
43. CREÍBLE - ☆CAPITULO FINAL☆
¡ÚLTIMO CAPÍTULO! Denle muchísimo amor ❤
El año transcurre con una lentitud abrumadora. Cuando llega a su fin, no obstante, me resulta increíble entender que lo peor ya ha quedado atrás.
Nina me visita a diario en el hospital por casi tres semanas, hasta que por fin me permiten regresar a casa, donde me toca quedarme en la cama o en el sillón salvo que necesite ir al baño o que Richie deba llevarme a rehabilitación. Al menos, me siento a gusto. Puedo estar en ropa interior tranquila, comer lo que tenga ganas y trabajar un poco en componer canciones y mejorar las que ya tengo en borrador.
Odio sentir que soy una carga, prácticamente inválida e inútil. Por momentos disfruto de la atención y la devoción de Nina, pero en general me hace sentir culpable. Se supone que es mi secretaria, no mi sirvienta ni mi esclava.
Ella asegura que es el karma por haberme ocultado la verdad durante meses y que ahora le corresponde pasar ese mismo tiempo dándome todo lo mejor de sí. Me desagrada esa forma de ver la situación, sin embargo, si eso le ayuda a quitarse de encima el sentimiento de culpabilidad, no me quejaré mucho.
Las horas se vuelven extensas, aburridas y eternas. Ni hablar de los días y las semanas. Si bien no tener que trabajar es genial porque relaja mi mente, en el fondo hay una voz que piensa en contratos cancelados, en empresas que no volverán a darme oportunidades, en fans decepcionados, en fechas de lanzamiento pospuestas y en lo que las personas podrían decir al respecto, ¿asumirán que conducía ebria o drogada? Espero que no. Richie me ha prometido que sería cuidadoso a la hora de explicar lo ocurrido y el inesperado hiatus de medio año que anunciamos.
Recién a los dos meses del accidente, por fin puedo ver casi con completa normalidad del ojo herido. Creo que voy a necesitar lentes, no me apresuraré con ello. Esperaré hasta el aniversario de lo ocurrido para hacer un examen médico. También más o menos para esta época puedo caminar otra vez, con una pierna todavía vendada y muletas, pero es mejor que nada. Se siente increíble ser capaz de ir de un lado al otro del apartamento sin ayuda de nadie.
Nina me prohíbe salir del hogar salvo que rentemos una silla de ruedas. Y, como me niego rotundamente a ello, debo permanecer encerrada otro mes y medio más. Extraño la playa, el sol e incluso ir a hacer las compras, una ridiculez.
Crest y Nova vienen a visitarnos a menudo, se han hecho muy amigos entre ellos. Él siempre trae cervezas o comida chatarra; ella viene con cristales y amuletos de su madre para mi pronta recuperación. Son muy distintos entre sí, pero es refrescante ver a nuestras amistades de vez en cuando. Semana de por medio nos reunimos los cuatro para jugar videojuegos y hacer karaoke, Richie se une cada tanto y trae actividades más anticuadas, como el Scrabble, Risk o el Pictionary.
Para celebrar cuando se cumplen cuatro meses del accidente, por fin me permiten ir a la playa. Riche nos lleva en coche y hacemos un picnic sobre la arena. No puedo mojarme la pierna aun, pero con solo sentir la brisa marina ya me siento mejor.
Los primeros días de agosto traen consigo el cumpleaños de Nina y, como estoy harta del encierro, convenzo a mi manager de conseguirnos pasajes para pasar tres días en Manhattan y visitar a sus amistades allí, a quienes les pagamos el tren y una habitación en el mismo hotel que nosotras. Es una sorpresa, incluso empaco su maleta en la madrugada muy lentamente mientras ella duerme. Ese fin de semana pasa veloz, colmado de sonrisas y también de libertad. Es un obsequio para ella, aunque también para mí. Lo bueno de ir a una gran ciudad es que hay elevadores en los edificios y que todo está cerca, así que es fácil para mí recorrer algunos espacios incluso con muletas. ¿Lo peor? Me reconocen tres veces en las calles, es incómodo que me vean en mi peor época. ¿Lo mejor? Parece que el sedentarismo me ha ayudado a aumentar de peso lo suficiente como para subir una talla, así que aprovecho a comprar ropa durante el viaje. Shanice y Kaya son muy simpáticas, ojalá volvamos a verlas.
Antes de que comience septiembre ya puedo caminar sola. Me tambaleo un poco, no obstante, recuperar esta clase de libertad es maravilloso. Han pasado seis meses del accidente y ya no siento dolor. Me han quedado marcas en la piel y la visión todavía no es perfecta, pero estoy sumamente agradecida de saber que podré volver a vivir con normalidad. Antes de Navidad pienso hacerme tatuajes que cubran las cicatrices o que jueguen con ellas en sus diseños.
Y hoy, 17 de septiembre, llegó la hora de dar un gran paso... y no justamente con los pies. Estoy nerviosa.
La sala está llena de personas que hablan sin cesar. Según Richie, hay más de cien periodistas de diversos medios de comunicación. La mayoría son independientes, aunque también hay dos de periódicos reconocidos a nivel nacional. Creo que han invitado a Liobe y a otros creadores de contenido online que se especializan en cubrir noticias de la comunidad digital.
En esta conferencia no podrán usar cámaras ni para filmar ni para tomar fotografías, es algo que yo he pedido como condición para hablar frente a los medios. Solo se aceptan grabadoras de audio y materiales para tomar nota. Los presentes han firmado un contrato que estipula que deberán pagar una suma alta a modo de indemnización si rompen esta regla. Se les proveerá a todos la misma serie de imágenes tomadas por un fotógrafo que mi manager ha contratado y que yo seleccionaré.
Nunca hice algo así.
Estoy acostumbrada a grabar videos y a dirigirme a mis fans, pero ¿la prensa? Detesto responder preguntas, participar de entrevistas y esa clase de cosas. Estoy nerviosa, medio año como ermitaña me ha quitado la costumbre de ponerme en el papel de Myre.
—Todo saldrá bien —asegura Nina, y besa mi mejilla detrás del escenario—. Estaremos contigo y contestaremos lo que podamos en tu lugar.
—Lo sé...
—Tenemos también un discurso breve, el listado de temas que sí queremos tocar y aquellos que vamos a evitar a toda costa. Contratamos seguridad y... pues nada. Valentino está en la multitud también para que estés más cómoda. Y si sientes que necesitas hacer una pausa o que se aproxima un ataque de ansiedad, solo le haces un gesto a Richie, que se sentará a tu izquierda, y listo.
—¿Cómo puedes estar tan tranquila? Tú también vas a estar frente a ellos.
—¿Tranquila? ¿Yo? Ni de chiste. Es solo que me guardo una enseñanza útil de cuando estudiaba abogacía: los nervios nos asfixian en el tiempo previo al juicio, los últimos minutos son los peores. Sin embargo, una vez que te ubicas en tu sitio y el evento comienza, pasa tan rápido que no hay tiempo de preocuparse. Lo peor es lo anterior.
—Supongo que tienes razón... —Me rasco la nuca—. ¿Cuánto falta?
—Dos minutos. —Se aproxima y me roba un beso fugaz—. Es para la buena suerte.
Alguien carraspea a mis espaldas. Volteo y me encuentro con Crest, que sonríe de lado.
—¿Listas?
—Sí —respondemos al mismo tiempo.
—Entonces, vamos. Terminemos rápido con esta mierda —el sonidista nos hace un gesto para que lo sigamos. Él se encuentra agitado porque uno de los temas a debatir es el accionar de Enzo, y gran parte del peso de esa conversación recae sobre sus hombros.
Avanzamos por un corredor lateral hasta que alcanzamos la puerta que comunica con el auditorio. Tomo la mano de Nina y la presiono con fuerza por un instante antes de cruzar el umbral.
Apenas nos ven, los invitados guardan silencio y esperan a que nos acomodemos. Sobre el escenario hay una mesa extensa con varias sillas alineadas para cada uno; frente a ellas están los micrófonos, un vaso con agua y un sobre con los papeles para hoy. El murmullo constante del aire acondicionado es el único sonido que oigo, las luces son tan fuertes en comparación que comienzo a sudar. Estoy nerviosa.
"No voy a hablar mucho, solo haré la introducción y luego responderé un par de cosas breves", me recuerdo. "Esto recae casi por completo en Richie".
—Bienvenidos, gracias por venir —saludo al micrófono y me aclaro la garganta—. Espero que puedan escucharme bien. —Hago una pausa—. Como muchos de ustedes ya saben, no me agrada hablar sobre mi vida privada o sobre asuntos que van más allá de la música que hago y rara vez acepto dar entrevistas que no sean por escrito. Pero sé que es importante aclarar ciertas cuestiones que orbitan a mi alrededor desde hace aproximadamente un año y medio. Los temas se han ido acumulando y, por diversos motivos, no he podido contar mi versión de la historia. De las historias —corrijo—. Fue por ello que decidimos organizar este evento, así podremos responder a las cuestiones de mayor importancia una sola vez en lugar de a cada uno de ustedes por separado. —Respiro hondo, mis manos tiemblan un poco—. Tenemos un máximo de dos horas para hablar sobre varios temas y para contestar las preguntas pertinentes a ellos. Les pido por favor, en nombre de mi equipo, que no interrumpan y que aguarden a que se les entregue un micrófono para intervenir; también debo recordarles que no estamos aquí para admitir ni desmentir rumores menores y sinsentido. Si han venido en busca de drama, los invito a retirarse.
Silencio, nadie se pone de pie.
Conforme con esto, Richie toma la palabra. Se presenta con su nombre completo y su rol de manager, así como también algunos otros datos relacionados con su carrera profesional. Luego, se zambulle en el discurso.
—El primer asunto, y el qué más tiempo llevará conversar, es el caso de Wisp, artista al que representé por casi una década —inicia—. Se han confirmado varios crímenes cometidos en los dos años previos a su última presentación pública y será juzgado antes de que acabe el corriente año; lamentablemente, no puedo ofrecerles una fecha exacta todavía. Tampoco prospectos de convicción. El caso está en manos de nuestros abogados y del sistema judicial.
Mi manager se explaya un poco más al respecto de los elementos más técnicos del asunto antes de cederle la palabra a Crest, quien también da una introducción personal antes de retomar el tema.
—Como sonidista que ha trabajado de forma muy cercana tanto con Myre como con Wisp, puedo hablar desde una perspectiva más humana que sé que les interesa —explica—. Para adelantarme a las preguntas que sospecho quieren hacer, voy a admitir que supimos que Wisp consumía sustancias unos cuantos meses antes de que se hicieran las denuncias iniciales. No obstante, y más allá de que Myre, aquí presente, en numerosas ocasiones lo enfrentó al respecto, no éramos conscientes de los abusos que cometía ni sabríamos con seguridad si la influencia de las drogas impulsaba o no sus acciones. Desconocíamos la gravedad del asunto. —Toma aire y lo suelta con extrema lentitud—. Considero a Wisp, sobrio y limpio de sustancias, como a un amigo. Sé que esto puede ser sacado de contexto en mi contra, pero no mentiré al respecto. He estado a su lado en sus peores momentos y puedo asegurar que no es el monstruo sin corazón que las acusaciones indican. Ha cometido crímenes que deben ser condenados, dañó a muchas personas en su autodestrucción y eso es imperdonable. No voy a justificarlo ni a defenderlo, pero voy a recordarles que es un ser humano que creció y se formó en circunstancias complicadas, y que hay en él mucho más que esto que discutimos hoy. No ahondaré en su vida privada, pero si ustedes han conocido a una persona adicta o han padecido una adicción, son conscientes de lo que ello conlleva, de los obstáculos, de las consecuencias, de los efectos secundarios y de cada pesadilla que puede causar. Nuestro deseo para él, y creo que hablo por todos en el equipo, es que salga por completo de la adicción, que cumpla con la condena por sus crímenes, que reciba ayuda médica y psicológica para afrontar lo ocurrido y que pueda recibir una segunda oportunidad, a su debido tiempo, de vivir en libertad y perseguir la felicidad. Con eso, quiero dar por cerrado este tema y pasarle la palabra a Nina.
Ella habla más bajo que los demás, al menos en sus primeras oraciones de presentación. Tímida, incómoda hasta que se acostumbra y toma confianza. Una vez que comienza a fluir, su firmeza es impresionante.
—Entre los numerosos rumores falsos y suposiciones erróneas que han salido en varias notas de sus periódicos, videos y webs, se destaca el accidente de tránsito de comienzos de este año. Entiendo que en la industria es necesario llamar la atención del público para recibir mayores ingresos, pero las mentiras sin fundamento o con fundamentos falsos pueden ser llevadas ante la justicia por difamación —declara con dureza y miente a medias por mi bien—. Con esto, quiero repetir lo que ya hemos dicho en las redes sociales oficiales. La madrugada del accidente, Myre no conducía bajo la influencia de ninguna sustancia, tampoco había bebido, casi nunca lo hace. Más allá de que muchos puedan prejuzgar su apariencia y asumir que lleva un estilo de vida colmado de vicios, es una artista con costumbres sanas, y cualquiera que conozca lo mínimo sobre ella lo sabría. —Deja escapar vestigios de su propia percepción como fan—. Myre conducía una motocicleta anticuada que, si bien estaba reglamentariamente al día, falló en un momento crucial y la hizo perder el control. No hay más que eso. —Endurece el gesto—. Lamento si la historia es demasiado aburrida para sus notas periodísticas, pero es la realidad y no aceptaremos que difamen o acusen a Myre solo por atraer al público a sus medios; pedimos además que toda mención que contradiga la verdad sea retirada, corregida o retractada en las próximas setenta y dos horas. De lo contrario, recibirán noticias de nuestros abogados.
Algunos murmullos se alzan en la sala, contengo la risa. Adoro que Nina los haya puesto en su sitio. Ha sonado como toda una abogada más que como una secretaria.
Los turnos para hablar siguen cruzándose. Se habla sobre mi hiatus, que será extendido por otro años más, sobre los próximos eventos, sobre el tour por Europa que hemos pospuesto para dentro de dos años y sobre otros asuntos menores. Yo intervengo poco, solo un tema me corresponde por completo.
—Hablemos sobre salud —inicio sin presentarme—. Disculpen si soy un poco brusca, no acostumbro a conversar con la prensa ni tampoco me siento bien, quiero acabar con este evento lo antes posible —admito sin más—. Si bien ya me he recuperado casi por completo del accidente, necesito hacer una pausa. Entendí que los últimos diez años de mi vida los he dedicado sin tregua a mi carrera. Dejé de lado a mis amistades y a mi familia, algo que no comprendí hasta que perdí a mi padre. Dejé de lado mi verdadero yo, mis pasiones, mis preferencias. Todo. ¿Por qué? Porque tenía que ser Myre para el mundo, porque si no estaba activa me iban a olvidar. Porque la industria musical es cruel, es agitada y no se detiene. Olvidé por qué comencé a compartir mi música y eso, como es de esperarse, afectó a mi salud física y mental. —Trato de controlar el temblor, pero no lo logro—. Durante meses estuve al borde de la anorexia. Hace menos de un año no podía pasar más de veinticuatro horas sin que me invadiera un ataque de ansiedad. Vivía con paranoia, con inseguridades al respecto de ustedes. "¿Qué dirán de mí?", "¿Qué van a suponer?", "No puedo hacer tal o cuál cosa porque puede despertar rumores falsos.", "Si canto sobre X tema habrá controversia.", etcétera. Mi mente y mi cuerpo se autodestruían. En algún momento, toqué fondo. Y recién ahora comienzo a volver a la superficie. Por eso es que me voy a tomar un tiempo para redescubrirme, para volver a encontrarme con la música y para decidir cómo proseguir. Si el mundo desea olvidarme en ese lapso, que así sea —golpeo la mesa sin darme cuenta—. No estoy bien, pero estoy mucho mejor que hace un año.
No puedo hablar más, aunque quiera. Richie lo nota y toma la palabra para continuar con algunas notas finales antes de permitir que el público haga preguntas. Solo quedan veinte minutos. Puedo tolerarlos.
Hay una desconexión entre mí y el público de hoy, una barrera invisible con la que no puedo dejar de colisionar. Las voces se superponen, se entremezclan de forma tal que parecieran hablar un idioma inventado. La Myre de hace dos años lo habría sobrellevado mejor, aferrada a sus reglas y a su distanciamiento emocional con la carrera musical. Vanesa, hoy, se siente abrumada. Hace lo mejor que puede hasta que nota que está por derrumbarse.
Apenas logro concentrarme en lo que ocurre, retengo fragmentos y palabras hasta que una frase completa cobra sentido de repente.
—¿Cómo descubrieron las acciones de Wisp? —pregunta una mujer de cabello platinado y gafas de marco grueso.
—Una de las primeras tareas encomendadas a Nina cuando fue contratada —inicia mi manager—, fue ayudarnos a ponernos al día con las cartas y paquetes enviados por fans que se habían acumulado durante el tour nacional. Entre el montón había un mensaje de una de las víctimas, lo habíamos recibido hacía ya algunos meses cuando estábamos viajando por el país. Ese fue el desencadenante de la investigación.
Varias manos se alzan en el aire entre consultas, Nova es quien decide a quién pasarle el micrófono. Decidimos contratarla como ayudante porque es lo suficientemente cercana a nosotras ya, sabe lo esencial de la situación y tiene excelente predisposición.
—¿Planeas sacar un álbum completamente en español? —inquiere un chico joven, curioso.
—No tengo planes de ninguna clase hasta que regrese del hiatus —aseguro con sequedad—. De momento, mis prioridades están puestas en la recuperación física, el cierre del caso de Wisp y mi descanso.
—Disculpa la rudeza, Myre, pero quisiera confirmar si es cierto que Wisp y tú han estado en una relación romántica —dice una chica de cabello turquesa.
La ansiedad comienza a crepitar a medida que busco las palabras correctas. Richie me hace un gesto disimulado por si deseo negarme a responder, pero me llevo una mano al pecho y soy sincera al respecto.
—Sí —digo y pauso, se oyen murmullos en la sala—. Cuando éramos adolescentes, salimos por un tiempo. No tuvimos un noviazgo propiamente dicho, pero estábamos juntos. Esto fue hace alrededor de una década y duró entre uno y dos años. A medida que crecíamos y forjábamos nuestros propios caminos en la industria, nos alejamos. En los... últimos ocho años, más o menos, hemos hablado poco y solo colaboramos en ocasiones especiales porque estábamos bajo un mismo manager y a veces nos surgían oportunidades compartidas.
Nova se aproxima para quitarle el micrófono, pero la reportera lo aferra con fuerza y hace una segunda consulta inesperada.
—¿Y ahora? ¿Estás soltera o tienes apoyo de una pareja? Esto lo consulto porque hay rumores de que...
—No estamos aquí para discutir rumores sin fundamento —interrumpe Richie, tan amable como puede.
—Deja, no hay inconvenientes —le aseguro yo, nerviosa. Bebo un sorbo de agua y me aclaro la garganta antes de continuar—. Sé que hay rumores desde hace algunos meses, fotografías que dicen ser mías y más. Y estoy harta de lidiar con ello. No me gusta que la gente asuma y suponga cosas por puro morbo. Y eso de fingir que no lo veo hasta que la prensa se olvide no es lo mío. Si hay mentiras, prefiero desmentirlas. Si hay verdades, quisiera confirmarlas. —Trago saliva y observo al frente, a los ojos de la muchacha que sostiene el micrófono—. En lo que refiere a tu pregunta, sí, estoy en una relación de pareja con mi secretaria desde antes del accidente. Y no, no haré más comentarios al respecto porque mi vida privada no es de incumbencia de nadie ni afecta a mi música, a mi hiatus o a lo ocurrido con Wisp, que son los temas de hoy.
Todos me observan, algunos boquiabiertos. Nina tiene el rostro teñido de rojo y los ojos húmedos detrás de los lentes. Nunca hemos definido lo que tenemos, supongo que acabo de oficializar la relación frente a la prensa sin consultarle primero. Me dejé llevar por el momento, ojalá no se enfade demasiado...
"Mierda", maldigo en silencio. "Supongo que lo hecho, hecho está".
Tarde o temprano la gente iba a saberlo. Hay fotos, nos ven juntas por todos lados y estoy harta de no poder besarla en público, de verme obligada a pensar dos o tres veces antes de interactuar con ella cuando salimos a la calle.
—Queda tiempo para tres preguntas más —añade Richie para cambiar de tema y regresar al curso del evento.
—¿Qué ocurrirá con tu canal durante el tiempo que estés fuera? —consulta un hombre que lleva puesta una camiseta con mi logo, creo que es el vicepresidente de mi club de fans.
—¿Sinceramente? No lo sé. Me niego a prometer actualizaciones, pero quiero tomarme la libertad de filmar tonterías improvisadas como hacía en mis inicios. Mostrarles sitios que visito, ideas de nuevas canciones y cosas similares. Una de mis metas con el hiatus es reencontrarme conmigo misma, con la chica que inició la carrera cantando en su cuarto con una guitarra de segunda mano. Espero que puedan acompañarme y tenerme paciencia en esta aventura.
Él asiente y sonríe, satisfecho con lo que he dicho.
—¿Queda algún concierto o evento en el horizonte antes de que dejemos de tener novedades tuyas? —pregunta un chico de cabello largo.
—Sí —Richie toma la palabra—. Tenemos pendiente un panel en una Comicon del próximo mes y una presentación internacional en un festival de música independiente en México el próximo año que Myre no ha querido cancelar. Hay también dos singles y un videoclip ya grabados y programados para su lanzamiento antes de Navidad. De momento, es todo. —Sonríe—. Queda una última pregunta.
Varias manos se alzan en el aire con insistencia. Nova las observa, indecisa, hasta que opta por aproximarse a una chica colmada de tatuajes que me suena conocida, creo que se dedica a dar noticias musicales relacionadas con la comunidad LGBTQI+ en redes sociales.
—¿Tendremos noticias del juicio, de tu recuperación y de cualquier novedad en los próximos años?
—Así será —asegura Nina, que nota qué tan nerviosa estoy; su rostro sigue sonrojado—. Actualizaremos el blog de la web oficial cada vez que haya algo importante que comunicar. Pueden suscribirse también al newsletter que saldrá cada tres meses. En redes sociales estaremos más silenciosos, pero continuaremos atentos al correo electrónico oficial y a la casilla postal todos los meses para cualquier asunto urgente o importante.
—Agradecemos a todos por haber aceptado la invitación y nuestras condiciones —Richie se apresura a hablar antes de que alguien quiera hacer más preguntas—. Este ha sido un año complicado para nuestro equipo y apreciamos su apoyo y comprensión.
El público aplaude y mis hombros por fin se relajan. El evento de prensa por fin llega a su fin, pude tolerarlo completo sin necesitar pausas y sin que un ataque de ansiedad se apoderara de mí. En el fondo del salón veo a Valentino, de pie, su paciencia ha sido un pilar para mí desde que tuvimos la primera sesión. No estaría aquí ni habría tomado las decisiones que tomé si no fuese por él.
Estoy rodeada de personas maravillosas. No son solo mi equipo de trabajo, son mis seres queridos, la familia ecléctica que formamos. Soy muy afortunada por tenerlos a mi lado en las buenas y en las malas.
—Anuncios veloces antes de que se marchen —digo para llamar la atención de los presentes—. Crest lanzará pronto su primer disco, es un álbum acústico con voces de varios artistas de la industria. Estén atentos para cubrir su debut porque será imperdible. —Sonrío—. Por último, recuerden que mañana recibirán por correo electrónico las imágenes y videos oficiales de la conferencia que podrán utilizar si deciden cubrir el evento en distintos medios de comunicación. Una vez más, muchas gracias.
Nos ponemos de pie para saludar desde el escenario antes de marcharnos. Tomo la mano de Nina para que todos puedan verlo. Es un gesto diminuto, pero que busca confirmar mi declaración previa. Estamos juntas en esto, somos un equipo más allá de lo profesional. Y no lo vamos a ocultar más.
La muerte de mi padre y el accidente que destruyó a Tali me hicieron replantearme mi perspectiva sobre la vida. No sabemos qué nos depara el futuro o cuánto tiempo nos queda por delante, dar por sentado que estaremos aquí mañana es un lujo que no poseemos. El ahora es lo más valioso, el tesoro que debemos proteger y cuidar.
Miro a mis lados a las personas que me acompañan hoy, a mi familia musical, al manager y al amigo que se han convertido en mis hermanos, a la mujer de la que me enamoré y sin la que no puedo imaginar mis días. Estoy en mi hogar. Estoy donde quiero estar.
Soy Myre, pero también soy Vanesa. Y para quienes están sobre este escenario, ambas somos la misma mujer.
Voy a abrazar el presente, a disfrutarlo y a vivirlo al máximo a partir de ahora. Sin preocuparme por la opinión ajena. Sin estresarme por lo que podría planear u ocurrir en algunos años. Sin esconder cómo me siento. Voy a perseguir la felicidad propia y la de aquellos que me rodean.
Saldré adelante y, quizá, si el futuro lo permite, regresaré con energías renovadas y mucho más fuerte. Veremos qué es lo que ocurre y por qué sendero decido transitar. No sé qué quiero, no sé a qué apunto ni cuál es mi objetivo. Solo sé que quiero seguir haciendo música, que quiero ser libre, que quiero ser sincera conmigo misma y que quiero disfrutar de despertar cada mañana.
—Gracias —susurro a nadie en particular en medio de los aplausos. No creo que me escuchen, tampoco importa.
Sé que me quedan asuntos pendientes por resolver antes de cerrar esta etapa, no obstante, ya me ocuparé de ellos cuando sea el momento adecuado. Comienza un período de transición para mi vida profesional y personal.
Estoy lista.
Se acabó la historia, solo nos queda el epílogo y una nota final muy importante que dejaré luego. ¡Estoy emocionada! ¿Ustedes?
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