🅒🅘🅝🅒🅤🅔🅝🅣🅐 🅨 🅝🅤🅔🅥🅔
Sintió como una mano lo acariciaba, abrió los ojos con pereza y vio la mano del albino sobre su cabeza.
—Manic —lo llama Silver—. ¿Cómo te sientes? —le pregunta al ver que ha despertado.
El verdoso le sonríe mientras se incorpora luego escucha un leve gruñido y se percata que estaba recostado en el lomo de Scourge.
—¿Qué pasó? —preguntó confundido.
Silver desvía la mirada.
—Te desmayaste en cuanto recuperaste la consciencia, nos alejamos de ese lugar creyendo que algo podría estarte afectando —le cuenta Silver mientras lo revisa.
Los chicos se encontraban caminando lentamente mientras esperaban su despertar y cuando notaron que había vuelto Mephiles se acerca para verlo.
—Y efectivamente algo estaba generando conflicto con tu magia —le dice mientras lo mira recuperado—. La magia aún te afecta.
Los pajarillos de Espio sobrevuela el lugar mientras lo iluminan.
—Lo siento por preocuparlos, pero ya me siento mejor —los calma Manic.
Puede sentir los ligeros pasos de lycan y su movimiento.
—El bosque sigue denso, pareciera que oculta algo —agrega Mephiles viendo a su alrededor—, cada que nos adentramos es más difícil ver el camino.
Un leve quejido sale de lycan verde mientras se detiene, Manic se baja al escucharlo y Scourge vuelve a su forma zoomorfa.
—Hay un aroma diferente —le dice apresándolo contra su pecho en busca de resguardarlo.
Mephiles ve por delante, prepara sus armas mientras ve a su grupo.
—Sea lo que sea que encontremos allí debemos estar preparados —les dice sin vacilar.
Los chicos asienten, Scourge libera a Manic para sujetar su mano. En grupo caminan por el lugar hasta que se percatan que comienza a aparecer un camino empedrado. Siguen por él al menos por un largo tiempo hasta que finalmente están frente a frente con el castillo.
Silver es el que se acerca para verlo. Imponente, surreal y de un color sumamente llamativo hizo que su cuerpo temblara ante la idea de que allí había secretos que no conocía de su propia estirpe y especialmente de su padre.
—El castillo desconocido —dice volteando a ver a los demás—. Hemos llegado.
El rostro de Silver se muestra un poco desganado debido a los sucesos pasados con Manic, aun no comprendía qué era lo que estaba oculto. Mephiles camina al lado del vampiro albino, toma su mano mientras la estrecha.
—Lo que encontremos allí no cambiara mi perspectiva ante ti —le menciona con suavidad—. Desde el momento que decidí estar a tu lado supe de tus intenciones y aunque el mundo intenté ponerme en tu contra, solo tu corazón me convencerá de lo contrario.
Silver desvía la mirada al suelo mientras aprieta el agarre en esa mano.
—Tengo miedo de encontrar algo que no deseo saber —le confiesa con un poco de temor—. La oscuridad ha rodeado mi estirpe por mucho tiempo y temo que algo más grave termine de hundirnos.
—Lo que encontremos nos ayudará a detener esta guerra —lo mira brevemente— recuerda tu misión, traer la paz finalmente en el mundo mágico —le recalca— no lo olvides.
Silver asiente.
—Bien ahora que estamos aquí no podemos retroceder —menciona el cazador al resto del grupo.
Con muchas dudas y temores avanzaron; se adentraron a los jardines mientras al frente se veía el abandono y como este había afectado a la infraestructura del castillo. La entrada mostraba señales de destrucción por el tiempo, nuevamente la humedad y el moho relucían.
—Viendo la cantidad de árboles que cubren este lugar no me sorprendería por qué los vampiros lo eligieron —menciona Scourge— para los lobos sería un dolor de cabeza — se queja tapándose la nariz.
Manic se encontraba incrédulo al ver ese ambiente, un ligero sentimiento de agonía se apoderaba de su pecho mientras pensaba en lo que había visto.
—Lo que no entiendo es por qué los vampiros vivían cerca de los mortales y por qué los mortales convivían con las criaturas mágicas —pregunta Espio.
Aquello hace que Mephiles se detenga brevemente.
—No tengo conocimiento de alguna convivencia entre mortales y criaturas mágicas, eso me provoca una intriga, porque está oculto —menciona Mephiles con seguridad.
—Las respuestas deben estar aquí... —menciona Manic señalando al frente.
Dejaron por detrás lo que aún quedaba de los jardines y la entrada destruida a la sala principal fue lo que se dejó apreciar. Ingresaron y lo primero que vieron fue la cantidad de cuadros que adornaban la sala principal. En ellos se podía apreciar varios retratos de personas, mortales para ser precisos, haciendo varias actividades.
Scourge silbó ante su hallazgo.
—Estos son diferentes a los que hemos visto en otros castillos —dice acercándose a verlos con mayor detalle.
Silver los admira sin palabras. Se acerca a verlos más de cerca y nota la firma sobre ellos.
—Mi padre solía realizar retratos —habla mientras sus ojos se ven llenos de decepción— en su diario menciona que antes de conocer a mi madre, solía pintar muchas cosas —sus ojos se cierran— todos los cuadros de los demás palacios eran hechos por él incluso los de mi madre, Carmilla —en sus pensamientos trataba de unir lo que leyó con lo que veía—, pero después de casarse con ella y subir a ser rey dejó de pintar debido a un suceso...
—¿Cuál es ese suceso su majestad? —le pregunta Mephiles.
—Una muerte... —sus ojos se enfocan en el grupo— y comienzo a creer que esa muerte no fue la de mi madre...
Manic abre los ojos al unir los cabos de esa información.
—Debemos buscar cualquier cosa en este palacio, el indicio que propicio la desaparición de los sucesos que estamos conociendo —el mago se muestra muy intrigado.
—Para ello debemos separarnos y buscar cualquier información que encontremos —añade Silver.
Los chicos asienten y se separaron, Espio con Silver, Manic con Scourge y Mephiles pidió ir solo.
El albino se dirigió a las recamaras, reviso una a una y se dio cuenta de que estaban vacías, sin señales de haber sido utilizadas. Espio examinó el lugar con su magia y efectivamente nunca hubo rastros de que alguien las ocupara a excepción de una. Al abrirla se dio cuenta de que aquella era la habitación de alguien importante.
—Su majestad —menciona Espio cuando ve que Silver ingresa.
Algunas estanterías estaban tiradas y los libros regados en el suelo. Silver se agachó para tomar algunos y leer las pocas páginas que no estaban destruidas. Sus ojos dorados leyeron con cautela cada oración y palabra.
—La habitación de mi padre —le contesta sentándose para leer— este castillo fue un regalo que el conde Drácula le dio como presente por su cumpleaños, lo decía en su diario.
Paso las pocas páginas que quedaban enteras para leer.
—De hecho, no solo fue el palacio, fueron estas tierras —agrega más, deja de lado ese libro y busca entre las estanterías.
—¿Y qué es lo que buscamos exactamente? —dice Espio al ver que el vampiro busca entre los escombros.
Silver encontró un cofre, intento abrirlo, pero la cerradura estaba fundida.
—¿Puedes abrirlo con tu magia? —le pide mostrándole el cofre.
Espio asiente mientras un pajarillo se acerca a la cerradura, después de algunos picotazos el metal cede y cae. Silver abre el cofre y sus ojos denotan incredulidad, varios papiros estaban resguardados allí y en perfecto estado. Saca uno a uno para extenderlos y leerlos. Sus ojos se llenan de impresión mientras continua. El mago se aproxima para leer junto a él, pero se da cuenta de que está en el idioma natal de los vampiros, el rumano.
—Esto es un acuerdo entre dos especies... —susurra Silver viendo al mago—. Vampiros y humanos en un acuerdo de convivencia en estas tierras...
Aquello dejó al mago sin palabras y al vampiro le provocó miedo.
[...]
Manic y Scourge buscaron en la plata baja, en lo que parecía fue una biblioteca no había mucho que buscar, ya que la mayoría de cosas estaban destruidas o en mal estado.
—No hay nada aquí, la humedad lo ha destruido todo —dice cansado el lobo.
Manic quitaba algunos cuadros.
—Debe haber algo —le dice al verlo desganado— puedo sentirlo cerca...
Una brisa lo hace retorcerse de frío. Scourge se percata de ello y se acerca para abrazarlo.
—Estoy bien, no te preocupes —le dice con pena, el calor del lobo es tan agradable para él.
—Manic deberíamos irnos, en este lugar no hay nada —le dice— busquemos en otra zona.
Manic lo toma de la mano mientras salen a un pasillo y caminan en dirección a la entrada, mientras caminan, Manic resbala, pero Scourge lo sujeta y entonces ambos descubren algo. Bajo sus pies una base se destruye y ambos caen en un agujero. Scourge sujeta a Manic y trata de frenarlos en la caída, pero es imposible sus garras resbalan de la superficie, entonces al ver que no puede detener la caída, el lobo se aferra a su pareja para protegerla.
—¡Manic! —grita apresándolo y esperando el golpe.
Cosa que no llegó, sino que ambos cayeron en agua, una fuerte corriente los arrastro mientras el lobo sujetaba a Manic. Los empujo varios metros lejos de la caída, el sonido de una cascada alerto al alfa y cuando cayeron con sus garras araño una superficie, sin pensarlo dos veces se aferró a ella y se impulsó para salir hasta que finalmente cayeron sobre una superficie plana. Scourge rápidamente vio a Manic y se percató que estaba bien, con algunos rasguños y golpes menores.
—¡Demonios por eso odio los castillos abandonados! —se queja el lobo mientras se sacude el exceso de agua.
Manic también intenta quitarse el exceso de agua.
—¿Estás bien? —le pregunta el lycan mientras lo ayuda a acicalarse.
Manic se detiene mientras ve a su alrededor.
—¿En dónde estamos? —pregunta viendo a Scourge.
Ambos observan a su alrededor, el lobo toca el suelo y se percata que es roca sólida, detrás de él la caída de la cascada, sus ojos se elevaron al techo y se dio cuenta de que también era de roca.
—Parece que también hay algo oculto debajo —menciona el lobo mientras ayuda a incorporarse a Manic.
El menor se endereza y mira alrededor.
—No podremos escapar por el mismo lugar que caímos, debemos buscar otra salida.
Ambos se toman de las manos mientras se encaminan en el pasillo en donde cayeron. Las paredes tenían estructuras en donde parecía podían colocarse antorchas, una débil luz natural se filtraba con la cual los dos se pudieron guiar. Sus pasos los llevaron hasta una puerta de metal la cual el lobo quebró con facilidad.
Entraron a esa habitación y ante ellos un salón lleno de instrumentos se encontraba, cuando Scourge se adelantó, la habitación se iluminó como por arte de magia. Al verse iluminada los rostros de ambos chicos quedaron llenos de sorpresa.
—¿Un laboratorio? —dice Scourge con el tono de voz lleno de decepción y sorpresa.
Varios tubos de ensayo se encontraban en las mesas, frascos con algunas criaturas desafortunadamente disecadas, entre otros instrumentos que no pudieron descifrar. Manic sintió una confusión combinada con ansiedad, ver todo aquello hizo que su mente reviviera la tortura que le provocaron cuando los mortales lo atraparon.
Se abrazó a sí mismo en busca de calmarse, pero era inevitable que las imágenes de cada una de las pruebas que hicieron con él se repitieran como un bucle. Ante ello el lobo se acercó a él mientras lo rodeaba con sus brazos.
—Calma —susurraba mientras sentía el ligero temblor en el cuerpo del erizo— ellos ya no podrán hacerte daño —continuaba buscando la manera de desviar sus recuerdos—, estoy aquí, nadie puede hacerte daño —le susurra palabras para tranquilizarlo.
Las lágrimas salieron del rostro de Manic mientras buscó el consuelo del lobo. Scourge solo tuvo que quedarse en silencio esperando que su calma pudiera llegar a Manic.
—Lo siento —dice Manic al verse más calmado.
El lobo juega con su nariz y le da un beso en la frente.
—No puedo imaginar todo el dolor que sentiste cuando te atraparon, pero algo es seguro, nunca más nadie te tocara de nuevo —le promete con ternura.
Ante ellos el menor asiente, se separan lentamente mientras el lobo vuelve la vista hacia delante.
—Así que un laboratorio en el palacio desconocido de los vampiros... —murmulla adelantándose para observar.
Manic camina unos pasos por detrás mientras sus ojos se mueven de un lado a otro, el temor sigue presente, pero es más tolerable. Se acercan hasta una mesa en donde hay varios papeles tirados y algunos tienen dibujos. Manic toma uno y lo observa, lo primero que ve es la imagen de un lobo seguido de un símbolo que simulaba el infinito.
—Scourge, ven a ver esto —llama al lobo.
El lycan se acerca para ver lo que tiene entre las manos y su rostro se endurece.
—¿La imprimación? —dice mientras observa con mayor detalle el dibujo.
Manic lo ve un poco confundido y mira al lobo a su lado.
—Este símbolo representa la imprimación —le cuenta mientras su dedo delinea el infinito— para los lycans esto simboliza la unión de almas, el alma gemela de cada uno, cuando se encuentran no hay nada más que un infinito entre los dos seres y según los antiguos, las almas reencarnan para encontrarse en todas las realidades posibles.
Manic se siente ligeramente comprometido.
—¿Esto es exclusivo de los lycans?
—No, todas las estirpes tienen un alma gemela, la diferencia entre los lycans es que a principio de los tiempos convivíamos como un solo ser perfecto, pero Padre Sol envidió nuestra unión y nos separó. Fue Madre Luna quien al ver que moríamos al no estar completos, transfirió nuestras almas a los lobos y nos dio la capacidad de encontrarnos de una manera más eficiente, con los aromas... la unión se representa con este símbolo en honor a esos seres —cuenta con mayor detalle— esa unión se conoce como la imprimación, la unión de dos almas que ante todo pronóstico seguirán unidas incluso después de la muerte.
Manic queda en silencio cuando escucha eso, vuelve su vista hacía los dibujos.
—Entonces los vampiros...
—Eran la estirpe que no contó con detalles como esos —una tercera voz se une.
—¡Mephiles! —dice Manic con emoción.
—Sabía que los encontraría en este lugar, encontré una entrada secreta fuera del palacio —se acerca hasta ellos.
—¡Qué afortunado, nosotros en cambio caímos en un río subterráneo que nos arrastró hasta este lugar! —se queja el lobo.
El vampiro observó la mesa con los papeles.
—Así que también fuimos un objeto de estudio de los vampiros —menciona leyendo al ver los datos de los cazadores— interesante se enfocaron en varios puntos...
Los chicos quedan en silencio mientras el vampiro revisa los papeles.
—¿Mephiles por qué los vampiros empezaron a experimentar con los lycans? —pregunta Manic al verlo tan interesado en los papeles.
—Porque querían adiestrarlos... —Mephiles se detiene un momento mientras piensa.
—¿Por qué tendrían que estudiar la imprimación para adiestrarlos? —agrega Manic.
El vampiro lo mira fijamente.
—Porque ellos no querían simplemente adiestrarnos... —Mephiles menciona con muchas más dudas, toma los papeles—. Debemos ir con Silver, él es quien puede leerlos en su totalidad.
Manic y Scourge se miran entre sí y ven como se aleja el vampiro. Antes de irse Manic mira el lugar.
“La cadena que me une...”
En sus recuerdos la voz de María se repite.
—¿Qué es lo que te une a este mundo, María? —se pregunta volviendo a retomar el camino.
[...]
Nuevamente se encontraron en el salón, todos se encontraban atónitos por los recientes descubrimientos. Silver se acercó a Mephiles mientras cargaba el cofre con los papiros.
—Su majestad —Mephiles lo mira con ternura.
El albino corresponde a su saludo inclinando levemente la cabeza.
—Hemos encontrado algunos detalles —dice Espio— un poco desconcertantes.
—Nosotros también —dice el veteado.
—Creo que debemos empezar por lo que descubrimos —agrega el mago.
Silver asiente, saca del cofre un papiro el cual era en el que estaba escrito el acuerdo entre las especies.
—Un acuerdo firmado por los vampiros y los mortales, en nuestro idioma natal rumano, esto indica que es de los primeros vampiros que vivieron en este lugar —menciona enseñando el sello.
Manic se acercó mientras tocaba el papel, al sentirlo una sensación pesada invadió su pecho.
—¿Qué? ¡Pero ninguna estirpe ha tenido algo como esto! —se sorprende Scourge.
—Tal parece que si existió lobo y algo acabo con ellos —menciona el mago.
—Si había un acuerdo, quiere decir que los vampiros pudieron convivir con los mortales y las demás criaturas mágicas... pero si el pueblo está destruido qué lo provocó —murmulla Manic.
—¿Y por qué los mortales se separaron de las criaturas mágicas? —agrega Mephiles.
El grupo queda en silencio.
—Una muerte... —susurra el albino.
Manic escuchaba atentamente a Silver y sin pensarlo tuvo el impulso de decir el nombre de:
—María... —dijo mientras todos lo miraban con impresión.
Solo le bastó parpadear para que nuevamente se encontrara solo en ese lugar. Sintió el calor tan familiar de un toque sobre su cabeza.
—¡María! —susurra viéndola pasar por delante de él.
La chica voltea a verlo mientras extiende su mano para sujetar la de él.
—Bienvenido, estoy segura de que te vas a divertir en este lugar —le dice ella guiándolo por los pasillos hasta que finalmente están en los jardines.
El castillo luce bien cuidado, como si nada le hubiera hecho daño, parecía sacado de un cuento de hadas. Ambos chicos se detienen entre los jardines.
—María, necesito que me digas lo que sucedió... —le pide Manic al verla sonriente.
La chica se sienta en la grama mientras su cabello se remueve con el viento.
—Han pasado muchos años —susurra ella—. Aún recuerdo cuando mi abuelo se unió con los vampiros para hablar sobre el acuerdo para convivir con las criaturas mágicas... quería hacer de un experimento una realidad en donde todos vivieran en paz.
Manic se sentó a su lado.
—Al principio todos teníamos miedo de que no funcionara, pero con el paso de los días nos dimos cuenta de que era posible, los mortales podían vivir con la magia —ella se recostó—. Allí lo conocí a él, al rey de los vampiros —sus mejillas se sonrojan— el amor de mi vida y de las que siguen. Nadie sabía de ese acuerdo más que solo los habitantes del pueblo y el vampiro.
Manic se mostró asombrado.
—María...
—Conocí al rey antes de que se casara, fue un amor a primera vista —ella menciona con cariño—, pero no era aceptado... el padre del rey descubrió que ambos manteníamos un romance, lo obligó a casarse con alguien de su misma estirpe aquello rompió mi corazón —su rostro se oscureció ligeramente—. Pero aun con su esposa, él volvió a mí y vivimos en el silencio de nuestro amor.
—María, pero sabes que es prohibido que existan esos romances... —dice Manic mientras se detiene brevemente.
—En el tiempo que estuve con él, esas leyes no existían. Carmilla su esposa nos descubrió y ella, estoy más que segura que ella fue la culpable de mi muerte a causa de los lobos... —susurra con dolor.
Manic se asombra ante sus palabras, la chica toma su rostro entre sus manos.
—Te enseñaré...
Lentamente los ojos de Manic brillaron y mostraron el mismo bosque por donde llegaron al palacio, una chica corría mientras unas bestias la seguían. La chica tropezó y cayó al suelo mientras intentaba ponerse de pie. Los lycans la rodearon mientras gruñían.
—¡Mortal asquerosa! —mencionan con sus voces distorsionadas—. ¡¿Cómo te atreves a tener una relación clandestina con un vampiro?!
María los mira sin temor.
—¿No dirás nada?
—No les debo explicaciones... —menciona.
Manic observaba toda la riña.
—Te atreves a crear un ser maldito —señala el vientre de la chica.
María los mira con sorpresa mientras niega.
—¡Jamás! ¡No estoy esperando un hijo de nadie! —asegura de golpe—. Él y yo jamás...
—No te preocupes, nos aseguraremos de que nadie jamás sepa de ti y su existencia, alterar el orden de nuestra especie no es algo que se pueda perdonar, tú toda tu gente desaparecerá.
Los lycans comenzaron a caminar hasta ella. Manic sintió como las manos tibias de María cubrían sus ojos.
—No es necesario que veas mi muerte —le susurra, después de unos minutos sus manos se retiran.
Solo una mancha de sangre podía verse en el lugar y el cuerpo de María.
—María los lycans... —Manic estaba asombrado de ver aquel escenario.
El fantasma de María se colocó a su lado.
—Ellos acabaron conmigo —baja la mirada mientras observan como alguien corre al cuerpo de la chica— mi padre fue quien me encontró, es el último recuerdo que tengo en vida, luego todo es oscuridad.
María soltó el rostro de Manic mientras seguían sentados en el césped.
—Entonces los lycans acabaron con tu pueblo y destruyeron todo lo que alguna vez existió, este palacio también quedo en el olvido —menciona sin poder creerlo.
—Desataron la ira del rey vampiro —susurra ella con dolor. María toma una flor mientras se la coloca a Manic—. ¿Te imaginas si el experimento hubiera sido un éxito? Nada de los problemas que los afectan estarían sucediendo... todos viviríamos felices y en unión.
María toma más flores mientras hace unas coronas.
—Lo que no entiendo, qué es lo que te sujeta a este mundo... —susurra Manic.
—Es lo que tampoco he descifrado... por favor Manic encuentra lo que sea que me ata y libérame de esta tortura —le suplica.
—¡Lo haré María, voy a liberarte! —le promete.
La rubia lo mira con ternura.
—Los espíritus de los zorros son realmente asombrosos —susurra cerrando los ojos—. Deseo que después de esta guerra puedas ser muy feliz...
Lentamente la imagen de María desapareció. Manic parpadeo y nuevamente estaba de vuelta en el presente.
—María —dijo mientras todos lo veían impresionados, recordó los sucesos que le había enseñado—. La muerte de ella y este pueblo provocó que el rey de los vampiros tomara venganza contra los lycans —menciona ante la atención de los demás.
Scourge toma la mano de Manic al ver en sus ojos la impresión de sus propias palabras.
—Manic —lo llama al ver el terror en sus ojos—. ¿Estás seguro de lo que dices?
El menor asiente.
—Este pueblo fue un intento de crear armonía entre las especies, el rey de los vampiros tenía esa idea... pero estaba enamorado de esa chica llamada María, ellos tenían un romance y de alguna manera los lycans los descubrieron —Manic hace una pausa— atacaron a María y ella murió... —termina de contarles.
Los ojos dorados de Silver se mantuvieron fijos en él mientras sus labios temblaron.
—Entonces... —Mephiles acerca los papeles que encontró en el laboratorio al albino.
Silver desvía la mirada y comienza a leerlo, en su rostro se va formando la incertidumbre y confusión de lo que sus ojos leen.
—¿Su majestad? —Mephiles se preocupa cuando ve el rostro del vampiro.
—Mi padre —la voz de Silver se quiebra mientras niega—. Mi padre estaba investigando la manera en que dos almas podrían reencontrarse en una nueva vida y se basado en la unión que los lycans tienen...
Las palabras de Silver cayeron en Manic como un balde de agua fría.
—Su tortura no era para adiestrarlos, era para encontrar el modo de volver en una nueva vida usando a los lycans como sus conejillos de pruebas... —ve a Manic— y su venganza inspiro a la masacre de los lycans mientras buscaba el método correcto.
Espio bajo el rostro mientras se daba media vuelta.
—Pero —Scourge quedo sin palabras— la muerte de María creo a la bestia en que mi padre se convirtió y dejó con temor a las nuevas generaciones de lycans...
Silver siguió revisando los papeles.
—Mi madre, murió años después a manos de los lycans y mortales debido a que ambos se unieron para detenerlos en la locura de mi padre, la excusa perfecta para que esta guerra comenzara entre los dos mundos... —finaliza con decepción.
Manic se abrazó a sí mismo.
—La historia toma sentido, en cuanto los experimentos —menciona Mephiles mientras niega— en cuanto a la guerra...
—Y es lo que Infinite está borrando, las verdaderas razones —Scourge admite con impotencia.
Manic se acerca a Silver.
—Debemos esclarecer toda esta situación —le pide—. No podemos simplemente dejar que se salgan con la suya.
—Conceptos como el romance prohibido entre estirpes y que el mundo mágico no puede convivir libremente con los mortales se dio gracias a esta situación —susurra Mephiles— era tan obvio que no pude darme cuenta.
—Bien tenemos lo que necesitamos, debemos partir a decirle a su majestad —dice Espio.
—No creo que a Knux le guste escuchar lo que hemos descubierto.
Manic ve a su alrededor.
—No tenemos más descubrimientos que hacer, debemos irnos... —Mephiles se adelanta.
El grupo toma los papeles que les iban a ser de utilidad mientras salen de ese lugar. Manic voltea a ver al palacio y un frágil recuerdo de él y María llega a su mente.
—“Te prometo que te liberaré de las cadenas del pasado” —entre sus pensamientos se promete.
Scourge lo mira extrañado, se acerca para verlo y sujeta su mano.
—Manic...
La mano de Manic se aferra a la de él.
—Estoy aquí —le sonríe débilmente—. Nunca te dejaré —le promete.
Ambos miran por última vez el palacio antes de partir.
Los ojos color azul oscuro admiraban el paisaje delante de él, lo había logrado, GUN estaba completamente a su merced. Gracias a los ataques de los lycans logró convencerlos de que él tenía la cura definitiva para el mal.
Y era erradicar a los seres mágicos y volverlos en mortales.
En una reunión mostró los resultados de Rosselyn en cuanto a su arma, aquella que quitaba todo efecto mágico de las criaturas. Agregó que únicamente necesitaban adiestramiento como todo mortal para integrarse a la sociedad en donde deberían acoplarse a sus directrices.
Soldados de GUN estaban formados mientras recibían instrucciones para el nuevo equipamiento que estaban recibiendo gracias a Zokar. Las armas estaban cuidadosamente modificadas para lanzar dardos que contenían la cura.
Su meta estaba a nada de cumplirse, suspiró al verse lleno de gozo.
—Señor el armamento está siendo entregado con las municiones requeridas —informa uno de sus aliados.
—Preparen los míos, con las especificaciones que indique —ordena— me uniré en esta batalla.
El soldado asiente mientras se retira. En su soledad Zokar siente como el viento lo acaricia con frialdad.
—El mundo necesita ser purgado, solo los más aptos merecen tener la supremacía —lentamente se voltea para ver al lycan que descansaba en la oscuridad de su despacho.
—¿Y por aptos te refieres a los tuyos? —le pregunta con sarcasmo el lobo.
Una sonrisa se forma en los labios del hombre.
—Y los tuyos por supuesto —se acerca pausadamente— cuando haya conseguido erradicar la magia, los lycans que hayas elegido se quedaran en el bosque, bloquearé las barreras y nadie interferirá entre los mundos.
Infinite chasquea la lengua mientras se aleja de él.
—¿Por qué haces esto? —lo cuestiona aún sin comprender sus planes.
El rostro de Zokar se ve lleno de melancolía.
—Hace tiempo creí que la unión de ambos mundos era posible, pero me di cuenta de que no es así, la unión solo provoca dolor y muerte —menciona serio— lo que es diferente jamás será aceptado. Tú conoces mejor eso que nadie —dice entre risas.
Infinite se adelanta mientras ve a todos los soldados prepararse.
—¿Cómo sabrán que somos aliados? —lo cuestiona señalándolos.
Zokar saca una caja oscura y se la aproxima.
—Dentro hay muchas pócimas, estoy seguro de que estás muy familiarizado con ellas —abre la caja—. Rossy te las proporcionaba para mejorar sus habilidades y ahora, serán lo único que te mostrará como aliado, nadie te disparará al ver que esté marcado al igual a los que te sigan.
Infinite toma la caja mientras lo mira serio.
—Tú le hiciste algo a Rossy para que odie a su estirpe —lo culpa— ella no sería capaz de hacerle daño a los suyos, pero sus sentimientos demuestran lo contrario.
Zokar niega.
—Ellos se encargaron de llenar de odio su corazón, no hice nada para provocarlo. Simplemente la encontré en una noche, al borde de la muerte y supe que debía rescatarla —le cuenta—. Al final ella es mi mano derecha y la única en que puedo confiar plenamente.
Infinite se da media vuelta para irse.
—Deberías de traer al espíritu que está a tu lado, no quieres que tomen represarías cuando la guerra se desate —le sugiere.
Infinite se voltea para encararlo.
—Nadie tocará a Rockie y no necesito que nadie más lo defienda, sé qué lugar es seguro para él —le aclara.
Zokar ni se inmuta.
—Tómalo en cuenta, no es necesario gruñir —finaliza la charla.
Infinite no dice nada más y se retira.
—Espíritus de zorros mágicos... una deidad sin igual —se acerca a su escritorio para tomar un libro.
Se retira al lugar que utiliza para estar solo, esa habitación apartada de todos. Al estar en su soledad se sienta frente a la pintura que resguarda. Abre el libro mientras lee cada párrafo. Una sonrisa triste se apodera de él y dirige su mirada a la chica de la pintura.
—Paciencia, paciencia —menciona cerrándolo y dejándolo sobre la mesa.
Holis ya volví
:0 ahora con más incógnitas
Finalmente estamos en la recta final de esta extensa historia 😊 y me siento feliz
Espero que les haya gustado el capítulo de hoy 🐺🌕
¡Nos leemos después!
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