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Una molesta alarma sonaba mientras en una habitación una luz roja iluminaba el ambiente. Algunos agentes especiales corrían por un amplio pasillo con rumbo al lugar donde sonaba la alarma. Uno de los convictos se esfumó de las cámaras de seguridad y al instante se dio la alarma de que alguien había escapado.

—¡Atentos! —grita el líder mientras se detienen a unos metros de la cárcel.

Lentamente se acerca preparando su arma para disparar. Presionan un botón para abrir aquella cárcel. Los demás agentes se encuentran detrás de él, preparados para calmar a la bestia que se resguardaba allí.

Porque allí guardaban al lobo que Rouge y Shadow detuvieron.

La puerta se abrió, los agentes comenzaron a entrar mientras vigilaban. Examinaron la habitación en donde se encontraba la criatura pero no habían rastros de ella.

—¡Señor la bestia ha desaparecido! —exclama uno de los agentes mientras trata de comunicarse con los altos comandantes.

—Creo que no has visto bien —le responde la bestia con voz burlona y mientras cae del techo.

Derriba a dos agentes mientras comienza a pelear contra los agentes restantes. Uno a uno van cayendo hasta quedar solamente el líder.

—¿C-Cómo el sistema no logró inmovilizarte? —le pregunta cayendo desmayado.

El prisionero sonríe mientras su cuerpo se vuelve como el de un ser normal.

—Eso es fácil de responder —se burla de los agentes mientras de su mano cae una aguja con un líquido morado—. Infinite estará complacido con los resultados —toma a uno de los agentes y le quita el uniforme para ponérselo.

Porque los lycan no son solo criaturas rudas y feroces. También pueden camuflarse entre los mortales y pasar desapercibidos entre ellos. Al vestirse por completo salió mientras corría en busca de ayuda y de este modo aprovechaba para escapar.

Se lanzo la alerta que había escapado y todas las fuerzas desplegaron en busca de capturarlo.

A la distancia y cerca de esa cárcel, unos ojos color zafiro vieron cuando el lobo se escabulló en el bosque.

—Payaso —dijo saliendo de ese lugar con rumbo a una reunión con su informante.

"En otras noticias, más ataques se han registrado alrededor de varias ciudades. Se desconoce que es lo que los provoca…

¡Noticia de último minuto!

Un peligroso prisionero se ha fugado de la cárcel de máxima seguridad. A todos los residentes se les implora quedarse en casa mientras los Guardianes Unidos de la Nación se encargan de localizar a este convicto…"

Manic se encontraba sentado en suelo mientras escuchaba las noticias en la televisión, nada bueno salía de ellas, solo esos ataques que seguían sin razón.

—Y ahora se les fuga un delincuente —dice apagando la televisión. Abraza sus piernas en busca de tener consuelo, en los últimos días no pudo tener descanso. Suspiraba agotado de estar pensando en su situación con el lobo.

—Y ni siquiera ha aparecido —dice elevando la vista a la pared en donde ve la hora, pasaban de las once de la noche. Scourge no había vuelto desde hace dos días y era extraño que esos ataques ocurrieran justo después de que se fue—. ¡Por el caos, no debería de importarme lo que le pase a ese lobo! —se dice a si mismo.

Pero, aunque no le agrade la idea de que el lobo interior de Scourge lo haya considerado como algo por lo que tiene que volver, le preocupaba el chico, más con lo poco que le dijo.

—Su ex manada lo quiere liquidar y aun así anda en la calle sin ningún tipo de cuidado —reniega poniéndose de pie.

Esos dos días aprovechó para tratar de descansar bien, cosa que falló, según tenía entendido pronto volvería a su trabajo pero con los últimos reportes quizás su descanso se prolongaría. Aunque odiaba la noche ya que sus pesadillas le atormentaban sin consuelo y tregua, además que una nueva preocupación surgió durante su malestar, ya que si trabajaba de noche, el lobo iría hasta la tienda en busca de su peluche para dormir.

—Tengo que hablar con él —dice Manic resignado a su situación—. ¿Scourge dónde demonios estás? —masculla rascando sus púas traseras—, ni siquiera dijiste a dónde irías.

Mientras piensa en las posibles rutas decide salir de su apartamento, pasa la puerta corrediza de vidrio y se dirige a la terraza. Muchas veces cuando se sentía sin ánimos o que nada tenía sentido, salía a sentarse a las orillas de ese lugar. Allí podía observar toda la vida nocturna. El frío de la noche le hace estremecerse pero le agrada esa sensación; cuando se mudó a ese lugar se encontraba molesto pero con el tiempo le tomó un ligero cariño.

Terminó por sentarse a la orilla del edificio para ver la ciudad, muchas noches aquel pequeño lugar era su consuelo también cuando las pesadillas lo atacaban. Manic no quería negarlo, ese lobo irresponsable le tenía muy preocupado. Lentamente recordó su ridícula teoría que aun se negaba a creer.

—¿Cómo puedo usar mi aroma para hacerte volver? —susurró al viento—. ¿Y qué olor es el que detectas? —pensó ya que él nunca sintió que tuviese algún aroma específico—. Scourge donde quiera que estés, regresa... —pidió sin pensarlo.

Como si el viento llevase un conjunro o una especie de mensaje, sus palabras viajaron por muchos kilómetros hasta desaparecer a su destinatario.

Manic podía perderse por horas en las luces y no le molestaba; en ocasiones desconectarse de su realidad era su mejor manera de aceptar que vivía. No estuvo mucho tiempo solo ya que unos cuantos minutos después un sonido le asustó. Un ligero estruendo se escuchó detrás de él; una bestia aterrizó en la terraza. Manic sintió pánico ya que por la oscuridad no podía ver con claridad que era. Se incorporó tan rápido como pudo y permaneció estático.

Lentamente la bestia comenzó a caminar mostrándose con la poca luz que iluminaba ese lugar, con cada paso que daba se encogía hasta volverse en un ser normal. Manic abrió los ojos con sorpresa.

—¿S-Scourge…?

El chico soltó algunos quejidos lastimeros mientras trata de mantenerse en pie.

—¿M-Me llamaste? —Scourge cayó de rodillas al suelo mientras respiraba agitado.

Manic le vio con sorpresa, luego se sintió un poco más tranquilo al verlo sin ninguna herida pero al mismo tiempo se sintió enfadado. Se acercó al lobo y lo señaló.

—¡¿Dónde te habías metido?! ¡Hay muchas noticias sobre ataques en varios lugares, no me digas que has sido tú! —le cuestionó.

Scourge se sentó en el suelo, muchas hojas caían de sus púas y algunas ramas se encontraban atoradas.

—Oye que sea un lobo no quiere decir que sea el responsable de eso —le aclara viéndolo ofendido—. Además, también he estado ocupado, es curioso pero me parecen raros esos ataques así que decidí investigar un poco —le dice cansado—. ¡Esto no solo pone en peligro a los seres mortales, sino a mi también! —le recuerda.

Manic trata de calmarse, es obvio que peleando no va a resolver nada. Inhala y exhala tratando de regular sus emociones. Luego vuelve a ver al lobo para hablarle de otra forma, más amable quizás.

—Pudieron verte Scourge, debes ser más precavido. ¡Te puede inculpar de algo que no has hecho! —le dice sonando un poco preocupado.

Scourge le ve incrédulo.

—Un momento... ¿Acaso te preocupaste por mí? —le pregunta el lobo olvidando su cansancio; sobre sus labios apareció una coqueta sonrisa.

Manic le ve avergonzado, no pudo medir sus palabras.

—¡C-Claro que no! —le niega moviendo la cabeza—. ¡Estas soñando lobo irresponsable! —se cruza de brazos.

Scourge suelta un silbido.

—Oh espera... puedo sentirlo. ¡Que lindo Manic te preocupas por mí! —celebra el lobo muy feliz—. Pero no es necesario, sé como defenderme y escapar, no soy cualquier ser. ¡Soy un lobo, un alfa! —se exalta a si mismo.

Manic le ve serio.

—Aun así no debes confiarte. La confianza puede ser tu perdición —le recrimina rodando los ojos.

Scourge sacude un poco sus púas.

—Vamos no es para tanto, solo fui a ver unas cosas y bueno... —Scourge de repente baja la mirada y habla bajo— no quería incomodarte, así que pensé que era mejor estar lejos estos días y volver después cuando estuvieras más tranquilo —ante lo último ve fijamente a Manic.

El otro le ve con sorpresa.

—¿Scourge cómo...? —se detiene al ser interrumpido.

—Creo que tienes mucho que aprender, puedo saber la mayoría de cosas que sientes basándome en tu olor —le explica mientras lentamente su sonrisa se va engrandeciendo—: tu alegría, tu tristeza, tu dolor, incluso los nervios que provoco cada que estoy frente a ti —le dice con el tono de voz suavemente coqueto.

Manic se muestra sonrojado con ese comentario, le da la espalda mientras camina hasta la orilla a ver las luces nuevamente. Ese lobo era un auténtico payaso, nunca parecía tomar en serio las cosas. Sin embargo, dos brazos lo rodean y en el hueco de su cuello un hocico aspira su aroma.

—Pensaba volver pronto... necesito de tu aroma para sentirme feliz —le susurra el lobo haciendo que el corazón de Manic se ponga frenético con su contacto y palabras. Manic no logra esconder la vergüenza que le hace sentir las palabras del lobo, se tapa el rostro tratando de esconder lo evidente.

Scourge sonríe con triunfo ante ello y retoma la charla.

—Tienes que aprender a llamarme de otra forma, tu voz sonaba apagada y con mucha tristeza, me hizo correr tan rápido como pude —sus brazos se aferran al erizo que parece dejarle el camino libre.

Manic siente tanto peso en esa situación.

—Ni siquiera entiendo cómo funciona esto... es demasiado confuso —se sincera con el lobo.

Scourge denota su tristeza.

—Yo tampoco pero podemos aprender —le propone— no eres el único que se siente del mismo modo. Quizás no lo aparente pero, siento lo mismo que tú.

Manic le ve por el rabillo del ojo.

—¿Lo dices en serio? —le cuestiona inocentemente—. Creí que sabrías de esto.

—No, esto es nuevo —le contesta Scourge quien terminó por sentarse detrás del erizo mientras sus brazos lo rodearon, su nariz estaba feliz de tener su aroma favorito cerca—. Después de unos días se te pasará.

Manic solo puede escuchar, sabe que no hay nada más que pueda hacer.

—Si esto va ser así necesito saber todo sobre los lobos... —le pide suavemente.

Las orejitas de Scourge se elevan emocionadas.

—¿Por dónde quieres empezar? —le pregunta cerrando momentáneamente los ojos, apoya su mentón en el hombro de Manic—. Características, jerarquía, relaciones, dotes... pregunta yo contesto.

—N-No tengo idea, he investigado muy poco —responde inseguro.

—Si lees un poco más podría hacerlo más fácil para ti... —susurra dando un bostezo.

Manic suspira. ¿En serio estaba dispuesto a aprender de los lobos con solo el hecho de que uno lo perseguiría? Quizás estaba loco.

—Supongo que tienes razón... —asegura pero un sonido le hace guardar silencio.

Leves ronquidos que provenían del chico que le abrazaba, Scourge se quedó dormido sobre su hombro y con sus brazos aprisionándolo como si no quisiera dejarlo ir. Manic trató de liberarse pero Scourge gruñía entre sus sueños al sentir como se removía.

—Lo que me faltaba, un lobo agotado que se duerme abrazándome —susurra dándose por rendido. Aunque debía ser sincero, nunca antes tuvo un abrazo tan cálido como el que sentía—. Menos mal aun tengo unos días más de descanso —dice viendo la luna; sabiendo que es imposible sacarse a Scourge termina de recostarse en él.

A pesar del aire helado, no siente frío. Los brazos de Scourge le cubren de un calor agradable, su temperatura es acogedora tanto que no le hacen sentir ninguna molestia, es más hasta le provoca una sensación de paz y por ende ganas de dormir. Manic sonríe levemente, nunca antes un abrazo se había sentido tan bien y menos de un extraño y que extraño era ese chico lobo; acomoda su rostro mientras cierra los ojos.

—Buenas noches Scourge... —susurra quedándose dormido en los brazos del lobo.

Scourge abre los ojos con torpeza y pereza, el susurro de Manic le había despertado. Nota que se quedó dormido con él en brazos; sonríe con ternura al ver que el chico se durmió con él. Con cuidado lo carga entre sus brazos, tratando de no despertarlo. Él fácilmente podría dormir a la intemperie pero Manic no. El chico se termina por recostar sobre su pecho y se dirige con él hasta dentro de su casa. Busca la habitación donde duerme y lo recuesta mientras lo observa.

—¿Te gusta mi calor? —dice sintiendo que el sueño vuelve a dominarlo. Se recuesta a un lado del chico mientras lo observa dormir, sus ojos se centran en los labios semi abiertos de Manic y cierra los ojos—. Manic... —dice pasando sus brazos por la espalda del erizo y atrayéndolo a su pecho. Vuelve a quedarse dormido mientras su nariz aspira ese delicioso aroma del muchacho.

[…]

Manic se remueve sobre su cama, lentamente abre los ojos y se encuentra con la agradable sensación de que sus sábanas lo cubrían. Se sienta mientras restriega sus ojos con pereza; por su mente se recrean los recuerdos de la noche anterior, la sensación cálida que sintió con el lobo y como pareció quedarse dormido...

—¿Cómo llegue a mi cama? —se pregunta rememorando que durmió en los brazos del lobo—. ¡¿Dónde está Scourge?!

Se incorpora velozmente de la cama mientras busca al nombrado, pasa por la sala y se detiene al verlo recostado sobre el sillón. Su respiración paulatina le hace ver que se encuentra dormido. Manic se acerca con mucho cuidado tratando de no despertarlo.

—Así que durmió aquí —susurra dando un suspiro de alivio.

La débil voz de Manic es suficiente para que el lobo sienta que no se encuentra solo.

—Manic... —lo llama incorporándose hasta verlo.

—Creí que te irías de nuevo —le menciona aliviado.

—Oh no, estoy muy cansado como para seguir en la calle —le contesta desperezándose— pensé estar unos días aquí y recuperar mi energía.

Manic lo ve con mayor detalle, observa que muchas hojas y ramitas se encuentran atoradas en las púas del lobo. Con miedo acerca su mano para poder quitarle un palito que sobresalía más que los otros pero a medio camino la mano de Scourge le detuvo y le ve un poco dudoso y amenazante.

—S-Solo quería quitarla —explica con nervios.

El rostro de Scourge parece verse avergonzado.

—Oh... claro adelante —dice soltándole y dejando que le retire esa basurilla.

Manic quita con cuidado la ramita, luego se dirige a quitar las hojas y demás ramas. Scourge por su lado, volteó sus orejitas en son de sumisión.

—Listo, ahora solo debes darte un baño y estarás mejor —le pide al lobo pero nota algo raro—. ¿Scourge?

—Si me daré un baño —le contestó desviando la mirada— dime dónde está.

Manic le indicó el lugar por el cual podía dirigirse. El erizo se incorporó dejando detrás a un Manic muy confundido con su actitud.

—¿Hice algo mal? —se pregunta estando solo.

Mientras el lobo se despojó de todas sus pertenencias, las dejó tiradas en el suelo; quitó sus guantes y las gafas que siempre le acompañan. La ducha de Manic tenía una bañera y una regadera. Era momento de relajarse y dejar las extrañas sensaciones que el erizo le hizo sentir. Encendió la regadera y se colocó debajo para que todo su cuerpo fuera humedecido por el agua.

—Vamos no funciona como en las manadas... —susurró sintiéndose abatido.

Scourge estando en la ducha, se recuesta sobre la pared mientras el agua continua cayendo sobre todo su pelaje. Restriega su cabeza mientras sus mejillas se tiñen de un color rosado muy sutil.

—No sabe lo que hace, solo no sabe lo que hace —se dice a si mismo mientras gruñe—. Olvídalo, solo no prestes atención.

Un calor invade su estómago, una sensación que apenas esta percibiendo y le es desconocida. El lobo se siente sutilmente avergonzado.

[…]

Manic sacó su celular para leer algunos artículos de hombres lobos o licántropos como era su nombre real. Aunque parecía comenzar a perder la razón no comprendía muchas de las cosas que leía.

Se recostó sobre el piso de su pequeña sala de estar. Sus ojos continuaban devorando línea tras línea además de que su mente procesaba su previa experiencia con un lobo. Escucha unos pasos que se aproximan, sin moverse ve hacía atrás y nota los pies del lobo, se sienta y voltea a verlo pero, de nuevo se muestra apenado.

Scourge carga una toalla envuelta sobre su cintura, algunas gotas de agua resbalan de sus púas hasta su pecho y de éste caen hasta por debajo de su vientre hasta perderse. Sus ojos se detienen precisamente por encima de su vientre, y tuerce una mueca de confusión. Dos enormes cicatrices resaltan en esa zona, parecen ser viejas debido al color y la textura.

—Hola Manic~ —le llama Scourge moviendo una mano por delante de sus ojos. El susodicho retoma la postura, siente como sus mejillas arden de pena—. ¿Te gusta lo que ves? —pregunta con burla y picardía el lobo.

—¡C-Claro que no! —espeta dándole la espalda.

—¿Entonces qué veían tus ojos de café?

—S-Solo me dio curiosidad... —Manic se vuelve a recostar sobre el suelo, desvía la mirada del lobo—. T-Tus cicatrices...

Scourge borra su sonrisa, una ligera monotonía se dislumbra en su rostro. Se sienta en el sillón mientras acicala sus propias púas.

—¿De verdad quieres saber? —le cuestiona serio.

—Dijiste que teníamos que hacer esto juntos... —le recuerda.

Scourge muestra resignación.

—Es que no son recuerdos gratos precisamente; tienen una historia. Una de ellas fue hecha cuando me volví el alfa, dentro de nuestra tradición las cicatrices representan una especie de jerarquía, los alfas algunas veces sostienen solamente una.

—Pero tienes dos...

—Dos significa un alfa desterrado, exiliado, que perdió en batalla a su manada. La muerte no es lo peor para los lobos... en cambio la soledad lo es. Suelo esconderlas para evitar miradas innecesarias sobre mí.

—L-Lo siento no quise hacerte recordar —se disculpa pero de nuevo es interrumpido.

—¡Oye pero quién necesita una manada cuando puedes ir y venir a donde quieras! No necesitas defender a una bola de inútiles inadaptados que no puede valerse por si mismos —se ríe mientras se recuesta sobre sus brazos.

—¿Aun así los extrañas?

El lobo se mantiene en silencio, no puede responder.

—No estoy seguro, siempre fui independiente. Ese es mi mayor error, perdí a mi manada por creer que era digno de seguir los pasos de mi padre, y estaba equivocado. Mi padre era el único y verdadero alfa de la manada.

Manic volvió a sentirse confundido.

—Yo no logro entender muchas cosas de las que hablas y leer tampoco me ayuda... si vamos a tener esta especie de convivencia tienes que contarme todo lo que pueda saber de los licántropos.

Scourge se endereza al escuchar la última palabra.

—Así que ya sabes pronunciar nuestro nombre. ¡Oh Manic eres tan adorable! —Scourge se acerca y acaricia su cabeza—. ¡Te contaré todo lo que quieras saber pero hoy no, solo quiero descansar!

—¿Lo dices en serio?

—Es lo que nos queda querido~.

Manic se incorpora mientras busca salir de ese lugar y preparar algo para comer, se dirige a la cocina pero sin percatarse que Scourge dejó derramada agua de sus púas, se resbala y antes de tocar el suelo siente como un brazo lo detiene justo en el aire.

—Cuando un lobo elige a un acompañante debe asegurarse que éste no sufra de ningún daño —menciona Scourge viéndole a los ojos—. Mi misión es protegerte Manic, de cualquier peligro, eso incluye dar la vida por ti.

Manic permanece perplejo ante esa última frase dicha por el lobo.

  
















Holis~
Espero que les este gustando esta historia un tanto loca xD
Y bueno solo quería aclarar una cosita, en este UA hay tanto humanos como antropomorfos por que se me pasó por alto aclara eso antes xD.

Y otra cosa, haré un especial de podcast para las que quieran participar dejando sus preguntas y demás cositas uwu.

Sin más nos leemos el siguiente sábado <3.

Bye~

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