🅣🅡🅔🅢
Y si creía que su mala suerte no podía empeorar, estaba muy equivocado.
—Esto es simplemente genial... —Manic renegaba estando en el baño.
Se suponía que esa era su última noche en la tienda pero al parecer, hubo recorte del personal y debía seguir cubriendo algunos turnos.
—Maldita sea —masculló poniéndose el uniforme.
Odiaba que se aprovecharán de su situación y más cuando no podía hacer mucho. De cualquier otra manera, debía trabajar y renegar menos. Se observo en el espejo, en muy pocas ocasiones se detenía a apreciarse a si mismo.
—Creo que debo recortarlas —susurra tomando algunos de sus flequillos que se veían más largos de lo normal.
[…]
Ordenaba algunos frascos mientras les colocaba las etiquetas de precios. En esa noche ningún cliente apareció y más por las recientes noticias sobre más ataques a negocios y algunas personas con heridas y rasguños.
Manic terminaba de identificar todos los productos y procedió a recostarse en el suelo mientras observaba las luces. Volvió a recordar el ataque de la noche anterior, y las fechas coincidían en cuanto vio a esa criatura. Fue una noche de luna llena cuando sintió que hasta en ese momento existiría. Se incorporó hasta quedar sentado, sacó su celular y comenzó a googlear algunos términos.
—A este paso voy a alucinar como Tails... —se dice deteniéndose en algunas páginas.
Encontró algunos blogs, notas, estudios e incluso experiencias de personas que habían visto a un hombre lobo. Todo aquello casó con su previa experiencia. Se sintió ligeramente nervioso al ver que los que contaban sus relatos no estaban tan locos como creyó.
—Diablos esto es peor que una película de terror —dijo bajando más para seguir leyendo esos párrafos.
"Hombres lobos existen; han convivido con los mortales desde hace miles de años... criaturas que son realmente destructivas".
Manic no podía creer lo que sus ojos leía. Cómo algo de ficción podía tener tantos relatos y lo peor, que los relatos eran de años recientes.
—Eso quiere decir que hace unos años los rumores comenzaron a incrementar... —pensó en voz alta.
Se detuvo a pensar en toda su vida, desde que estaba en ese lugar habían circulado algunos rumores sobre seres mitológicos que eran vistos en distintos lugares pero nunca lograron dar con alguno. Lo que le parecía extraño era que, ahora atacasen con tanto esmero los negocios y hasta personas.
No era un experto ni mucho menos creía en esas cosas pero, todo era tan confuso. Si esos seres se mantuvieron ocultos por qué justamente en ese momento buscaban desesperadamente llamar la atención.
Nuevamente la campana de la puerta sonó, anunciando a un cliente. El erizo verde se incorporó mientras guardaba su celular, tenía que enfocarse en su trabajo antes que nada. Caminó hasta donde la entrada y se topó con...
—B-Buenas noches —dijo con duda al ver a aquel erizo negro con el que chocó hace unos días, parado en la entrada. El recuerdo le desagradó y no pudo evitar que se notase su malestar—. Señor...
El erizo observaba ese lugar como si lo analizara. Volvió la vista hacía el pequeño erizo que le veía un poco decepcionado.
—Necesito carne —le dijo ignorando el saludo y probablemente no lo recordaba— muchas bandejas —enfatizó.
Manic bufo, ese erizo al parecer desconocía de los modales.
—¿Cuántas? —le cuestionó.
—Todas las que tengas en existencia. ¿Recibes tarjeta de crédito? No tengo efectivo en este momento —menciono el erizo tomando algunas latas y cajetillas de cigarros.
Manic asintió, cogió una bolsa para poner las bandejas.
—Por aquí señor —le guió por la tienda hasta el lugar donde se encontraban las bandejas, tomó todas las que poseía.
El erizo negro se encontraba alerta, veía a sus alrededores. Manic por un momento le observó, le daba curiosidad que usará ropa normal, si mal no recordaba le vio con algunos agentes. Dejó de verle, si algo aprendió hace tiempo fue a no meterse en cosas que no le importaban.
—Es una tienda grande —habló sin detenerse en su inspección.
—Si, hace mucho que esta aquí —le contó Manic mientras sumaba las bandejas y demás cosas.
—Podría ser perfecta para un ataque de esos malhechores —dijo Shadow mientras veía la carne.
Manic se detuvo de golpe, a pesar de trabajar en algo como eso, nunca se detuvo a pensar en la posibilidad de que fuera un punto de ataque.
—Y-Yo espero que realmente no le encuentren algo interesante —confesó más que espantado.
Shadow veía aquel pequeño erizo, se veía tan frágil y sin nada interesante.
—Estoy tras la pista de ellos, debo encontrarlos y refundirlos en la cárcel. Si en algún momento observas algo sumamente extraño no dudes en llamar a la policía y vendrán en seguida con todos sus elementos —se saco de su ropa un papel y se lo entregó—. Este número es la línea directa, estamos buscando estar listos antes que ataquen otra tienda.
—No hace falta señor... —Manic tomó con la mano temblorosa aquel el papel.
—Shadow, agente Shadow —se presentó el erizo negro cruzando los brazos sobre su pecho.
—Agente Shadow no se preocupe, por estos rumbos no ha habido algo extraño. Son 2500 —terminó de hablarle mientras le entregaba la bolsa.
El erizo le entregó una tarjeta de color negro con dorado para que Manic procediera a hacer el cobro.
—Aquí tiene, gracias por su compra —agradeció.
El erizo negro solo le vio de reojo mientras salía de la tienda.
—Veamos en dónde me quedé —Manic volvió a sacar su celular para seguir leyendo— si es un lobo, quizás pueda hacer algo para detenerlo —pero antes de seguir leyendo se sintió tan nervioso ante las palabras del erizo—. No creo que vuelva a verlo —se convenció a si mismo que lo que le ocurrió no volvería a sucederle.
El tiempo de cerrar volvió a llegar. Manic salió de la tienda y caminó por delante, a unos cuantos metros había un parque en donde, Scourge siempre le esperaba.
Caminaba con pesadez, estaba cansado y agotado de tanto penar y leer. Su mente tampoco le ayudaba, seguía analizando los ataques que ocurrían. De cierta manera era algo que le preocupaba mucho porque no quería morir tan joven a causa de uno.
Al mismo tiempo el otro erizo se cruzó por su mente. Scourge en los pocos días que lo conoció fue alguien tan amable con él. Pocos habían sido así con Manic debido a que siempre lo marcaban de raro o poco interesante. Era por eso que prefería pasar desapercibido de los demás y enfocarse solo en sus asuntos. Pero Scourge se mostraba tan hospitalario con él; le parecía curioso que el chico le tratase con tanta mesura como si de un viejo amigo se tratase y que le cuidase como si hubiera encontrado alguna razón para hacerlo.
Manic se detuvo al pensar en ello; nunca se le ocurrió averiguar nada sobre el otro.
—Basta Manic, quizás Scourge solo quiere tener a alguien conocido en este lugar —se reconfortó— no es como si realmente fueras importante para él —sentenció dejando de lado sus dudas y volviendo a caminar.
Delante de él diviso su punto de reunión, un pequeño parque infantil. Vio al erizo que se encontraba cerca de unos columpios.
—Scourge... —le llamó un poco sorprendido.
El erizo se encontraba meciéndose en uno de los columpios infantiles, se notaba algo decaído. Elevó la mirada para ver de reojo al erizo que se acercaba.
—Hey Manic —le saludó un poco desanimado— veniste más pronto de lo que pensé.
Sintió como una vibra pesada se paseaba por el lugar. Dejó esa sensación y trató de mantenerse neutral.
—Si, no habían muchos clientes hoy... ¿Todo bien?
Scourge suspiró un poco agotado.
—Solo un poco preocupado pero no es nada importante. ¿Quieres sentarte un momento para charlar? —le ofreció señalando el otro columpio.
Manic se adelantó para sentarse.
—¿Mucho trabajo? —le pregunto Scourge dejando de lado su mala cara.
—No hubo mucho, solo un policía que compró algunas cosas. Están inspeccionando las tiendas quieren evitar posibles ataques —recordó un poco decepcionado.
—¿De nuevo surgieron ataques? Se les están yendo de las manos la situación —contestó sonriendo como si admirase que los policías no pueden hacer nada por evitarlo.
—Eso creo... ¿Y tú que hiciste?
La sonrisa de Scourge se borró tan pronto como terminó de escuchar la pregunta.
—Solo hablé con alguien que me dijo que tiene algunos problemas y al parecer tiene que salir de su ciudad; necesita que haga algo por él —respondio sin mayor detalle.
—Oh, al menos no tienes policías detrás.
—Ni que lo digas pero aun si los tuviera no podrían alcanzarme, son muy lentos —se rió engreído.
Manic también se rió levemente por el comentario. De nuevo quedaron en silencio, apreciaron el cielo nocturno.
—Lo que me causa curiosidad es que tus padres te dejen trabajar en esa tienda —expresó el verdoso mientras suspiraba.
—Oh yo no tengo familia, a nadie en general. Soy huérfano desde que tengo memoria... —le confesó meciéndose en el columpio.
—Y-Yo lo siento mucho no quise...
—Esta bien, después de un tiempo deja de doler. No puedes vivir por siempre con el dolor.
Scourge soltó un silbido.
—Sabes, no somos tan distintos. Yo también soy huérfano, bueno papá me cuido desde que era un bebé ya que mi madre murió antes que cumpliera cinco... mi padre murió antes que fuera mayor de edad pero, nunca sentí amor paterno por él; me dejó a cargo de unas cosas pero no pude hacer lo que quería y lo eché a perder... L-Lo siento, creo que estoy arruinando el ambiente con esto —se disculpó mientras volvía a sonreír.
Manic le vio sorprendido, de pocos le revelaba su vida. Se sintió extrañado.
—No pasa nada pero, ¿Por eso estás en este pueblo?
—En parte, estoy aquí porque no tengo a dónde más ir, quiero empezar una nueva vida, más tranquila —el erizo veía a la luna—. Me alegro haberte conocido, Manic —esos zafiros se dirigieron a los ojos de Manic y se detuvieron. Éste sintió algo distinto, como una especie de click, algo que le obligó a no bajar la mirada, una sensación de calidez sobre su pecho y sus manos ligeramente sudorosas. Imaginó a Scourge de una manera distinta, lo vio como alguien en el cual podría confiar y alguien que necesitaba en su vida.
Manic se sintió asustado al pensar en ello. Sin embargo, algo rompió ese ambiente. Cuando el dueño de sus ideas hizo una mueca y se vio obligado a alejar su mirada de Manic.
—¿Qué es ese olor? —preguntó Scourge arrugando la nariz—. ¡Es asqueroso! —mascullo incorporándose y tapándose la nariz.
Manic volvió en si, meneo la cabeza ligeramente para salir de ese trance. Vio confundido a su compañero pues se había retirado bastante, a qué olor se refería, si él no percibía nada.
—¿Qué olor dices? —le preguntó tratando de olfatear algo.
Scourge pareció ponerse tenso con la pregunta pero agradeció cuando a la lejanía se escucharon unas sirenas que sonaban. Se acercó para tomar la muñeca a Manic.
—Venga, tenemos que irnos —dijo comenzando a caminar con él—. No queremos dormir con los policías.
Manic muy extrañado de su actitud se incorporó del columpio mientras se ponía a su lado para caminar.
[…]
Estaba seguro que no había olfateado nada. Pero Scourge insistía que algo apestaba. Se sintió hasta mal de pensar que era él; hasta se puso de meta cambiar de desodorante.
—¿Entonces te veo mañana? —la voz del otro le sacó de sus pensamientos.
Abrió los ojos sorprendido. Ya estaban frente a donde vivía.
—Toda la semana —dijo Manic dejando de lado sus ideas—. Me doblaron los turnos.
Scourge sonrió.
—Pero mira el lado bueno, al menos pasaremos unas noches más juntos —dijo viéndole con un poco de ternura.
—Eso es lo único, creo —concluyó Manic adelantándose— te veo mañana, descansa Scourge —se despidió al entrar.
Scourge vio como el erizo desaparecía de su vista. Su sonrisa se borró de golpe, comenzó a caminar mientras ese asqueroso aroma seguía presente en su nariz.
—Hay otro cerca —murmuró— debo tener más cuidado con mi aroma —se metió por unos callejones hasta desaparecer.
Mientras en una ciudad lejos de ese pueblo.
Un erizo negro cerró una puerta tras de si mientras cargaba una bolsa negra. Se quitó el chaleco y se desperezó. Al fin podría pasar unos días en casa después de tanto trabajo, le habían dado un merecido descanso.
—Estoy en casa —dijo mientras dejaba las llaves y demás cosas en la entrada.
—Bienvenido... —se escuchó en la parte de adentro.
Shadow sonrió al escuchar esa voz. Comenzó a caminar sin antes pasar por la cocina y dejar la carne en el congelador.
—He traído provisiones, menos mal había una tienda abierta —se acercó a la entrada de un cuarto en total oscuridad.
—¿Trajiste comida? —escuchó la voz de alguien que le hablaba muy débil.
—Si, la voy a preparar para ti —se adentró mientras veía que en la cama se encontraba un erizo tapado excepto su frente—. ¿Cómo te sientes? —le preguntó acercando su mano hasta esa zona descubierta.
Estaba tan caliente que sentía que quemaba.
—¡Sonic! —le destapó por completo y vio como el erizo azul se encontraba sonrojado debido a la alta fiebre, Shadow le acurrucó entre sus brazos.
—No muy bien... —el mencionado medio sonrió para luego caer desmayado entre sus brazos.
El erizo ébano volvió a recostarlo y taparlo mientras se dirigía a traer algunos paños para bajarle la fiebre, le dio agua y algunos analgésicos.
—La luna llena se acerca —dijo viendo como la luna comenzaba a completar su ciclo.
Menos mal, su descanso sería entre esos días. Porque tenía una misión extra que cumplir.
Le perdí el orden a esto...
Bueno este sábado subiré el capítulo 4 uwu
Espero que les este gustando esto.
Sin más, las leo pronto :3
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