NINETEEN
RAQUELLE
. . . . .
La puerta fue abierta gracias a Allison y Aiden, Ethan pasaron junto a Scott a su lado.
—Mi padre dijo que toda la evidencia de Katashi será movida a una instalación federal en un auto blindado esta noche. Tal vez en unas horas.—Dice mi prima a penas entran los chicos.
Allison llega a Lydia y a mi, que estamos paradas en la puerta de la habitación principal.
—¿Vamos a asaltar una auto blindado?—Pregunta Ethan.
Lydia y yo compartimos miradas.
—Bueno, lo vamos a intentar.—Responde ella.
[...]
En el momento en el que entramos a la habitación, Aiden se fue a sentar al pequeño sofá y sus manos no tardaron en posarse en mi cintura y atraerme hacia él, provocando que me siente arriba de él.
—Aiden.—Lo miro con regaño y él me sonríe inocentemente. Yo niego con una sonrisa volviendo a ver al frente donde me cruzo con la mirada de reojo de Scott.
—Es un plan muy malo.—Dice Scott.
—No es tan malo.—Le rebate Lydia.
—No es bueno.—Habla Ethan pasando detrás de la falsa pelirroja.
—Nadie sabe que ruta tomarán.—Lydia empieza a explicar.—Si Allison coloca un rastreador con GPS de su padre en el auto blindado, lo podemos seguir.
—Cuando llegue aquí...
—Lo atacamos.—Aiden dice y todos nos giramos a verlo.
—No. Sus motos estarán a la mitad de la calle, que se vea como un accidente. Y cuando el conductor sale a a ayudar...—La rubio fresa le trata de hacer entender a mi novio el plan.
—¿Lo atacamos?
—No.—Respondemos las tres al mismo tiempo.
—Lo distraen, y Scott romperá la puerta trasera.—Sigue Lydia.
—Eso espero.—Scott confiesa.
—Y tomas el dedo de Katashi.
—No es el dedo verdadero, ¿cierto?—Pregunta Ethan.
—No están para nada a la altura.—Opina Lydia y yo frunzo el ceño.
—Lydia...
—¿Qué?—Se gira a verme ante mi reprimenda.
—¿Por qué no le pedimos ayuda a Stilinski?—El otro gemelo indaga y yo me remuevo incomoda.
—Ey, tranquila.—Las manos de Aiden pasan por mi cintura y me abraza apoyando su cabeza en mi espalda, yo trago con fuerza.
—Porque si lo atrapan, el sheriff estaría alterando las pruebas federales.—Scott le responde.
—Chicos, esto va a funcionar. Podemos hacerlo. Estamos perdiendo a Stiles. Mi padre está en la cárcel por asesinato. Necesitamos hacer esto.
Las palabras de Allison hacen efecto negativo en mi y me paro de repente llamando la atención de todos.
—Voy al baño.—Aviso cuando siento como mis manos empiezan a temblar.
Mis pasos no tardan en empezar y en menos de un minutos estoy cerrando la puerta con el pestillo.
Mis manos temblorosas se dirigen al grifo y el agua corre, con ellas, tomo un poco del liquido y mojo mi rostro.
Me miro en el espejo y dejo que me pierda en mis pensamientos.
—¡Déjala ir, por favor!—Stiles mira a alguien frente suyo y yo no puedo moverme.
¿Cuando aparecía quí?
Mis ojos barren la habitación y encuentro a Oliver con un taladro a punto de ser puesto en el cerebro de Malia.
Espera, ¿como se quien es él?
—Oliver.—Él mira al chico y toma el taladro para rápidamente golpear al chico.
—Al fin te despiertas.—Hablo con monotonía siendo consciente de lo que hago pero inconsciente en mis movimientos y acciones.
—Lo siento, ha tardado mucho en aceptar.
—Te dije que era su debilidad.—Alardeo con una sonrisa y Void niega.
—Desde aquellos tiempos la tuviste.
—Deja de halagarme y hagamos lo nuestro.—Void deja el taladro en la mesa.
—¿Stiles?—La voz adormilada de la castaña se escucha.
—No me jodas. ¿Se folló a la coyote?—Río un poco mirando al pálido.
—No fueron mis acciones. Lo juro.
—Lo sé. Te va más...Lo prohibido.
El rostro de Void cambia rápidamente a uno serio.—No lo vuelvas a mencionar.
—Tendremos que ir con ella, o con él. Y no hay más opción, llevamos atrasando esto, casi milenios. No me gusta esperar.—Gruño antes de empezar a caminar.
Un ruido me distrae y vuelvo en mi.
—¿Raquelle? ¿Puedes abrirme?
—Ah- Espera un segundo. Estaba haciendo pipí.—Le digo a Allison y me acerco al retrete a jalar la cadena para hacerlo más creíble.
Seco mi cara con mi blusa y abro la puerta.
—¿Estás bien?
—Sí, claro que sí.—La miro con una sonrisa y respiro.—Lo prometo Ally, estoy bien, solo estoy repasando el plan en mi mente.
Allison asiente y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa antes de que vayamos a prepararnos.
[...]
Scott, Allison, Kira y yo estamos escondidos entre dos autos de policías mientras miramos al transporte blindado frente nuestro.
—Te toca.—Ally le dice a Kira, y esta no tarda en empezar a correr con sigilo hacia el vehículo.
Cuando llega coloca el rastreador y la puerta se abre de repente, y a Kira no le queda de otra que esconderse.
El oficial habla y abre la puerta, cuando se da cuenta de algo saca su arma y empieza a registrar el lugar.
—Tenemos que hacer algo.
Al decir eso, un hombre sale del auto blindado y ataca al oficial.
—¿Quien diablos es él?
—Kincaid.—Responde Allison a Scott.
Scott nos mira y asentimos. Los tres empezamos a caminar detrás de él.
—Necesitamos ese dedo.
Kincaid se da vuelta y nos ve a Allison con su ballesta en alto y a mi con mis dagas preparadas.
—¿Por qué te lo daría?
—Hay un maletín adentro con 150.000 dólares.
—El rollo dentro del dedo vale tres millones.
—Dame el dedo.—Exige McCall al hombre.—Sabes a que me refiero.
Kira cae desde la parte de arriba del auto blindado hacia la espalda del hombre, quien, lamentablemente, tiene reflejos y la toma de los brazos para tirarla al suelo.
—Supongo que se acabaron las negociaciones.
Kincaid saca su lado lobuno y nos ruge, luego se agacha y toma a la kitsune del cuello para empujarla con fuerza hacia un lado.
Este mira a Allison y antes de que pueda hacer algo, él hace lo mismo que le hizo a Kira: La arroja con fuerza.
Scott se acerca al igual que yo.
El alfa se le acerca y lo golpea, una, dos y tres veces antes de que el mayor tome en sus manos los brazos de McCall y los doble hacia atrás.
Yo me pongo con las dagas en alto y le apunto directo al rostro, solo que no me di cuenta de que tenía sus garras en mis brazos antes de poder atacar yo. Él me toma de los hombros y me lanza con fuerza, provocando que ruede hacia un lado.
Mis ojos se cierran con fuerza y pronto siento ese calor interno que me hace levantarme de manera lenta. Me giro y logro ver a Scott luchando otra vez, pero perdiendo de nuevo.
—Tienes los ojos de un alfa. ¿Donde está tu fuerza?—Le pregunta el hombre.
—Aquí arriba.—Dice Aiden, y ambos empiezan a pelear.
Veo como arrojan a Ethan y tomo como una señal para acercarme con rapidez.
Mis brazos sacan de mis caderas las dos dagas.
Cuando estoy frente a el lobo moreno, no dudo en clavarle ambas dagas en ambos lados de su cintura.
Este se dobla cuando saco una y la clavo en su pecho, luego vuelvo a sacarlo y clavarlo otra vez.
La sangre cae en mi y no me importa
Mi ira es lo que me está segando y no me permite ver cuan herido se encuentra el hombre, hasta que siento como unos brazos me separan con fuerza y me obligan a soltar ambos armas.
—Raquelle...¡Raquelle!—El grito de Aiden en mi oído hace que pestañee.
—Basta, Raquelle. No queremos matarlo. Está mal.—Scott me reclama y eso a mi novio no le cae para nada bien.
—¿Quieres que venga tras nosotros? Ella solo hizo lo que una persona coherente haría.
—Scott, hemos visto tipos como él. Confía en nosotros. Es peligroso.—Trata de suavizar Ethan las palabras de su gemelo.
—Nosotros también.—Dice más calmado el alfa.—Y parece lo suficientemente inteligente como para recordarlo.
Scott se acerca al hombre mal herido, con cortadas por todo el cuerpo, sangre en su boca y un poco desorientado, y le saca el dedo...Ya entienden de que hablo, él toma el pequeño rollo que está dentro del dedo de plata, y sonríe.
—Pero vinimos a salvar una vida, no a terminar con una.—El moreno me mira de reojo y frunzo el ceño.
Al decir eso, una oleada me atraviesa y siento como si mi cuerpo se debilitara al máximo.
Aiden me tiene aún más fuerte al notar como mis piernas y mi cuerpo empezaron a temblar ligeramente.
—¿Estás bien?
—Si, si, solo usé mi fuerza interior, y eso cansó.—Digo en tono de broma, qué a él no le causó gracia.—Estoy bien.—Para suavizarlo, le robo un pequeño beso.
[...]
Malia recordó como fue ver al chico con el que tuvo su primera vez irse. Gracias a eso, pudo empezar a levantarse con dificultad.
Sus ojos se abrían y cerraban con letargo.
Sus pasos eran trastabillados a causa del choque eléctrico y la droga que el tal Oliver le inyectó.
Ella logró caminar hasta el sillón y se sentó con cansancio.
Sus ojos se posaron en la pared rota, donde habían descubierto las dos figuras disecadas.
Una envuelta en telas y la otra a su lado tenía una manta para resguardarse del frío.
Eran el Nogitsune y su Vulpeja.
[...]
1943
Dos hombres bajaron del vehículo de transporte, y fueron a la parte trasera a sacar todos los cuerpos inertes de las personas.
—Hay una respuesta, lo juro. Vamos, inténtalo.—Dice uno de cabello castaño a su compañero de ojos claros.—¿Qué se rompe sin que la agarren?
—No me importa—Responde el otro con una sonrisa.
—Una promesa, ¿entiendes?
—No. Es estúpido.—Vuelve a responder.—No es gracioso. Nada de esto lo es.—El hombre hace referencia a los difuntos.
—¿Qué tiene dientes pero no muerde?
—¿Te puedes callar?—Pregunta el de ojos claros.
—Vamos. Éste es bueno.—Insiste el castaño mientras ambos cargan con una mujer mayor.—¿Qué tiene dientes y no muerde?—El hombre ríe un poco—Un peine.—Responde al ver que no lo hizo el otro.
—Estas bromas son estúpidas.
—No son bromas, idiota. Son acertijos. Mi novia los adora.—Habla el más bajo, el de cabello castaño de acertijos irritantes.
Ambos cargan con otro cuerpo y lo colocan en la pila de personas igual que ese.
—¿Qué tiene cuello, pero no cabeza?
—Tu madre.—Responde de manera aburrida y divertida el rubio de ojso claros.
—Una botella.
Los dos se acercan al vehículo para sacar la gasolina y terminar su trabajo.
Ellos al darse vuelta se encuentran con una figura aterradora de dientes filosos y vendas envueltas en su cuerpo.
Y a su lado, una chica con mantas empieza a levantarse. Tenia cabellera rubia y rostro siniestro.
—Qué diablos.—Exclama uno de ellos.
El de vendas empieza a moverse la igual que la chica, y pronto uno de los dos de uniforme de trabajo saca su arma, a punta a la chica y dispara.
El de vendas se enfurece y se acerca más rápido hasta llegar frente a ellos.
El castaño suelta las gasolinas y sale huyendo como cobarde, lo que no le agrada a la rubia, quien no tarda en empezar a caminar hacia él.
El de vendas entierra el arma en el cuerpo del rubio y dispara múltiples veces, matándolo en el proceso.
Mientras que la rubia llega detrás del hombre que trata de abrir desesperadamente el vehículo.
Ella lo toma con fuerza de los hombros y lo obliga a darse la vuelta, luego toma su cabeza.
—¿Qué tiene cuello pero no cabeza?—Pregunto con su voz oscura y profunda, pero sin dejar de tener el tono femenino.
Ella la ver que no le responde, sonríe y le da vuelta la cabeza al tipo con fuerza, partiendolo, hasta arrancárselo.
El cuerpo del hombre cae en seco y la cabeza sigue en las manos de la chica.
El de vendas se acerca a ella y esta le tira la cabeza en forma de diversión.
Ambos empiezan a reír.
Esto era solo el comienzo.
[...]
RAQUELLE...
Yo y el pelinegro caminamos con tranquilidad, entrando al salón de clases.
—Trabajar un sábado. Eso es dedicación.—Habla el chico mientras escaneo la habitación.
—¿Donde los está escondiendo?—Pregunto directa.
—Lo siento, no sé de qué hablas.—Responde el hombre Yukimura.
—Sus pequeños cuchillos.—Esta vez Void es quien habla mientras busco en el pequeño librero que está en la clase.
Mi mano pasa cada uno de ellos y empiezo a tirarlos.
—Dagas. Sabemos lo que son.—Void sigue hablando al Yukimura.—La representación física de sus colas.
Encuentro un libro y lo abro haciendo que el doble del sarcástico Stiles me mira on atención.
Lo miro y niego, arrojo con fuerza el libro al suelo.
—Como sea que eso funcione.—Dice Void.
—Quizás deberías leer algo sobre eso. Puedo llevarte, o llevarlos, como prefieran, a la sección de mitos japoneses en la biblioteca.
—No. Nos gustaría hablar contigo.—Acoto mirándolo con una sonrisa al ver como traga fuerte.
—Cuanto más vieja la cola, más fuerte el oni.—Me sigue el pelinegro, moviéndose hacia el hombre.—¿Tengo razón? Sé que queda uno. Sé que es el más fuerte.
—Desafortunadamente, no sé a que te refieres.—Responde con rapidez el hombre lo que causa una falsa mueca de lastima.
—¿Por qué se pone así? No le estamos haciendo nada malo, señor Yukimura.—Digo sacando un poco el labio inferior, Void, a mi lado, ríe un poco.
Ambos caminamos lentamente hacia el de rasgos asiáticos-
—Hablarás.—Declara el chico a mi lado, y yo levanto el libro con rapidez, y con agilidad meto la mosca que sale, en la boca del hombre, obligandolo a tragarla.
Este se toma de la garganta ante la impresión y empieza a doblarse sobre si.
—Siempre hablan.
[...]
OMNISCIENTE
Kira y Scott están junto a los padres de la asiática, luego de que le trajeran a su madre algo para ayudar a su padre.
—¿Stiles y Raquelle hicieron esto?—Pregunta el moreno.
Noshiko Yukimura mira al chico.—Querían el ultimo kaiken.—Ella elevó una daga.—Mantuve esto cerca desde que desaparecieron tus dos amigos.
—Mamá, debes hablar con nosotros, acerca de todo.—Kira habla.
La mujer sigue con la mirada al chico menor y ve como saca una fotografía.
—¿Donde conseguiste esto?—La sorpresa de la madre de la kitsune no tarda en hacerse visible al tomarla.
—¿Es la abuela?
—No. Soy yo.—Dijo mirando a la foto.
—Si eres tú, tendrías que tener como noventa años.—Scott dice.
—Cerca de novecientos.—Le corrige la mujer.
—Claro. ¿Por qué no? Papé, ¿cuantos años tienes tú?
—Cuarenta y tres. Pero me dijeron que parezco de treinta y tantos.—Le responde con un poco de humor a su hija.
Kira le da a su madre la katana y esta lo desenfunda, tirando las piezas rotas sobre el escritorio del señor Yukimura.
—La cuchilla estaba rota la ultima vez que la usé.—Noshiko mira a las partes.
—¿Cuando fue eso?—Indaga Kira.
—En 1943. Contra el nogitsune y su vulpeja.
—Todo esto pasó antes, ¿no?—Scott cuestiona.
—Sí.—Contesta la mujer.
—Los que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo.
—¿De donde vino eso?—La Yukimura menor mira a su padre, por las palabras que dijo.
—Era un campo de confinamiento en la Segunda Guerra Mundial.—Habla la Yukimura mayor dedicando su habla a su hija.—En Oak Creek, no muy lejos de aquí.
—Espera. Les dijiste a Allison e Isaac que no había un campo de confinamiento en Oak Creek.—El McCall revela al hombre.
—La familia de Allison tiene un cierto historial de violencia. No sabía si se podía confiar en ella.—Replica.—Sí, había un campamento. Pero borraron todos los registros.
—Los ocultaron.—Exclama Noshiko.
—Cuando era un estudiante de posgrado, el proyecto que me apasionaba, bueno, en realidad, me obsesionaba, era tratar de descubrir la verdad sobre Oak Creek.—El hombre toma un libro donde lo abre y muestra unas fotos.—Así conocí a tu madre, Kira.
Noshiko y Ken Yukimura se miraron con esos ojos del amor, y por un insólito momento, Scott deseó que él estuviera en el lugar de Ken y que alguien más fuera Noshiko...
—¿De donde provinieron el nogitsune y su vulpeja?—Pregunta Kira cortando el momento amoroso de sus padres, ella creyó que Scott estaba poniéndose mal por hablar sobre sus amigos, cuando en realidad no era así. No era esa la razón de su humor melancólico y decaido.
—¿Aún no resulta obvio? Provinieron de mi.
Un niño corría por las calles con dirección al lugar en el que vivía su familia.
Al entrar se encontró con las personas que veía todos los días.
—Michio.—Una chica lo llamó y este se dio la vuelta, la fémina le lanzó una bola y este la atrapó con una sonrisa.
—¿Una pelota de béisbol, Noshiko? ¿Pudiste robar petardos? ¿Una ametralladora, quizá?—Otra chica de, tal vez, su edad le habló y esta rodó los ojos.
—Puedo sentir tu mirada detrás de mi cabeza, Satomi.—Habló Noshiko a la única mujer mayor del lugar.
—Robas frecuentemente. Y robas mucho.—Le reprendió Satomi.
—¿Debería devolver algo?—Al decir eso, su mano se posó sobre la mesa en la que la mayor jugaba su juego, y un frasco de medicamento apareció en su visión.—Sé que tienes migrañas al menos una vez al mes.
—Prefiero sufrir.—Dijo la mayor moviendo el frasco en dirección de vuelta a la chica.—Sé lo que piensas de mi, Noshiko. Crees que soy débil porque sigo las reglas. Crees que las reglas son para la obediencia de tontos y cobardes. La zorra joven siempre conoce las reglas, así puede romperlas. El animal más viejo y sabio aprende las excepciones de las reglas.
—Oigan, ustedes dos, solo debemos quedarnos callados.—Dijo la chica con la que habló Noshiko minutos antes.
De pronto un ruido se escuchó, la ventana se había roto.
Todos con rapidez empezaron a ocultar las cosas que habían conseguido con el tiempo.
Cuatro personas entraron por la puerta, y todos y estaban como si nada hubiera sucedido.
—¿Alguien perdió algo?—Preguntó uno de los cuatro. Era Rhys, un rubio de ojos azules.
—Anoche robaron suministros del camión.—Anunció una chica que venía con los tres hombres.—¿Alguien tiene idea de lo que pasó?—Preguntó con voz serie pero suave al mismo tiempo, asustaba un poco pero le daba un toque de humanidad. En esos momento se necesitaba asustar a los demás, pero ella no lo quería.
Uno de los hombres se acercó a la chica que se compartió dialogo con Noshiko, y la empezó a manosear.
La chica rubia de facciones serias miró al chico al lado suyo, o sea, a Rhys y señaló con sus ojos al hombre que se estaba aprovechando de la situación.
—Merrick.
—Solo cumplo mi deber patriótico, cabo.—Le respondió, siguiendo con sus toques indebidos.
La chica miró a Rhys esperando a que le dé el permiso para interrumpir la acción morbosa de Merrick.
—No te descontroles, Roden.—Le advirtió en un susurro y ella asintió acercándose al hombre.
—Te dijo algo.—Habló ella, tomando la mano de él y sacándola del trasero de la chica.
La de nombre Roden apretó con fuerza disimuladamente la mano de Merrick, enviándole una advertencia.
Merrick la miró unos segundos y ella no bajó la mirada en ningún momento, no lo haría. No otra vez. No había luchado tanto para estar en el puesto en el que estaba por nada.
Él se alejó de la chica y apretó su mandíbula sabiendo que por más que quisiera hacerle algo, no podría, por la relación que tenía su cabo con esta. No lo malinterpreten, no eran pareja, se consideraban como hermanos. La tocabas y estabas muerto.
—Quiero que arreglen esa ventana. Habrá una inspección en la mañana. Ojalá que no encontremos nada que no deba estar ahí.—Ordenó Rhys.
—¿No vamos a mirar ahora?—Preguntó con fastidio el otro que los acompañó.
—Hay una inspección en la mañana.—Volvió a decir el rubio con fuerza.—Es un centro de re ubicación. No una prisión.
—Puedes llamarlo campamento de verano, si te sientes mejor.—Se mofó el que se sobrepasaba con la asiática.
Cuando él se dio la vuelta para irse, solo cuando Roden vio cruzar a este la puerta, fue cuando se alejó un poco de la chica que, inconscientemente, protegió.
—Señor.
—Se les ordenó algo. Háganlo, y si tienen quejas ya saben a donde pueden meterselas.—Susurró lo ultimo solo para que lo escuchen ellos pero el pequeño de nombre Michio llegó a oirlo, lo que le provocó una pequeña risa.
Su padre colocó una mano en su boca con rapidez.
Roden se dio la vuelta para mirar al niño y una pequeña sonrisa salió de ella.
Rhys sostuvo la mirada con su amante, antes de darse la vuelta con Roden a su lado, esta le chocó el hombro con disimulo y señaló a Michio con su cabeza.
El rubio no entendió a lo que se refirió, por lo que ella sacó con delicadeza la bola de su mano y miró al pequeño para arrojarsela. Este la atrapó con un sonrisa.
Rhys salió del lugar y la chica lo siguió, dejando el lugar en un silencio.
Satomi le habló a Noshiko en su idioma.—O como dicen en Estados Unidos, lo que cosechas es lo que siembras.
La Noshiko actual ordena las piezas de la katana con desesperación.
—Kira, necesito que me ayudes en esto.—Le habla a su hija quien se encuentra de brazos cruzados.—No hay mucho tiempo. Y es algo que debe hacerse a la luz del día.
—No hasta que nos cuentes todo.—Reclamó la menor.
—Cuéntales, Noshiko. Cuéntales lo que necesitan saber.
—Los lobos y los zorros no suelen llevarse bien. No solo en las fábulas o en los cuentos.
—Pero los aliados, aunque improbables, deben ser bienvenidos. Especialmente en tiempos de guerra.
La madre de Kira dejó un pedazo de la katana en la mesa con brusquedad.
—Okey, basta, basta. No queremos oír tu historia de Casablanca. Queremos saber como salvar a Stiles y a Raquelle.—Se queja Kira luego de haber escuchado como su madre tenía un momento con su amante.
—Eso trato de decirles.
—Tratan de ganar tiempo. Cuando se oculte el sol, los oni van a volver a perseguirlos, ¿no?—Scott dice.
—Tus amigos se fueron, Scott.
—No creo que estés seguro de eso.—Replica este.—Tu trajiste a los oni. ¿Puedes hacer que se vayan?
—No es la culpa de ellos.—Lo secundó Kira al alfa.
—Raquelle y Stiles podrán ser tus mejores amigos. Puede ser hasta hermanos para ti. Pero ahora son el nogitsune y la vulpeja. Son nulos.
—¿Puedes hacer que se vayan?—Vuelve a repetir el de ojos cafés.
—Cuando oigas toda la historia, no querrás que lo haga.
—Rhys y yo encontramos formas de vernos. A veces en los barracones. A veces en los búnkers donde estacionan los vehículos militares. Y en la gran mayoría Roden, su mejor amiga, nos avisaba si alguien estaba allí. Ella era única. Y era la única que sabía de lo nuestro y nos apoyaba en eso.
»Lo iban a transferir a África del Norte en pocas semanas. Yo le enseñaba un poco de francés.
Noshiko se encontraba acostada en el pecho de Rhys mientras este leía una palabra en el idioma francés.
—¿Coup de foudre?—Pronunció horriblemente.
—Coup de foudre. Es un sonido "ah"—Le corrigió ella. El chico repitió la palabra y esta vez si estuvo bien.—No está mal. Es un modismo. pero al traducción literal es "relámpago".—Le explicó ella. Rhys cerró el libro y pronunció una frase.—No recuerdo haberte enseñado eso.
—Lo aprendí yo solo. Pensé que podría ser útil. Entonces, embrasse-moi. Bésame.—Dijo el rubio.
Noshiko no tardó en hacerlo.
Roden se encontraba a unos metros, vigilando el perímetro para que no los descubrieran.
Ella oyó un sonido y decidió ir a avisara a los enamorados.
—Oigan, lamento cortar el ambiente, pero oí algo y-
La rubia se calló y se agachó detrás del vehículo, al igual que la pareja, ya que oyeron un ruido.
Eran tres hombres.
—Vimos a Merrick y Hayes hablar con el medico del campamento. Estaban susurrando, hablaban rápido.
Los tres vieron como el hombre sacaba dinero y se los daba a ambos.
—Noshiko.—El esposo le habla a la mujer ya que sangre empieza a caer de su mano.
La mujer se da cuenta y con ello también ambos adolescentes.
—Mamá, ¿que estás haciendo?
Noshiko aceptó la tela que su esposo le da y se limpia. Ella le muestra su mano a su hija, no tenía ninguna herida.
—¿Como hiciste eso?—Pregunta Kira con sorpresa.
—Es uno de nuestros talentos. Algo que aprenderás, Kira. Denerías haberte dado cuenta que nunca te enfermans. Jamás. Nunca sufrrás algo tan simple como un resfrío común. Algo tan grave como una gripe. O algo como...
Michio se encontraba en una cama de hospital, estaba grave.
Roden lo miraba desde lejos con pena. Era tan solo un niño.
—Neumonía. Igual a todos los demás.—Dijo el médico y se dio la vuelta para dejarlo solo.
Noshiko estaba con Rinko, la chica que fue tocada demás.
—Estoy bien. No es tan malo.—Le dijo antes de irse.
Noshiko miró hacia al frente, donde Roden y Rhys tenían una fuerte conversación con el doctor.
Rhys miró a Noshiko desde lo lejos y pronto su amiga entendió. Ambos se dirigieron a la chica.
—Todos se están enfermando de neumonía. y a todos nos falta M y B.—El rubio reveló a penas se acercó a su enamorada.
—¿M y B?
—Productos farmacéuticos de May and Baker. Sulfonamida.—Le aclaró Roden a la de trenzas.
—Vi esas cajas.
—¿Cómo "cajas"? Solo tenemos una.—Rhys miró incrédulo a la del frente.
—Habían tres.—Declaró Noshiko.—Sé que robé algunas cosas de ese camión, pero no robé nada de M y B.
Roden y Rhys se miaron.
—Rhys revisó su registro. Pero ya sabíamos lo que estaba pasando. El Doctor Liston estaba usando a Merrick y a Hayes para vender medicamentos en el mercado negro.
El padre de Michio empezó a gritar el nombre del pequeño.
Roden se acercó con rapidez y miró al padre abrazar al menor.
El pequeño dejó caer la bola que Roden le había dado, y eso anunció oficialmente su muerte.
—Entendí el error que cometí al hablar demasiado pronto. No ayudaba a nadie. Incitaba una revuelta.
Las personas que vivían allí empezaron a acumularse sobre el vehículo donde iba el medico.
Roden y Rhys empezaron a tratar de tranquilizarlo que pero se dieron cuenta que no había mucho que hacer.
—Les grité que se detuvieran. Pero muchos estaban enfermos. Y muchos estaban muriendo. nunca había visto tanto enojo.
Rhys se abrió camino entre la multitud y con dificultad se acercó al vehículo. Abrió una puerta y dejó salir a Hayes.
Roden vio al padre de Michio encender una cóctel molotov y ambos conectaron miradas.
Ella negó tratando de hacerlo razonar, y este, se rindió dejando el arma con fuego en su mano.
—¡ATRÁS!
El grito de Merrick se oyó y pronto la rubia supo lo que eso significaba, y no era nada que incluyera la paz o algo por el estilo.
Satomi se acercó al hombre que tenía el arma en alto, y este le pegó con su arma.
Eso fue el comienzo del desastre.
—Entendí por qué Satomi siempre trataba de estar callada. Por qué tenía migrañas una vez al mes, y por qué siempre jugaba al Go. La mantenía calmada.
—La habían mordido.
—A los hombres lobo mordidos les cuesta eliminar su enojo. Ante un altercado imprevisto, pueden perder todo el control.
Satomi tomó el cóctel molotov y lo lanzó hacia nadie en particular. Lamentablemente cayó sobre Rhys.
Noshiko gritó con fuerza y Roden quedó pasmada viendo a su amigo sufrir.
Los militares empezaron a disparar sin importar a quien le daban.
Roden se acercó a su amigo y tomó su mano herida. Luego sintió su cuerpo pesado y adolorido.
Disparos la atravesaron con rapidez.
—Los disparos casi me matan.—Dice Noshiko acomodando las piezas de la katana junto a su hija.—No sé cuantas balas impactaron en mi cuerpo, pero las resistí a todas. Me dejaron el cuerpo tan débil, el pulso tan lento, que parecía casi muerta. Pero incluso así, estaba mucho mejor que Rhys y Roden.
»Sus gritos podían oírse en toda la Casa Eichen haciendo eco en cada cuarto, en cada corredor, mientras que en Roden...En ella casi ni se escuchaba su respiración. Pero no era calma. Era errática. Ambo murieron en agonía.
»El doctor, parece, que también había vendido la morfina. A Merrick y Hayes les encargaron deshacerse de todos los cuerpos, los estadounidenses y los japoneses-estadounidenses. También transfirieron al Doctor Liston, ubicandolo en otro lado. Lo estaban ocultando.
En el vehículo se encontraban Roden, Rhys y Noshiko, al lado del otro. Irónico.
»El médico, Merrick, Hayes y todos los demás iban a salvarse de que los acusaran de homicidio. Por casualidad, supongo, el cuerpo de Rhys fue puesto al lado mio, y al lado de él, el de Roden.
Noshiko tomó la mano de Rhys y todos sus momentos juntos volvieron a rememorarse en su cabeza.
—Quería que los soldados y la administración del campamento fueran castigados por su delito. Pero sabía que el tiempo corría. Iba a perder mi oportunidad. Me iban a quemar con lo demás. No podía defenderme con el cuerpo debilitado y en curación. A penas podía moverme. Iba a morir.—Las palabras de la madre de Kira denotaban el dolor y sufrimiento que pasó.—Mientras el tiempo se escurría entre mis dedos, supe que estaba tomando una decisión terrible. Pero no podía morir sabiendo que se saldrían con la suya. Así que llamé a nuestros ancestros para hacer un kitsune-tsuki. Posesión por un espíritu de zorro. Para un nogitsune poderoso, uno que se alimenta de caos, conflictos y dolor, para controlar mi cuerpo debilitado, imbuirlo de poder y usarlo como arma.—Su voz se oscureció a un grado notable.—Pero apelar a un espíritu embaucador es algo peligroso. Pueden tener un sentido del humor muy oscuro. Porque si bien el nogitsune vino a poseer a alguien, no se trataba de mi.
Rhys y Roden fueron puestos juntos y sus cuerpo estaban juntos.
—¿Que pasó?—Pregunta McCall.
—Mi cuerpo empezaba a curarse. Y pude levantarme del suelo. Pero era demasiado tarde.—Noshiko mira a su esposo con dolor.
—¿Y que hizo?
—Se pasaron el poder. Jamás tomé en cuenta que estaban más cerca de lo que parecía. Rhys y Roden trajeron conflictos y más dolor del que puedas imaginar.
Rinko y un grupo de sobrevivientes corrieron tratando de escapar, pero alguien no los dejó.
Noshiko tomó su katana y corrió hacia donde estaban.
Roden y Rhys, el nogitsune y su vulpeja.
Noshiko miró a su antiguo amor y empezó a pelear, pronto Roden miró al de vendas y a la mujer que estaba a punto de clavarle las garras en su espalda.
Ella se movió con rapidez e hizo que las garras se clavaran en ella, solo que no calculó que la otra mano de Satomi tuviera garras y también se clavaran sobre él.
Noshiko vio eso como una señal y traspasó con la katana el cuerpo de Rhys y el de Roden al mismo tiempo.
Ambos cuerpos cayeron al suelo y sus bocas se abrieron liberando dos moscas. Noshiko las tomó con su mano y lloró.
—La traducción literal es "relámpago". En francés puede significar amor a primera vista.—Scott y Kira compartieron miradas antes de que Scott la desvíe con rapidez.—Pero un relámpago es exactamente lo que necesitamos ahora.
—¿Para qué?
—La extirpación del nogitsune y su vulpeja de ambos cuerpos, destruyó la katana.—Explica la Yukimura mayor.—Pero puedes repararla.
—¿Por qué no lo haces tú?
—Porque no soy un kitsune del trueno. ¿Confias en mi?
—Descubrí que tienes novecientos años? Creo que no volveré a confiar en ti.
—Confía en mi en cuanto esto.—Le pide la mayor tomando su mano.
Esta se acercó al arma y pronto una energía azul salió de ella, lo que hizo que las piezas se empezaran a unir.
Noshiko le dio la katana a su hija.
—Hay formas de salvarlos.—Declara Scott mirando a ambos Yukimura mayores ante los comentarios de asesinato.
—Kira. Si hieres a uno se debilitará y necesita energía que será robada de alguien. Y a veces no hay freno.
Kira mira a su madre y asiente antes de salir con Scott hacia el loft de Derek.
[NOTA DE AUTORA]
AL FINNNNNNNN
SVISEB W
DIOS HE TERMINADO Y SE SIENTE TAAN BIEN, bueno eso mismo no opina mi espalda, ojos y cabeza, pero luego de mentalmente...Hay un poco de satisfacción al saber que en tres días más o meno pude escribir un capitulod e ¡SEIS MIL QUINIENTAS PALABRAS! lo cual es rarisimo en mi.
Pero bueno.
Espero que esten bine, y si no lo están, pueden mandarme sin dudarlo.
Estoyb más en Wattpad que en otras redes.
Recuerden que hay personas que les quieren y entre ellas, estoy yo.
Les quiere, Luuu.
[..]
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