22. ADAPTADA
El estilo de Six Poison Jars no es malo, pero me causa jaqueca porque las tres canciones elegidas incluyen varias instancias de gritos ininteligibles que se aproximan más al metal que al rock o al punk. Eso sí, se nota que los músicos se divierten sobre el escenario, que disfrutan de cada nota y de cada palabra. Son, a simple vista, un grupo de amigos que aman lo que hacen. Al menos, desde detrás del escenario, no logro percibirlos como celebridades inalcanzables. Quizá esto se deba a la experiencia que he ganado en los últimos meses junto con Myre.
Ojalá más personas pudieran humanizar a sus ídolos, ya sean músicos, cantantes, actores u especialistas en otra cosa. Es increíble entender que incluso la gente más exitosa y talentosa del mundo sigue siendo mortal, con sus dudas e inseguridades, con aciertos y falencias, con una vida más allá de lo que se ve tras las pantallas.
No dudo que haya famosos con el ego por las nubes y una actitud de mierda, pero hasta ahora no me he topado con ninguno. Posiblemente eso se deba a que el círculo en el que me estoy moviendo es independiente y de nicho. No es como si fuese a cruzarme a Britney Spears o Taylor Swift en uno de estos conciertos.
A mi lado, en el sector que se encuentra entre el escenario y el corredor lateral, Myre mueve la cabeza al ritmo de la última canción de Six Poison Jars. Tararea la letra en silencio y sonríe, emocionada; la sabe de memoria, incluso la parte en la que gritan. Es raro y bonito verla a ella como una fan en lugar de como una artista. Curioso, de hecho.
Cuando el espectáculo culmina y el DJ regresa al escenario para continuar con la noche, saludamos a la banda que va de camino a su camerino para refrescarse.
—¡Ey! —Mark se detiene frente a ambas; para mi sorpresa, no suena como si tuviera la garganta seca—. ¿Las vemos en diez o quince minutos en la esquina? Hay un sitio abierto las veinticuatro horas no muy lejos de aquí, o eso dice el muchacho de seguridad.
—Claro —responde Myre, sonriente—. Buen show, por cierto.
—Gracias, linda. Tú también estuviste genial —responde él, nos guiña un ojo y se aleja por el pasillo.
Contengo las ganas de soltar un insulto. Estoy segura de que mi rostro denota claramente el disgusto que siento por sus palabras de coqueteo no solicitado. Tal vez las haya dicho sin segundas intenciones, quizá use esos adjetivos con cada mujer con la que habla. Pero... ay, no tolero a los hombres que hablan así.
"Mierda, ¿estoy celosa?", me planteo. No debería. Vanesa y yo no tenemos una relación de verdad, ambas somos chicas jóvenes y solteras que trabajan juntas. Además, no es mentira que ella sea bonita. Un halago que es también una verdad no tendría que incomodarme. "No es como que la hubiera invitado a salir a solas", me digo para tranquilizarme.
Respiro hondo. Solo debo mantener mis emociones bajo control por una o dos horas más y no tendremos que volver a ver a Six Poison Jars por quién sabe cuánto tiempo. Debo mantener la compostura solo por un rato. Sé que puedo hacerlo.
Trato de prepararme mentalmente para lo que ocurrirá, no obstante, desconozco a la banda y las personalidades de sus miembros. Puedo dejar volar mi imaginación claro, pero es muy probable que cualquier idea o teoría que formule sea equivocada. Así como ocurrió con Myre en nuestro primer encuentro. Yo esperaba una cosa, ella era otra. O, mejor dicho, pretendió ser quien no era al ponerse en el rol del personaje creado para protegerse de los desconocidos. Luego, me mostró su verdad.
"Iré con la mente abierta", me prometo. Sin expectativas positivas o negativas. Six Poison Jars es una página en blanco que no pienso llenar hasta poder juzgarlos en persona. Y supongo que mi primera anotación sería que su música, aunque buena, no es para mí. ¡Espero tener una aspirina en el bolso!
***
Nos sentamos en un diner pequeño en la esquina de la avenida, a unas cuatro o cinco calles de donde se lleva a cabo la fiesta. Hay solo siete mesas, pero cinco están desocupadas. De esas, juntamos dos para poder acomodarnos a gusto. Somos un grupo de aspecto raro y ecléctico. Como diría mi madre: la gente nos mira como si fuésemos payasos que se escaparon de un circo.
La banda tiene cinco miembros. Mark, el vocalista principal. Alex, el bajista. Tyler, el guitarrista que a veces canta coros. Ashley, la tecladista y segunda voz, y Roxy, la baterista, que va en pijamas. Así mismo salió al escenario hace un rato y no puedo dejar de observarla con extrañeza por ello.
Hacemos nuestros pedidos sin mirar el menú, detalle que me resulta curioso porque ninguno ha venido antes a este lugar. Tal vez están acostumbrados a que todos los diners tengan, en mayor o menor medida, las mismas opciones.
Myre pide panqueques de arándanos con helado de vainilla por encima y jugo de naranja, como si fuese a desayunar en medio de la madrugada, asumo que deja a un lado la idea de pedir un café latte porque luego no podrá dormir.
Yo debato entre algo saludable o algo rico y me decanto, como siempre, por lo segundo; ordeno un plato de nachos con queso y sin picante. Sé que me arrepentiré cuando vea mi reflejo, pero ¿qué más da? No puedo evitar ser como soy.
Los otros músicos también tienen elecciones variadas que van desde una hamburguesa hasta un plato de espagueti, un helado y una cerveza, entre otras cosas. Una vez leí en internet que lo que ordenamos en restaurantes dice mucho de quienes somos y de las personalidades con las que cargamos. En estos momentos, siento que eso es cierto.
Mientras aguardamos por la comida, aprovechamos para presentarnos como corresponde, más allá de los nombres y lo que sabemos de cada uno como músico. Tyler propone que cada quien diga tres cosas que puedan definirnos, sean buenas o malas, y señala al vocalista de Six Poison Jars para que empiece con la ronda de introducciones.
—Fan de los Rolling Stones y de las películas de terror malas, me aterran las abejas —dice Mark para empezar. Va vestido con pantalones grises y una camiseta negra de Iron Maiden. Con el cabello largo en una coleta, su aspecto se amolda al estereotipo de rockero de fines de los ochenta o inicios de los noventa. Lo imagino montado en una motocicleta y con una campera de cuero.
—Vegana, feminista hasta la médula e incapaz de usar tacones altos sin tropezar —bromea Ashley. Su cabello es tan extenso que se pierde detrás de su cintura. Pálida y teñida de un tono entre naranja y rojo, parece un vampiro. Es muy delgada, tanto como Myre o incluso más, y va vestida enteramente de negro, con un vestido de mangas largas que cubre desde su cuello hasta los tobillos. Sus gruesos labios están pintados de verde oscuro y, no sé cómo, pero le queda increíble.
—Fotógrafo en mi tiempo libre, diseñador gráfico de profesión, alérgico a los gatos —comenta Alex, sonriente. Es muy alto. Tiene los brazos llenos de tatuajes de peces que parecieran nadar desde los hombros hasta las manos, entrelazándose y retorciéndose con mucho movimiento. Usa tres aretes en el labio inferior y otro en la lengua, que asoma apenas cuando habla.
—Gamer obsesiva, incapaz de despertarme antes del mediodía y hermanastra de Mark —añade Roxy, con la mirada puesta en su teléfono. Su cabello es extremadamente corto, rubio platinado y peinado de forma desprolija. Es la única que no lleva ni siquiera maquillaje. Es como si la hubieran arrastrado fuera de la cama para que subiera al escenario. De hecho, sospecho que eso tuvieron que hacer. Solo le falta colocarse una manta por encima de los hombros.
—Lo mejor para el final —asegura Tyler y alza las cejas—. Amante de los deportes al aire libre, nacido en Hong Kong de familia inglesa y un desastre para la cocina. En serio, ¡¿sabían que no es lo mismo usar sal fina que sal gruesa?! —Ríe. Es el más alto del grupo. Luce una camisa gris formal con un chaleco negro por encima. Salvo por la cadena que cuelga de su cinturón y el arete en su ceja derecha, el atuendo que lleva es el de un empresario más que el de un músico.
—Y yo soy Myre —se presenta mi ídola, sentada a mi lado—. No tengo idea de qué puedo decir sobre mí, ni siquiera escribí mi propia biografía en mi web oficial —admite—. Me llevo pésimo con la tecnología, soy adicta a beber lattes y me muero de hambre en estos momentos, ¿cuánto falta para que traigan la comida?
Todos reímos. ¿Cómo presentarme después de eso? ¿Y qué hago yo aquí? No pertenezco. Respiro hondo y, tratando que no me tiemble la voz, hablo.
—Me llamo Nina. Soy la asistente de Myre desde hace algunas semanas. Me encanta cocinar y quisiera viajar por el mundo algún día.
Después de esto, la conversación se convierte en un ping-pong de preguntas y respuestas que vuelan de un lado al otro de la mesa. Nosotras somos mucho más reservadas que ellos, y creo que se nota cuánto incomoda esto a Vanesa. Evade como puede las cuestiones personales y contraataca con dudas propias que buscan alejar la charla hacia otros temas.
Cuando la comida llega, se hace un silencio general para cenar. O desayunar o lo que sea esto. Después de algunos bocados, junto valor para iniciar el diálogo en otro rumbo.
—Nunca antes los había escuchado —comento—. Cuéntenme más sobre ustedes, cómo se conocieron, qué canciones debería poner primero en mi playlist, no sé. Tengo curiosidad —miento. A la gente le encanta hablar sobre sí misma, así que permito que lo hagan aunque no me importen sus respuestas.
Mark abre la boca y no vuelve a cerrarla más. Tiene el ego mucho más alto de lo que suponía. Describe los inicios del grupo, sus primeros pasos, el videoclip que se volvió tendencia en internet, sus mayores logros y yo qué sé qué más. En un punto, el cansancio y el estrés me superan al punto de que el discurso se convierte en ruido blanco al que asiento de vez en cuando, sin darme cuenta.
—Es más, toma. —Se voltea para abrir la mochila que carga consigo—. Es una copia de nuestro último single, Más allá de la derrota. ¿Tienes un lápiz o algo para que te lo firmemos?
Niego.
—Yo sí. —Ashley le pasa un bolígrafo de su bolso.
—Sé que ahora casi todo es digital, pero aunque sea te quedará el suvenir. —El vocalista firma la caja del CD y se lo pasa a Tyler—. Lo grabamos hace un par de semanas, todavía no salió a la venta. Esta es de las primeras copias, así que vale como el triple —bromea y se ríe de su propia afirmación. Después, continúa relatando la anécdota del día en el que fueron al estudio.
Finjo que me importa.
Cada tanto, desvío la mirada hacia el resto de los presentes. Tyler y Alex observan a Myre sin pudor ni disimulo, cada tanto cruzan sonrisas y gestos relacionados con lo que el vocalista relata. ¿Cómo culparlos? Si ella es sumamente atractiva. A mí también me encanta mirarla. Roxy, por el contrario está en su propio mundo, y Ashley comienza a dormirse sobre la mesa, aburrida.
Cuando el cielo comienza a aclararse en el exterior, me canso de estar aquí sin hacer nada.
La ansiedad acumulada amenaza con explotar, así que me pongo de pie de repente para ir al baño. Pido disculpas por la interrupción y huyo. Quiero revisar el teléfono, ya que llevo muchas horas sin poder hacerlo. Me preocupa que Richie quizá tratara de contactarme. Necesito confirmar que las redes sociales no han estallado a causa de los rumores.
Me encierro en un cubículo y hago un repaso rápido de los daños.
¿E-mails? Ni uno nuevo que sea urgente. ¿Mensajes o llamadas? Solo el recordatorio del vuelo. ¿Check-in? Listo. ¿Redes sociales? Los perfiles de Myre están limpios de odio, perfecto. Aunque... hay más de mil corazones en el post con la acusación del sitio de rumores, y eso me enfurece. Ni me molesto en ver los comentarios porque temo no saber controlar mis emociones.
"Debo ser profesional y no meterme en peleas online con desconocidos como si tuviera quince años", me digo. "Ya estoy grande para eso y sé que solo empeoraría las cosas".
En el navegador, entro a periódicos y blogs de música; por fortuna, ella es una artista independiente así que no se le ha hecho demasiado caso al asunto, tal vez porque no hay pruebas de las acusaciones. Sí hallo algunos perfiles de fans y de haters hablando al respecto, la mayoría no tienen casi vistas, es un alivio.
El foro del club de fans, no obstante, está que arde. Julia compartió el enlace que inició el rumor y se generó una discusión extensa a favor de nuestra ídola. Dos chicas cuentan experiencias e impresiones negativas de Wisp, pero nada grave. Se han puesto de acuerdo para defenderla en redes.
Bien.
Bien.
¡Fans unidas! Así me gusta.
Quizá Richie haya hecho una limpieza de todo lo que era desagradable, no tengo forma de saberlo todavía. ¡Ay, mierda! Cuando Vanesa se entere de todo esto en algunas horas...
Un tanto más relajada, salgo del cubículo y me cepillo el cabello que tiene un poco de frizz antes de regresar a la mesa. Por fin, parece que están pagando la cuenta a la mesera y que pronto nos marcharemos. En el hotel nos quedará empacar las pocas cosas que trajimos y, si tenemos suerte, dormir un par de horas. A esta altura de la madrugada, dudo ser capaz de conciliar el sueño.
—¡Ey! —exclama Myre cuando me ve llegar—. La charla se sentía tan vacía sin ti que decidimos ponerle fin.
—Seguro... —ruedo los ojos y finjo un bostezo—. Igual, no me quejo, estoy muerta de sueño.
—¡Yo también! —Ashley se frota los ojos—. ¿Me cargan hasta la furgoneta? No tengo fuerzas ni para caminar.
—¿Cómo princesa? No. Pero si no te molesta que te tire como bolsa de papas sobre mi hombro, claro —bromea Tyler mientras se pone de pie.
—A esta altura, no me importa —responde ella.
Voy hasta mi silla para tomar el abrigo y la pequeña maleta que trajimos para el show. Aunque sea invierno, en esta parte del país el frío no es para nada como en Nueva York. Me agrada que la temperatura siga siendo baja, pero tolerable. Y sin nieve.
—Por cierto —me dice Myre al tiempo que guarda su teléfono en un bolsillo—, Mark pagó por ambas. Ya le agradecí.
Asiento con un gesto de mi cabeza. Algo en su mirada pareciera querer añadir algo más, tal vez solo lo imagino. Ella está se buen humor, con una sonrisa ladeada traviesa y sincera.
¿De qué me perdí mientras fui al baño?
Uf, en el próximo capítulo Myre se va a enterar de todo el drama.
El asunto de los rumores (ciertos y falsos), las acusaciones anónimas y demás temas relacionados es bastante grave en nuestros días. Cuando los creadores de contenido nos lanzamos al mundo, lo hacemos sabiendo que tarde o temprano seremos víctimas de esto.
A mí cada tanto me llegan capturas de gente que dice mentiras y sospechas sobre cosas mías, la mayoría no son ciertas. Mi solución es dejar que la gente hable y asumir que ya encontrarán algo más interesante por lo que hacer drama. Mi vida es aburrida y tirar leña al fuego empeora las cosas. Ya estoy grande para dramas innecesarios.
PERO veremos qué hace Vanesa al respecto. El rumor/drama en el que ella está metida es mucho más grave de lo que podría pasarme a mí, después de todo.
🟊 ¿Ustedes suelen opinar o difundir rumores que ven en redes sociales?
🟊¿Qué creen que harían bajo una circunstancia como la que se avecina en la historia? ¿Ignorarían todo, desmentirían de manera pública, pedirían a sus fans que los defiendan, cerrarían sus redes sociales u otra cosa?
En cuanto a la pregunta del capítulo previo, la verdad es que no tengo un "gran crush" entre las celebridades, tal vez porque soy demisexual. PERO sí hay varias que me gustan muchísimo.
Creo que si tuviera que elegir a una sola celebridad, la lista la encabeza Christina Aguilera porque me gusta en todas sus épocas desde hace quince años. Con otros cantantes/actores, me he enamorado de ciertas etapas suyas pero luego cambiaron demasiado.
POR ÚLTIMO, les dejo esta ilustración de Myre. La hice yo, así que no es profesional. No soy dibujante, recién estoy aprendiendo así que no se burlen mucho jajaja.
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