Capítulo 1.7
Steve caminaba con algo de prisa para llegar a la sala de juntas donde al parecer la mayoría de sus compañeros se habían juntado sin decirle nada.
Cuando entro solo vio a Hill, Bucky y a Tony.
—Capitán lo estábamos esperando.— Hill se paró y se acercó a la pantalla.
—Creo que necesitan darme más información, ¿No lo cree?— Miró de una mala manera a Hill.
—Capi-paleta, que son esos modales.— Dijo Tony algo sorprendido por la actitud de este.
—Creo, que es de más mala educación que todos se junten y no hayan solicitado mi presencia.— Bucky sólo lo miraba con pena, mientras que Tony trataba de calmarse y no meterle un golpe a su compañero. Pero tenía todo el derecho de estar así, no está enterado ni de la mitad del asunto.
—Y por eso está aquí. Hoy a Tony le llegó una carta, a resumidas cuentas decían que Hannia está viva, que ha cambiado mucho y que está en algún punto de América y que no temen a matarla a menos de que les demos la gema de la mente.— Steve la miro confundido.
—¿Por qué ahora? Casi 20 años después, no tiene sentido.—Miró a su directora tratando que le dé más información.
—Quizás encontraron algo más valioso, y necesitan la gema para llevarlo a otro nivel. El profesor dijo que quizás sea algún mutante, con una habilidad especial.— Tony miraba la pantalla de su celular viendo la foto que tenía con una pequeña.
—¿Dieron algún límite de tiempo?
—Un mes y medio, aunque el agente Ross insisten que quizás tengamos más tiempo.— Hill aún seguía viendo aquella carpeta con la foto de la niña.
—¿No entiendo?
—Ni nosotros, pero dijo que para que darnos una pista de su ubicación, si podríamos dar con ella y rescatarla, entonces dice que quizás no la tengan y que escapó, pero está en un margen.— Bucky hablaba por primera vez mirando a su amigo algo preocupado.
—Vamos a iniciar una misión especial, ¿no?— Pregunto el rubio sabiendo el procedimiento.
—Tengo que hablarlo con Pepper, han pasado casi 20 años, tengo que ver también otros asuntos.— Se refiere a la parte de su vida que siguió después de ese suceso tan lamentable.
—¡¿Tony cómo puedes decir eso! Es tu hija— Gritó Steve desesperado al ver que su amigo tenía la idea de dejar morir a su hija.
—¡Si Steve lo sé, pero te recuerdo que aún así seguí con mi vida. También tengo otros hijos!
—Basta, que aquí también existe otra persona que tiene que hablar sobre esto.— Steve pensó que María de refieran a Pepper...
—Bien, hagan lo que quieran.
Steve salió rápido del lugar, estaba enojado y necesitaba calmarse.
—Bien creo que esto va a ser más difícil de lo que pensé.—Tony se recargo en la silla de su asiento mientras se cubría los ojos.
—¿En serio la dejarías morir?— Hablo Bucky sorprendió por las palabras antes dichas por su compañero. Stark le regaló una mala mirada.
—Claro que no mapache, pero tengo que hablar con los niños, además no puedo hacerle esto a ella.— Rápido bajo su vista a la mesa donde estaba una foto de dos niñas juntas en lo que parecía ser un cumpleaños.
—Pues eres un gran actor.— Bucky ahora se sentía mal por pensar así de Tony.
—Por supuesto que lo soy. Yo soy grande en todo.— Alardeó mientras se ponía de pie.
—Hasta en lo idiota.— Hill le regaló una sonrisa, haciendo reír al sargento y haciendo que Tony saliera del salón algo malhumorado.
—No te digo nada sólo porque eres mi jefa.
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—¡Hermana!— El de cabellos blancos tomó a la chica por la cintura mientras la levantaba para darle vuelta.
—Pietro, basta.— Río mientras se sostenía de su hermano.
—Yo también quiero un saludo.— El platinado hizo un pequeño puchero.
—Ven Peter.— Cuando Pietro la soltó abrió los brazos para que se acercará su medio hermano.
—Hace tiempo que no te dejabas ver.— Soltó a su hermana mientras que tomaba asiento junto a su padre.
—No podíamos salir, teníamos que asegurarnos que la mafia aquella quedará destruída.— Habló mientras se acercaba a Visión y lo tomaba de la mano.
—Como siempre demostrando el poder de un Lehnsherr.
—¿Nunca cambiarán verdad?— Preguntó el profesor.
—No.— Le contestaron la familia completa a la vez.
—¿Dónde están los niños? Hace mucho que no los veo.— Justo en eso aparecieron dos ráfagas una de color verde y otra blanca.
—¿Alguien llamó a los sobrinos más lindos del mundo?— El más alto de los dos hermanos movía sus blancos cabellos de una manera coqueta.
—Oh los más tranquilos del lugar.— El chico de cabellos castaños hacía una pose como si fuera un ángel.
—Lucas, Blas como han crecido.— Los chicos se acercaron a saludar a su tía.
—Gracias tía, sabemos que somos geniales.— El de cabellos blancos, Lucas alardeó mientras se sentaba a la par de su padre Pietro.
—Son unos pillos, solo saben hacer maldades.— Su abuelo parecía estar enfadado, pero era algo imposible.
—Lo aprendieron del padre.— Visión recordó todas las broma que Pietro trataba de hacerle.
—Así es, del más idiota.— Peter molestando a su hermano a más no poder.
Siguieron hablando lo que quedaba de la noche, estaban a punto de pasar cosas importantes y lo mejor es que la familia esté reunida.
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Era ya casi medianoche cuando Steve regresó al departamento que tenía en la base, desde la desaparición de la hija de Tony pensó que lo mejor era estar en aquel lugar, para proteger a su familia.
Las luces de la sala y comedor estaban apagadas pero parecía que alguien estaba en la cocina.
—¿Alguien en casa?— No era de extrañar que a veces estuviera solo.
—No.— Cuando entro a la cocina vio a un joven de cabellos rubios y tenía los mismos ojos que él. Que estaba cenando.
—¿Dónde están ella?— Se puso a su lado.
—Lo más probable es que Brooke salió de fiesta con su amiga y Sharon no lo sé, quizás en una misión, salió en la mañana con su maleta.— Al chico de verdad le daba pena su familia.
—Blake... Yo.— Trato de hablar Steve a él también le dolía la situación en que estaba su familia, siendo él el culpable de todo aquello. O bueno él así se sentía.
—No pasa nada papá, lo entiendo, mañana hablaré con Brooke para que no siga a Stark, estaremos bien.— Dejó una leve palmada en su hombro y salió de la cocina dejando solo a Steve.
Sólo, desde hace mucho tiempo que se siente así...
No sabía en qué punto su vida se había ido a la mierda de esa manera, o quizás sí lo sabía, pero no quería entenderlo, no quería verlo, no podía aceptarlo, sabía a la perfección el momento clave en dónde todo dió un giro y no supo cómo pararlo, mentira tras mentira, fueron creando la bola de nieve con la que cargaba.
Todos dentro del cuartel sabía lo tan pésima que estaba su situación, pero la gente de afuera solo ven la "linda" fachada que se ha encargado de crear.
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Blake estaba en su cuarto, le dolía la situación en la que su familia había caído.
O eso sentía él, aunque para ser exactos, Blake no sabe en qué momento dejó de tenerle ese cariño a su madre, siempre la llamaba por su nombre y no nos olvidemos que también estaba perdiendo a su hermana.
Por mucho tiempo estuvo bajo su cuidado, cuando sus padres no estaban (casi siempre) el y la tía Pepper se encargaban de Brooke, quizás pasar demasiado tiempo con los Stark le afectó demasiado a su hermana.
Su cabeza daba vueltas necesitaba dormir, pero su celular sonó, no quiso contestar pero cualquier cosa era mejor que estar en aquel "hogar" así que lo tomó, era un mensaje de su gran amigo, diciendo que si quería ir afuera a platicar.
Le dijo que sí, rápidamente se abrió un portal frente a él dejando ver la azotea del lugar y a varios de sus amigos, rápido tomó su sudadera y salió.
—¿No tenías prohibido usar eso?— Dio la vuelta esperando a que se cerrara el portal para ver a una chica un poco más alta que él, de cabellos rubios y ojos verdes.
—Mamá me lo dió, dijo que saliera, que papá quería hablar con ella.— Ya los dos se acercaron a los otros 3 que estaban sentados comiendo chucherías.
—El tío Stephen y sus secretos sobre el tiempo.— Soltó una pequeña sonrisa al recordar cómo lo veía siempre de prisa para tratar de proteger el santuario.
—No sé, se notaba preocupado, cuando llegue hoy del entrenamiento, mamá ni me dejó verlo. Nunca hace eso.— La chica se sentó junto a su pareja o el que sería su próxima pareja nunca lo han confirmado, Oliver.
—Mis padres estaban igual, hasta llamaron a Cassy encerrándose en el laboratorio de mamá.— Oliver tenía levemente las cejas juntas como si se sintiera confuso pero luego pareció que le dió igual ya tenía de vuelta su sonrisa. Era de cabellos oscuros como su madre y de ojos verdes como sus padres.
—Es verdad, papá no salió del taller y bueno mamá estaba más preocupada buscando a Morgan.— El chico de cabellos castaños y ojos obscuros miro a Blake como si quisiera decirle algo.
—Si Finnick las ví salir juntas no te preocupes. Si Morgan no se sabe cuidar, Brooke si lo hará.— Le regaló una sonrisa tratando de calmarlo, era el último chico en nacer después de él siguieron las hermanas de los dos, aunque Finnick y Morgan solo se llevarán un año, Finnick demostraba ser mucho más chico y más tímido que Morgan.
—Ventajas de no tener a nadie.— Hablo con suma tranquilidad el moreno mientras se echaba unas palomitas a la boca.
—Vamos que está bien que no te preocupas pero y ¿el cariño?— Jhoana hablo mientras se separaba de Oliver para acercarse a la mesa y mirar con más detenimiento a su amigo.
—Ya tengo mucho sentimiento tratando con ustedes, no necesito más.—Todos rieron por el tono algo sarcástico que uso.
—¿Pero qué dices si somos de lo más tranquilos?— Se quejo Finnick mientras le aventaba comida.
—Si, hombre que nosotros somos tus buenos hermanos.— Oliver se le unió a Finnick.
—Chicos la comida por favor.— Blake tomó un tazón con papas para evitar que estás quedarán en el suelo.
—Vamos chico, que no seas igual que aburrido que tú padre.— Riley le aventaba de las cosas que aún tenía encima.
—Que no lo soy, pero con la comida no se juega.— Hablo con esas típica voz de líder, que caracterizaba a los Rogers.
—Ni jugar con la muerte, el tiempo, los poderes. Vaya qué pesado eres.— Jhoana se unió la pequeña guerra de comida que habían hecho.
—Pero si son tontos.— Blake se trataba de cubrir la cara con el tazón.
—Pero somos tus tontitos.— Y ahí estaba aquella mirada que Oliver había heredado de su padre. En la base era de las mejores historias, la cara del Scott al ver a todos los héroes siempre era la misma. No importa cuánto tiempo ha pasado él y su hijo siempre usaban esa misma cara cuando veían a todos.
—Lo son.—Dijo cuando vio que la guerra había acabado.
—Haaaa. ¡Abrazo grupal!— Dijo la chica mientras se levantaba y empujaba a Oliver para que la siguiera.
—No basta.—Blake se hizo hasta atrás en la silla de playa en la que estaba.
—Demasiado tarde.— Tanto Finnick como Riley ya estaban de pie.
Todos se echaron encima del rubio con ojos azules.
Quizás la familia de todos estaba un poco rota, quizás habían perdido a muchos otros familiares, pero sabían que entre ellos se tenían y no necesitaban más.
Solo bastaban ellos 5 para sentirse como la verdadera familia que intentaban aparentar frente al público.
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