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Manic simplemente no entendía porque desde que Scourge llegó a su vida, todo se volvió de una forma arriesgado y muy delicado. Ante ello aun se negaba a creer que algo como él fuera capaz de existir y es que según Manic, los lycans no andaban entre los seres mortales.

O al menos eso le dio a entender Scourge hace unos días atrás...

—¡Ya te dije que no sé de que hablas!

En la densidad de la noche, con un cuarto creciente sobre el cielo; se escuchaban unos gritos muy lejanos cerca de la carretera. Manic no comprendió como llegó tan lejos de aquel pueblo en donde vivía. La chica era realmente rápida; se alejaron para ir a lo más recóndito del bosque y estaba seguro que nunca en su vida, había pisado esa faz del bosque o ese lugar en si.

Algunos grillos acompañaban sus lamentos y unos cuantos sapos se pronunciaban. Manic renegaba su tan mala suerte entre los brazos de la eriza que lo cargaba. Aunque en ese momento, le sorprendía la capacidad física de la chica, ya que en ningún momento pareció mostrar signos de cansancio o peor, de fatiga.

—¡Bájame en este instante! —ordenaba Manic meciendo sus piernas—. ¡Esto es prohibido, retenerme en contra de mi voluntad! —le recrimina.

La chica se detiene, le sonríe de una manera tétrica, sin mayor esfuerzo levanta sus brazos para tirar al erizo sobre el piso. Después de atraparlo e interrogarlo decidió llevarlo a un lugar más apartado cerca del bosque pero en el transcurso del camino le interrogó y se dio cuenta que ese chico no cooperaba con ella.

—Dime de quién es ese aroma —se coloca al nivel del erizo, con su mano acaricia los mechones de Manic y le hace ponerse nervioso.

—¡Y-Ya te dije que no tengo idea de lo que dices! —le contesta retrocediendo con sus pies pero ella le sujeta más fuerte de una pierna.

—Por alguna razón no puedo creerte —le contesta ella— así que deja de mentir o pronto iremos a un lugar del que no vas a escapar jamás —lo amenaza.

Manic se encontraba atado de manos y pies, le era imposible escapar. Solamente podía moverse como gusano sobre el suelo.

—¡No entiendo por qué me quieres a mi! ¡Yo no tengo nada que ver en lo que dices! —trata de convencerla—. ¡Además los lobos no existen! —le grita.

—Entonces explica algo —le interrumpe ella encarándole. Sus ojos esmeralda lo vieron con un brillo cautivador y amenazador—. ¿Por qué tienes el aroma de uno? Si dices que no existe. Apestas a su aroma, te atreves a caminar tan libre portando su esencia, como si fuera un trofeo.

Manic le ve anonadado ante ese cuestionamiento.

—¿Cómo es...?

—Oh mortal, es obvio que estas frente a otro licántropo —se burla ella incorporándose—. Debería estar cerca el licántropo al que pertenece ese aroma. Después de todo, odian que sus juguetes se alejen demasiado de ellos —menciona dándole la espalda al erizo.

—¿Q-Qué quieres hacerle? —le cuestiona Manic asustado, recordó lo que Scourge le contó sobre que los otros lobos deseaban acabar con él.

—Eso no te incumbe —le contesta sin verlo.

—N-No le hagas daño —le pide Manic aterrado al recordar que a Scourge le quieren muerto—. N-No lo lastimes.

La expresión de la chica se transforma en confusión, se da media vuelta para observar al chico que le mira suplicante.

—¿Por qué no quieres que le haga daño? —pregunta con inesperada sorpresa.

Manic permanece estático, baja la mirada avergonzado, su garganta se reseca debido a los nervios.

—Y-Yo... —trata de hablar.

La chica relaja su expresión, de alguna manera las palabras del mortal le han hecho sentir curiosidad. Nadie defiende a un lycan, menos en esos tiempos oscuros que atraviesan gracias a cierto alfa desenfrenado. Sus orejitas se alzaron y sus ojos se afinaron como los de un gato.

—Ya no estamos solos —dice ella cruzándose de brazos y volviéndose al frente—. Tu lobo ya esta aquí —sonríe al decir eso.

Manic se muestra aun más alarmado, sus ojos tratan de divisar al lobo y, nota que Scourge cae unos cuántos pasos delante de ella. Se incorpora lentamente viendo con amenaza a la chica, entre sus púas se notan restos de hojas debido a la velocidad a la que se desplazaba. Frunce el entrejo, y sus ojos se encuentran enardecidos al ver que Manic se encuentra inmóvil y se dirige hasta la chica.

—¡Tú! —la señala acusadoramente.

La chica sonríe mientras baja los brazos. Una de sus manos acaricia parte de su cabello y suspira.

—Un placer volver a verte Scourge —menciona sonriéndole con una pizca de reto en su rostro.

Scourge gruñe.

—¡¿Amy qué demonios estás haciendo?! —la cuestiona enfadado.

Manic ve incrédulo a Scourge.

—¡¿La conoces?! —le grita consternado.

Scourge dirige su atención por unos minutos a Manic. En su rostro puede ver el desconcierto que le causa esa impresión sobre la chica. Iba a hablar pero fue callado cuando la voz de ella sonó más fuerte que la de él.

—Claro que me conoce, se puede decir que somos amigos —dice ella lanzando un suspiro.

El lobo se traga sus palabras, después hablaría con Manic sobre ella.

—¿Qué demonios pasa contigo? ¡Estás quebrantando las leyes mitológicas al retener a un mortal en contra de su voluntad! —le regaña.

La eriza lo ve seria, sus labios se abren ligeramente formando una sonrisa sarcástica.

—Necesitaba una razón para hacerte venir y la conseguí —responde sin mayor detalle— aunque no me agrada llevar cargas y menos juguetes.

El lobo maldice por lo bajo. Sus púas se alzan levemente ante esa respuesta. Amy nota como Scourge se denota molesto.

—Tú mascota esta sana. No le hice nada —dice ella viéndole con recelo.

Scourge la vuelve a señalar.

—Él no es mi mascota, más te vale que no le vuelvas a llamar de ese modo y que no lo hayas herido, porque créeme que no tengo miedo de enfrentarme a otro lobo por él —le asegura sin medirse.

Manic no puede ocultar su vergüenza ante esas palabras. Y la chica, se ve impactada.

—¡¿Qué carajos pasa contigo?! ¿Por qué estás tan a la defensiva? —le cuestiona ella ofendida—. ¡Yo no estoy aquí para hacerte daño!

Scourge sonríe y roda los ojos.

—No confío en nadie.

Amy reniega.

—Infinite dio la orden clara de liquidarte. Sabes que si libero mis feromonas mi manada estará aquí en menos de lo que crees y acabarían contigo. Te atreves a amenazarme cuando ni siquera he tocado a ese chico —le recrimina.

Scourge se mantiene alerta, no es que le agrade mucho tener esa clase de reuniones a escondidas o que su amiga lo visite pero desde su exilio, alejó a todos con tal de protegerlos. Pues Infinite no perdonaría a los traidores.

—¿Qué quieres? —le pregunta directo y sin rodeos.

—Scourge cómo puedes dudar de tu mejor amiga —le dice ella con tristeza en la voz—; por Madre Luna te he estado buscando desde hace mucho, estuve preocupada por ti. Fui a ese pueblo para encontrar una pista sobre tu paradero y cuando te tengo enfrente, me amenazas. ¡Las cosas entre ambos no funcionan así!

Manic los ve intrigado, aquello parece una pelea marital, aunque le hace sentirse extraño. Saber que Scourge conoce a alguien de su misma estirpe le provoca una rara inseguridad.

—Después de lo que sucedió muchas cosas han cambiado Amy —le contesta— no es necesario que te recuerde todo lo que perdí por culpa de ese bastardo.

—Aun así, mi lealtad al único y verdadero alfa sigue intacta —le afirma ella—. Y ese eres tú.

—Sabes que ya no soy un alfa, ni soy puro. ¡Soy un híbrido! —le recuerda.

Amy mantiene su mirada fija en la del  lobo.

—No lo eres. Y te aseguro que eres más lycan que cualquiera de nosotros —le asegura con voz potente.

Scourge relaja sus facciones, cierra momentáneamente los ojos y suelta un amplio suspiro.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —le cuestiona dejando de lado ese tema.

La chica camina hacía un costado de él mientras arregla su cabello.

—Infinite esta llegando lejos, sus planes están mal. Quiere esclavizar a los mortales —le cuenta ella— ya logró suprimir a todas las razas, ahora busca cruzar la frontera —le cuenta quedando a unos pasos de él.

Scourge baja la mirada, se concentra en el erizo verde que le mira sin entender nada de lo que sucede; se acerca hasta él, colocándose a su nivel para poder liberarlo. Lo ve directamente a los ojos mientras se cerciora que este bien, con una de sus garras rompe las ataduras. Ayuda a sentarse a Manic mientras sus ojos no dejan de verificar que se encuentre perfectamente bien.

—¿Y por qué me dices eso? Soy el menos indicado para hacer algo —responde sin darle importancia.

Un fuerte gruñido se escucha como respuesta de la fémina.

—¡Oh vamos! —espeta ella—. ¡Esta usando a tu manada para hacer barbaridades, debes detenerlo!

Scourge ayuda a incorporarse a Manic y nota como el suéter de éste, esta totalmente destruido.

—La última vez que nos vimos, casi no salgo con vida... ademas no es mi problema, las demás razas deben detenerlo —se límita a decir mientras la observa sin expresión.

—¡¿Acaso no me escuchas?! ¡Nadie de nosotros puede detenerlo! Solo tú, el alfa por sangre —Amy camina hasta él señalándolo y claramente ofendida de su actitud.

Scourge reniega.

—Amy, te agradezco tu lealtad pero no soy ese alfa. No puedo hacer nada, te agradezco que no hayas dañado a Manic pero me temo que no podré ayudarte esta vez —se rinde.

Los ojos de la chica sostienen un brillo sin igual.

—¡¿Ese mortal es importante para ti no?! —señala a Manic—. ¡¿Qué va a suceder con él cuando Infinite logre conquistar ambos mundos?! —grita cansada. En su rostro se forma la ira retenida, sus labios se alinean formando una sonrisa forzada—. ¿Qué va a pasar especialmente cuando sienta tu aroma impregnado en él? ¿Le vas a regalar lo que te hace débil en bandeja de plata? —arremete furiosa.

Scourge la mira con el rostro más rígido y serio que ha portado en toda su vida.

—Jamás lo dejaré tocar a Manic, así tenga que morir, no le pondrá una garra encima —le contesta sin inmutarse de sus amenazas.

La chica lo ve impresionada, de alguna forma su amigo no esta siendo muy amable con ella; Scourge no era así, jamás la trató tan cruel o como si fueran enemigos. No podía creer que ese mortal lograse sacarle las mejores palabras a Scourge y hasta que sus amenazas le hicieran sufrir efecto sobre sus púas. Era obvio que le temía a Scourge y no por ser simplemente un alfa, sino por tener una de las descendencias más importantes y peligrosas, jamás conocidas.

¿Qué era eso que le ocasionaba su rabieta? ¿Por qué Scourge se volvió en contra de ella? Era como si estuviera defendiendo su territorio, solo cuando ocurrían esas riñas, estuvo segura que lo vio de igual o menor grado. Pero entonces, se percató de un minúsculo detalle. El aroma de él se mezclaba con el de Manic, como si eso fuera una manera de alejarlos o de amenazar que nadie debía meterse con algo que le pertenecía exclusivamente.

—Oh, no puede ser cierto... —se niega a creer lo que escucha y piensa— no me digas que... —su boca se muestra en desagrado con lo que trata de decir pero es interrumpida por el lobo.

—Escucha, solo un cazador puede detener a Infinite. Debes buscarlo, yo no puedo hacer nada. Ya tengo suficiente con despistarlos.

Amy se quiebra mentalmente al pensar que quizás su amigo esta más que cegado con su juguete. O quizás ese mortal no era tan solo un juguete.

—Puedes venir un momento. Necesito hacerte unas preguntas —le dice con los ojos puestos sobre el mortal.

—Scourge... —Manic se esconde detrás de él y se aferra a su chaqueta al ver la gélida mirada de ella sobre sí.

Scourge siente la presión de Manic sobre su chaqueta. Era obvio que no podría reaccionar de otra manera distinta al miedo. Se voltea para verlo, con cuidado sus manos apartan esos flequillos que estorban su vista.

—Voy a terminar con esto, por favor espera —se quita la chaqueta para ponérsela a Manic—. Estas muy frío. Podrías enfermar —le dice entre murmullos.

Manic siente como el calor de la chaqueta le hace sentirse bien y protegido, disfruta esa sensación justo como la primera vez pero, luego observa como Scourge se aleja unos cuantos metros de él para hablar con la otra chica.

Ya suficientemente lejos de Manic, Amy se voltea a ver al lobo.

—¿Qué haces al lado de un mortal? —le cuestiona sin entenderlo.

—Eso no te incumbe —le contesta tajante.

—¿Conoces mejor que nadie las reglas y me cuestionas a mí? —lo observa detenidamente—. La forma en que lo defiendes, en que lo miras, tu aroma impregnado en él... ¿Scourge a qué estas jugando? O ¿Acaso es... eso no? Porque sería muy loco que tú y él... —le cuestiona ella deteniendo sus palabras.

Scourge le sonríe con suavidad.

—¿Y si así fuera, qué tiene de malo? —enuncia sin muchas ganas de dar una explicación de ese tema.

Amy retrocede unos pasos por detrás ante la impresión.

—¿C-Cómo estás tan seguro que él es...? —se detiene ella incrédula—. ¿N-No estarás confundiendo tus sentimientos con los de una presa?

Pero para el lobo, todo esta claro. Desde hace unos días, desde hace mucho.

—Estoy totalmente seguro que es él. No lo veo como una presa, lo veo como mi... —el lobo desvía la mirada, tampoco es que tan pronto lo pueda llamar como debe pero es que él nunca ha tenido una conexión tan profunda y mística con alguien y se siente muy abrumado aunque así no lo aparente.

Amy sonríe con ironía. De todas las noticias que pudo recibir, esa era la que menos le agradó.

—Pensar que un mortal es tu... —suena decepcionada y su voz la delata—. Yo que luche tanto por encantarte... —Amy siente como sus piernas se aflojan, cae al suelo sintiéndose rendida—. Perdí.

Scourge odia tener que revivir cada vez esa escena, esa conversación, esa situación con ella.

—Sabes que siempre te vi solo como mi mano derecha y mi mejor amiga, nada más —le susurra dejando en claro sus sentimientos y esa vez, si es definitivo.

Amy suelta una risa fingida.

—Después de todo, el absurdo miedo de Infinite se cumplió —pronuncia incorporándose, pasa la mano por debajo de sus párpados—. Después de todo eres mi amigo y si esto es así, no puedo hacer nada más y siendo así deberás protegerlo —ve a Manic a la distancia—. La única forma de asegurarlo, es marcándolo —le recalca.

Scourge se encoge de hombros. Por qué todo el mundo parece ponerse en su contra con ese tema que oculta.  Se cruza de brazos mientras desvía la mirada.

—Aun no he hablado de este tema con él —susurra un poco fuerte.

Amy parpadea en repetidas ocasiones.

—¡No seas dejado, debe saberlo! Solo la marca es lo que puede garantizar su vida, nadie podrá tocarlo —dice molesta con el lobo.

—Aun le estoy enseñando sobre nosotros, no es tan fácil hablar sobre ciertos temas sin que se sienta presionado.

—¿Te gusta ir despacio no? —arremete ella—. Al menos eso no ha cambiado, disfrutas de lo que haces y sientes... me alegra saber que esa parte no a muerto en ti... —medio sonríe.

Scourge suspira.

—Ya sabré hacerlo en el momento justo, pero no puedo hacerlo tan pronto.

Amy no puede evitar sentirse aún más triste, perdió a Scourge y hace tiempo también perdió a alguien más que era importante para ella.

—Eres igual que ella —le susurra recordándola— por eso se llevaban tan bien.

Scourge nota el cambio en su amiga, Amy podría ser una chica dura pero cuando se quebraba, era como una pequeña niña que debía cuidar.

—¿Aun la sigues buscando? —le pregunta.

Ella lo mira con tristeza.

—Nunca he dejado de hacerlo. Estoy segura que ella esta viva pero se esconde de mí...

Scourge también se siente mal por no poder ser más fuerte y ayudar a Amy con ese dolor.

—No pude hacer más ese día... intenté de todo pero fue demasiado tarde cuando llegué...

Pero Amy sonríe.

—La encontraré y traeré de vuelta —dice con decisión—. Ella esta viva, estoy segura. No murió, no pudo... le prometí estar a su lado hasta el final.

Scourge la mira con asombro.

—Amy... —dice negando—; creo que deberías irte. Mi aroma es demasiado fuerte, ellos podrían... —se aleja un poco para evitar que sus aromas se mezclen.

—Lo sé, pero no me importa. De por si el bosque mágico se volvió un caos con Infinite —dice ella sin importarle—. No me acercaré a él hasta que sea requerida, no te preocupes.

Scourge sonríe.

—Eres una chica testaruda. No puedo ayudar mucho, pero estoy buscando a un cazador. Quizás lo encuentre y le diga lo que ocurre —pronuncia—. Ahora vete antes que mi aroma se mezcle con el tuyo —le pide.

La loba lo mira con esperanza.

—Desearía que pudieras ver lo fuerte que eres. Te extraño Scourge y estoy segura que tu manada también —le dice ella alejándose—. Te veré después, ten cuidado y por favor, cuida que nadie más se entere de tu secreto —le recuerda viendo a Manic.

Scourge permanece en silencio mientras la ve irse. Amy se escabulle entre los árboles hasta que desaparece del lugar. Se da media vuelta y se acerca a Manic.

—¿Te encuentras bien? —le cuestiona preocupado—. Yo lo siento...

—Si, estoy bien —le calma pero al mismo tiempo se muestra curioso con esa situación—. ¿Pero quién es...? —le cuestiona pero Scourge se adelanta con la respuesta.

—Se llama Amy, es alfa de otra manada. Es mi mejor amiga y bueno, mi mano derecha antes de que fuera exiliado —le cuenta un poco incómodo—. Cuando sucedió eso, ella fue de los pocos aliados que me defendió y, hace mucho tiempo que perdimos contacto... hasta hoy.

Manic se muestra pasmado ante sus palabras.

—Creo entender... aun así ella se veía muy llena de esperanza cuando te habló...

Scourge suelta un silbido.

—Cree que puedo detener a Infinite pero no, no puedo. Ese es problema de un cazador, pronto te contaré sobre ello —le dice volviendo a su actitud divertida—. Me gusta el bosque y todo pero mejor volvamos a casa.

Manic eleva una ceja, no esta seguro cuán lejos se encuentran después de todo, la chica fue muy grosera en llevarlo en contra de su voluntad.

—¿Y cómo lo haremos? Ni siquiera sé dónde estamos —le pregunta cansado.

Scourge alza las orejas, su sonrisa se agranda aún más, camina hasta quedar delante de Manic se da media vuelta y se agacha.

—Sube, te llevaré en mi espalda. Es la forma más rápida de llegar a casa~

Manic se apena a más no poder.

—¡N-No! ¡Eso no! —se niega instantáneamente.

—Oh vamos, no te voy a tirar ni nada —le asegura Scourge con voz coqueta—. ¿Además, te gustaría ver el mundo desde la perspectiva de un lobo?

Manic se muestra un poco inseguro.

—¿Ver el mundo como un lobo? —repite no muy convencido.

—Claro, todo es distinto. Te aseguro que será algo que jamás vas a poder olvidar —dice con orgullo el otro.

Manic se detiene a pensar, sus ojos se centran en el suelo.

—De verdad no me vas a tirar —le vuelve a cuestionar.

—Nunca te voy a soltar —afirma el lobo.

Manic se rinde, además la idea de caminar tampoco le convence del todo; se sube sobre la espalda del lobo, pasa sus brazos sobre el cuello y se aferra. Scourge le sujeta fuertemente mientras se incorpora.

—¿Estás listo? —le pregunta antes de lanzarse.

—E-Eso creo... —le contesta Manic temblando.

—Muy bien, de regreso a casa~ —dice por último preparándose. Sin demora Scourge comienza a correr con Manic sobre su espalda. Manic se aferra como si su vida dependiera del lobo, siente como el frío aire golpea su rostro—. Manic no pierdas de vista el camino —le pide Scourge con una sonrisa a lo que el otro abre los ojos despacio y se encuentra con hermosos paisajes nocturnos.

Colinas iluminadas por luciérnagas, las luces de la ciudad a la distancia y la carretera también iluminada por los carros. La noche esconde muchos secretos los cuales, solo seres como Scourge podrían descifrar, Manic no puede evitar delirar con tan hermosa experiencia. El viento golpeando su rostro, la humedad del ambiente haciéndole temblar y abrazar a Scourge por la espalda. En ese instante se preguntó: ¿Qué más podría necesitar?

—¡Increíble! —musita encantado.

Scourge sonríe con triunfo. Había logrado convencer a Manic y era para festejar. A la distancia visualiza el pueblo de donde fue sacado Manic pero toma unos extravíos y se dirige a la parte urbana en donde están los edificios.

—¿S-Scourge? —le llama Manic sin entender porque se desvío de su camino.

—Te mostraré algo aun más increíble —le habla sin detenerse—. ¡Sujétate fuerte! —le pide.

Delante de él se encuentra un rascacielos. Manic se asusta al ver que el lobo se dirige hasta ese lugar y además observa como el cuerpo de Scourge cambia al del licántropo. Sus púas se vuelven un poco más gruesas, sus manos en enormes garras y todo su cuerpo se transforma. Manic luego se ve montado sobre el lomo de éste. Scourge da un salto hasta aferrarse a la pared del edificio, comienza a ascender enterrando sus garras en el cemento, hasta la cumbre .

Manic por su lado, se aferra al pelaje del lobo mientras lo abraza desesperadamente con tal de no caerse. Llegan hasta la cima en donde se detienen, Manic baja rápidamente de él aturdido y temblando de miedo por su repentino cambio. Cae de rodillas al suelo mientras trata de calmar su respiración.

El lobo vuelve a su forma erizo, se arrastra por el suelo mientras se dirige a Manic. A los pocos pasos se logra poner de pie y termina de llegar hasta el erizo.

—Hay algo más... puedo transformarme para escapar o esconderme y ahora... para protegerte —le dice Scourge alzando su mano para ayudarlo.

—¡Te dije que me tenías que contar todo! —le regaña—. ¡Casi me da algo! —llora Manic aterrado.

—Perdón... —se disculpa Scourge rascándose la nariz.

Manic toma su mano y se incorpora con su ayuda.

—Pero la vista vale la pena —le dice tomándolo de los hombros y volteándolo—. ¿Ves?

Manic iba a seguir hablando cuando ante él, observa a toda la parte de la ciudad iluminada por las luces nocturnas. En ese lugar puede observar todo el panorama. Se queda sin palabras ante ello, ni en su casa puede ver con tanto detalle todo el lugar.

—La primera vez que vine, esto fue lo que vi —le susurra rascándose la cabeza— creo que pase como tres noches en este sitio —dice Scourge soltando a Manic y colocándose a su lado.

—Es maravilloso —dice Manic dejándose caer sentado sobre el concreto.

Scourge sonríe, eleva la mirada y ve que la luna se encuentra en cuarto creciente. Falta muy poco para que haya luna llena. Su rostro se ve enternecido por tener a Manic a su lado, a su mente llega aquella bella maldición que solo ellos pueden descifrar con el aroma.

Según recuerda, desde pequeño su padre le habló de ello.

"Algún día encontraría un aroma que no le dejaría irse, que le haría sentirse en calma, en paz y sobretodo... que le hiciera querer protegerlo..."

Cuando un lobo se sentía del mismo modo que él, no lo expresaba como tal. Parte del cortejo eran juegos, bromas, hasta que inevitablemente todo eso le llevaría hasta el momento menos esperado para confesarse y esa confesión sería tan hermosa y contendría un juego de palabras que harían sentir especial a su mate...

—"La luna es hermosa" —dice volteando a ver a Manic.

No habían palabras más fuertes que esas, eran su máxima expresión en el lenguaje del amor. Y eso era algo que Manic algún día entendería. Pero mientras, éste le ve extrañado. Su rostro no puede verse aun más confundido.

—¿Te gusta la luna? —le pregunta volteando a verla, pero se da cuenta que no esta completa y le hace sentirse aun más confundido—. Oh bueno, digo eres lobo después de todo, claro que te tiene que gustar la luna —le dice sin comprender del todo y quizás a Scourge solo se le ocurrió decir eso debido a lo que es.

Scourge sonríe amargamente. Se da cuenta que Manic aún no conoce del todo los secretos de los lycans. Aun así no puede culparlo, son totalmente distintos.

—Si, es bonita —deja de lado su juego de palabras—. Siempre lo ha sido —finaliza aquello y se sienta al lado del erizo.

Pero Manic no puede salir de su encanto.

—Pensar que puedes ver todo esto siendo un lobo —dice Manic— quisiera poder ser como tú —menciona sin pensarlo mucho.

Scourge adoraría que fuera como él pero lo ama tal cual es.

—Oh no creo que quieras. Prefiero verte así como eres —le contesta. Luego su rostro se llena de preocupación, recuerda justo lo que arruinó de Manic—. P-Por cierto, debo confesar que accidentalmente rompí tu reproductor y bueno... —le cuenta con nervios.

Manic le ve enojado al escuchar aquello pero, luego algo lo hace suavizar su ira. Scourge se ve preocupado por su reacción.

—No importa, compraré otro —dice dejando de lado ese tema y hablando de lo más normal posible.

—¡¿Lo dices en serio?! —le pregunta Scourge dándole gracias a su Madre Luna.

Pero Manic le lanza una mirada tétrica.

—Solo por hoy, porque me salvaste —le recalca.

Scourge solo baja sus orejitas con pena.

—N-No es nada, te dije que esa es mi misión —le recuerda—. ¿Ya quieres regresar a casa?

—No. Quiero quedarme un poco más viendo esto —pide Manic.

Scourge le ve enternecido, se sienta un poco más detrás del chico.

"Y lo que nos falta..." —dice abrazándolo repentinamente a lo que Manic, no opone resistencia—. Si tienes sueño puedes dormir en mis brazos, te llevaré a casa —le susurra acomodándolo en su regazo.

Manic asiente mientras no deja de ver esas luces. Nada había capturado tanto su atención y estaba más que seguro que jamás olvidaría esa noche y menos olvidaría a Scourge.

Quizás, Tails tenga tan solo un poco de razón en esa ocasión y deba tratar de practicar una confesión o morir en el intento.


























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Lxs quiero >3<

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