🅒🅤🅐🅡🅔🅝🅣🅐 🅨 🅝🅤🅔🅥🅔
Siente una ligera brisa que le acaricia la frente, un aroma muy suave y dulce le hace sentirse relajado, es como si ese aroma fuera familiar. Sus ojos se abren lentamente hasta que ve copas de árboles en diferentes tonos de color rosa.
Los recordaba, de algún lugar, ya había estado allí antes. Sus manos tocan sutilmente el tronco de un árbol y se percata que está sentado en la rama de uno de esos árboles de Sakura.
—¡Manic! —escucha la voz de un niño que se acerca hasta donde se encuentra—. ¡Mamá dice que bajes de ese lugar! ¡Te puedes golpear!
Parpadea un par de ocasiones, un nuevo aroma invade sus fosas nasales. Es como si estuviera lleno de vida con tan solo olfatearlo. Abre sus ojos al recordarlo, lo vio cuando era pequeño con su madre cuando caminaban por los bosques de árboles de Sakura de un parque protegido.
—¡Manic no te muevas por favor! —le pide asustado de nuevo esa voz.
Sus ojos café se dirigen hasta aquella voz que le habla y solo nota que un pequeño niño tiembla al verlo subido en el árbol.
—¿Quién eres? —le pregunta sin reconocerlo de algún lugar.
—¡Oh mamá traerá ayuda, espera! ¡Eres un hermanito muy travieso! —lo trata de calmar.
Manic le ve confundido, no estaba haciendo drama por lo que no entendía el comportamiento del otro.
—Yo no tengo hermanos —dice aturdido cuando ve que el niño comienza a correr lejos de él—. ¡Hey espera pequeño! —lo llama, pero al instante que el niño se detiene la rama truena y remueve a Manic—. ¿Q-Qué demonios? —se pregunta Manic y observa el tronco del árbol.
Lentamente la rama comienza a quebrarse y amenaza con tirarlo. Cuando se da cuenta es demasiado tarde, la rama cede al peso y le hace caer.
—¡Manic! —escucha el grito del niño que vuelve hasta él.
Con un sonido seco llega al suelo y vuelve a caer desmayado, pero tan solo unos segundos antes de perder la conciencia logra ver que el niño llegó hasta él y posteriormente cierra los ojos perdiendo el conocimiento.
Se despierta de golpe. Algunas lágrimas resbalan de sus ojos mientras observa el techo de aquella casa del árbol a dónde lo llevo Scourge. Manic mueve las pupilas de sus ojos en busca de entender que le ocurre, se siente triste y lleno de confusión.
Se incorpora lentamente hasta quedar sentado, de todos los sueños que ha tenido sin duda ese le provocó mucha incertidumbre, pues no había sido tan claro e incongruente al mismo tiempo. Disipa sus sentimientos confusos y trata de retomar el aire, limpia sus ojos y aclara su mente.
Cuando por fin logra recobrar su tranquilidad vuelve a observar a su alrededor, Manic cae en cuenta que estaba dormido y siente alivio al ver que quizás aquello solo fue una pesadilla como las que siempre tuvo. Pero de nuevo algo le causa una sensación muy curiosa, empieza a recordar los sucesos que ocurrieron en la noche y todo lo que hizo durante un buen rato antes de dormir.
Sus mejillas se muestran llenas de color rojo y su boca nuestra una sonrisa nerviosa. Sus ojos observan su cuerpo, está completamente desnudo mientras está cubierto con una tela muy transparente. ¡Oh siente tanta pena que toma lo primero que tiene a la mano! Puede observan un gran desorden, como si alguien buscó algo. Lentamente se incorpora para buscar su ropa entre todo ese desorden y la encuentra. Se la coloca muy nervioso mientras observa cada prenda, sabe de quién son. Cuando ha terminado se vuelve a sentar en la cama, analiza su situación y no puede evitar hacerse un ovillo en la cama.
—A-Anoche Scourge y yo... —dice con demasiada vergüenza, que se cubre el rostro al mínimo recuerdo.
Lo rememora, aquella confesión que le hizo el lobo sobre su mate y que era él. Manic era su pareja destinada y desde un principio Scourge siempre lo supo. Su corazón no podía mentir que se encontraba feliz y galopante, pero es que la pena se la causaba la acción que siguió después. Manic era consciente que lo hizo para ayudar a Scourge y aunque desconocía realmente cómo funcionaba el celo, se sintió lleno de confianza para hacerlo.
Nunca concibió la idea de cómo podría ser su primera vez, era tan poco creativo en esos temas que tan solo lo veía como una necesidad que en algún momento debería complacer. Pero justo en ese instante no lo podía ver con los mismos ojos. Scourge fue alguien que se ganó su confianza y su amor, sus ojos nunca lo vieron con lujuria o morbo de hecho hasta le parecía un poco ridículo que el lobo fuera romántico porque era un payaso sin remedio que no tomaba las cosas en serio... pero anoche fue tan distinto con él. Pudo sentir el miedo en sus palabras, su cuerpo lo delataba, Scourge también tenía el mismo terror que él al saber sobre sus sentimientos. Pero aun así el lobo fue valiente y sabiendo que su respuesta podía ser negativa, se confesó.
Manic destapa su rostro.
Sus acciones fueron en cierta manera inocentes. Sabía que lo necesitaba y que después de todo veían de mundos distintos, pero los unía el amor y aunque no lo creía del todo, Scourge le confesó que era él su mate y que nunca podría dejarlo. Manic se sintió abrumado por su confesión y por la situación que solo quiso hacer lo mejor que pudo y fue entregarse a Scourge.
No fue tan malo después de todo, el lobo fue muy tierno y cuidadoso con él, siempre le recordaría de ese modo. Lleva las manos hasta su pecho en donde presiona su corazón, Manic está feliz pese a todo, se siente demasiado feliz. Siempre tuvo malos pensamientos con relación a ello, pero no sé sentía triste, en cambio estaba agradecido. Lentamente se incorpora de la cama, debe buscar a Scourge.
Aunque también se percata de que no está allí y por un instante agradece eso porque aún no sabe cómo reaccionar cuando lo vea.
¿Cómo deberá tratarlo?
¿Cómo funcionan exactamente los mates?
¿Y su relación va a cambiar?
Muchas preguntas le aturden hasta el punto en que se ve atormentado. Aun así debe ser fuerte, alguna vez deseó con todo el corazón ser la pareja de Scourge y no podía retroceder ante los hechos. Pensó que quizás el lycan estaba en alguna de las habitaciones y decidió ir a buscarlo.
Caminaba mientras revisaba la casa en busca del lobo, pero no lo encuentra por ningún lado.
—¿A dónde te fuiste? —se pregunta mientras se acerca hasta una mesa.
Manic se coloca al lado y piensa en las posibles decisiones que tomó Scourge, pero algo le atrae, es un aroma muy delicado y sutil. Sus ojos se centran en buscar de dónde proviene ese olor y lo nota justo a su lado.
—¿Qué es eso? —se cuestiona cuando mira sobre la mesa una pequeña planta que está creciendo, tiene unos diminutos botones de colores. Manic se siente confundido, según recuerda cuando llegó con Scourge y se percataron de la magia que acabó con la vida, le dijo que la naturaleza estaba muerta—. Pero entonces de dónde salió está planta —se pregunta.
Lentamente Manic nota que hay más aromas, se fija a su alrededor. Camina unos cuantos pasos más para verlos y es tan confuso como la vida comienza a volver a ese lugar. De un momento a otro se siente cansado y decide sentarse, es más que seguro que su actividad nocturna le iba a pasar factura.
Aún podía sentir sus mejillas arder en pena, es que no tenía idea de que todo acabaría de ese modo. Su corazón está muy feliz también y no puede negarlo. Una sonrisa muy tímida se apodera de su rostro, así que eso era sentirse enamorado. Justo como Sonic se veía, al fin podía sentirse como alguien que amaba. No se percató que alguien se coló por una de las ventanas y lo vio muy entumecido.
Dos brazos le rodean mientras le sujetan en un suave abrazo, siente como el rostro de alguien se acurruca sobre su hombro y un cálido suspiro acaricia parte de su mejilla hasta que un beso es depositado en esa zona.
—Manic... —la voz de Scourge le hace sentirse en alerta.
Manic abre los ojos con asombro mientras su corazón comienza a latir con más fuerza, su mente queda en blanco al sentir el toque del lobo y su voz. No puede pensar con claridad ante esa situación, no esperaba llegar hasta ese punto con él.
Scourge le abraza más fuerte mientras cierra los ojos y disfruta de ello. Tener a Manic con él, saber que tiene los mismos sentimientos y sobre todo, tener a ese Manic que solo dormido podía ver.
—Buenos días~ salí a conseguir algo para comer y como te vi dormido no quise despertarte. Así que me fui y te deje tranquilo~ —le explica con el tono de voz alegre y risueño—. Pero ahora que estás despierto es mejor que comas.
Manic se encoge de hombros.
—B-Buenos días —lo saluda sin dejar de estar nervioso—. Y-Ya veo —contesta Manic avergonzado.
Scourge se separa de él, con suavidad le ayuda a incorporarse mientras sus ojos buscan hacer contacto visual con los de Manic, pero el otro está demasiado apenado como para verlo a la cara.
—¿Te sientes bien? ¿Necesitas que traiga algo para ti? —le cuestiona Scourge al verlo muy afectado por su atención.
—Estoy bien, no te preocupes —le contesta sin aún verlo.
Scourge no puede imaginar lo que Manic siente y es que ninguna de sus ideas tenía como fin el confesarse y después... unirse del modo en el que lo habían hecho. Una pequeña voz le reprochaba aquello y quizás Manic pensó que eso solo fue algo pasajero.
—O-Oh ya veo... supongo que fue algo inesperado y quizás incómodo para ti verme de ese modo —se ríe muy avergonzado de él mismo.
Manic puede ver como el lobo se sonroja, le parece hasta gracioso ver cómo Scourge se apena con él.
—Scourge... —lo mira a los ojos, pero no puede evitarlo aún no puede verlo sin sentir pena—. Anoche...
El lobo le toma de las manos mientras se las besa con ternura.
—Todo es verdad —le contesta al instante.
Manic se queda callado a lo que Scourge sabe que lo escuchará.
—Estoy enamorado de ti... hace tanto que lo sabía, pero mi situación no era la mejor. Soy consciente de que somos de mundos distintos por ende nuestras creencias no se parecen en lo absoluto; me detuve muchas veces en decirlo porque no quería confundirte más y peor con el tema de Infinite.
Manic le mira muy apenado.
—No era tan sencillo ir y decir: Manic eres el amor de mi vida, me tomó mucho tiempo encontrar a mi mate. Estamos destinados a estar juntos... Era seguro que me llamarías loco y me echarías a la calle por eso mantuve en silencio mi amor —el lobo le mira con amor—. En algún momento te lo iba a decir, te pediría que fuera mi pareja y en unos años... quizás mi esposo. Pero quiero que vayamos lento y hasta que te sientas seguro podemos proceder a quizás... casarnos... es como las leyes funcionan aquí, pero sé que no es como funciona para ti —se ríe con mucha vergüenza.
Manic lo suelta mientras le da la espalda. ¿Había escuchado bien? ¿Scourge también estaba pensando en casarse?
—V-Vamos muy rápido con esto, lo siento es que a veces olvido que eres un mortal y las cosas no funcionan como en el mundo mágico —dice muy nervioso el lobo al ver que Manic se aleja de él—. Lo siento es solo que mis costumbres son...
—Vamos a tomar esto con mucha calma —le pide mientras iba a seguir hablando pero... Manic no puede decir nada más, solo permanece en silencio, es curioso los aromas dentro de la casa le hacen pensar y cuestionarse. No habían pasado tantos días fuera como para qué olvidará esos aromas.
Scourge nota a Manic un poco distante y piensa que podría tratarse de su culpa, ya que el menor no esperaba tener una actividad tan... íntima. Quizás debió resistir y no acceder tan fácilmente.
—Manic lo lamento tanto, yo sé que fue muy extraño lo que viste pero... —se comienza a disculpar con él.
Manic voltea a verlo y rápidamente niega.
—No pasa nada, no es tu culpa, no te disculpes —le pide—; bueno es un poco extraño saber que mis sentimientos son correspondidos y también no entiendo cómo va a funcionar esto... —le contesta de manera breve.
Scourge logra entender.
—Oh... yo no quiero mostrarme molesto, debí explicar esto hace tiempo... cómo siempre.
Manic le mira extrañado. ¿De nuevo se había saltado una clase?
—¿Scourge, qué no me explicaste? —lo acusa.
—Bueno... es un tanto gracioso, verás cuando tienes a tu mate pues tu comportamiento cambia. Es algo como protección a tu pareja y usualmente es tedioso tener que hacer cosas...
—¿Scourge? —lo llama con el tono de voz amenazante.
—L-Lo que quiero decir es que a partir de ahora debo estar mucho más cerca de ti y bueno eso suele ser normal en los lycans, tener un pequeño perrito sobre ti pero un poco exasperante para un mortal.
Manic suspira abatido.
—Siempre me dejas con las noticias tarde... —se golpea levemente la frente mientras niega.
Scourge solamente se ríe con muchos nervios. Manic iba a seguir, pero algo le hace observar el lugar con más detalle y se percata de la vegetación.
Scourge sigue la vista del menor y se percata también de ello.
—¿Qué es esto? ¿Flores? —se incorpora mientras toma una el lobo.
Manic hace lo mismo, pero al mismo tiempo que toca la planta siente un pequeño dolor en la cabeza. Sus ojos se enfocan en Scourge y logra verlo, cubierto por esas mismas plumas que sintió cuando estuvo viendo el mural. Pierde levemente el equilibrio casi cayendo al suelo.
—¡Manic! —lo llama Scourge mientras lo toma entre sus brazos.
El menor suelta un quejido doloroso.
—Ese mural, me hizo algo —le dice mientras sujeta su cabeza— me duele demasiado la cabeza.
Scourge se preocupa por Manic al verlo muy afectado, no quiso pensarlo, pero la magia antigua era una situación con la que Manic no había convivido y quizás lo está dañando.
—Debemos reunirnos con los demás, Espio estoy seguro de que él sabrá lo que ocurre contigo, la magia artificial que usaban los vampiros era demasiado poderosa y solo los magos podían detenerla.
Scourge ayuda a Manic, lo carga mientras se preparan para salir. Manic no sabe cómo sentirse, es como si todo en su cabeza se estuviera removiendo, se siente cansado y muy débil. El lobo toma una chaqueta más pequeña en comparación a la que perdió y se la coloca.
—Manic por favor resiste —le pide el lobo al verlo muy afectado.
Scourge carga sobre su espalda a Manic y decide salir del lugar. Rápidamente comienza a correr en dirección al sur en donde debía estar Espio. Un pequeño pajarito rojo sobrevuela a su lado.
—¡Hey mago, necesito tu ayuda! ¡Manic se encuentra mal desde que estuvo en contacto con la magia de los vampiros! —le dice al pájaro.
—¡Lobo insolente, no debiste dejar que tocará eso! —escucha al pájaro—. Será mejor que te apresures y lo traigas, debo limpiar la magia.
—Voy en camino... —de repente Scourge es estrellado contra el suelo provocando que Manic se suelte de él y caiga a unos metros delante de él.
El lobo se incorpora aturdido y rápidamente busca a Manic. Se acerca, pero en ese momento algo capta su atención, el pajarito es destruido por una bola de fuego. Su mirada se dirige al culpable quien le sonríe de una manera oscura y siniestra.
—Nos volvemos a encontrar Scourge —escucha la voz de Infinite.
—Me gustaría charlar, pero tengo que correr —le dice ignorándolo.
Scourge rápidamente hace caso omiso y corre en dirección a Manic, se convierte en lycan y comienza a correr buscando alejarse. Mientras se aleja varias bolas de fuego tratan de impactar contra él. Manic abre los ojos al sentir como el lobo se mueve.
—¡Scourge! —lo advierte mientras ve como varias bolas de fuego se acercan.
El lycan se mueve por todo el lugar mientras trata de esquivar los ataques.
—¡Esta vez voy a terminar lo que empecé! —grita Infinite corriendo por detrás.
Scourge corría lo más rápido que podía y Manic se aferraba a su lomo. Llegaron a una zona que nunca había explorado, peñascos y rocas eran un paisaje muy desalentador, no sabía a donde se dirigía, hizo algunos giros y despistó a los otros lycans, pero inevitablemente llegó a un camino sin salida.
Sus ojos divisaron un risco, frenó de golpe y derrapó con sus garras, pero se detuvo a pocos centímetros del borde. Manic también se sostuvo y cuando el movimiento cesó observó a la orilla y casi siente como su corazón se detiene. Una caída de un poco más de treinta metros era lo que calculaba en ese lugar. Rápidamente bajo del lomo del lobo y tomó con sus manos aquel rostro.
—Scourge... —dice tratando de calmar al lobo, pero una risa le hace ponerse tenso.
Frente a ellos estaba Infinte con una sonrisa de oreja a oreja. Su rostro mostraba la satisfacción pura de ver sin salida a lo que tanto problema le daba. Scourge con una de sus manos hizo que Manic se escondiera de la vista de los lobos detrás de su espalda y lanzó un fuerte gruñido mientras se aferraba a la idea de protegerlo.
—Scourge deja los juegos —le dice el lobo sin dejar de sonreír— es inevitable lo que va a acontecer. No me pongas más trabajo del que debiste costar.
Scourge vuelve a su forma erizo.
—¿Quién te dijo que estaba jugando? Porque es claro que nada de esto es un juego para ambos —le reprocha.
—Scourge deja de ser obstinado, acepta la derrota. Si lo haces acabaré rápido con tu dolor, es una promesa.
—¡No vas a acabar con nadie esta noche! —le contesta entre gruñidos.
Manic observa como algo detrás del lobo oscuro brilla.
—¿Eso crees? —le contesta viendo levemente por detrás.
Sin pensarlo Manic se suelta de él y se coloca al frente. Siente un ligero piquete en el pecho, sus ojos bajan y observa un dardo. Lo quita y lo deja caer la suelo mientras Scourge le hace retroceder de nuevo.
—¡Manic! —grita Scourge con pánico.
—Estoy bien —le contesta Manic tranquilizándole mientras abraza al lycan.
Scourge suelta algunos insultos para el alfa.
—¡Escoria... maldito sea el día en que llegaste a la manada! ¡Mi padre debió dejarte morir en la lluvia! —los ojos de Scourge se afilan como los de un gato, está demasiado enojado.
Infinite se siente dichoso de ponerlo en esa situación.
—Insultame lo que quieras, pero yo que tú mejor le pongo atención a otros pequeños detalles. Quién diría que un mortal sería capaz de defender a un lycan de tal modo incluso poniendo en peligro su propia vida —se ríe con mucha felicidad.
Scourge no entiende. Pero siente como las manos de Manic se aferran a él y están frías.
—Scourge... —le susurra el erizo tambaleándose sobre sus piernas y perdiendo el equilibrio.
Scourge rápidamente se voltea para agarrarlo entre sus brazos.
—¡Manic!
Su descuido fue una ventaja, de una patada otro lobo lo arrastra a escasos centímetros de la orilla casi para caerse. El lycan se logra incorporar, pero siente cuando otro dardo se inserta en su brazo.
—Qué demonios... —susurra comenzando a sentirse débil, sus fuerzas flaquean y por ende de sus brazos se resbala Manic.
—¡S-Scourge! —grita Manic asustado y débil.
Infinite se acerca hasta ellos mientras se ríe de su plan.
—¡Oh Scourge tan confiado como siempre! ¡Tu impertinencia siempre fue tu mayor enemiga!
—¡Púdrete Infinite!
De repente los ojos del alfa se enfocan en Manic.
—El que se va a podrir no soy yo... Me pregunto cuánto durará el mortal sin poder moverse en el agua —lo amenaza.
Infinite se dirige con sombrías intenciones ante el erizo verde.
—¡¿No te atrevas a tocarlo?! —lo amenaza Scourge mientras intenta levantarse.
—¿Oh que va a suceder? —le reta—. No creo que estés en posición de detenerme, no cuando estoy a pocos centímetros de él.
Scourge se arrastra con sus garras, clavándolas sobre la roca. Mientras el lobo agarra de una mano a Manic y lo deja a escasos centímetros de la orilla.
—Te propongo algo, si logras agarrarlo antes de que caiga lo dejaré libre —se ríe— pero tendrás que ser más rápido que un pequeño amigo.
Infinite saca de su anillo un diminuto zorro de fuego y lo deja muy cerca de Manic.
—Su toque es mortal, un mínimo roce y puede acabar con un pueblo entero —le cuenta al erizo.
Manic se aterra al ver que el zorro lanza ligeros arañazos contra él con sus pocas fuerzas va retrocediendo hasta que siente el aire que recorre su espalda. El lobo en cambio sigue moviéndose con sus garras y el malvado se aleja de ellos mientras espera el desgarrador final.
Lentamente el zorro se acerca más a Manic hasta que resbala, pero logra sujetarse con las pocas fuerzas del peñasco sus dedos se aferran a la roca. Y empieza a lanzar quejidos debido al dolor en sus articulaciones. No pudiendo aguantar más uno a uno sus dedos se van soltando.
Pero Scourge poniendo toda su fuerza se lanza para agarrarlo. Y queda recostado.
—¡No te voy a soltar Manic! —dice agarrándole con las dos manos, pero el peso del erizo le hace irse por delante y en su intento de sostenerse una mano se le resbala y la usa para enterrar sus garras en la roca. Por más que trata de llamar a su lobo interno no sale, se niega a obedecerlo.
Manic intenta permanecer sujeto a él, pero su cuerpo pesa demasiado, lentamente comienza a sentir un gran sueño y sus ojos se van cerrando. Pero algunas gotas caen en su rostro y vuelve a abrirlos. Scourge le mira con tanto pavor, está llorando del enojo y la impotencia de verse envuelto en esa situación. La mano de Manic se resbala poco a poco.
—Scourge... —susurra Manic sabiendo que no había escapatoria de su final, por su mente solo puede recordar todas las aventuras que vivió a su lado.
—¡Ni se te ocurra decir nada! —le grita Scourge con un nudo en la garganta—. No te atrevas a decirlo —le pide derramando más lágrimas.
Manic sabe que no podrá salvarlo, no esa vez.
—Todo estará bien —le dice Manic sonriendo con tristeza—. Eres un buen chico —susurra con la voz entrecortada— un buen lobo...
El verdoso niega. Sus manos se tomaron en un último intento de sostenerse, pero ambos no pueden más.
—Gracias por todo, te amo... —dice Manic en un susurro antes de que sus manos se soltaran.
—¿M-Manic? —musita Scourge al ver como por una fracción de segundos Manic cae al vacío. El rostro de Manic se mantiene sereno y se despide con una sonrisa cerrando los ojos hasta que inevitablemente cae entre el fuerte oleaje.
El instinto de Scourge le dicta que se lance a él, pero cuando pretendía hacerlo una garra le toma de las púas y le arroja a metros lejos de la orilla. Su pecho duele, su respiración está agitada y siente que no es suficiente, sus manos tiemblan, pero no puede moverse, de sus ojos caen lágrimas sin que se puedan detener.
Infinite se acerca y coloca su pie en la tráquea de Scourge mientras ejerce presión. El lobo lleva sus manos débiles para quitarse ese pie, pero le es imposible.
—Es una maravilla, lo mejor que he hecho en toda mi miserable vida —dice riéndose—. ¡Verte débil, enfermo y solo como siempre lo has sido!
—Nunca te hice nada —menciona Scourge entre quejidos y llorando amargamente, maldice su suerte.
—Pero eres una amenaza para mis planes, debiste alejarte Scourge en lugar de combatirme sabiendo que perderías. ¡Perdiste a tu mate por tu incompetencia, dime cómo se siente perder algo que tanto valoras! —le dice mientras gruñe.
—Ahórrate tus discursos Infinite, haz lo que tengas que hacer —le exige— hay alguien que me espera en el otro lado —se rinde.
Infinite le araña el rostro.
—No te dejaré ir tan fácil. No después de todos los problemas que hemos tenido, voy a disfrutar verte suplicar por tu vida —le dice con el tono de voz tenebroso y lúgubre.
Scourge no puede más, desearía estar muerto en ese momento.
Pero...
—¡Infinite! —escucha un grito a la distancia mientras ve como una bola azul se dirige para impactar directamente con él. Algunos disparos le acompañan y unos gruñidos.
El lobo es arrojado varios metros mientras los otros le rodean. Abre los ojos y observa a dos nuevos integrantes.
—Así que lograron escapar de los mortales —dice parándose—. Shadow y Sonic.
El lobo azul se coloca en posición de defensa mientras Shadow carga su arma. Los ojos verdes de Sonic buscan desesperados a Manic y no lo ven, se dirigen a Scourge y este solo desvía la mirada. Sonic teme lo peor.
—¡Son tontos, nada puede detenerme! Es mi territorio, son mis reglas —se ríe el alfa.
—Eso está por verse —dice Shadow.
—Claro cazador, pero yo tendré la ventaja —truena los dedos.
Dos dardos son lanzados, pero como por arte de magia una barrera los detiene y caen a pocos centímetros de ellos.
—¡¿Qué significa esto?! —grita el lycan al reconocer ese polvillo que los cubre.
Un polvillo dorado rodea a los chicos mientras desaparecen, un destello los deja ciegos por unos segundos, ser dorado aparece ante Infinite. De armadura dorada con muchos detalles y brillante como el sol.
—¡Por fin das la cara príncipe! —gruñe Infinite al ver a quién tanto esperaba.
Un sujeto de color rojo se muestra vestido como caballero con esa armadura dorada. Abre los ojos y son de color púrpura.
—¿Ya tienes la respuesta que te pedí? ¿O vas a seguir durmiendo para evitar la guerra?
El equidna mantiene la vista frente a él.
—Esta vez cruzaste los límites —menciona— rompiste la alianza de los tres regentes. ¿Cómo te atreves a dañar a los mortales? —le habla con voz profunda y siniestra.
—¿Crees que me importan los mortales? Cuando tenga tu magia voy a acabar con todos ellos —lo amenaza.
—Infinite, tú y yo nunca vamos a aliarnos.
Ante ello el alfa se muestra ofendido.
—Cuida tus palabras porque no tendré piedad si te vuelves contra mí.
—Lo hago —le dice por último y dándose la vuelta para irse— y no temo ser tu enemigo.
—¡No juegues conmigo! —le grita convirtiendo en lycan, la ira de Infinite no se detiene se lanza contra el equidna. Al tocarlo todo se dispersa y cae de pie frente al risco.
No hay nada, se han ido.
—¡Maldito hechicero! —grita enardecido—. ¡Acaben con todos los magos! ¡No dejen a ninguno con vida! —ordena mientras comienza a correr en dirección al bosque.
La muerte se había presentado en esa tarde que comenzaba a volverse en una triste y nostálgica noche...
A la distancia, un sujeto de capa negra se encuentra en la orilla de un río. Luce impaciente pues su pie le delata. Del agua emerge otro idéntico con la diferencia que carga algo entre sus brazos.
—¿Lo obtuviste? —le cuestiona el primero acercándose para ver lo que trae.
—Casi no lo consigo —le responde.
El primer sujeto lleva su mano hasta la frente del erizo verde que se encuentra desmayado en los brazos del otro. Su cuerpo está herido y frío debido al agua y rocas.
—Está muy débil, debemos darnos prisa —le pide cubriendo al chico con otra capa negra y comenzando a caminar.
Entre la densidad del bosque, solo dos sujetos se vieron fijamente para posteriormente desaparecer de ese lugar con un chico entre brazos.
—Bienvenido a casa... Manic...
Bien, ya quiero terminar esta historia para centrarme en otra que tengo 🥲, aunque está de por si es mi favorita pero ya quiero leerla concluida(?) y no saben la alegría que me da ver qué también les está gustando.
¿:0 y ahora que pasará con Manic?
Porque a los mortales no les afectan los dardos que Infinite ha usado 7v7
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