Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo III: Los Lujos de Leonardo

La vida de Leonardo era un reflejo de la riqueza en la que había crecido, envuelto en un entorno de privilegios y comodidades que parecían sacados de un cuento de hadas moderno. Su hogar, una majestuosa mansión de estilo francés situada en el distinguido barrio de Recoleta, se erigía como un símbolo de la riqueza y el poder de su familia.

La mansión, con su fachada de piedra caliza, estaba rodeada por jardines meticulosamente cuidados, donde las fuentes ornamentales y las esculturas clásicas añadían un toque de elegancia. Al entrar, uno se encontraba con un vestíbulo adornado con mármol italiano y una escalinata de caracol que ascendía hacia los pisos superiores, iluminada por un impresionante candelabro de cristal de Murano.

La habitación de Leonardo, situada en la planta superior, era un espacio vasto y lujoso. Las paredes estaban cubiertas con papel tapiz de seda, y los muebles, de estilo rococó, habían sido adquiridos en subastas exclusivas en París y Londres. Una cama king size, vestida con sábanas de algodón egipcio de alta densidad, ocupaba el centro del cuarto, flanqueada por mesas de noche de madera oscura con lámparas de cristal tallado.

El armario de Leonardo era un verdadero paraíso de la moda. Contenía trajes hechos a medida de marcas como Brioni y Tom Ford, camisas de algodón Pima de Hermès y Ermenegildo Zegna, y una colección de zapatos de cuero artesanal de John Lobb y Berluti. Para ocasiones especiales, tenía un surtido de corbatas de seda de Charvet y relojes de lujo, Leonardo poseía una impresionante colección de relojes, cuidadosamente dispuestos en una vitrina de cristal con iluminación interna. Entre ellos, destacaban un Patek Philippe Nautilus, un Audemars Piguet Royal Oak y un Rolex Submariner, cada uno representando una mezcla perfecta de ingeniería de precisión y estética elegante.

La vida diaria en la mansión estaba llena de comodidades. Un equipo de personal doméstico se encargaba de todas las tareas, desde la limpieza y el mantenimiento hasta la preparación de elaboradas comidas gourmet. Las mañanas de Leonardo comenzaban con un desayuno servido en el comedor principal, donde el aroma del café recién hecho y los croissants calientes llenaban el aire. Las paredes del comedor estaban adornadas con obras de arte originales, incluyendo piezas de artistas renombrados como Botero y Chagall.

El padre de Leonardo, el influyente empresario detrás de DOTA, también era un apasionado coleccionista de arte. En el salón principal, se exhibían retratos y escenas históricas que capturaban momentos clave de la evolución del transporte público en Buenos Aires. Entre estas obras destacaba un gran óleo titulado "El primer colectivo de Buenos Aires", una representación nostálgica de los inicios de la compañía que la familia había fundado y expandido con éxito.

Los pasatiempos de Leonardo también reflejaban su estilo de vida lujoso. En su tiempo libre, disfrutaba de nadar en la piscina climatizada de la mansión, rodeada de columnas de mármol y plantas tropicales.

Los pasatiempos de Leonardo también reflejaban su estilo de vida lujoso. En su tiempo libre, disfrutaba de nadar en la piscina climatizada de la mansión, una obra de arte arquitectónica rodeada de columnas de mármol tallado a mano y exuberantes plantas tropicales que creaban un oasis privado de serenidad. La piscina, con su agua cristalina y cálida, se extendía bajo un techo retráctil de vidrio que permitía nadar tanto bajo el sol brillante como bajo las estrellas titilantes de la noche.

Leonardo, con su físico esculpido y atlético, se desplazaba con elegancia en el agua. Sus hombros anchos y su pecho bien definido eran el resultado de años de entrenamiento disciplinado. Los músculos de sus brazos, firmes y tonificados, se destacaban con cada brazada, mientras su abdomen marcado exhibía una simetría casi perfecta de abdominales. Sus piernas, fuertes y bien formadas, impulsaban su cuerpo con fuerza y precisión, reflejando la dedicación a su rutina de ejercicios.

Después de nadar, Leonardo solía pasar horas en su sala de música, un espacio diseñado para la indulgencia auditiva y visual. Las paredes estaban revestidas con paneles de madera de roble oscuro, que absorbían el sonido y mejoraban la acústica, mientras que los estantes estaban repletos de vinilos raros y valiosos, organizados meticulosamente por género y época. En el centro de la sala, un piano Steinway de cola, brillante y majestuoso, esperaba bajo la luz suave de una lámpara art déco.

Leonardo se sentaba en el banco de terciopelo del piano, con su postura erguida y relajada. Sus manos, fuertes pero ágiles, se deslizaban con facilidad por las teclas, recreando algunas melodías de Maurice Ravel o Claude Debussy que llenaban el aire con una mezcla de nostalgia y contemporaneidad. Su capacidad para perderse en la música, combinada con el lujo que lo rodeaba, hacía de estos momentos una extensión perfecta de su vida ostentosa y sofisticada.

En cuanto a sus desplazamientos, Leonardo tenía a su disposición una flota de autos de lujo, incluyendo un Mercedes-Benz S-Class y un Aston Martin DB11. Sin embargo, a pesar de todas estas riquezas y comodidades, Leonardo empezaba a sentir que había más en la vida que lo que su entorno privilegiado le ofrecía. Su reciente encuentro con Lucas había despertado en él una curiosidad y un deseo de explorar más allá de los confines de su mundo dorado.

Así, mientras disfrutaba de los lujos que lo rodeaban, Leonardo comenzaba a contemplar la posibilidad de encontrar un significado más profundo y auténtico en su vida, un camino que lo llevara a descubrir quién era realmente y qué deseaba en lo más íntimo de su ser.

Aquella noche, mientras Leonardo tocaba el piano, se dejó llevar por las melodías que fluían de sus dedos, creando una atmósfera de calma y belleza en su lujosa sala de música. El brillo del Steinway de cola reflejaba la suave luz de la lámpara art déco, y las notas llenaban el espacio revestido de roble oscuro con una resonancia cálida y envolvente.

De repente, una vibración interrumpió la armonía. Leonardo frunció el ceño ligeramente, sacando su teléfono del bolsillo. Una notificación iluminaba la pantalla: lo habían agregado a un grupo de chat universitario. Con curiosidad y una pizca de molestia por la interrupción, abrió la aplicación y comenzó a leer los mensajes que se acumulaban rápidamente.

Al revisar la lista de participantes, su mirada se detuvo en un nombre: Lucas. Un antiguo conocido, cuya presencia en el grupo provocó un torrente de pensamientos en Leonardo. No estaba seguro de cómo había llegado hasta allí, pero la decisión fue instantánea y firme. Sin perder un segundo, abrió el contacto de Lucas y escribió un mensaje directo a su número personal.

"Hola Lucas, te he sacado del grupo de universitarios."

Leonardo apretó enviar, sus dedos aún temblando ligeramente por la mezcla de emoción y determinación. Mientras esperaba una respuesta, volvió a posar sus manos sobre el piano, pero esta vez, la música que surgió fue más intensa, reflejando la inquietud que ahora teñía el ambiente de su opulenta sala.

Leonardo apenas había dejado el teléfono cuando volvió a vibrar, la respuesta de Lucas llegó rápida y llena de entusiasmo:

"Leonardo, ¡Qué sorpresa! No esperaba que me escribieras directamente, pero me alegra mucho que lo hayas hecho. Me pone muy contento que hayas buscado mi número. Nuestra charla en el campus ayer fue muy interesante, y no puedo olvidar cómo nos conocimos cuando te perdiste en Buenos Aires. Me encantaría seguir conociéndote mejor. ¿Qué te parece si tomamos un café pronto?"

Leonardo leyó el mensaje, sintiendo una mezcla de sorpresa y alivio ante la calidez de las palabras de Lucas. Recordó vívidamente el día en que se había perdido en Buenos Aires, confundido y desorientado entre las calles bulliciosas, y cómo Lucas había aparecido en el momento justo, ofreciéndole ayuda y orientación con una sonrisa amable.

La charla que habían tenido el día anterior en el campus había sido natural y fluida, como si la breve pero intensa experiencia en Buenos Aires hubiera creado un vínculo instantáneo entre ellos. Leonardo sonrió al recordar la amabilidad de Lucas y la conexión que había sentido.

Leonardo apenas terminó de leer la respuesta de Lucas decidió continuar la conversación. Y con una sonrisa dibujada en el rostro, comenzó a teclear un nuevo mensaje:

"Puedo pasarte a buscar mañana a primera hora por tu casa. Sí quieres enviame la ubicación, yo invito, ¿Te parece bien?"

Envió el mensaje y esperó, sintiendo una mezcla de nerviosismo y anticipación. Pero la respuesta de Lucas no tardó en llegar:

"No hace falta que invites, pero claro, me parece una idea divertida. Aquí te mando mi ubicación. Nos vemos mañana, ¡gracias por la invitación! Estoy deseando conocerte mejor, a decir verdad tengo muchas preguntas por hacerte..."

Leonardo, después del mensaje de Lucas, dejó el teléfono a un lado, mientras sus dedos volvieron a deslizarse sobre las teclas del piano, esta vez con una melodía más alegre y optimista. La música llenó la sala, reflejando la emoción y la esperanza de un vínculo que comenzaba a florecer, combinando la elegancia de su vida lujosa con la calidez de las nuevas conexiones.

https://youtu.be/HQw3RlDGUYg

CONTINUARÁ...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro