🅒🅘🅝🅒🅤🅔🅝🅣🅐 🅨 🅒🅘🅝🅒🅞
Aromas, colores y viento, Manic podía sentir exactamente como las flores se sentían ante la luz del día. Felicidad, tranquilidad y.… amor, claro eso, podía sentir.
Sus ojos se enfocaban en el chico delante de él y como su mano encajaba con la de él. Es como si ambos se hubieran creado el uno para el otro y lo eran irónicamente. Aún no podía creer lo que Mephiles había dicho.
"Nació para acompañar a aquellos que no tenían un mate terrenal, es un obsequio de madre luna para aquellos infortunados".
Así que eso era, su madre lo envío con esa instrucción, ser la pareja de un alfa, de Scourge. Pero también había algo más, un don que estaba destinado a mejorar las capacidades del lobo que amaba, esas plumas que estaban en su cabeza lo delataban.
Una ligera idea le hizo fruncir el rostro, justamente ese don podía corromper a su mate, tal y como le sucedió al de su hermano, el fuego. Aunque no tenía la idea exacta de lo que ocurrió, sabía que su poder representaba eso.
—¿Manic?
Sus ojos se desviaron mientras muchas ideas tomaron lugar en su mente, había visto lo que un don era capaz de hacer y temía...
—¿Manic?
¿Podría simplemente confiar en el alfa que amaba y que su don no lo volviera en un ser despiadado y.…?
Dos manos se colocan sobre sus hombros haciéndolo volver la vista hacia delante. Esos ojos color celestes lo veían de una manera curiosa.
—Manic —lo vuelve a llamar a Scourge mientras le sonríe—. ¿Qué sucede?
El menor se sonroja mientras lo mira, no puede sostener la mirada y la desvía. Scourge le mira con intriga, pero sabe que debe tener paciencia, en especial cuando Manic apenas se está acoplando a su nueva faceta.
—Supongo que había cosas de las que te enteraste en esa charla —le menciona mientras lo suelta.
Manic se siente mal por su situación.
—Creo que no recuerdo todo —menciona Manic volviendo a verlo— es que es muy difícil pensar que soy alguien tan importante, cuando antes creía que no... —se acaricia ligeramente el brazo—. Es un poco extraño pensar que crecí como un mortal, escuchando las historias de mi madre y que ahora, justo en este momento conozca todo lo que Mephiles me ha dicho.
Una brisa acaricia el rostro de ambos. Scourge mantiene esa sonrisa comprensiva.
—Supongo que puedo compartir el sentimiento, cuando también creí que era un híbrido —menciona suspirando—. Aunque debo admitir que me hace muy feliz el saber que pertenecemos al mismo mundo.
Manic baja la mirada.
—¿Qué tal si ves alrededor? —le sugiere el lobo con voz suave mientras acaricia su mejilla.
Manic entonces desvía su mirada y se percata del lugar en donde están. Un delicado jardín lleno de varios árboles y flores, con varios aromas.
—Tengo que admitirlo, Knuckles mantiene en perfecto estado este sitio —menciona alejándose de Manic, en el centro se encuentra un columpio colgado de un árbol blanco y hojas doradas, se sienta mientras extiende la mano hacia el otro—. Ven —le pide sutilmente.
Manic lo mira con pena, aún no se acostumbraba a esa nueva faceta de su relación. Sin demora se acerca y toma la mano del lobo, se sienta a su lado mientras Scourge los columpia.
—¿Sabes? Me gustaba mucho venir a este lugar precisamente por este árbol, es único en su clase, mágico —le cuenta mientras se acomoda—. En este mundo hay pequeños detalles que solo algunos conocemos y eso los hacen especiales.
Manic lo mira esperando alguna historia.
—Sus hojas son de oro puro, con esto los mortales podrían hacerse millonarios... —bromea—. ¿Te imaginas que uno de ellos logre dar con él?
Un silencio abrumador se apodera de Manic.
—Scourge... —menciona Manic mientras se recuesta en su hombro.
El lobo puede sentir que algo aflige a su mate.
—Sea lo que sea que quieras decirme, estoy aquí. Estamos juntos y aunque no lo entendamos en su totalidad, podremos resolverlo —el lobo lo mira y le sujeta del mentón—. Ahora que sé que fuiste enviado a mí como un regalo, lo que menos deseo es provocarte dolor o desagrado, quiero que siempre seas feliz —se confieza con él.
Manic simplemente se acomoda a su lado.
—Tengo miedo Scourge... —Manic se aferra a su pecho—. Apenas puedo digerir toda esta situación, estoy luchando porque no me afecte, pero es imposible.
El lobo lo envuelve en sus brazos de manera protectora.
—Lo entiendo, no es fácil manejar todo esto y menos retomar una vida totalmente distinta a la que tenías.
Manic asiente.
—No quiero desconfiar de ti, pero... este don, aún no puedo controlarlo y no quiero que eso te haga daño y pase... —Manic no desea llenar de desconfianza al chico y teme por su reacción.
Scourge lo suelta y eleva su mentón hasta que lo besa.
—No necesitas dármelo si aún no te sientes preparado —le dice sin demostrar más que comprensión y amor—. Hasta que no sea absolutamente necesario, debes tenerlo tú.
Manic se avergüenza.
—Lo siento es solo que Mephiles dijo...
Scourge le sujeta de las manos.
—No quiero obligarte a hacer algo por lo que aún no te sientes listo, quizás más adelante, pero no ahora —reitera— lo más importante en este momento es que te acoples a tu magia, después podemos intentar hacer lo que dijo.
Manic sonríe tiernamente mientras se aferra a él. Por primera vez puede sentir un aroma, comienza siendo sutil y luego es más fuerte.
—Romero... —susurra Manic mientras lo abraza—. ¡Puedo sentirlo! —menciona con felicidad—. ¡Tu aroma es romero! Como las plantas que mi madre solía usar de adornos en casa...
Scourge lo mira impactado luego se ríe tontamente y lo vuelve a besar.
—Cerezos... —le susurra—. Flor de cerezos —le dice finalmente—. Aroma dulce y que solo se puede apreciar en los árboles de Sakura, como los que alguna vez conocí.
Manic entonces comprende.
—¿Es por eso que mi aroma es... dulce? —Manic al fin comprende la fascinación de Scourge por su aroma—. ¡Por eso parecías un perro olfateándome!
—Es exacto, por eso no te podía dejar de olfatear, me recuerda mucho a los pocos aromas dulces que puedo soportar —le revela mientras se sonroja.
Manic se muestra feliz.
—Ahora puedo entender por qué el aroma es tan importante para los mates... ningún aroma ha sido tan claro y me ha traído tantos recuerdos como el tuyo.
—Oye sé que es tonto —escucha hablar a Scourge mientras lo abraza—. Los mortales tienen maneras de encontrar a sus mates y estar con ellos, yo no sé cuál es la correcta para nosotros —el lobo se sonroja sin entender por qué se pone tan nervioso—. Pero quiero pedirte que seas mi mate, como dicen los mortales... mi pareja —le pide con mucha pena—. Es algo retardado considerando todo lo que hemos pasado, pero me gustaría que al menos en momentos de calma, tengamos algo especial.
Manic se sonroja.
—Qué voy a hacer contigo Scourge... —menciona escondiendo su rostro en el pecho del lobo.
Scourge aspira su aroma mientras sus ojos se enfocan en esas plumas de colores que tiene entre sus púas. Una ligera sensación de pánico le hace cuestionarse si la visión que tuvo tiempo atrás le revelaba que en algún momento él usaría el don de Manic.
Dos ojos dorados se abren en par cuando ve que la puerta de su habitación se abre y detrás de ella aparece cierto erizo azabache.
—Mephiles —menciona esbozando una sonrisa, se incorpora de la cama para ir a su encuentro.
El azabache le sonríe mientras se detiene.
—¿Lograste descansar? —le pregunta mientras toma una de sus manos—. Espero que la oscuridad haya sido suficiente.
Silver asiente.
—No te preocupes por eso, dormí bien —le tranquiliza luego su rostro se muestra preocupado—. ¿Y cómo te fue en la reunión con...?
El azabache lo tira levemente indicándole que se sienten en la cama.
—Les conté todo...
Ante ello Silver lo mira asustado.
—¿Con todo, te refieres a..."Todo"? —interroga.
—Si Silver, no guardé ningún detalle excepto lo que me dijiste que le dirías al príncipe —menciona viéndole de reojo.
El albino se encoge mientras abraza sus piernas.
—¿Y cómo fue su reacción? —pregunta con pena.
—Tal y como la imaginé, pero —el azabache se recuesta sobre el hombro del vampiro— creo que lograron entenderlo. Supongo que no fue agradable para ellos saber que estoy a tu lado, pero no les queda más que aceptarlo.
Silver suspira.
—Mi deber en este momento es ayudarlos a detener la amenaza de los lycans, soy el único vampiro con la maldición más pura —Silver hace una pausa— pero tengo mucho miedo... la guerra es inevitable hasta este punto, y si las demás estirpes me ven...
Mephiles lo sujeta del rostro.
—Mientras estés a mi lado, nadie va a hacerte daño —sostiene la mirada—. Además, el príncipe de los magos me ha pedido muy cordialmente que lo ayudemos con ese tema por lo que he venido para llevarte con él.
Silver se acomoda para quedar nuevamente sentado.
—Lo entiendo, entonces debemos hacer caso en todo lo que nos pidan —se incorpora, pero entonces siente como la mano de Mephiles lo detiene, en su rostro se forma una sonrisa tierna, abraza al chico mientras cierra los ojos—. Yo también te extrañé —le menciona con cariño.
Mephiles simplemente disfruta del abrazo.
—Debemos ir con el príncipe —le recuerda el albino. Mephiles se queja levemente sin dejar de abrazarlo—. Después de eso podremos pasar más tiempo juntos —lo consuela.
El lobo suspira.
—Está bien, andando —le dice rindiéndose mientras lo toma de la mano y salen de la habitación.
Ambos caminan por un amplio pasillo mientras unos pasos por delante ven al camaleón. Este se acerca a ellos mientras hace una leve reverencia.
—Seguirme, su majestad espera por ustedes —les indica.
Sin oponerse sigue al mago, hasta que unos pasillos por delante se topan con la entrada de un amplio salón que resguarda libros y varios mapas.
—Príncipe... —dice Espio mientras una ráfaga de viento sobrevuela por el lugar y remueve sus ropas.
Ante ellos el príncipe aterriza como un destello dorado.
—Es suficiente Espio, puedes irte, me encargaré de este tema —le pide dejando de lado una capa.
El camaleón asiente y dejándolos solos cierra las puertas.
—Tal y como lo pediste, estamos aquí con la intención de ayudar —inicia Mephiles mientras se acerca.
Knuckles eleva una mano mientras se da media vuelta, se dirige a una mesa en donde hay varios postres y bebidas, toma una para luego voltear nuevamente con ellos.
—Recuerdo muchos siglos atrás, mi abuelo solía hablar de los vampiros y de su enorme inteligencia y voluntad inquebrantable, él los describiría como criaturas perfectas y hermosas —explica con paciencia.
El rojizo deja la mesa y sigue caminando hasta que llega a una chimenea.
—Siempre admiré su trabajo, pero después de los terribles acontecimientos, mi devoción se vio opacada... —su mirada se dirige hasta el albino— y ahora nuevamente tengo a uno frente a mí.
Silver se siente nervioso, pero sabe que no puede escapar de su pasado.
—Sé lo inquietante que puede ser ver a una de las principales estirpes llevadas a su fin, comprendo que no sea bienvenido por todas las estirpes y sé que no tengo una defensa sólida a los actos demostrados por mi gente... no puedo cambiar el pasado, pero si el futuro y quiero enmendar los errores —su voz denota honestidad y transparencia—. No puedo hablar solo por mí, pero si por los inocentes que se vieron envueltos en el exterminio y como último regente, rey y criatura mágica que jamás hubiera querido verse envuelto en una guerra, quiero ayudar a mejorar el futuro.
Knuckles guarda silencio mientras piensa.
—Cómo puedes confiar en el principal culpable de todo el desastre...
Mephiles gruñe, pero Silver lo tranquiliza.
—Porque ahora sé por qué mi estirpe provocó toda esta guerra y si me dejas contarte lo poco que sé y tengo entendido que provocó esto... —dice con un poco de pena—, espero que no te moleste, pero le pedí a Mephiles que no les contara tan solo un pequeño detalle.
Knuckles lo mira con el semblante confundido, se acomoda para escucharlo.
—Te escucho rey vampiro —le invita a tomar asiento—. Dime lo que te tiene tan ansioso.
Silver suspira mientras se acerca un poco más.
—Mi padre se obsesionó con tener el control absoluto de todo el mundo mágico, en especial cuando mi madre murió —hace una pausa— mi mamá la reina pereció ante una manada de lobos y mortales que se aliaron para darle fin, lo que desató la ira de mi padre, por lo que empezó a darle caza a los lycans.
Knuckles solamente lo escucha.
—Él tenía ideas retorcidas sobre crear una especie de criatura, que tuviera habilidades únicas y que lo ayudaran a vengarse... era un niño cuando lo vi asesinar a miles de lobos, niños, adultos, ancianos —Silver se abraza a sí mismo— no tuvo compasión con ellos, estaba cegado.
—Silver no es necesario... —dice Mephiles, pero el albino niega.
—Por favor, tengo que contarlo todo, necesito que confíen en mí... mi padre descubrió el método para ser un handler, allí fue donde capturó a Mephiles, creía que, al convertir a un cazador en un lobo, sería más fácil dominarlo, pero no, nunca lo logró.
Silver suspira.
—En cambio, yo si logré el cometido —revela.
El rojizo permanece atónito, luego de unos minutos simplemente chasquea la lengua.
—Eres el handler de Mephiles, no sé por qué no me sorprende —menciona demostrando su malestar con el tema—. No solo su amante, sino también su handler, que afortunada situación.
Silver se sonroja.
—Pero también sé que mi padre le hizo daño al alfa que está impulsando al resto de la manada... Infinite.
Knuckles se muestra incrédulo.
—¿Qué sabes de él?
—Es poco, pero sé que Infinite tenía una manada y mi padre lo capturó, estoy seguro de que experimentó con él y es posible que, por eso, él haya acabado con todos...
El príncipe se lleva una mano a la cabeza.
—La locura de un corazón roto logró desatar la perversión en otro y lo peor es que Infinite es el enemigo perfecto para llevar la destrucción y más con el don de su mate...
—No sé en qué momento él obtuvo su poder, nunca lo vi al lado de ese chico y menos si usó magia.
—Esto es un caos...
Knuckles se da media vuelta mientras observa las llamas.
—Debemos detener esto... no podemos permitir que siga haciendo de las suyas —dice enojado.
—No puedo decir nada más, quisiera saber cómo ser más útil —dice con mucha pena Silver—. Los manuscritos de mi estirpe se deterioraron y no tengo mayor detalle de ellos.
—Esta es la oportunidad perfecta para mejorar todo, pero me temo que no podremos revivir a una estirpe —sentencia— con el daño hecho se volverían en un blanco fácil. También debemos pensar en ti, cuando todo esto acabe, donde te quedarás.
Silver lo sabía, no podría volver a tener un reino como sus antepasados y gracias a las acciones de su padre estaba condenado.
—No necesito revivir a mi estirpe, Mephiles es todo lo que necesito y lo único que pido es que cuando todo esto acabe, me permitan estar a su lado y dejarme ir —le pide con tristeza—. No pido nada más que solo estar al lado de él por la eternidad.
El azabache sonríe con ternura mientras que el rojizo se muestra estupefacto.
—Quién diría que un vampiro elige estar al lado de alguien por su propia cuenta... —menciona cerrando los ojos y mostrándose un poco incómodo con las demostraciones de afecto.
—Es mi mate —agrega Mephiles—. Y no voy a permitir que le hagan daño —sentencia.
Knuckles guarda silencio, carraspea para alejar la tensión del ambiente.
—Bien... —el rojizo cruza los brazos por detrás de su espalda—. Ustedes dos me ayudarán con un plan, esto ya no se trata de una solicitud, es una guerra y esta vez, no podemos escapar.
Silver asiente.
—Antes no podía hacer nada, pero ahora... puedo ayudarlos.
Los tres comienzan a hablar.
... Mientras en otro lugar...
Shadow suspiró mientras salió a caminar por los alrededores del palacio de Knuckles. Se encontraba un tanto intranquilo y culpable por la situación de Sonic.
—Fui desconsiderado con él —dice deteniéndose a ver los árboles—. Por eso está enfermo.
Una ligera consternación se dejaba apreciar en su pecho, su descuido provocó que Sonic débil y en esos momentos apenas se estaba recuperando de la recaída. El sonido de unas pisadas le hizo entrar en alerta y se dio cuenta de que era...
—Ivo —menciona volviendo a estar en calma.
El doctor se encamina hasta él y se detiene a su lado.
—Cazador...
Desde la última revelación que tuvo, no se habían reunido para hablar sobre ese tema y es que Ivo se encargó de buscar información para los magos y Shadow se encargó de velar por su esposo. Hasta ese punto ambos se enfrentarían a lo que Mephiles le dijo a Shadow.
—¿Qué es lo que buscas? —le cuestiona sin pudor.
El doctor guarda silencio, el tono de voz de Shadow revela la incomodidad que tiene con él.
—Hablar con mi hijo. Después de los recientes acontecimientos me temo que debo esclarecer algunas dudas contigo, como, por ejemplo, que conozco al otro cazador —le contesta de igual manera.
Shadow se cruza de brazos, si odiaba esas reuniones, en especial porque Ivo era igual o peor que él en afrontar los temas serios.
—¿Era otro experimento el que querías comprobar conmigo? —le dice Shadow apretando los puños.
El mayor suelta un suspiro.
—No, de hecho, ni siquiera lo pensé —menciona con detenimiento.
Shadow lo mira incrédulo.
—Mi encuentro con Mephiles fue mucho antes de que te conociera incluso que nacieras, cuando era muy joven y rebelde. Una noche en la que investigaba unas desapariciones, me lo topé vagando por el bosque, al principio pensé que era un sueño, pero luego no, era el auténtico cazador en persona —se detiene brevemente— mi devoción por el mundo mágico comenzó a raíz de ese encuentro, el conocer los problemas que tenía y cómo eso afectaba a los mortales. Fue interesante saber que el primer cazador seguía con vida y que se preocupaba por los problemas de su mundo.
Shadow arruga la frente.
—Años posteriores, sucedió la desgracia con los cazadores. Estaba estudiando cerca del bosque cuando él me buscó y me dijo sobre ti... allí fue donde te adopté. Gracias a Mephiles pude entrenarte como los cazadores lo hacían, sus conocimientos me ayudaron a guiarte y hacerte el cazador que eres.
—Fui un experimento después de todo... —menciona un tanto decepcionado.
—No, pese a mi necesidad innata de evaluar mis hipótesis. Solo por una vez en la vida, quise hacer algo por mí mismo, criar a un hijo y experimentar como era tener a alguien más esperando por ti... quizás por eso, le permití a Sonic acercarse a ti, con el mismo propósito —el doctor se da la vuelta—. Quiero que sepas que nunca tuve la intención de volverte en un experimento y que realmente me importas más de lo que parece, aunque nuestras palabras sean breves... —dice con sinceridad y dejando de lado el científico que era.
El doctor empezó a caminar mientras no esperaba que Shadow le contestara.
—Oye —Shadow habla y hace que el doctor se detenga.
El doctor se detiene mientras lo observa.
—Gracias por salvarme... —menciona como susurro—, padre.
Ivo no puede evitar sonreír ante esas palabras, lo conocía muy bien Shadow no era el chico más expresivo del mundo, pero cuando lo hacía generaba una sensación agradable, nuevamente sigue con su caminata.
—De no haber sido por ti, jamás hubiera conocido a Sonic... —menciona viendo a la distancia—, no puedo estar enojado si sus enseñanzas me han traído hasta este punto.
...
Varios kilómetros por delante, las copas de los árboles se agitaban mientras alguien se escabullía, detrás otros seres corrían. Una chica rosada escapaba de una manada de lycans que no la dejaban en paz. Días después de su primer acercamiento al laboratorio que encontró, siguió visitándolo y tomando nota de lo que allí veía. Su curiosidad la llevó a enterarse de que ya existía un dardo capaz de neutralizar la magia en las criaturas del bosque y volverlas como un mortal.
Habían comenzado a atacar algunas aldeas de elfos y hadas en donde la mayoría perecieron hasta volverse en polvo dorado. Amy descubrió que no todas las criaturas mágicas resistían ese dardo y que muchas desaparecían con el mínimo toque. Lo que estaba presenciando era peor que el exterminio de los cazadores y ella no podía hacer nada. Escapó de ese lugar con lágrimas en los ojos y buscó a su manada, pero...
Sus ojos se abrieron llenos de pánico cuando vio como los pocos lycans que la siguieron lejos de los planes de Infinite eran atacados por agentes de GUN. Les disparaban los dardos mientras se removían de dolor debido a la perdida de sus dotes místicos. Amy estaba en shock, su voluntad no le permitía quedarse de brazos cruzados, intentó ayudarlos, pero fue descubierta. Presa de su terror choco contra una manada de lycans que trataron de capturarla y ella logró escapar, pero no los podía perder de vista.
Dio un paso en una rama y esta se quebró, Amy cayó al suelo mientras se incorporó rápidamente, pero su pie derecho estaba herido.
—No... —susurró con pánico. Con todas sus fuerzas se incorporó, pero cayó al suelo para seguir escapando de ellos, no tenía más lugar a donde ir excepto con los magos.
Los lycans se detuvieron cuando la vieron acorralada. Entre gruñidos y aullidos la rodearon mientras amenazaban con atacarla. Cerró los ojos esperando lo peor... y nunca llegó. Un quejido y fuerte aullido le hizo abrir sus ojos...
Un lycan de color negro y franjas aguamarina la protegió del ataque y se colocó delante de ella para protegerla. Los lycans retrocedieron mientras veían a la bestia arremeterse y amenazarlos entre gruñidos. Amy se incorpora con dificultad y con miedo hacía el nuevo lycan, no tenía aroma, no lo podía percibir, pero su aura... era tan intensa y siniestra. Los lycans retrocedieron hasta que huyeron y la dejaron a manos del lycan tenebroso, se dio media vuelta para verla.
Amy vio aquellos ojos y sintió como perdía sus fuerzas.
—¡¿Q-Quién eres?! —tartamudea.
—¡Mephiles! —escucha un grito.
Scourge llega hasta donde se encuentra el otro lycan y su mirada zafiro se enfoca en Amy.
—¿Amy? —el verdoso se acerca hasta ella mientras se coloca a su nivel, la observa y notas algunas heridas en su cuerpo—. ¿Qué te pasó…? —Scourge siente como la chica lo abraza repentinamente y se aferra a él. Con un llanto desgarrador Amy agradece que Scourge la haya encontrado en ese momento. El verde la abraza mientras la consuela—. Está bien, ya estoy aquí —le dice mientras se aleja— nadie te hará daño.
Amy se limpia el rostro mientras solloza.
—P-Por un momento creí que iba a morir —menciona entre sollozos.
—Esas cosas no eran lycans normales, su aroma tiene algo que es familiar...
Amy escucha una tercera voz, sus ojos se enfocan en el otro lycan y su impresión fue tan impactante al ver que delante de ella estaba el primer cazador de la historia, el que sus antepasados relataban como el mediador entre mundos...
—Mephiles... —susurra.
Scourge lo mira con intriga.
—¿A qué te refieres?
—El aroma, lo recuerdo —el cazador se vio asombrado cuando al fin entendió de donde se le hacía familiar—, de los laboratorios de los vampiros...
—¿Amy qué sucedió? ¿Por qué te perseguían? —Scourge volvió la vista hacía ella y lo que vio le rompió el corazón.
—Los mortales... atacaron a mi manada —menciona con dolor— encontraron la forma de volverlos en mortales, los odio... ¡Los odio Scourge! —grita y después de unos segundos pierde el conocimiento.
El lobo la sujeta evitando que se golpee. Scourge ve a Mephiles y este simplemente desvía el rostro al suelo.
[...]
Bajo la luz de la luna, observaba como sus cómplices arrastraban a varios seres a sus rejas.
—Los dardos son efectivos, se liquidaron cuatro manadas de lycans y ahora están encarcelados esperando su adiestramiento —informa un cadete— Zokar esperamos más instrucciones.
El susodicho sonríe con ímpetu.
—Después de años de estudio, al fin tenemos la solución definitiva a las maldiciones impuestas —ve a todos sus secuaces que celebran— el futuro brillante que hemos anhelado está en nuestras manos y esto no sería posible sin la ayuda de mi hija, la doctora Rosselyn Rosse a quien le debemos toda nuestra gratitud.
Los cómplices de Zokar celebraban el nuevo capítulo de la historia que él estaba escribiendo.
—¿Cuáles serán las nuevas instrucciones, señor?
Zokar los calma.
—Por el momento nuestras municiones están en reserva, la doctora está trabajando para reabastecernos, así que debemos esperar, mientras quiero que ninguna criatura se entere de esto, será una sorpresa para ellos. Con su permiso, iré a informarle a la doctora sobre su hazaña —dice por último y se da media vuelta mientras se aleja de ese lugar.
Dejando a sus seguidores, Zokar se adentró a la mansión en donde estaban escondidos. No podía ocultar su felicidad, estaba lleno de júbilo ante los resultados. Se dirigió a la habitación de su hija, tocó la puerta para anunciarse y entró.
—Rosselyn —la llama.
La chica estaba recostada en la cama descansando. Su rostro lucía demacrado y sin vida. Zokar se sienta a su lado mientras toma una de sus manos.
—Padre —escucha la voz débil de la chica.
—Felicidades, lo lograste, nuestro plan es un éxito.
La rosada lo mira incrédula, una sonrisa se forma en su rostro cuando entiende la felicidad de su padre.
—Es nuestro plan padre, lo que tanto queremos —dice con voz débil.
El rostro de Zokar decae cuando se da cuenta de que su hija está recibiendo tratamiento a través de una sonda conectada a sus muñecas.
—No me gusta esto —le dice tomando su mano.
—Sabes que no importa lo que haga, solo quiero que todos sean normales...
Zokar niega.
—Por el momento no habrá más dardos, hasta que descubramos como podemos replicar las moléculas de tu sangre para evitar dejarte seca.
Rosselyn se sonroja con pena.
—Unas gotas son suficientes para exterminar a varias manadas, estoy segura de que encontraré el modo...
—Es tiempo de descansar y recuperarte —se levanta de la cama— te veré después.
La chica asiente y cierra los ojos esperando descansar.
Zokar cierra la puerta lentamente y suspira. Se encamina hasta su estudio mientras tararea una canción. Abre la puerta e ingresa.
—No debieron... —susurra mientras cierra con llave.
Se acerca a su escritorio y toca un botón oculto, este revela una puerta escondida. Zokar se dirige a ella e ingresa, aquella entrada lo lleva a un nuevo lugar, una sala secreta. Varias pinturas adornaban el lugar, joyas, libros y demás antigüedades. En esa noche se dirigió al centro de su colección, la imagen de una chica de largos cabellos dorados, rostro tan blanco como la nieve y ojos azules tan profundos como el océano.
—María... —menciona mientras acaricia la mejilla sobre la pintura. Con una sonrisa siniestra Zokar festejo su victoria.
😿 Ahora se viene lo feo 🥲
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