vi. primer día

omnisciente

Perseus se despertó tarde como de costumbre. Después de darse una ducha y prepararse mentalmente para su primer día de clases, bajó a la sala común donde se encontró con sus compañeros de casa, quiénes miraban con atención el letrero que los gemelos Weasley habían colocado en el tablero de anuncios.

Perseus sintió la presencia de alguien a su lado, y lentamente fue girando hasta encontrarse con Doge quién también se detuvo a leer el llamativo letrero.

¡GALEONES DE GALEONES!
¿Tus gastos superan tus ingresos? ¿Te gustaría ganar un poco de oro?
Si te interesa un empleo sencillo, a tiempo parcial, y prácticamente indoloro, anota tu nombre en la lista de abajo para que sus servidores (Fred y George Weasley) se pongan en contacto contigo.
(Lamentamos decir que los aspirantes tendrán que asumir los riesgos del empleo)

—¡Galeones extra! —exclamó Samantha con diversión, codeando a Perseus—. Deberíamos hacerlo.

Perseus la miró mal—. ¿Acaso estás loca? No seré su conejillo de Indias, aparte, ¿cuánto podrán ofrecer si son los Weasley? —hizo una mueca de desagrado.

Samantha volvió a codearlo, pero esta vez con más fuerza—. No todos nacimos en cuna de oro cómo tú —alzó las cejas, y tomó la pluma con la intención de escribir su nombre en la lista de aspirantes pero fue interrumpida por Hermione Granger, quién arrancó el letrero.

—¡Se han pasado! —exclamó Hermione mirando a Harry y Ron—. Tendremos que hablar con ellos.

—¡Hey! —gritó Samantha—. Iba a inscribirme.

Harry rió levemente, y Perseus rodó los ojos.

—¿Por qué tendríamos que hablar con ellos? —preguntó Ron.

—Porque ahora somos prefectos.

Perseus guardó todos sus pensamientos para si mismo.

—Y es nuestra tarea impedir este tipo de comportamiento —continuó Granger hablando.

Pero antes de que cualquiera del resto de los presentes pudiera chistar algo al respecto, Seamus pasó junto Harry, empujándolo con los hombros con agresividad.

Samantha estuvo a punto de tirar de su túnica pero Perseus se lo impidió, y le rogó a Merlín que su amiga ya quisiese retirarse de allí.

—¿Qué le pasa? —preguntó la castaña, molesta.

—Algunos creen que Harry mintió sobre Quien-tú-sabes —respondió Ron en voz baja.

Perseus alzó las cejas con sorpresa, y una sonrisa burlona se plantó en sus labios—. Así que para tus amigos, de San Potter pasaste a ser Don Mentiras, ¿quién lo diría?

Samantha lo miró mal.

—Y tú debes estar encantando con la idea, ¿no? —masculló Harry.

—Claro —respondió Perseus—. Era hora que todos se dieran cuenta que sólo eres un arrogante presumido que sólo busca llamar la atención.

Harry resopló—. ¿Se supone que estás hablando sobre mi? Porque me parece que te acabas de describir

Perseus sonrió sarcásticamente, mientras que Harry sintió la ira comenzar a crecer en sus venas, y fue el momento donde Samantha creyó que era suficiente por el día.

—Percy, es mejor que nos vayamos. El desayuno nos espera —murmuró tomando su mano y tirando de esta para caminar lejos del trío de amigos—. Nos vemos en clase, Harry.

El azabache asintió, ignorando el choque de sus hombros con los de Perseus cuando caminó frente a él, preguntándose como era que Samantha Doge podía ser tan amiga de tal persona tan insufrible.

—Nunca logré entender porqué aborreces tanto a Harry —dijo Samantha mientras se sentaba junto a él en el Gran Comedor.

Perseus tomó un sorbo de su jugo de calabaza antes de responder su duda.

—Ya te lo he dicho cientos de veces.

—Tal vez nunca te has dado el chance de conocerlo más allá de su título de "el niño que vivió".

Perseus arrugó la nariz—. Ni lo deseo. Ya sé lo suficiente sobre él gracias a mi padre.

Samantha lo miró con los ojos entrecerrados, y luego soltó un suspiro—. ¿Cómo te ha ido con Sirius?

Perseus emitió un quejido—. ¿Podrías dejarme desayunar en paz? Merlín, que manía con arruinarme mis mañanas —dijo, arrojando su muffin de chocolate de vuelta a su plato.

—Por eso nadie te soporta —Samantha rodó los ojos.

—Gracias, ese es mi propósito en la vida: ser tan insoportable para que nadie se atreva a siquiera dirigirme la palabra y así poder evitar que la gente fastidiosa se entrometa en mi día a día.

Samantha rió—. A veces me cuesta un poco acertar si estás bromeando o si estás siendo serio.

—Lo más probable es que en esta ocasión lo diga en serio —irrumpió una voz femenina desde atrás.

—Hola, Angelina —saludó Samantha cortésmente.

Perseus se giró en su asiento para encarar a la joven bruja.

—Sólo venía rápidamente a informarle a Percy que el viernes serán las pruebas de Quidditch, y cómo ahora soy la capitana, me encantaría que fueras uno de nuestros golpeadores. Te he visto jugar en los años anteriores y estaría más que fascinada que te animaras a serlo.

—Ahí estaré —le aseguro, sonriendo tímidamente ante el elogio.

—Vaya, hice sonreír a Perseus Black. Eso estará anotado en mi lista de misiones imposibles —dijo riendo, para luego despedirse con un gesto de mano, y regresar a su asiento.

—¡Prácticamente ya estás dentro del equipo! —exclamó la castaña con emoción.

Perseus hizo una mueca—. Aún no es seguro, Doge.

—¿Acaso de escuchaste lo que dijo? Mencionó que estaría fascinada que entres al equipo —citó las palabras de Angelina—. Aparte, eres un buen jugador, es obvio que serás aceptado.

Perseus quiso sonreír pero en realidad no quería emocionarse de más. Era mejor estar consciente de todas las adversidades que podrían atravesarse. Pero aún así, se tomaría el tiempo de escribirle a su tío Regulus para recordarle sobre el regalo que le prometió semanas atrás.

—¿Harás algo después de clases? —le preguntó a Samantha mientras le robaba un poco de su jugo de calabaza.

—Le diré a Draco si entrenamos un poco antes de las pruebas —respondió Perseus.

Samantha se sonrojó ante la mención del rubio, bajando la mirada a su plato vacío.

—Que asco. Te gusta Draco, ¿no es así? —Perseus alzó sus cejas.

—¡No lo grites! —exclamó la castaña, mirando a su alrededor—. No me gusta.

Perseus asintió riendo—. Bien, si eso dices.

—Aparte, ¿por qué me gustaría Malfoy? Ni siquiera me habla. ¡Ni se acerca a mi! En realidad, ningún chico se me acerca —hizo una pausa—. Creo que es tu culpa.

—¿Mi culpa? —preguntó Perseus con indignación—. ¿Por qué sería mi culpa?

—Porque todos creen que eres mi novio.

—¿Entonces no lo soy? —preguntó fingiendo un tono lleno de tristeza y decepción.

—Maldito bipolar —refunfuñó Samantha riendo—. Hace unos minutos me dijiste que te arruinaba las mañanas y ahora quieres ser mi novio.

Perseus ahogó una carcajada. Samantha miró hacia el reloj que adornaba la entrada del Gran Comedor, y tiró de su amigo para dirigirse a su primera clase.

—No pudo ser tan terrible —dijo Pyxis sentándose sobre el pasto para amarrarse sus agujetas, después de haber escuchado las quejas de sus primos sobre la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Hydrus, Draco y Perseus pusieron los ojos en blanco.

—¡No tenemos permitido usar magia! —exclamó la rubia—. ¿Acaso está loca? Arruinó por completo mi materia favorita.

—Será un horrible año —suspiró Draco—. Supongo que tendremos que seguirle la corriente para evitar problemas. Aunque estoy sorprendido porque mi padre dijo que ella sería un buen ejemplo para los estudiantes.

—Sólo tú le sigues creyendo todo a tu padre —dijo Perseus mientras se colocaba sus guantes para Quidditch.

—Yo tendré clase con ella mañana —dijo Pyxis—. Ya les contaré como se comportó con los Hufflepuff y los Ravenclaw.

—No creo que vaya a haber alguna diferencia —se burló Draco, ignorando las palabras de Perseus, y tomando su escoba para comenzar a levitar en el aire.

—¿Por cuál puesto vas? —le preguntó Hydrus a su mellizo.

—Buscador, obvio —respondió con desdén.

—Yo también —dijo Perseus—. Aunque Angelina dijo que soy un buen golpeador, pero quiero pelear por el puesto de Buscador. Soy más rápido de lo que el resto del equipo cree.

—Pero Potter tiene ese puesto, ¿no? —le preguntó Pyxis.

—En teoría, sí —respondió Perseus—. Por eso pelearé por el puesto. Aparte, me enteré por Samantha que tiene castigo toda la semana y no creo que pueda asistir a las pruebas.

—Perseus pero... —comenzó a decir Hydrus pero Draco la interrumpió.

—¿Qué hay sobre Samantha, por cierto? —le preguntó mientras miraba con "interés" el borde de su suéter.

Perseus alzó las cejas—. Sólo te aconsejaré que deberías hablarle.

—¿Te dijo algo sobre mi?

Perseus se encogió de hombros—. El último que llegue al aro de allá —señaló el que se encontraba más lejos—, tendrá que pagarle todo al resto en su próxima salida a Hogsmeade —terminó de decir para salir con velocidad en aquella dirección.

—¡Oye! —exclamó Draco—. Maldito tramposo.

—¡Vamos Perseus! —ánimo Hydrus desde el suelo.

—¡Yo todavía ni me subía a la escoba! —exclamó Pyxis yendo exactamente detrás de ellos.

nota de la autora:

Decidí que por mi propia sanidad, los capítulos serán más cortos y a como realmente pueda escribirlos y así no me forzaré porque si no me entran bloqueos 😩😩

todo va un poco lento porque de vdd quiero primero forjar bien las relaciones entre los personajes y aghhh les prometo q ya en el siguiente capítulo habrá una interacción de perseus y harry media 🤨🏳️‍🌈? JAKWKEJW

nos leemos pronto, lo prometo !!!!