Capítulo 3
Después del día movidito de ayer, espero que hoy estén más relajados y podamos trabajar y estudiar de manera tranquila.
No han venido juntos, por lo que puedo intuir que ayer cuando les vi hablando, casi podría asegurar que no estaban teniendo una conversación cordial. Estarían diciéndose de todo, aparentando normalidad y compañerismo.
—Marilyn, quería pedirte disculpas por el numerito de ayer... no es típico de mí hacer estas cosas, incluso me siento como un niño estúpido. Tengo más madurez de lo que mostré ayer. Pero Jeff...
—¿Pero Jeff qué? —digo—. No os entiendo, Theo. ¿Por qué?
—Porque no es trigo limpio. Su mirada no es sincera, se ve en él que no es buena gente...
—Yo no creo que sea mal chico. No le conocemos para juzgarlo.
—Seré cordial por mi amiga, no porque me apetezca seguir siendo su compañero. Está claro que tú no lo ves con los mismos ojos.
Sonríe triste.
—¿No te ha pasado nunca que cuando miras a alguien directamente a los ojos sientes una conexión inentendible?
—Sí.
—Pues a mí solo me ha pasado dos veces. Cuando conocí a Eli tuve un flechazo, supe desde ese momento que ella tenía que ser para mí. Tenía que conquistarla como fuera, puesto que nunca había sentido tan gran vuelco en el corazón. Era un desbarajuste de sensaciones que me recorrían. A día de hoy, sigo sintiéndome igual o más que el primer día. Y el otro, cuando te conocí. Supe que tú y yo íbamos a congeniar muy bien. Sentí ese buen rollo, armonía; esa amistad que lastimosamente no he podido experimentar. No he tenido muchos amigos, pero el otro día, sentí que tú serías esa amiga especial. Por eso sé que Jeff no es bueno y no quiero que te haga daño. Como he dicho, su mirada no es limpia. No obstante, entiendo que tú quieras seguir conociéndole. Veo como le miras, no soy tonto.
—No le miro de ninguna forma.
—Si lo haces. Te sale una sonrisa bobalicona de la que no te das cuenta. Ayer la reprimiste haciéndote la enojada con él, pero se vio a leguas el repaso que le diste. ¿Tiene buen culo?
Creo que no puedo sentir más vergüenza. Mis mejillas arden. Le golpeo y comienza a reírse hasta que le ve entrar. Se sienta detrás y me saluda levantando la cabeza, para luego centrarse con el móvil. ¿Qué le pasa? Está extraño.
—Chicos, chicas, el profesor nos acaba de comunicar que no podrá asistir. Podéis iros a casa, sentimos no haberos podido informar antes.
Algunos se marchan realmente enfadados y, en verdad, no es para tanto. Se habrá puesto enfermo, también tiene derecho a estarlo.
—¿Te vienes? Acabo de quedar con Eli.
—No quiero hacer de farolillo. Sé que soy una luz hermosa, pero...
—Le encantaría conocerte. Le he hablado de ti. —Levanta los hombros de forma graciosa—. Y por si te lo preguntas, no es celosa.
Me guiña un ojo juguetón y me empuja hacia a él. Lo cojo del brazo y nos vamos a la cafetería donde nos espera su amada. También tengo ganas de conocerla.
—Mira allí está —dice señalándola—. No me digas que no es preciosa.
—Theo.
Me detengo en seco.
—¿Qué ocurre?
Me mira preocupado.
—Si me haces resbalar con tu charco de babas, te mato.
—De un disgusto me matarás tú...
Entramos y enseguida se levanta y nos saluda. Se dan un corto beso en los labios, del que estoy segura que les hubiera gustado disfrutar más, y luego Theo nos presenta.
—Voy al baño, lo de siempre.
Eli asiente y me hace un gesto para que me siente. Le dejo el privilegio de estar sentado a su lado al novio enamorado y me pongo enfrente. Los sillones son cómodos, blanditos y adaptables al cuerpo. Esta cafetería transmite mucha armonía y tranquilidad. Su tono verde claro en las paredes, crea el ambiente perfecto para tener una cita o una quedada con farol incluido. La delicada decoración hecha a mano y los estampados son geniales. No hay mucha gente, pero la suficiente para haber un pequeño murmullo, no demasiado molesto como en otros lugares, en los cuales no puedes ni hablar. Es fantástico. Sin duda, vendré más por aquí.
Eli me mira con una gran sonrisa y no puedo evitar acordarme de Theo. Son los dos igual, tal para cual.
—¿Qué tal el comienzo del curso?
—Bien, he tenido suerte de tener un gran compañero que se preocupa por mí sin apenas conocerme.
—Theo es así. Se guía mucho por su intuición. Créeme, a veces hay que hacerle caso. Es un don.
—¿Lo dices por algo concreto?
—Bueno, sé que no debo meterme donde no me llaman, pero entre Theo y yo no hay secretos y está preocupado por ti. Parece surrealista, te entiendo, pero si lo hace es porque en verdad te quiere en su vida.
—¿No estás celosa que alguien, una chica, esté tan cerca de él?
—¿Debería estarlo?
Niego rotundamente.
—Le conozco, confío en él. Además, su amor es puro y el mío por él también. Somos unos ñoños sin remedio.
—Es bonito ser ñoño teniendo a tu lado a ese gran amor. Él también me habla de ti, más bien, casi caigo allí fuera cuando te ha visto. No sé si tiene ojos o largavistas. —Nos reímos mucho de la ocurrencia que acabo de soltar, aunque lo preocupante es que nos lo hemos imaginado—. Te adora y va dejando baba por todos los lugares. Matará a alguien.
—¿Pelandome?
—Cómo lo sabes...
—Pero si son mis compañeros favoritos —dice Jeff sentándose a mi lado.
Theo lo acribilla con la mirada y su novia hace exactamente lo mismo. Aunque no lo muestro, por dentro me estoy descojonando. Están conectados. Pero, ¿qué hace Jeff aquí? Mi atención se vuelve a centrar en su sonrisa.
—¿Qué haces aquí? —pregunta Theo lo más "normal" posible.
—Iba a tomarme algo cuando os he visto. Prueba el chocolate con vainilla. —Se acerca a mi oído—. Está exquisito.
Sus labios rozan mi oreja y su voz electrizante me recorre entera. Su misteriosa mirada se apodera de la mía y nos absorbe del mundo hasta que escuchamos toser a Eli, que interrumpe la conexión de nuestros ojos desgastandose mutuamente.
—Podríamos hacer una quedada a cuatro, así nos conocemos un poco mejor, ¿no?
No dejo de observar el movimiento de sus labios, apetecibles sin duda. Su mano se acerca a la mía por debajo de la mesa y sí, Theo tenía razón, una tonta sonrisa aparece en mi cara. De nuevo siento como mis mejillas se tiñen de rojo.
—Claro, cuando queráis.
Eli sonríe falsamente y le invita a irse educadamente. Jeff lo hace, no sin antes guiñarme un ojo picaron.
—Marilyn, ten cuidado con él.
Bufo al escuchar esas palabras. Otra vez no, no quiero comenzar una nueva charla en el que el protagonista sea Jeff. Ellos piensan diferente, ellos se guían por sus sensaciones y yo prefiero conocer a las personas. Tal vez, él sea el uno por cien de las equivocaciones de sus predicciones.
Theo, ante mi cara, decide cambiar el tema. Disfruto escuchando sus aventuras, sus viajes, incluso coincidimos en hacer uno los tres juntos. Será divertido sin duda alguna.
Después de horas hablando en la cafetería, me acompañan a casa. Son muy amables y se preocupan demasiado. Les agradezco el gesto de acercarme a casa, no me apetecía mucho ir hasta allí sola. Lo he pasado genial.
Nada más sentarme en el sofá, mi mente traicionera me hace recordar ese momento con Jeff, como sus labios me han hecho sentir esa cosilla que se apodera de tu estómago y te hace temblar como un flan. Está claro que él me enciende, me pone... solo estar cerca ya es excitante para mí. Su aroma, su voz... es un todo al conjunto. Digan lo que digan, yo me voy a guiar por mí misma, porque mi vida es mi historia y esta historia la escribo yo.
*Y aquí os dejo a (redoble de tambores) Theo y Eli <3
¡Mil gracias por seguir apoyándome en cada capítulo, con vuestros leídos, votos y comentarios!
Espero que estéis disfrutando de la historia y que os guste. ¡Un fuerte abrazo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro