por dos semanas, no es como que vaya a irme para siempre—Louis dice divertido, deteniéndose en ese columpio viejo que está colgando de un gran árbol, más viejo que el columpio—. Aún nos quedará más semanas para pasar el verano juntos. Podríamos pasar tiempo con los chicos y visitar lugares cercanos. Además tú también te irás.

Harry resopla, pero una sonrisa se extiende en grande, ocupando una gran parte de su rostro cuando Louis señala el columpio y no demora en sentarse y alzar los pies para que el ojiazul pueda empujar su espalda con delicadeza para moverlo.

—Será aburrido.

—Puede que no lo sea—Louis deja salir.

—Sabes que no será así. Tampoco es como que este yendo por mi voluntad.

—Este verano será el mejor, lo prometo—Louis dice con la palma abierta en el aire. Harry gira un poco la cabeza para mirarlo.

Sus rizos saltan al aire cada vez que el columpio se mueve. El aire le azota el rostro, pero es ligero que por momento cierra los ojos y disfruta la manera que se siente, como si fuese libre de elegir el rumbo de su vida, como si pudiera cerrar los ojos y suplicarle al universo una oportunidad para hacer las cosas diferentes. Las cosas no suceden de esa manera, no importa si se pone de rodillas y lo súplica al aire. No es creyente y no es merecedor de una oportunidad.

Pero le cree, quiere creer que será un buen verano. No importa si tan solo se echan en el césped de la casa de Louis y luego saltan en el agua. O si solo se sientan en el tejado y miran las estrellas en su punto fijo como siempre. No importa dónde este si Louis está a su lado.

—¿Quieres marcharte ya?

—Desearía permanecer aquí—pide. Louis acepta empujando su espalda.

Cuando se cansa, Harry gira un poco la cabeza para encontrarse con que Louis lo mira fijamente. Sus ojos demuestran muchas cosas que no logra descifrar, es como el universo, una profundidad inmensa que puede esconder la cosa más grande y no dar señales. Louis está tan centrado en sus pensamientos que no nota que sus manos han caído a los lados y la espalda de Harry choca contra él y lo derriba al suelo.

Se deshace de risas planteando sus pies en el suelo mientras Louis intenta recuperarse y sentarse en el suelo. Sus risas no cesan y se deja caer a su lado negando.

—¿En qué tanto pensabas?

—En nada—Louis dice con rapidez levantándose para pasarse las manos por la ropa.

—Claro, nada.

—Andando, debo hacer algunas cosas, pero puedes venir conmigo si así lo quieres—Louis toma su mochila mientras empieza a caminar.

—Mi padre debe seguir en casa. Se va está noche así que puedo ir a tu casa hoy.

Louis acepta asintiendo con ligereza y vuelven a caminar hasta que llegan a ese punto en el que deben tomar caminos separados. Harry se gira hacia su amigo viendo que quiere soltar algo al aire, pero lo ve retraerse y negar para sí mismo. Se despide de él, pero Harry no quiere dejarlo marchar hasta saber que era eso que quería soltar y que lo hizo dar un paso hacia atrás para no hacerlo, sin embargo, no lo hace, deja que el tema se lo lleve el viento y solo da un paso hacia adelante y lo abraza con fuerza para luego alejarse y caminar por el sendero que lo lleva a la propiedad de su familia.

Es una casa muy grande, con un jardín precioso e inmenso. Hay demasiados árboles y flores, una piscina que casi nunca está llena y mesas en dónde Harry pasa las tardes terminando algunos trabajos de la universidad.

Abre la puerta principal caminado sigilosamente para llegar a su habitación. Se detiene de repente cuando ve a su padre sentado en su oficina sin mucha preocupación. No es recurrente cuando debe regresar a la ciudad que se le hace raro.

Sus sospechas se intensifican cuando cae la noche y su padre sigue en la propiedad sentado en el sillón con un par de cartas en la mano que debe resoplar. Se supone que debe estar yéndose, sin embargo, permanece en el living, por lo que Harry pasa por ahí sin hacer mucho ruido o querer hacerse notar. Se detiene cuando escucha su nombre.

—He estado esperando que bajes. Siéntate, debo informarte algo de suma importancia.

—¿Es necesario hacerlo hoy? Quiero cenar y regresar a mi habitación—pregunta sintiendo como la bilis sube por su garganta sin saber aún que tanto le quiere decir, pero nada bueno viene de su padre, lo ha aprendido por las malas.

—Siéntate Harry, esperemos que tú madre regrese.

—¿Muy importante?—pregunta de nuevo.

—Es algo que definirá tu futuro y el de la familia. No es algo de lo cual puedes negarte.

—Pero no he escuchado nada antes, ¿No tengo ni voz ni voto en esto, no es así?—Se levanta sintiendo el enojo ocupar su cuerpo. Quiere correr y encerrarse en su habitación y no saber nada de esto.

—Piensa en el bien de la familia.

—¿Y qué hay del mío? —su nota de voz se eleva. ¿Acaso sus padres pueden ser más despreciables? ¿Algún día tendrá poder de decidir lo que quiere sin que sus padre interfieran?

Se cruza de brazos mirando sus zapatos esperando la llegada de su madre y que el tormento que está sintiendo en el cuerpo se termine tan pronto, pero hay voces en su cabeza que le dice que corra, que encuentre la salida y salga al aire libre. Es tan raro que Harry se muerde los labios y mira hacia la ventana que da paso al cielo. Es una noche estrellada, con el aire fuerte moviendo con fuerza las hojas de los árboles. Casi prediciendo lo que está apunto de soltar su padre en pocos segundos.

Salta cuando su madre entra al living, detrás de ella está Matilda, la cocinera que trae consigo una bandeja con dos tazas de té, muffins de plátano, los favoritos de Harry. Café, endulzante y crema. Sus ojos se entrecierran con desconfianza. Sus padres están actuando raro y más cercanos con él.

Trata de que sus manos no demuestren lo nervioso que se encuentra está noche. Sostiene con tanta fuerza su taza que cree que va a terminar rompiéndola contra sus dedos, pero no sucede. Solo puede darle un trago, ya nada más pasa por su estómago, incluso cuando minutos antes iba por algo de comer porque tenia apetito, ahora todo se ha esfumado reemplazándose con un nudo en el estómago.

—Seré directo porque no hay otra forma de decirlo.

—Queremos que escuches, cariño, todo esto es por el bien de la familia y en beneficio tuyo, ya que por tu falta de interés con la empresa de la familia hemos decidido respetar tu decisión—Su padre dice dejando su taza sobre la mesa.

Harry casi suspira de alivio y brinca, pero el rostro de su madre lo hace detenerse y todo lo que dicen después de eso hace que todo caiga en picada. Se le va todo el aire que tenía en el pecho, su taza casi cae al suelo y todo el calor se reemplaza con frío, su cuerpo tirita. Se siente enfermo, siente que podrían fallarle las palabras para defenderse, las piernas para correr.

—Te hemos comprometido con Collin. Están interesados en el negocio familiar y Collin es un buen candidato para el puesto. Ese joven llegará lejos.

—¿Están bromeando, no es así?

Empuja la taza sobre la mesa que termina derramándose ahí mismo. Su padre lo mira con molestia, pero no le importa, ya nada importa en este momento, solo quiere que digan que es una broma, que no le harían algo así al único hijo que está a su lado. No le arrebatarían los sueños de sus manos tan caprichosamente. No le quitarían la oportunidad de enamorarse y amar por su propia cuenta, pero sus padres lucen como completos extraños ante sus ojos que lo único que puede hacer es correr.

Sale por la parte delantera de su casa mientras escucha los gritos de su padre detrás de él. No es capaz de detenerse y solo corre hasta que sus piernas duelen y está frente a la casa de Louis.

—Necesito ver a Louis.

—El joven Louis debe estar listo para ir a la cama—la ama de llaves informa.

—Necesito verlo. Louis dijo que puedo entrar cuando yo quiera.

Se escucha como un niño caprichoso, pero lo único que quiere hacer ahora es estar entre los brazos de Louis y escuchar sus palabras de aliento. No necesita pensar, estar solo, necesita primero esto.

—Adelante.

—¡Gracias!—agradece entrando para subir las escaleras y buscar la puerta de Louis.

Cuando la abre Louis está apunto de quitarse la camisa para cambiarse a la de la pijama, sin embargo, su mano cae al mirar por encima de su hombro y percatarse que se encuentra ahí mismo. Sus ojos se vuelven suaves y al mismo tiempo la preocupación se instala en ellos. Harry solo puede dar pasos hacia adelante y empujar su rostro contra el hombro de Louis y tomar en puños la camisa de su amigo mientras su nariz se cepilla en el pecho de Louis y sus lágrimas fluyen como una cascada. No parece que vayan a dejar de fluir pronto.

Siente que su vida ha sido tomada en contra de su voluntad, siendo moldeada al gusto de alguien más.

—Hey, amor. ¿Por qué lloras?

—Odio a mis padres, extraño tanto a Gemma. No quiero estar más aquí, desearía que el universo estuviera de mi favor, que me escuchara.

Louis no presiona, simplemente deja que se aferre a él y lo guía al borde de la cama para sentarse. Harry se sostiene de él con fuerza.

—¿Fueron tus padres, no es así?

—Me comprometieron con Collin—deja salir por fin, sin retenerlo ni un segundo más en su boca.

—¿Qué?—Louis deja caer los brazos que estaban a su alrededor.

Debe alzar la mirada para ver cómo la mirada de su amigo luce tan vacía y perdida, casi exactamente como la de Harry pero no entiende nada en absoluto, y tal vez no tenga cabeza para pensar en eso en estos momentos.

Se desliza un poco lejos para limpiar sus lágrimas y caminar hasta alféizar de la ventana de Louis para deslizarse ahí y abrazar sus piernas contra su pecho mirando como las estrellas y el tiempo siguen con su curso, sin algún tipo de preocupación y Harry solo está sentado con el corazón chiquito suplicándole al universo una clase de oportunidad, pero todo sigue normal, no hay forma de deshacerse de esa responsabilidad. Algo cruza por su cabeza pero no cree tener la valentía para hacerlo y alejarse de lo poco que lo hace sentir felicidad, no podría en estos momentos.

Louis se acerca empujándolo un poco para deslizarse a su lado y abrazarlo por atrás mientras sus dedos se dirigen a sus rizos y se enredan en ellos. Esto es lo que necesita, esto es lo que quiere está noche; estar cerca de Louis, suplicarle al universo una oportunidad, algo que sirva para no estar comprometido con Collin. Una oportunidad, tiempo para saber que es lo que quiere, en dónde quiere dirigir su vida.

—Todo estará bien, lo resolveremos.

—No creo que sea tan fácil—confiesa con los ojos cerrados.

—Será así, te lo prometo.

Sintiendo vacío el corazón y las caricias suaves en sus ricitos, se queda dormido encima de Louis. En algún punto de la noche es trasladado a la cama cálida del ojiazul buscando refugio entre la pared y pecho de su amigo.

En sus sueños el universo es amable con él.

—Harry, cariño—Louis lo llama empujando su hombro ligeramente hasta que abre sus ojos y debe orientarse.

Se sienta viendo a Louis ya bañado y con la ropa puesta. Harry sigue en la misma pijama que tenía cuando salió corriendo de casa. El día ha salido y aunque desearía encerrarse entre las cuatro paredes y hundir su nariz entre las sábanas de Louis para percibir el aroma familiar, debe ir a la universidad y regresar a la realidad para poner en orden su vida que sus padres han puesto de cabeza. No tiene la certeza si será valiente o si logrará alzar la voz, se siente tan pequeño en comparación de sus deseos e ideales.

Se pasa los puños por sus ojos alejando el sueño que yace descansando en sus extremidades.

—Buenos días, Lou.

—Buenos días, Hazz—Louis dice de regreso caminando hasta su closet para sacar ropa para él, aunque en realidad es la suya. A veces viene y deja olvidada algunas prendas—. ¿Te sientes mejor?

—Siento haber venido así.

—Está bien, lo necesitabas—Louis dice caminando hasta él y deja caer la mano en sus rizos—. Ten, ponte está ropa. Hicieron tu desayuno favorito. Luego podemos hablar de esto, ¿Si?

—Gracias, Lou.

Cierra los ojos cuando la mano del ojiazul se desliza por su mejilla y acaricia ahí. Con esa rapidez se esfuma y Louis da un paso atrás que Harry debe abrir los ojos y sonrojarse un poco. Ha pasado tanto que se siente avergonzado por dejar salir sus emociones, no importa cuántas veces lo ha hecho en presencia de Louis y a éste no le importe sostenerlo en sus momentos malos, aún se siente avergonzado por dejarlos escapar.

Se apresura a entrar al baño para lavarse la cara y vestirse. Sus rizos son un caos por lo que no hace mucho para estilizarlo, no tiene el humor para hacerlo. Siente que está contra la pared y en cualquier momento va a ahogarse. Cuando sale, baja las escaleras viendo que las hermanas de Louis están desayunando y Louis ya le tiene listo su lugar a su lado. Pasa por el lado de Lottie empujando sus dedos por su larga melena y les sonríe a los mellizos.

Desayunan en silencio y cuando están listos pasan a la casa de Harry sigilosamente para tomar su mochila y salir de la misma forma. Cuando sale con sus cosas suspira de alivio.

Ambos caminan en silencio hasta llegar a la universidad. Tienen tantas cosas en la cabeza que todo se ha reducido a nada, a callar todo lo que piensan y quieren. Ambos desean ser capaces de  abrir la boca para que sus palabras puedan ser escuchadas al aire. Louis lo detiene cuando Collin se planta frente a él con esa sonrisa tonta y divertida al ver que Harry luce como si no hubiese dormido en siglos. Es claro que es él único que gana y disfruta de todo esto.

—¿Ya te han dado la noticia, cariño?

—Quítate de mi camino, Collin—escupe Harry, dando un paso desafiante. Louis le sostiene la cintura—. Ese matrimonio no va a suceder, ni siquiera pienses en eso.

—Cuida tus palabras, mi amor, cuando nos casemos no podrás hablarme de esa manera.

Louis pierde el autocontrol empujando a Collin fuera de Harry. —No te atrevas a referirte a Harry de esa manera otra vez.

—Metete en tus propios asuntos, Tomlinson.

—¡Ya basta!

—Cuando te cases conmigo haré que te prohíban acercarte a Louis. Nos iremos lejos. No me desafíen porque seré tu esposo y harás lo que yo diga.

Harry le sostiene la mano con fuerza a Louis para que no pueda ir detrás de Collin. Puede notar la cólera en su rostro, él se siente así, más la frustración. Aun así, no tiene la fuerza para hacer un escándalo y hacer de ese problema uno más grande. ¿Qué más puede hacer? Sabe que no tiene otra escapatoria si permanece aquí, siendo la misma razón por la que Gemma se marchó. No cree ser suficientemente valiente para hacer lo mismo.

No puede decir adiós tan fácil, especialmente a Louis, quien se ha convertido en su ancla todo este tiempo. No quiere despedirse de sus amigos tan pronto, no quiere marcharse sin descubrir que es lo que quiere.

—No vale la pena.

—Sí, pero no puede hablarte de esa manera. Piénsalo, si te trata ahora así, cuando tenga poder sobre ti será peor—Louis gruñe empujando la mano de Harry lejos de forma delicada.

—No te enojes. No quiero pensar en eso del compromiso ahora.

—Tienes razón, solo estoy pensando en mi y no en como debes estar sintiéndote.

Louis suspira acercándose a Harry para envolver su brazo alrededor de él y empezar a caminar hasta que se detienen en el salón de Harry y deben estar separados unas horas. Sin embargo, pasa tan rápido y más cuando le cuenta todo a Liam y Niall. Tan pronto como sale del lugar camina al lado de Louis hacia sus hogares.

Se gira hacia Louis cuando deben tomar caminos opuestos. No quiere regresar a casa, pero debe hacerlo en algún momento, no puede permanecer más tiempo en la casa de los Tomlinson.

—Harry, yo… No quiero que-

—Ahora no, Lou, debo ir a casa. ¿Hablamos otro día?

—Claro.

Da un paso en frente lanzándose en los brazos de Louis. Sus brazos se enredan en su cuello y sus dedos se dirigen a su nuca. —Te quiero demasiado.

Por primera vez Louis no lo dice de regreso.


Deambula por su habitación una semana después. No fue capaz de hablar con sus padres, ellos siguen con los preparativos de su compromiso y de su boda. Aunque estaba decidido a decir lo que pensaban, lo que cree. No fue capaz de soltar todo lo que práctico en su cabeza, tan solo dejó que creyeran que había cedido, que quería hacerlo por el bien de su familia cuando esa palabra ya no se sentía igual. Y aquí está; dando vueltas en su habitación sin poder dormir por el pequeño detalle de que en algún momento va a casarse. No sabe muy bien que es peor, que sus padres no tenga en cuenta que el desea enamorarse de verdad o que lo hayan comprometido con Collin, con ese chico arrogante y prepotente. No sabe cómo va a sobrevivir si alguna vez se casa con él, no cree ser capaz de hacerlo.

Brinca del susto, esfumando cada pensamiento cuando tocan su venta. Se gira con miedo hasta que el cabello de Louis hondea con el aire y lo ve sonreír tímidamente. Se apresura a abrir la ventana y abrazarlo como si su vida dependiera de ese acto. Casi hace que Louis caiga, pero logra plantar sus pies dentro de su habitación y lo abraza por la cintura.

Esto le hace bien. No iba a poder dormir si sus pensamientos seguían prendidos. No ha tenido un buen sueño desde que le anunciaron que lo comprometieron sin siquiera preguntarle antes con Collin. Tan solo pensar el hecho de compartir un techo, anillos, y demás cosas con ese rubio lo hacen querer correr lo más lejos posible.

Louis se aleja deslizando su mano por su cuerpo con suavidad. El frío le recorre el cuerpo.

—¿Qué haces aquí, Lou?

—Venia proponerte que tengamos un picnic improvisado. Sé que es de noche, pero no puedo dormir y veo que tú tampoco—Louis dice alzando una pequeña canasta con cosas dentro.

—Siempre sabes cuándo te necesito.

—¿Eso es un si?—Alza una ceja divertido.

—Absolutamente.

—Entonces ten esto. Bajaré y te ayudaré hacer lo mismo—Louis informa pasándole la cesta para bajar lentamente por las escaleras que están pegadas a la pared y dan entrada al balcón del rizado.

Harry suspira mirando hacia abajo, ahí donde Louis lo espera con los brazos abiertos. Un viento le recorre el cuerpo y ahí de nuevo el susurro raro. Está vez dice: Hazlo. No sabe a qué se refiere, pero lo hace. Baja lentamente hasta que se deja caer en brazos del ojiazul y caen al suelo por el repentino impacto. Se deshace de risas mientras Louis tiene los ojos cerrados negando.

Sus manos descansan en el pecho de Louis deslizándose para luego levantarse y aguantar la risa que amenaza con deslizarse y llamar la atención de su madre. Gracias al cielo su padre se ha marchado a la ciudad por unos asuntos, cuando está él es más difícil salirse por la noche con tantas restricciones de su parte. Así que, caminan hasta salir de la propiedad y un poco más allá está el prado. Se dejan caer sobre la hierba alta y Louis abre la cesta para revelar queso, jamón, aceitunas, y por supuesto, pequeñas pizzas caceras. Harry adora todo que sabe que Louis lo hizo especialmente para él, en especial haber traído aceitunas.

Se desliza cerca de Louis mientras se lleva una fresa a la boca y deja que su cabeza descanse en su hombro. Desearía permanecer aquí para siempre, sin ningún tipo de incertidumbre por el futuro, sin sentir la presión en los hombros. Solo estar bajo las estrellas en un agradable silencio al lado de Louis.

—Gracias, en serio.

—No me agradezcas. Solo mantén tus pensamientos en otra cosa, sin presiones—Louis dice acariciando su muslo desnudo, debido a que solo tiene unos shorts cortos que llegan un poquito más arriba de sus rodillas.

—Intentaré.

Eso solo dura unos segundos antes de que Harry muerda un pedazo de pizza y se gire hacia Louis para abrazarlo del cuello, ocultando su rostro en su hombro.

—No quiero casarme, especialmente si se trata de Collin.

—Es despreciable. No quiero verte casado con él—Louis murmura molesto—. Debe de haber alguna forma de que no se concrete su compromiso. Intenta aplazarlo hasta que busquemos una solución.

—Mi papá me conoce como para no creer ninguna excusa que use.

—Lo sé. Eres… Demasiado para él, para cualquier persona.

Alza la cabeza para notar los ojos tristes de Louis. —¿Eso crees? ¿No crees qué soy un cobarde por no desafiar a mis padres? ¿Por no saber que hacer a este punto?

Louis niega y eso es suficientemente para mantenerse fuerte ante la tempestad que arrasa con él. El ojiazul siempre sabe que decir, siempre tiene algo que alagar y hacerle ver, incluso si él mismo no puede ver todo eso en él. Cuando él mismo duda de lo que es, y aunque está perdido en lo que quiere, siente que hay una salida si Louis está a su lado. Debería sentirse mal por depender del castaño, pero sus palabras son tan reconfortantes que se deja caer sonriendo cuando Louis se apoya en su antebrazo y está cerca, casi abrazándose.

Su espalda pica al estar acostado en la hierba, pero lo único que puede centrarse es en los ojos tristes de Louis. Una de sus manos se dirige a su mandíbula acariciando lentamente, sin despegar su mirada en ningún momento. Y es extraño, porque se siente como si el aire se detuviera y el sonido también lo hiciera. Solo puede escuchar sus respiraciones mientras Louis se inclina lentamente hasta que Harry abre los ojos y lo empuja para observar el cielo.

—¡Mira, Lou, una lluvia de estrellas!

—Eso es raro.

—Es mi oportunidad—Harry grita por lo bajo.

—¿Para qué? ¿De que-

—Shh. —Se gira hacia Louis para ponerle la mano en la boca y volver a darse la vuelta.

Esa noche súplica tanto al universo que está seguro que sus suplicas han sido escuchadas. Louis no dice nada pero lo abraza por detrás y besa su cabello murmurando cosas que no logra entender.

Solo le toma una semana darse cuenta de que sus suplicas no han servido de nada. Su padre llega un día que Harry permanece de mal humor encerrado dentro de la habitación hasta que lo obligan a salir y ver a Collin sentado hablando con su madre. Le toma segundos darse cuenta de lo fingida que es su voz, su amabilidad y su sonrisa. Tan solo quiere gritarle en la cara a todos y decirle que todo a su alrededor están fingiendo. Collin, su padre, su madre, los padres de Collin, ¡El mismo!

Sus pensamientos van hacia Louis hasta que escucha algo que le detiene el corazón.

—La pedida de mano será mañana. Planeo invitar a unos conocidos y algunos vendrán de la ciudad—su madre dice en voz alta.

—¿Tan pronto?

—Sí, cariño. Queremos que se casen en un mes, lo antes posible.

Va a vomitar. Quiere escapar. Una voz le dice: escapa, hazlo, estaré esperándote en el bosque. Tus suplicas han sido escuchadas.

Sus piernas cobran vida levantándose de repente. Siente el mareo en él. —Tengo que ir al baño un momento.

Sin esperar respuesta camina hasta que está fuera de la vista de los demás y no piensa mucho cuando sale de la casa y corre con fuerza. Está vez su vida depende de eso, así que hace todo para correr lo más rápido hacia el bosque hasta que sus piernas ya no aguantan y fallan. Sus rodillas chocan contra el suelo colocando sus manos en frente para no lastimarse el rostro y queda sucio en todas partes.

Listo para mirar a su alrededor se detiene cuando un raro reloj brilla frente a él. Luce raro para el año. Puede ver el tiempo correr en la pantalla y su curiosidad lo mata que se inclina y lo toca.

En segundos todo se detiene, lo siente. El aire deja de mover las hojas. Las voces de sus padres llamando su nombre se desvanece y todo se vuelve negro de repente.

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