Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12. (IN)DEFENSA


*IMPORTANTE*

Este capítulo es fuerte y muestra una escena que podría incomodar a varios lectores. Si no se sienten a gusto leyéndola, lo entenderé. Pueden escoger no leer este capítulo y yo debajo de todo resumiré en pocas palabras no gráficas lo ocurrido. El capítulo se rige por las normas de contenido de Wattpad. Gracias por entender.



Me encierro en la habitación del hotel. No enciendo las luces, tampoco pido algo para cenar. Tan solo voy hasta la cama y me arrojo sobre ella. Con la cabeza sobre la almohada, lloro. Lloro y grito, los sonidos salen ahogados.

Ha sido el peor concierto de mi carrera. Una vez más, Wisp llegó fuera de sí. No sé si estaría ebrio o drogado, aunque supongo que es esta última opción. Apareció en el teatro una hora después de que el show debía comenzar. El público se impacientaba y yo me encontraba al borde de cantar sola con los karaokes pregrabados que Crest siempre lleva consigo.

Mi viejo amigo pasó a mi lado como si nada, con la guitarra colgando de su hombro y el andar desganado. Salió al escenario así, como surgido del aire. Sin previo aviso, cambio de luces ni nada. Y yo debí seguirlo. ¿Qué otra opción me quedaba? La prioridad es cumplir con lo que la gente espera de nosotros.

Así, empecé con la primera canción. Wisp iba a destiempo, confundía algunas notas. Crest hacía lo posible por cubrir esos errores con efectos musicales y yo amoldaba el ritmo de las palabras para coordinar con ellos. Luego, mientras me preparaba para el segundo tema, el guitarrista cambió el orden de las canciones e inició con los acordes de una que ni siquiera formaba parte del repertorio.

—¡Hijo de puta! —exclamo contra la almohada. Luego, me arrodillo sobre el colchón y lo golpeo con fuerza varias veces.

Sigo llorando. No sé qué más hacer. Todavía quedan los últimos conciertos por delante. Cancelar los contratos dañaría mucho nuestra imagen, pero presentarnos y dar un pésimo show podría ser peor, ¿no?

"Tal vez deba romperme una pierna a propósito para que nadie critique la cancelación", se me ocurre. Estoy desesperada.

Años de trabajo duro podrían irse por la cañería en cuestión de minutos. Así es el mundo de la fama: despiadado y rencoroso. Tardas mucho en ganar el aprecio del público, pero puedes perderlo de inmediato y jamás recuperarlo. En especial cuando eres alguien como yo: una inmigrante pobre que se hizo popular en internet. Nada más. Sé que varios artistas me insultan por la espalda, que consideran que solo tuve suerte o que es mi apariencia la que atrae a otros, no mi arte.

Y, por más que yo sepa que no es así, entiendo a la perfección que mi carrera pende de un hilo constantemente. Al primer error que cometa, me lincharán. Un escándalo haría que mi nombre pasara a la infamia.

No estoy dispuesta a permitirlo. Me he esforzado muchísimo para llegar hasta aquí y me aterra perder lo que he logrado. Tengo miedo de regresar a esos días en los que no sabía si podría comer.

La fama es una mierda. Te entrega monedas de bronce y luego te cobra impuestos en oro. Es como la confianza: una vez que la pierdes, es casi imposible recuperarla. Un solo error podría destruirlo todo.

Tengo la respiración agitada y los ojos me arden. Quisiera romper algo, pero estoy en un hotel y destruir el cuarto también sería arriesgarme a un escándalo.

Cuando te vuelves conocida, la gente mira lo que haces, lo que dices, lo que no haces y lo que callas. Todo. El ojo público está sobre ti. Analizan lo que subes a redes sociales y lo que te guardas. Repasan cada frase de tus canciones y de las respuestas que brindas en entrevistas. No puedes equivocarte o descuidar tus opiniones porque es fácil ofender a otros por error. Y yo soy un desastre para las relaciones públicas, por eso Richie maneja las redes sociales casi siempre.

Me sobresalto por un instante.

Escucho golpes en la puerta y suspiro. ¿Será la limpieza del hotel? ¿Un obsequio de un fan? Me encantaría responder de mala gana que se larguen, pero no lo hago. Sé que eso se vería mal. Ya puedo imaginarme el titular en internet Celebridad online humilla a joven empleado.

Maldigo en silencio sentir que debo ser amable incluso cuando por dentro solo desee gritar. Resignada, voy hacia la puerta mientras me froto los ojos para secar las lágrimas. Luego, fuerzo una sonrisa leve y abro.

—Buenas noches, Myre.

—¿Qué haces aquí? Vete —escupo en voz baja.

Pero Wisp hace justo lo contrario. Me empuja con rudeza hacia el interior de la habitación y cierra a sus espaldas de una patada. No enciende la luz, tampoco lo necesita. Algunos faroles del exterior alumbran a través de las cortinas.

—Me estás evitando —acusa él.

—Sí —respondo, desafiante—. Y no puedo esperar a que el maldito tour se acabe, así no tendré que volver a verte la cara.

—Vamos, no bromees. —Da un paso al frente.

Yo retrocedo.

—¿Qué quieres?

—¿Ya ni siquiera podemos hablar? —ríe.

—Solo dime qué demonios quieres, Wisp —insisto y me alejo un poco más—. No estoy de humor.

—Te quiero a ti. —Continúa avanzando. Su silueta es apenas un poco más alta que la mía.

—Vete al demonio. —Rodeo la mesa que está junto a la ventana y quedo del otro lado, con el mueble entre ambos—. ¿No tienes fans con las que follar esta noche?

—Ya terminé con ellas —se aproxima al extremo opuesto de la mesa—. Me aburrieron.

Wisp se relame. Estira un brazo intentando alcanzarme. Logro esquivarlo por poco, no tengo más sitio para retroceder, así que me apoyo contra el alféizar. Soy como un gato acorralado.

—Si te aproximas más, voy a gritar —amenazo.

—No lo harás —refuta él.

—Pruébame.

—Te conozco mejor que nadie, Myre. —Se inclina un poco sobre el mueble. Después, vuelve a enderezarse al ver que ni así llega hasta mí—. No vas a pedir ayuda. Primero, porque tienes pánico a armar escándalos. Y segundo, porque en el fondo mueres de ganas de que vuelva a follarte como en los viejos tiempos. Te atraigo. Mi aspecto es todo aquello que te excita en un hombre y lo sabes.

—Vete al demonio. —Observo hacia ambos lados en busca... no sé de qué. Algo que pueda usar para defenderme o, quizá, una ruta de escape.

—En la madrugada. Primero tenemos que divertirnos. Confío en que dejarás de resistirte cuando recuerdes cuánto te gusta estar conmigo.

—Ponme una mano encima y serás hombre muerto. —Mi voz tiembla.

—Lo dices como si te causara asco —se burla él y retrocede un paso—. ¿Puedes negar acaso que te encanta cómo me veo? ¿Puedes negar que sé cómo tocarte y hacerte gritar de placer? Sin importar que prefieras a las mujeres, también te gustan los chicos como yo. Me lo has dicho y me lo has demostrado.

—El atractivo no lo es todo, Enzo —lo llamo por su nombre real.

—¿A esto quieres jugar, Vanesa? —Su rostro ya no muestra sorna, sino furia. Con el ceño fruncido y la mirada aguda, salta sobre la mesa y se lanza hacia mí.

Abro la boca para gritar, pero no puedo. La sorpresa me paraliza. Cuando alzo los brazos para protegerme, ya es demasiado tarde.

Solo le toma un par de segundos. Primero para aterrizar sobre el mueble y, de inmediato, para deslizarse otra vez al suelo hasta que su cuerpo queda pegado al mío.

Wisp toma mis brazos y los sostiene con firmeza, los guía a su antojo hasta forzarlos a ambos lados de mi torso. Sonríe, triunfal. Bajo la tenue luz que se cuela desde el exterior, noto que sus ojos siguen enrojecidos, como si se tratara de un monstruo en lugar de un humano.

"¿Es esto una pesadilla? ¿Cuándo despertaré", me pregunto, aunque sé que lo que ocurre es real.

—Deja de hacerte la difícil —susurra.

—Deja de ser tan idiota —cierro la boca por algunos segundos y luego le escupo en el rostro.

Enfadado, gruñe. Luego, me empuja con fuerza. Mi nuca golpea contra el vidrio y rebota un poco. Cierro los ojos en un acto reflejo y suelto un grito de dolor que es ahogado por los labios de mi agresor.

Intento soltarme, pero Wisp es más fuerte que yo. El beso es rudo. Presiona su boca con tanta fuerza contra la mía que casi no logro respirar. Quiero morderlo hasta que sangre, y ni espacio para ese movimiento me ha dejado.

Sigo forcejeando. He perdonado sus errores numerosas veces. También he guardado silencio sobre sus adicciones por años. Ya no más. Acabaré el tour yo sola. Si le cuento sobre este asalto a Richie, él entenderá y mandará a Wisp de regreso a Miami. Pondré una orden de restricción si es necesario.

¡Maldición! Si tuviera mi bolso cerca podría deshacerme de él con la pequeña picana eléctrica de bolsillo que me obsequió papá hace años, cuando todavía vivíamos en Hialeah, un barrio peligroso.

Wisp mueve su cuerpo de lado a lado, frotando su erección contra mí. Sabe que, apenas me dé una oportunidad, lo patearé con todas mis fuerzas y, por ello, se asegura de colocar sus piernas por fuera de las mías, para aprisionarlas. Definitivamente sabe lo que hace, ¿significa esto que no es la primera vez que intenta forzar a una mujer?

La idea me repugna, revuelve mi estómago.

"Creo que solo tengo una salida", decido por fin, con el pecho agitado por la falta de oxígeno. Voy a seguirle el juego un poco.

Sin previo aviso, empiezo a corresponder el beso. Le permito guiar el ritmo mientras lo sigo como si fuera el mejor momento de mi vida. Relajo mis hombros y separo un poco los labios para invitarlo a introducir la lengua. No me genera asco porque él y yo hemos hecho esto miles de veces en el pasado, pero eso no quita que mis ojos se han llenado de lágrimas. Durante un tiempo, mantuvimos una relación sin título en la que disfrutábamos de la compañía física del otro, tal vez porque nos asustaba permitir que otros entraran a nuestras vidas.

No sé si pasan solo algunos segundos o varios minutos, el tiempo se me hace eterno hasta que él, por fin, libera mis brazos y me toma por la cadera. Comienza a deslizar sus dedos hacia mi trasero.

Ya no aguanto más.

Enfurecida, coloco mis manos en su cabello. Lo atraigo por apenas un instante. Wisp ha bajado la guardia, pero mis piernas siguen atrapadas y no puedo patearlo. Debo recurrir a la opción más desagradable.

Giro mi cabeza un poco hacia el lado y muerdo su labio inferior con delicadeza, de forma juguetona. Él suelta un jadeo y aprovecho para repetir la acción, esta vez con todas mis fuerzas.

Wisp grita y retrocede un paso, hasta chocar con la mesa que quedó a sus espaldas. Lleva las manos a la boca ensangrentada y se dobla un poco, encorvándose, a causa del dolor. Yo intento escupir porque detesto el sabor metálico que me ha quedado en la boca.

—Hija de puta... —murmura mientras se incorpora.

Corro con todas mis fuerzas hacia la puerta del cuarto. Es difícil moverse en la oscuridad de una habitación a la que no estoy acostumbrada.

Alcanzo la salida y sostengo el pomo con fuerza. Mis manos tiemblan y tengo la vista borrosa a causa de las lágrimas que se acumulan en mis ojos. Necesito salir de aquí. Y también necesito un cigarrillo. Urgente.

Intento abrir con cierta torpeza. Estoy cubierta en sudor y eso lo complica todo.

"Mierda, mierda, mierda", las palabras no salen de mi boca.

En eso, Wisp me alcanza. Ni se molesta en detener mis brazos, solo empuja hasta que mi pecho queda contra la madera. Va directo a mis pantalones. Los baja de un tirón y apoya su cuerpo contra el mío con fuerza.

—¡Juro que te mataré a golpes! —amenazo.

—Inténtalo, preciosa.

Golpeo la puerta con todas mis fuerzas mientras él trata de llevar sus manos a... no quiero ni pensarlo.

—Causarás un escándalo —susurra él, y desliza sus dedos por encima de mis bragas—. ¿Todavía estás seca? ¿Cómo puede ser?

Wisp tiene razón. Pero ¿qué me asusta más? ¿Un escándalo o que me viole mi exmejor amigo estando drogado? No lo sé, no tengo una respuesta. Solo quiero que esto acabe... como sea.

Estoy a punto de rendirme cuando escucho a Richie en el pasillo. Golpea la puerta desde el exterior.

—Myrecita de mi corazón, ¿tienes un minuto?

—¡RICHIE! ¡RICHIE! —grito—. ¡AYÚDAME!

—¿Qué ocurre? —hay desesperación en su voz.

—¡AYUDA! —insisto, en medio de las lágrimas.

—Cállate, puta. —Wisp mete su mano por debajo de la ropa interior e intenta introducir un dedo en mi interior.

Grito más fuerte.

—¡RICHIE! —llamo—. No sé cómo decirle lo que ocurre. Las palabras no salen de mi garganta a causa de la vergüenza.

—¿Llamo a una ambulancia? ¿Te pasó algo? ¿Qué hago? —consulta él, asustado.

—¡La policía! —ruego.

Antes de que pueda decir algo más, Wisp me golpea con fuerza. Empuja mi cabeza contra la puerta una vez. Dos veces. Tres veces.

No sé si el cuarto se ha vuelto más oscuro o si he cerrado los ojos, solo entiendo que me estoy cayendo.

Resumen para los que decidieron no leer el capítulo. 

La escena no es descriptiva, pero vemos a Wips drogado que se mete en el cuarto de hotel de Myre e intenta abusar de ella. Richie, el manage, escucha ruidos y se apresura para ayudar a Myre.

***

Bueno, con eso dicho... ha sido un capítulo difícil de escribir para mí también, pero creo que es necesario para la historia y para ver la evolución posterior de Myre. Espero que estén tan furiosos como yo con lo que ocurrió. Wisp es un personaje roto que, en lugar de caer en la depresión, se dejó llevar por los vicios y por un camino muy oscuro y criminal. Habrá consecuencias para sus actos, eso puedo prometerlo. También les advierto que no es la última vez que lo veremos la historia.

Debido a la temática de este capítulo, no lo he dedicado a nadie.

Con eso dicho, mil gracias por leer esta novela, por el apoyo que me brindan en redes sociales, por las reseñas, los edits y los videos en los que me etiquetan. Los adoro. ❤

Todavía faltan algunos capítulos más antes de que nuestras niñas puedan reencontrarse. Necesitan transitar ciertas experiencias de vida por su cuenta primero. ¿Extrañan verlas juntas? Yo también.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro