Una vez que Faye salió del hospital, nunca miró atrás.

Ella caminó a casa ese día con una manta en sus brazos, una bufanda de color rojo alrededor del cuello y con nada más del hospital. Los sostuvo contra pecho en el clima de veinte grados, y aunque muchas personas la miraron de manera extraña y la observaron de lado, nada de esto le afectó en lo más mínimo. El frío ya no era un factor para Faye. No podía sentirlo. Su mente no lo permitía. 

Llegó a casa sin saludar a sus padres que estaban sentados en la sala de estar. Le hicieron preguntas. Ella respondió descaradamente. Preguntaron por la manta y la bufanda, pero nunca preguntaron por Yoko. 

Faye se alegró. Era una buena idea no haberles contado nunca sobre ella después de todo. 

Subió los escalones hasta su habitación, Hizo su - no - la manta de Yoko un bulto, y la dejó caer sobre su cama junto con la bufanda. Metió la mano en el bolsillo para sacar su teléfono y presionó a uno de sus contactos. Se lo acercó a la oreja y esperó a que la otra línea contestara. Una vez que lo hizo, Faye fue recibida con un "¿Hola?" 

Faye vaciló. Tragó saliva y miró por la ventana. 

"Hola, ¿Becky? Es Faye. ¿Estás ocupada?" 

La voz de Becky era reservada y seca. 

"No, no lo estoy." 

"Si no es demasiado problema, ¿puedo ir a tu casa?" 

Becky estaba callada al otro lado. Ella ya lo sabía. Inhaló audiblemente, y Faye pudo escuchar un sonido de arañazo. Después de un momento, finalmente habló. Su voz era solemne. 

"Por supuesto." 

. . .

Faye se sentó al borde de la cama de Becky, y miró por la ventana sin enfoque alguno. Becky le hablaba y Faye escuchaba y a menudo respondía. Pero la mayoría de las veces, solo se sentaba allí y seguía sin mirar nada.

Becky se habría estado preocupado por ella si no hubiera descubierto lo que había sucedido ese día. Estaba igual que Faye, sentada en el mismo lado de la cama, a una buena distancia de su visita. Esos ojos marrones suyos a menudo se lanzaban al piso, luego al techo, alrededor de la habitación y de regreso al piso, pero nunca miraba a Faye. 

Temía que si lo hacía, no sería capaz de mantener a raya sus emociones. 

"¿Cómo se veía?" Becky preguntó en tono bajo. 

A Faye le tomó un tiempo responder. 

"¿Cuando desperté?" 

"Sí ..." Becky miró hacia abajo. 

Faye dejó escapar un gruñido a medias y continuó mirando hacia adelante. 

"Pálida. Enferma. Muerta". 

"¿Cómo descubriste que ella no estaba ... aqui?" 

"Todo su cuerpo estaba relajado. Su cabeza descansaba sobre la mía con el peso de alguien que está inconsciente". 

Esta vez, Becky fue la que gruñó, el sonido provenía de lo profundo de su pecho. Tardó en hablar de nuevo, pero lo hizo de cualquier manera. 

"¿Vas a su funeral?" 

"No." 

La respuesta llegó mucho más rápido de lo que Becky pensó. La sorprendió, mientras Faye continuaba de hablar. 

"Me niego a ir. Mi último recuerdo de Yoko no será sobre ella, bien vestida, pálida, rígida y metida en un ataúd, rodeada de una cantidad innumerable de personas que no se preocuparon por ella hasta el día en que escucharon sobre su muerte. Mi último recuerdo de Apasra ya está conmigo, y morirá junto a mí ". 

El tono de Faye era monótono, pero Becky no dejó de detectar el veneno que tenía cada palabra antes de su última oración. Entendió de dónde venía Faye y ni siquiera pensó en usar su tono frío contra ella. Becky estaba igual de amargada. Ella tampoco tenía intención de presentarse a ningún funeral. Estaría furiosa con todos los que estaban allí, y sabía que el mismo dolor ardía también dentro de Faye. 

Becky se inclinó hacia adelante y unió sus manos. Miró fijamente la pared y balanceó una pierna hacia arriba y hacia abajo mientras sus emociones lentamente comenzaban a reclamarla. 

"Ya sabes ... Um ..." Miró hacia abajo y se frotó el cuello con brusquedad, dejando atrás profundas marcas rojas. "Yoko, a ella ... realmente le gustabas- uh- se preocupaba por ti ... Hablaba de ti todo el tiempo cuando te conoció por primera vez-" 

"No lo hagas". 

Becky se congeló. Con su mano aferrada a su cuello, levantó la vista lentamente para descubrir que Faye la miraba con ojos vacíos, sin ninguna emoción alguna. 

"No, Becky. Solo ... no lo hagas". 

Tragó saliva y giró la cabeza para mirar por la ventana otra vez. Faye entrelazó sus dedos y clavó sus uñas en el dorso de sus manos. Estaba redirigiendo el dolor. 

"Lo siento." Fue la última palabra que Becky murmuró antes de mirar hacia adelante también, sin tener nada más que decir. 

Compartieron la compañía de la otra en silencio durante lo que pareció la duración de cinco minutos, y en ese momento, Faye nunca miró a un lado para ver a Becky. No fue hasta que vio la forma de Becky doblarse en su periférico que Faye miró en su dirección, y cuando lo hizo, fue recibida con una Becky sollozando en silencio, su rostro había sido enterrado en las palmas de sus manos. Aunque se tardó, Faye se movió por instinto y se sentó cerca de Becky. Puso una mano sobre su pequeña espalda y la frotó suavemente, esperando consolarla y ser la más fuerte de los dos. Pero a medida que pasaba cada segundo, Faye podía sentir su propio dolor acumulándose más y más dentro de ella. Deseó poder luchar contra ella, pero sabía que no había forma posible de hacerlo. 

No pasó mucho tiempo antes de que Faye apoyara su cabeza sobre el hombro de Becky, ya que ella también fue víctima de la tristeza que lentamente se la comió viva.