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🅥🅔🅘🅝🅣🅘🅒🅘🅝🅒🅞

... Nueve días después...

Como una fresca ola del oleaje del mar Manic sintió alivio en esos días. Las cosas se habían calmado en su vida, iba a trabajar y Scourge le cuidaba; en sus labores Tails le acompañó y no se encontró más solo.

Sin embargo, la nostalgia volvía a presentarse justo como un tiempo atrás. Algunos temas le hicieron volver a sentirse triste, en especial con relación a Scourge. Ya que el lobo se volvió cada vez más distante de él.

Estaba seguro de que de seguro Scourge solamente trataba de ser amable y sincero con él, pero sus acciones comenzaban a afectarle. Aunque Manic lo intentase aclarar, Scourge siempre lo evadía diciéndole que eran ideas suyas, que él no estaba alejándose de ninguna manera y que más bien se estaba preparando para protegerlo mejor, pero sus acciones eran contradictorias.

Por ejemplo dos días después del encuentro con los otros lycans, Manic noto que Scourge se distanció físicamente de él. Su desenfrenado deseo de contacto por su persona disminuyó al punto de casi ser nulo y disculparse por tocarlo sin que se diese cuenta.

Lo más curioso era que el lobo se notaba muy alterado, impaciente y sus ánimos eran muy cambiantes en cuanto estar feliz, luego enojado hasta posteriormente ponerse triste. Se mantenía a raya con él, alejado y muy vacilante, hasta sus bromas se desvanecieron. Para Manic quizás era un alivio, pero la actitud de Scourge le hizo sentirse de cierta manera, herido.

No estaba seguro ni como ni cuando se puso a pensar en su situación, pero algo si era seguro, extrañaba a Scourge. Quizás era molesto, torpe y un payaso sin gracia, pero lo prefería de ese modo que, en cambio, al que tenía enfrente.

Era un nuevo día y justamente en esa ocasión Manic pidió que Tails le cubriera a lo que su amigo aceptó con gusto y sin resistencia. En ese instante solo podía ver como el lobo se movía de un lado a otro, como tratando de calmarse y enfocar su atención en otra cosa.

—Bien, esta vez volveré pronto —menciona Scourge restregándose la cara— no puedo tardarme tanto. Debo ser puntual —se repetía.

Manic se mantiene en silencio, no puede ocultar su malestar con él. Cómo puede ese lobo ser tan irrespetuoso con su persona y hacerlo de lado como cualquier otra persona.

—No debes salir por ningún motivo —le recuerda Scourge sacándolo de sus pensamientos— únicamente de ese modo, estarás seguro.

—De acuerdo —le afirma sin muchos ánimos el otro.

Scourge siente como los ánimos de Manic están por los suelos, y no lo culpa. ¡De hecho es su culpa y no lo puede negar!

—¿Te sientes bien? —le pregunta tratando de acercarse, pero Manic se retira unos pasos por detrás.

—No es importante —le responde iracundo, sus ojos se encuentran llenos de un brillo colérico—. ¿Scourge te sucede algo? —le pregunta viéndole fijamente.

—¿Por qué lo dices? —le contesta el otro desviando su mirada.

—Estás muy raro, mucho más de lo que normalmente eres —responde con un poco de sarcasmo—. Es como si quisieras que me alejara de ti.

El lobo no puede responder, baja la mirada llena de vergüenza. Por supuesto que no quiere alejar a Manic de su lado y mucho menos hacerlo sentir que su atención ha cambiado, pero su problema hormonal le está costando mucho más de lo que creyó. Aunque solo lleva una semana con esa situación trata de mantener un límite con Manic para no hacerlo sentir incómodo.

Claro que eso incluye el mínimo contacto físico con él y las breves charlas que tuvieron, ya que después de esos días en los que Manic fue atacado Scourge le ayudó a superar su pánico por medio de los abrazos mientras dormían. Y esto aceleró un poco más la fase más difícil para el lobo.

—L-Lo siento si te he hecho sentir mal con mi actitud es nada más que estoy muy preocupado por las cosas que pueden suceder —dice con pena— lo que menos quiero es verte envuelto en una situación difícil y que eso te cause un malestar aún peor que el mío, y más con lo que pasó días atrás.

—Aun así parece algo más... —dice Manic sin estar del todo convencido.

Durante esos días Scourge también ha estado pensando en sí mismo. La idea de volver al bosque mágico y recuperar a su manada cada día se desvanece más y más hasta el punto en el que ya no le interesa regresar. Cuando era el alfa nunca sintió una atracción tan fuerte por alguien hasta el punto de hacerlo debatirse sobre lo que debía hacer. Quizás nunca imaginó como podría ser su mate y menos que iba a ser un chico, pero aun así no le desagradó que Manic fuese ese chico especial. Hasta se sintió aliviado de que alguien muy diferente a él fuera su alma gemela.

La idea de pasar el resto de su vida con él era algo que le ponía las rodillas como gelatina y le quitaba las palabras de su boca cuando trataba de mencionar algo con relación a ello. Le gustaba la vida de Manic, sin ataduras, sin dependencias, sin regímenes que lo hostigaran como antes de conocerlo. Podría acostumbrarse y hasta conseguir el dinero suficiente para comprar más cosas para él y para Manic. En pocas palabras darle una buena vida.

Y por ello durante esos días concluyó que le contaría a Manic sobre lo que ocurría y que le pediría tiempo para poder conocerse de ese modo y llegar a tener algo bonito, pero con un celo pisándole los talones, sus esperanzas se mostraban opacadas ante la lujuria que crecía sin poder evitarlo.

—Manic necesito hablar contigo de un tema muy importante, pero... no puedo en este momento, es demasiado difícil de explicar —le pide mientras una de sus manos acaricia su cuello.

Manic le mira perplejo, ante esa declaración. Scourge nunca toma en serio las cosas, pero por la forma en la que habló quizás era algo que lo estaba preocupando.

—¿Y entonces cuando será? —le pregunta tratando de mantenerse tranquilo.

—Cuando regrese, tendré una solución a lo que te causa malestar y hablaremos de ello —le promete—. ¿Puedes esperar un poco más?

Manic siente un poco de alivio y decide hacerle caso al lycan.

—Bien... no puedo decir nada más, voy a esperar —dice rindiéndose.

—Gracias... ahora debo irme —le informa arreglando su chaqueta.

El lobo se acerca para abrazar a Manic mientras entierra su hocico en la cabeza del menor. No era un tonto y menos de eso, pero en los últimos días su celo se le estaban complicando más de la cuenta. El aroma de Manic se volvió cada vez más intenso y profundo para su nariz; no podía pasar mucho tiempo cerca de él porque sus hormonas se volvían locas y revoloteaban como mariposas a sus costados.

Su comportamiento se volvió un poco inestable y la poca cordura era lo único que lo mantenía ensimismado. Cuánto deseaba lanzarse sobre Manic y tenerlo entre sus brazos, besarlo y posteriormente calmar sus ansias, pero... era obvio que tan solo pensar en ello le daba pánico, Manic se asustaría de él e incluso podría echarlo de su casa. Por ello Scourge reprimía sus deseos y le hacían volverse un ser distinto, cualquier toque, roce o sonrisa le volvía en un caos, su mente y cuerpo no estaban siendo muy bondadosos con él y prefería mantenerse a raya.

—Te veré pronto, lo prometo —se despide para posteriormente alejarse de Manic y salir de aquel apartamento.

El menor únicamente se mantiene estático, por alguna razón siente un profundo dolor sobre su pecho cuando mira como el lobo desaparece de su vista.

—Scourge... —susurra dejándose llevar por la tristeza.

A las afueras de ese pueblo, en un lugar apartado de toda la civilización mortal, en donde muchos cumplían su mayor anhelo y deseo, conocer aquello que no tenía explicación y volverse parte de ello. Allí donde nacían las historias fantásticas que alguna vez una mente brillante retrato como obras para entretener. Un amplio grupo de lycans se reunían en el bosque mágico. Muchos de ellos se gruñían entre sí debido a que no eran de la misma manada.

En la jerarquía de los lobos, había tres alfas que manejaban a toda la estirpe, pero en la actualidad Infinite manejaba dos de los tres y de este modo presionó al otro bando para seguir sus órdenes.

Una eriza de color rosado caminaba entre aquellos lobos que se gruñían y es que no era fácil ser la líder entre los lycans. Desde joven fue puesta a prueba y siendo la más persistente, logró ser la siguiente en la lista de alfas de su estirpe. Pero aun así, Amy no estaba nada contenta con los acontecimientos que ocurrían. Era tan solo una bebe cuando los lycans acabaron con los vampiros y posteriormente creció bajo la presión de volverse igual que sus descendientes.

Amy no era una alfa que oscilará por la destrucción, en cambio, alguien que creía en la paz y la estabilidad. Por eso le guardaba tanto respeto a Scourge. Odiaba la guerra y detestaba a Infinite desde que llegó a la manada de Scourge, pero debido a los sucesos, no podía dejarle el camino libre tan fácilmente. Aunque su influencia la doblegaba a hacer lo que ese lunático ordenaba en muchas ocasiones desafío su propia existencia para mantener a salvo a su amigo.

—¿Para qué nos has reunido, Infinite? —pregunta la chica elevando la mirada hasta por delante de ella.

Algunos lobos protegían al alfa y no permitían que se acercaran. Infinite caminaba entre la multitud, con una leve sonrisa y los ojos cerrados. Lentamente, los abrió cuando se detuvo a unos pasos por delante de la chica.

—Amy, mi mano derecha —se burla de ella mientras pasa de largo dejándola con una amarga impresión en el rostro.

Amy mantiene el rostro discernido, aunque quisiera acabar con ese alfa, no puede. Eso sería un suicidio para ella y no quiere causarle más problemas a Scourge.

—Nos reuniste aquí, es por algo importante —le recalca—. ¿Vas a dejar de estar atacando a los mortales? Porque eso sería una muy buena noticia para los lycans —responde volviendo la vista hasta él.

—Amy, sabes que no me voy a detener por ellos. Esos mortales deben saber que nadie nos va a controlar, ya estuvimos mucho tiempo bajo la sombra de los vampiros. Es momento que seamos la única raza en la cúspide del triángulo de supervivencia.

—¿A qué costo? Estás provocando repudio a nuestra estirpe. Nosotros no actuamos de ese modo. ¡No somos animales sin raciocinio! —le recrimina—. ¡Somos el regente de la fuerza, no asesinos como nos has hecho ver!

Infinite se acerca hasta quedar a escasos centímetros de ella.

—Es por eso que hacemos lo que debemos hacer. He reunido a todos los lycans porque es momento de que ataquemos en conjunto, ya estuvo bueno ponerle los nervios de punta a esos seres. Ahora van a conocer de lo que somos capaces —le explica con una tenebrosa sonrisa.

Amy lo mira perpleja.

—¿Qué dices? Acaso... ¿Pretendes atacar a mano alzada? ¡Has perdido la cabeza! Hacer eso nos expone a ser el enemigo principal. ¡GUN nos puede erradicar por eso! —grita con horror—. ¡Romperás el tratado de los cazadores y nos vas a condenar!

—Que lo intenten. ¡Nosotros prevaleceremos! —dice a forma de reto—. Ya no nos vamos a esconder por algo como ello. Además, sin cazadores ese tratado no tiene vigencia...

Amy niega rotundamente.

—No te voy a dar mi manada para tremendo insulto. ¡Estás loco si crees que voy a estar de tu lado para hacer tremenda atrocidad!

Infinite sonrió con ímpetu, llegó al punto en el que deseaba aterrizar.

—Sé que no lo harás y por eso los llamé —se da la vuelta mientras comienza a hablar más fuerte—. Hermanos míos esta noche va a ser emblemática. No vamos a seguir siendo aplastados ni humillados por ninguna raza. Seremos los superiores y crearemos un nuevo orden en donde nosotros seremos dioses para ellos. Si están conmigo me acompañaran, de lo contrario, perdonaré sus vidas a cambio de que no deberán involucrarse en la batalla.

Los lycans dejan de gruñir cuando escuchan al alfa.

—¡Estás loco Infinite si piensas que...! —Amy guarda silencio cuando mira como su manada se dirige al lado del alfa, hasta dejarla con unos cuantos lobos que aún creían en ella.

—Como ves mi querida Amy, todos esos conceptos de paz y convivencia no son más que falsas promesas y falacias que carecen de toda lógica. No se mezclan sentimientos, las razas no pueden convivir en equidad —le restriega acercándose hasta quedar frente a frente nuevamente—. No te obligaré a seguirme, pero a cambio debes saber que si eres un estorbo, no voy a tener piedad de ti.

Amy cae sentada sobre el suelo mientras su cuerpo tiembla. Los pocos lycans que se quedaron a su lado se acercan para ver si se encuentra bien. No puede creer que también perdió a su manada a manos de un lunático.

—¡Lycans es momento de nuestro, alzamiento! —grita Infinite haciendo que todos los lobos se preparen para correr hasta el pueblo en donde viven Manic.

Infinite llama a sus lacayos más fieles.

—Hay un lugar en específico que no deben atacar. Esta noche, voy a hacer sufrir a ese engendro impuro que nos estorba —sonríe al dar esa orden—. Encontré una forma de hacer que Scourge venga directamente a mí.

[…]

El bosque mágico era un auténtico laberinto para aquellos que no proceden de él, sin embargo, para el exlíder de los lycans ya no representa ningún obstáculo. Scourge se desplazaba por la copa de los árboles mientras se apresuraba a encontrar a su informante. Conocía ese sitio como la palma de su propia mano, nada podría sorprenderlo.

El punto de reunión había sido en la montaña más alta del bosque cerca de una antigua cueva que usaban los eruditos para rezarle a Madre Luna y le faltaba muy poco para encontrarla. Se dejó caer hasta quedar de cuclillas sobre el césped. Se incorpora viendo a todas las direcciones en busca de alguna señal hasta que la vio, un pájaro de color rojo volaba por el sitio. Sonríe mientras se apresura a caminar.

—Para ser un alfa —escucha la voz de un chico— eres muy imprudente.

El lobo sonríe engreído, camina unos pasos por delante y ve que ese chico se encuentra sentado al frente de una fogata. Más pajarillos rojos sobrevuelan cerca de él y desprenden algunos polvillos dorados. El lobo se sienta a su lado mientras se recuesta sobre el césped y se despereza.

—Pero no imaginas cuánto me ha servido eso —le contesta con una sonrisa traviesa—, Espio~.

Un camaleón de color morado se encuentra preparando un poco de té y cocinando algunas plantas, voltea a ver a Scourge por unos minutos y le sonríe levemente.

—Créeme que no quiero saber —le responde sacando una bolsa—. No eres tan inteligente lobo —le dice mientras con su mano toma una manzana y se la lanza— y lo sabes.

Scourge la coge en el aire y comienza a comerla.

—Aburrido~ —se queja— así nunca vas a encontrar a tu mate —le menciona mordiendo la manzana—. Aunque eso no te preocupa, después de todo los hechiceros no creen en el albedrío más que en su propia magia.

—Lobo arrogante —le menciona el camaleón entre risas— no me sorprende que seas un alfa tan descuidado.

Scourge se encoge de hombros y se sienta.

—Soy todo oídos para ti —le dice viendo la fogata.

Espio suelta un pesado suspiro.

—Los lycans no están solos —le dice atizando el fuego— alguien los está manipulando, alguien es su guía para atacar. Y es posible que sea alguien que conozca tanto el bosque mágico como el mundo mortal —menciona serio.

Scourge se ahoga con un trozo de manzana que se atora en su garganta.

—¿Q-Qué dices? —espeta con sorpresa.

Espio se encoge de hombros también.

—He estado vigilándolos, y con base en lo que me has traído encontré que ellos no actúan solos. Algo o alguien los está guiando hacía un rumbo incierto y me temo que no sé de quién se trate, no recuerdo que exista un ser que pertenezca a ambos mundos —se limita a decir.

Scourge se incorpora de golpe, comienza a caminar alrededor de la fogata.

—¡Pero Infinite no se deja manipular! —expresa sin dejar de notarse sorprendido—. ¡Quiero decir, ese lobo hizo todo lo posible para tener el control de dos manadas! ¡¿Cómo se va a dejar llevar de otro que no sea él mismo?!

—Quisiera saberlo Scourge, pero me temo que no puedo interferir más en ese tema. Tengo restringido meterme en esa situación, más cuando mi príncipe duerme —dice cohibido.

—¡Demonios Espio, estoy tan confundido!

—Y lo estarás más. Quiero que veas algo —le dice sacando algo de sus cosas. Una pequeña flor quemada es depositada en las manos del lobo—. A donde quiera que ese lobo vaya, destruye la vida mágica. Se supone que esa flor ayuda a los elfos, pero se ha extinguido al grado de que los elfos se han escondido con lo poco que tienen —le explica.

Scourge ve aterrado esa flor. La observa mientras la toca y se da cuenta de que se destruye con su toque.

—¡¿Qué significa esto?! —exclama regresándole la flor.

—Significa que si Infinite ataca a los mortales podría ser el fin para ambos mundos, porque estoy seguro de que no existirá nada ni nadie que pueda frenarlo. Mi príncipe también se ha mostrado indignado ante ello, pero no puede ejecutar un plan sin antes conocer el terreno. Los ataques de los lycans no eran solo un juego, ellos quieren erradicar a todos y quizás dominar... —guarda silencio cuando escucha a la lejanía algunos gritos de terror y aullidos.

Scourge remueve sus orejitas, su audición se afina cuando todo eso capta su atención.

—¿Qué demonios? —inquiere Espio incrédulo y desconcertado.

Scourge puede sentir en el aire el aroma de muchos lycans que se reunían en algún lugar. Uno de los pájaros del camaleón se posa sobre la mano de este y le muestra una ligera visión del caos que está ocurriendo con los mortales.

—¡Esos lobos están atacando el pueblo! —espeta el camaleón.

Scourge al escuchar aquello le vio perplejo y en su mente solo pasó un nombre:

—¡Manic! —grita inconscientemente—. ¡Tengo que volver! —dice tratando de correr, pero los pajarillos le rodean y evitan que pase.

—Scourge no debes volver. ¡No cuando todos los lycans siguen a Infinite! —Espio le detiene mientras toma algunas de sus cosas para irse— sígueme, sé de un sitio donde ellos no nos podrán encontrar.

Scourge gruñe como advertencia.

—No puedo huir y dejar a la única persona que me ha ayudado —afirma dejando de lado el peligro—. ¡Iré por él y lo llevaré a ese lugar!

—¡No seas más imprudente! —le recrimina—. ¡Si te ven, te van a seguir hasta erradicarte!

El lobo suelta un silbido y con su mano borra a los pajarillos que le detenían.

—Entonces deséame suerte mago, o dame un poco de tu poder —se burla Scourge comenzando a correr de regreso con Manic—.¡Si sobrevivo deberás casarme gratis! —le grita por último antes de convertirse en su parte lycan y afirmar sus pasos.

—¡Lobo insolente! —grita viendo como se aleja—. Demonios Scourge me haces usar mi magia cuando no debo hacerlo... —susurra mientras saca una bola roja—. Protégelo, no dejes solo al alfa y lo que sea que lo hizo volver de nuevo —la bola se convierte en un pajarillo rojo que vuela detrás del rastro de Scourge—. Todo depende de ti, espero que no suceda otra tragedia —susurra poniéndose una capa que le hace volverse invisible y escapa de ese lugar.

[…]

... Minutos antes del ataque de los lobos...

Sonic y Shadow se encontraban preparados para dormir, en esa noche solamente querían descansar después de sus tantas tareas. Aunque Sonic pudiera manejar muy bien al lycan de su interior, siempre debía tener un momento con Shadow para reafirmar sus movimientos y ataques cuando lo requerían, aunque claro, esto no le agradaba del todo a Shadow, ya que no quería que Sonic usará a Blue y que eso fuera su fin.

—Mañana iremos a visitar al doctor, me pidió que te llevase —le dice Shadow recostado en la cama mientras mira que su esposo se va a sentar a un banquito y se cepilla sus extensas púas azules mientras lo escucha.

—¡Me alegra escuchar eso! Le prepararé algo muy exquisito al doctor —menciona emocionado. Sonic termina de arreglarlas y se lanza a la cama mientras acuna el rostro de su esposo—. Me siento feliz de tenerte.

—Yo también Sonic ya quisiera que... —se detiene cuando escucha algo. El celular de Shadow interrumpe la conversación entre ellos. El erizo ve confuso el aparato, lo coge para contestarlo—. ¿Diga?

Su rostro cambia repentinamente de expresión hasta volverse en una de asombro.

—¡Enseguida voy, no te atrevas a ir sola! —grita al aparato—. ¡Mierda!

Sonic le ve sin comprender, usualmente su esposo no maneja un vocabulario tan grosero excepto cuando algo muy malo ocurre.

—¿Shadow? —le llama con un poco de miedo.

El erizo veteado se incorpora velozmente, se quita la ropa mientras se dirige al closet y saca su ropa especial. Luego se dirige debajo de la cama y saca unas maletas en donde tiene varias armas y una maleta más pequeña en donde posee varios venenos.

—¡Eh tranquilo! —dice Sonic asustado al ver como saca todas y las mete en su ropa—. ¡¿Qué diablos ocurre cazador?! —grita haciendo que su esposo se detenga.

Shadow lo mira sin expresión. Sabía que en algún momento una situación como esa iba a pasar y ahora teme por aquel que le mira confundido.

—Los lycans están atacando, y debo ir a detenerlos —le dice quitándole el seguro a sus armas.

Sonic siente un escalofrío sobre su espalda. La última vez sintió todo el temor de su amado esposo y justamente no había pasado mucho tiempo desde ese entonces.

—¡Entonces voy contigo! —le dice incorporándose.

—No —le contesta de inmediato Shadow—. Sonic no te voy a exponer.

Pero el azul no le escucha y se dirige a buscar otra ropa. Shadow le detiene de los hombros y haciendo que le miré al rostro.

—¡Escucha bien, soy tu Handler y te ordeno que te quedes aquí, bajo ninguna circunstancia puedes salir! —dice con voz áspera y dictadora.

—¡No cazador! —se niega—. ¡No voy a dejarte solo de nuevo contra ellos! —reafirma.

—No seas imprudente Sonic, tú no sabes de lo que son capaces... —le dice sin dejar de verlo.

—¡Claro que lo sé! —le detiene Sonic con su respuesta—. ¡Ellos casi me quitaban a mi esposo! ¿Lo recuerdas?

—Sonic, si tengo que elegir entre perder la vida y asegurarme que voy a detenerlos, créeme que lo voy a hacer. Lo único que me importa es la garantía que vas a estar bien y GUN no te va a atrapar —le dice soltándolo—. Estos dos años me he dedicado a despistar a la organización, todo por ti. No voy a echar a perder eso y exponerte.

Sonic le mira con tristeza, baja el rostro y gruñe levemente.

—P-Pero Shadow... no quiero perderte —le menciona con nostalgia— ya casi te perdí en el pasado y ahora no... ¡No puedo dejarte ir!

—Tengo una solución... —le dice soltándole. Shadow se acerca a la cama y toma un recipiente entre sus manos—. El doctor viene en camino, le pedí que si algo como esto pasaba debía dirigirse contigo —se acerca a Sonic mientras le sujeta el mentón—. Eres muy valioso para mí, no puedo exponerte. Te amo Sonic nunca olvides eso —dice por último y llevando su mano hasta el cuello de su esposo para besarlo.

Sonic se reniega, pero al final siente como algo es inyectado en su cuello, un líquido caliente baja por toda su espalda hasta que su cuerpo se desploma en el suelo.

—Shadow... —susurra sintiendo que su cuerpo pesa y no puede moverse.

El cazador suspira angustiado, no se va a perdonar lo que hizo, pero no quiere exponerlo. Shadow se hinca y le sostiene entre sus brazos, con amor besa su frente.

—Perdóname mi Sonic... —le susurra mientras lo toma entre sus brazos y le lleva a la cama.

Sonic cierra lentamente los ojos hasta caer desmayado. Shadow le deja y arropa mientras se siente culpable por lo que ha hecho.

—Nadie te va a encontrar —dice acercándose a la pared, mueve un cuadro y una especie de computadora se esconde detrás—. Luna azul —dice activando el sistema de seguridad contra cualquier criatura mágica que intente llegar a su mansión. Antes de irse vuelve la vista a su amado y se despide mentalmente de él.

[…]

Poco después que Scourge se fue, Manic se dedicó a ordenar nuevamente su casa. No había mucho que hacer así que decidió escuchar sus canciones mientras suspiraba lleno de preocupación. No podía evitar sentirse nervioso y para matar el tiempo mensajeaba con Tails.

"¿Pocos clientes?"

"Lo habitual, nada interesante."

"Me lo imagino..."

"Si, aunque el tiempo me está sirviendo para ponerme al día con un nuevo libro del Dr. Ivo. ¿Sabías que tiene la teoría de que una estirpe podría aparecer pronto? Aunque claro no es tan nueva, más es como celestial... como algo de dioses".

Manic sonríe al leer ese último mensaje claramente su amigo tenía una obsesión con los temas mágicos.

—Es una pena que no pueda decírtelo —susurra Manic dejando de lado el celular.

Se encontraba pensando en todo lo que Scourge le contó y se sintió aún más desanimado con el asunto que le quitaba la paz. Sus orejitas se crisparon cuando de la nada en la calle se comenzaron a escuchar gritos de terror y alarmas.

—¿Qué demonios? —espeta Manic poniéndose de pie y yendo a la terraza de su casa para ver.

Varias personas corrían llenas de pánico mientras se miraba que algunos carros estaban siendo destruidos e incinerados. Manic retrocedió cuando a la lejanía vio algo enorme muy parecido a lo que Scourge era. Decidió entrar a su casa y encerrarse. Pero un mensaje de Tails hizo que su celular se encendiera, lo toma entre sus manos y aún con los nervios tocando su cuerpo logra leer antes de dejar su celular.

"¡Los lobos nos atacan!"

Manic se aterra y se cubre con una manta.

Inmediatamente, vuelve a tomar su celular y llama a Tails, a los pocos segundos el zorrito le contesta.

—¡Manic!

—¡Debes esconderte en la bodega, allí hay una bóveda! ¡Métete y espera a que todo se calme! —le grita Tails mientras truena sus dedos.

—¡Si, sí, ya voy para allá!

De repente en la llamada se escuchan unos minutos estruendos y crujidos.

—¡Tails!

—Sigo aquí, solo se me ha caído algo mientras abría la puerta —dice para calmarlo.

Y de nuevo un fuerte estruendo se vuelve a escuchar.

—¡¿Qué demonio?! —grita Tails del otro lado—. ¡Ahhh! —se escucha por último antes de que la llamada se corte.

—¡Tails! ¡Tails! ¡¿Estás allí?! —repite Manic aterrado.

Aleja su celular y vuelve a pulsar para llamarlo, pero sus llamadas se iban directo al buzón de la contestadora.

—No, no, no... —se llena de pánico.

De repente su celular se enciende y vibra, su corazón late con fuerza y sus manos sudan heladas. Siente morirse cuando lee el último mensaje recibido.

"Tengo al zorro, pero te quiero a ti, Manic".

Un enorme vacío cubre su pecho.





















:') lamento la demora pero no había tenido cabeza para escribir en estos días, espero que hayan disfrutado el capítulo del día de hoy ☺️

Nos vemos luego~

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