(12)
Cha Woobin revisa su atuendo por séptima vez consecutiva en los últimos diez minutos. Aprecia con detenimiento su traje, en distintos ángulos y poses hasta que no puede detectar nada que le resulte estéticamente negativo para su imagen
No se vería demasiado formal, ¿verdad?
Kim Taehyung no parecía disfrutar en absoluto de las cosas ostentosas y él no quería reflejar en su persona algo que le resultara desagradable al Omega.
- ¿Cómo me veo? - Se gira a su asistente con una sonrisa, esperando su aprobación con el atuendo y pronto los ojos de Yongeul se posan sobre él, gélidos y cortantes como el mismísimo hielo.
- Fascinante, señor. - Él le asegura sin el más mínimo apice de emoción, su presencia de pie en medio de la habitación siendo similar al iceberg que sumergió al fondo del mar al colosal Titanic.
- La verdad, Eun Yongeul. - Pide, con la expresión cargada de seriedad y ambas manos en la cintura.
- Sencillamente fascinante, señor. - Vuelve a confirmar, haciendo suspirar al Alfa.- Si usted quiere escuchar otra opinión de mi parte, no importa lo que le diga, mi respuesta siempre le resultará insatisfactoria. - El Omega espetó y las cejas de Woobin se alzaron ante lo que decía. - No sería mucho más adecuado preguntarme ¿Crees que le guste mi atuendo a Kim Taehyung? - El Alfa rodó los ojos.
- ¿Crees que le guste mi atuendo a Taehyung-ssi? - Enunció la pregunta, obteniendo la mirada inexpresiva de su asistente sobre sí mismo.
- Para nada, señor. - Woobin bufó.
- Gracias por tu sinceridad. - Murmuró con acidez, aflojando ligeramente el nudo de su corbata.
- Para eso me paga. - El Alfa se giró a mirarlo con cejas fruncidas, sin poder creer lo que escuchaba. - ¿Qué me dará a cambio si le hago ganar un par de puntos con Kim Taehyung? - El Omega cuestionó, obteniendo con aquellas palabras la atención inmediata de su jefe.
- ¿Qué quieres a cambio? - Woobin preguntó en su lugar, acercándose a él y pronto aquellos ojos fríos y rasgados enfrentaron los suyos.
- Sería muy amable de su parte conseguirme otro par de entradas para la Ópera. Me encantaría ver la función del próximo fin de semana. - Yongeul pidió, viendo a su jefe rodar los ojos infantilmente.
- Ni siquiera te gusta la Ópera. - Refutó.
- Pero a la persona que tengo pensado invitar sí. - Él dijo, observando impasiblemente como las cejas del Alfa se alzaban, dejando ir un jadeo totalmente fingido.
- ¿Me estás usando para agradarle a tu cita? - Woobin preguntó, mostrándose ofendido y frente a él, Yongeul alzó una de sus cejas.
- Como si usted estuviera haciendo lo contrario. - Espetó. La mirada de Woobin fue a él, mostrándose seria antes de que una sonrisa rompiera con su tensa expresión.
Eun Yongeul era, por así decirlo, lo más cercano a una pequeña y ligeramente humanizada versión de un psicópata. Era sincero al límite que rozaba la crueldad, en pocas ocasiones lo había visto mostrar atisbos de la más simple emoción y era un experto de la manipulación que tenía a todos en las palmas de sus pequeñas manos.
- En ocasiones olvido lo directo que puedes llegar a ser a veces, Yongeul-ssi.- El Alfa dijo, dando un par de pasos hasta quedar frente a él. - Tenemos un trato. Hazme lucir como alguien a quien a Taehyung le llamaría la atención. - Pidió y se congeló en el lugar cuando sintió los dedos de su asistente hundirse en su cabello. - Espera, ¿qué crees que estás...?
- Señor. - Yongeul llamó, obteniendo la atención de su jefe y sacándole un pequeño quejido cuando usó su agarre en el cabello del Alfa para bajar aún más su cabeza hasta lograr que sus rostros se enfrentaran. - No me cuestione. - Le dijo, más que una petición sus palabras sonando como una orden.
- Tienes tanta maldita suerte que no pueda despedirte sin darle un par de buenos motivos a mi padre. - El Alfa le aseguró, apretando la mandíbula cuando el Omega desbarató todo su peinado, acomodando su cabello como estimaba conveniente. - ¡Ows! ¡Cuidado!
Los dedos de Yongeul abandonaron su cabello, esta vez deslizándose hasta su corbata que fue arrebatada de su cuello en un rápido movimiento. Desató los dos primeros botones de su camisa, acomodándola para luego ir a su traje.
- ¿Estás seguro de que le gustará? - Murmuró dudoso y algo brilló en los ojos del Omega. Woobin observó sus irises, de un profundo azul oscuro, un color tan raro en un país donde predominaba el café y el negro. - En serio me gusta mucho y quiero darle una buena impresión. - Admitió, fijándose en la expresión neutra del Omega frente a él, que lo observaba fijamente, como si estuviera congelado, su pecho sin moverse como si...
- Espera, ¿por qué no estás respirando? - Woobin preguntó, viendo a su asistente apartarse de su espacio antes de decir.
- Asegúrese de llevar a Kim Taehyung a un lugar donde él disfrute. Ambos sabemos que los restaurantes caros no son lo suyo así que mejor pregúntele donde desea ir antes de tomar una decisión por su cuenta. - Yongeul le dijo, con la expresión impasible y el tono imposiblemente normal como si no hubiera estado conteniendo la respiración hace unos segundos. - En las citas a ciegas siempre hay una parte que no está interesada y en su caso, ese sería Taehyung-ssi. Así que debe de esforzarse y crear cierta expectativa para que él desee conocerlo por su cuenta y no solo para satisfacer los deseos de sus padres. - Woobin parpadeó atónito.
- Está bien. - Dijo en comprensión, su atención sobre el Omega que lo observaba con algo parecido al reproche en su mirada ¿O era odio? - ¿Algo más? - Preguntó curioso, viendo al menor asentir.
- No hable de negocios con él. Sin importar qué tan nervioso esté y que eso sea la única cosa que se le ocurra decir. - Woobin se sonrojó ligeramente al verse descubierto. - Y sea usted mismo. A nadie le interesa salir con un Alfa prefecto. - Dicho Alfa asintió, la curiosidad picando su pecho cuando preguntó.
- ¿Ni siquiera a ti? - Murmuró curioso, viendo a su asistente fruncir las cejas, elevando el mentón y luciendo imposiblemente soberbio ante sus ojos, la mirada de irises azules siendo gélida como el hielo mismo.
- A usted no debe importarle mi vida personal, señor. Con todo el respeto, céntrese en la suya. - Masculló y Oh, ¿eso era enojo lo que percibía? Cha Woobin iba a presionar un poco más para ver si podía sacar algo más de esa reservada personalidad a la superficie.
- Me dices que sea yo mismo pero tú estás yendo a la Ópera cuando la detestas para complacer a otra persona. - Exhibió los hechos como buenamente podía, solo para ver la expresión impasible de su asistente cambiar por otra de asombro. Más, él quería ver más humanidad en esos ojos. - Entonces, ¿no estarías siendo demasiado hipócrita al decirme esas cosas, Yongeul-ah? - Cuestionó. - Somos seres humanos, está en nuestro ADN formar familias y tener relaciones. Ser parte de algo más que nosotros mismos, pero tú siempre estás tan solo ¿No será esa la razón por la que eres una pequeña cosita insoportable y de mal genio que se cree el ombligo al mundo? - Los ojos azules perdieron aquel brillo que Woobin vio encandecer durante un par de segundos, volviéndose dos pozos sin fondo.
- Espero que la vaya pésimo en su cita, señor. - Yongeul le dijo, de nuevo con ese tono de voz bajo y cortante mientras se inclinaba a tomar los papeles de encima de su escritorio. - Que tenga el peor de los días . - Le deseó y el Alfa suspiró. Bien, quizás se había pasado un poquito intentado ver emociones en un cascarón vacío.
Media hora después, Cha Woobin observó con el aliento retenido a Kim Taehyung acercarse a él, sonriéndole poquito y algo forzado. Las palabras de su asistente se mantuvieron flotando en su mente y pronto tuvo la mirada sorprendida del Omega sobre él, obteniendo una sonrisita ladeada.
- Es un buen cambio de imagen.- Taehyung halagó, viendo las mejillas del Alfa sonrojarse poquito. - Y bien, ¿dónde quieres ir? - El Omega preguntó y Woobin vio el espejismo de Yongeul a su lado recordándole.
"Asegúrese de llevarlo a un lugar donde él disfrute, así que mejor pregúntele donde desea ir antes de tomar una decisión por su cuenta."
- ¿Dónde quieres ir? - Preguntó en su lugar y el Omega lo miró ligeramente sorprendido antes de decirle.
- Hay un lugar por aquí cerca donde venden las mejores hamburguesas. - Aseguró, la emoción apoderándose de su voz. - Tenía pensado ir luego de que terminara la cita a ciegas, pero si vamos allí comemos y puedo matar a dos pájaros de un tiro. - Admitió, viendo al Alfa asentir de acuerdo.
- Claro, hagamos eso. - Cedió, obteniendo una sonrisa por su respuesta y a pesar de que le habían deseado una pésima cita, esta parecía la mejor de todas. - ¿Hay algo más que quieras hacer? - Taehyung asintió.
- ¿No te molesta si pido una ración para llevar? Quiero que Jungk...- El Omega frenó en seco su decir, negando con la cabeza y preguntando en su lugar. - ¿Sería un problema? - El Alfa negó.
- Para nada.- Aseguró, siguiendo al Omega hasta el lugar en cuestión y al culminar el día, Cha Woobin tenía una sonrisa boba pegada a la cara.
Kim Taehyung le había sonreído bonito en más de una ocasión y para él, que estaba acostumbrado a las sonrisas tensas del Omega, era más que un logro. Por lo que, respetando el acuerdo que había hecho unas horas antes, caminó por los pasillos poco concurridos de su empresa con las dos entradas para la dichosa Ópera que Yongeul había pedido a cambio de su ayuda.
- ¿Haciendo horas extras, presidente Cha? - Una voz le preguntó y Woobin se detuvo en su camino al elevador, observando a Jiah de recursos humanos avanzar hasta él, el sonido de sus tacones resonando en el lugar. - Ya casi todos nos hemos ido a casa. - Contó y no. No estaba allí para hacer horas extras sino para entregarle su parte al Omega que normalmente sí las hacía.
- Vine a entregarle algo a Yongeul-ssi. - Contó, no teniendo tiempo de acercarse al elevador cuando ella advirtió.
- Pero él ya se fue a casa hace unas horas. - Ella le contó y él alzó las cejas curioso.- Si es algo importante, yo puedo llevárselo. Vivimos en el mismo bloque de apartamentos. - El Alfa presionó sus labios juntos pero asintió.
- Por favor, entrégale estas entradas. - La mujer las recibió con una sonrisa. - Son para la Ópera. - Añadió, sopesando sus próximas palabras para que les permitiera obtener algo de información con la chica a la que Yongeul era cercano. - Son para su cita. - Él dijo, esperando una reacción y ella sólo se rió.
- Más que una cita es una fiesta de cumpleaños. El papá de Yongeul-ah cumple años este fin de semana y él quería llevarlo a la Ópera como regalo. Ese viejo Alfa adora ir allí, así que Yongeul-ah siempre lo está molestando a usted para que le consiga entradas. - Ella confesó animadamente y él no tuvo tiempo de contenerse a sí mismo de decir.
- Creí que estaba saliendo con alguien.- Jiah mantuvo la expresión estupefacta un segundo antes de bufar una risa.
- Vamos, como va a salir con alguien si él está enamorado de u...- La oración se cortó a la mitad, justo como había sucedido con Taehyung hace unas horas y la curiosidad en el Alfa aumentó cuando ella sólo se despidió, reverenciando ante él.
Eun Yongeul, ¿enamorado? ¿Esa cosa pequeña y malhumorada sonrojándose y comportándose adorablemente por otra persona?
- Quien lo diría. - Murmuró para sí mismo, regresando a la salida con pasos lentos. - Me pregunto que tipo de persona llamó la atención de esa pequeña bestia de bolsillo.
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- ¿A la Ópera? - Desde su lugar, desparramado en el sofá, Jeon Jungkook preguntó con una sonrisa. - Ese hombre ama la Ópera, le encantará el regalo. - Al otro lado del auricular, el Omega sonrió con suficiencia.
- Lo sé. - Murmuró orgulloso. - Por algo soy su hijo favorito. - Jungkook se rió al oírlo.
- Yongeul-ah, eres su único hijo.- El Alfa murmuró, escuchando al Omega chasquear la lengua ante lo que le decía. - ¿La tía Minah hará pastel? Por favor que sea de chocolate. - Hubo en silencio en el auricular. Jungkook escuchó al Omega preguntar algo en voz alta y esperó con una sonrisita hasta que lo oyó decir.
- Dice que papá ya no puede comer chocolate por su presión, pero que aún así te hará uno de chocolate para que te lo lleves a casa. - Jungkook dejó ir un sonidito contento y escuchó a Yongeul bufar. - Bastardo con suerte. Eres afortunado de que mi mamá te quiera tanto. - El Alfa rió.
- ¿Qué puedo decir? Soy el hijo Alfa que nunca tuvo. - Murmuró contento y pronto escuchó a Yongeul bufar. - Soy su favorito porque tengo mejor carácter que tú. - Añadió y podía fácilmente imaginarse al Omega rodando los ojos.
- No eres el favorito de nadie, solo eres mi antiguo vecinito molesto. - El Omega refutó y Jungkook recordaba fácilmente su infancia, en la que todos los niños de su vecindario temían a un diminuto Yongeul de seis años a quien él encontraba sumamente adorable. - Aunque es mi culpa por haberte dejado entrar a mi casa. - Jungkook sonrió amplio.
- Admítelo, me amas y nuestros hijos serán mejores amigos para siempre y yo le contaré cómo aterrorizabas a los niños del vecindario y yo tenía que jugar contigo porque nadie más quería hacerlo. - Al otro lado de la línea, Yongeul jadeó, diciéndole con la voz aguda.
- ¡Bastardo, no saques a flote mi pasado oscuro! - Él prácticamente chilló y Jungkook se rió, su risa aumentado más cuando escuchó a la madre del Omega regañarlo. - Que sepas que te odio con la vida. - El Alfa rodó los ojos.
- Ambos sabemos que no lo haces. - Aseguró, pronto oyendo a su amigo suspirar.
- Por cierto, si ves a Namjoon y Hoseok, asegúrate de preguntarle si este año se mantiene la visita a la casa del lago. - Yongeul recordó. - Mirae me pidió que les preguntara si íbamos a alquilar para ir, así que asegúrate de hacer un tiempo de tu estresante carrera y venir, ¿de acuerdo? - Pidió.
- Okay. - Jungkook aseguró, sopesando su próxima pregunta. - ¿Puedo llevar a alguien? - La línea se mantuvo en silencio durante unos segundos.
- ¿Puedo saber quién es este alguien? - Yongeul preguntó y Jungkook podía sentir la sonrisa en su voz juguetona. - Nunca llevas a nadie cuando vamos al lago ¿Es tan especial? - Jungkook rodó los ojos.
- Solo es un amigo.
- Mhmm, si tú lo dices. - El Omega dijo, con la voz cargada de sospecha. - Espero con ansias conocer a este amigo tuyo. - Confesó. - ¿Este alguien tiene un nombre? - Jungkook sintió sus mejillas calientes cuando respondió.
- Taehyung. - Contó y al otro lado de la línea Yongeul perdió la sonrisa de su rostro, aquel nombre avivando ciertos recuerdos.
- Un nombre popular. - Fue todo lo que dijo, no tardando en añadir. - Hablamos luego, ¿bien? Asegúrate de recordarle lo que te dije a los chicos, ¿entendido?
- ¡Sí, señor! - Yongeul sonrió.
- Nos vemos luego, Jungkook-ah. Te quiero. - El Alfa sonrió.
- Y yo a ti. Dale saludos a tus papás. - Con la promesa asegurada de que sus saludos iban a ser dados, Jungkook terminó la llamada justo a tiempo para escuchar la puerta de su apartamento sonar con aquel toque característico.
Se levantó del sofá en un rápido movimiento, dejando su teléfono sobre la mesita en el centro antes de trotar hasta la puerta. Jungkook acomodó su cabello un poco, revisando su ropa antes de girar el pomo de la puerta y no tuvo tiempo de saludar porque pronto un par de brazos rodearon su cuello y unos labios suaves se presionaron sobre los suyos.
- Buenas noches. - Taehyung saludó y Jungkook llevó las manos a las caderas del Omega para acariciar poquito. - Me dijeron que aquí vivía un Alfa demasiado apuesto y quería venir a invitarlo a mi apartamento para darle algo. - Las cejas de dicho Alfa demasiado apuesto se alzaron en curiosidad y Taehyung no se contuvo a sí mismo de dejar otro beso en su boca. - Te traje la mejor hamburguesa que vas a comer en tu vida, pero solo lo será si la comes conmigo en mi apartamento. - Jungkook se rió.
- ¿Es así? - Taehyung asintió solamente. - ¿Saliste con tus amigos hoy? - El Alfa preguntó curiosos y quizás no debería estar haciendo este tipo de preguntas, porque pronto vio la expresión contenta del Omega vacilar un poco, más aún así no tuvo reparos en responder.
- Algo así. - Taehyung confesó, encogiéndose de hombros. - Mi papá es demasiado molesto en estos últimos días y salir con este "amigo" suyo es una de las formas de mantenerlo tranquilo. - Aseguró. Las cejas del Alfa se fruncieron.
- No tienes que hacer algo que no quieres. - Taehyung sonrió triste hacia él, yendo a dejar un besito en la mejilla del Alfa.
- Ojalá las cosas fueran tan fáciles. - Fue todo lo que dijo y Jungkook no se atrevió a preguntar más. - Entonces, ¿quieres ir? ¿O estás ocupado ahora mismo? ¿Ya comiste?
- Sí, no, no. - Respondió en orden sus preguntas, haciendo al Omega reírse.- Me gustaría ir aunque admito que esa hamburguesa no me resulta demasiado atractiva ¿No hay algo más en el menú? - Preguntó, viendo al Omega sonreírle con las mejillas rojas, sus dedos acariciando la piel de la nuca del Alfa.
- Tenemos un nuevo menú en la casa, caballero. Si le interesa puedo darle una corta pero jugosa referencia sobre el plato principal. - Murmuró, siguiéndole el juego y avanzando hacia el frente con el Alfa hasta que estuvieron resguardados en la privacidad del apartamento.
- ¿Sí? - Jungkook murmuró sobre su boca y Taehyung adoró en silencio el tono bajo y ronco de su voz. - ¿Cuál es el plato principal? - El Omega sonrió cómplice.
- Kim Taehyung. - Contó y vio al Alfa sonreír amplio, el gesto achinando aún más sus ojos.
- Se escucha delicioso.
- Lo está. - Confirmó, haciendo reír al Alfa por la seguridad que bañaba sus palabras.
- Que remedio. Si tiene tan buenas referencias... -
Jungkook inició, llevando las manos a su muslos para alzarlo y Taehyung pronto envolvió sus piernas alrededor de las caderas del pelinegro, sujetándose de su cuello y apoyando su frente en la del Alfa mientras era cargado.
- Tendré que probarlo.
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