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Manifiesto:

Cuando era más joven mamá solía contarme cuentos para dormir. Eran historias tan fantasiosas que emocionaban a cualquier niño. Antes de dormir ella me arropaba y me las contaba hasta entregarme a Morfeo.

Mis cuentos favoritos siempre fueron los de hombres lobos y vampiros.

Mamá decía que eso no podía existir, que solo eran cuentos que los abuelitos creaban para asustar a los niños y que hicieran caso.

Siempre quise conocer a un hombre lobo pero... era tan solo un niño.

Y es claro que eso no existe.

O eso creí....

...Al menos hasta que en una ocasión, me tope con uno y mi vida no fue la misma a partir de ello...

"En otras noticias, un grupo de delincuentes esta destruyendo varios establecimientos de distintas zonas aledañas. Se desconoce cuántos son ya que sus ataques parecen ser nocturnos. Los policías están tomando cartas en el asunto y esperan atrapar pronto a los malhechores".

Un pequeño erizo caminaba por su apartamento mientras escuchaba atento las noticias que ocurrían. Los últimos días una serie de ataques comenzaban a tomar más fuerza cerca del pueblo en el que residía.

—Y se están acercando cada vez más —susurra sentándose en el sofá de su pequeña sala mientras devora su cena que consistía en un plato de cereal con leche fría.

Antes de ir a la cama decidió distraerse viendo la televisión, entre que buscaba algún programa dio con las noticias. No es fuera alguien a quien le importase la economía, el deporte o la farándula pero algo captó su atención y es que tenía mucho que ver con su trabajo.

"¿Podría darnos detalles del ataque?" —una reportera entrevista a uno de los afectados por el ataque.

"¡Solo logré ver algo enorme, que se movía a una velocidad descomunal, no estoy seguro todo pasó tan rápido!".

Manic parpadea en repetidas ocasiones mientras de pocos va acabando su cereal. No es que su pueblo sea el más sano o pulcro pero, desde hace un buen tiempo la gente ha estado comentado sobre la existencia de algunos seres que está seguro, no existen.

"Agente podría decirnos si tienen alguna pista sobre los delincuentes para que los ciudadanos puedan tener precaución" —pregunta la reportera acercándose a uno de los policías que custodiaba el lugar.

"No tenemos en claro pero por el momento es mejor que reporten cualquier cosa que les parezca extraña. Nuestra prioridad es hacer prevalecer el orden y la paz" —afirma viendo a la cámara y mostrándose firme ante sus palabras.

Manic busca con la cuchara seguir comiendo su alimento pero la cena se acabó.

—Esto no es sano —se dice a si mismo mientras deja de lado su plato vacío. Coge una sábana para taparse, busca el control y cambia el canal en busca de algo más interesante pero parece que todos tienen en la mira los últimos acontecimientos que están ocurriendo. Se detiene en un canal que muestra a un grupo de expertos en hablar del tema.

"Si, en efecto parecer ser un ataque de una gran bestia ¿Podemos enfocar la imagen, ven? Eso no parece ser hecho por la mano de algún hombre. Mi hipótesis es que nos estamos enfrentando a una nueva amenaza, a un nuevo complot, ¿quién más piensa que esos ataques son normales? —uno de los expertos señala con pruebas contundentes su explicación—. Podrán llamarme loco pero eso, es un ataque de un auténtico hombre lobo".

"Creo que esta equivocado, deje de leer historias de terror. Tales argumentos no existen, su hipótesis es nula carece de sentido y déjeme decirle que usted esta loco —irrumpe uno muy ofendido de las acusaciones.

"¿Cuál ataque de hombre lobo? Esas cosas son de épocas antiguas, por algo estamos en la era moderna y esas bestias fantasiosas no existen, ¡nunca existieron! —le grita otro negando—. ¡Esto es serio, no estamos jugando doctor!"

Los expertos comenzaron a discutir mientras una serie de insultos también salen a florecer. Manic abre levemente los labios, mientras sus manos buscan el control para apagar la televisión. A tenido suficiente estrés por esa noche y no desea seguir llenando su mente de historias que quizás no son ciertas. Se incorpora del sillón para irse a la cama. No vive en un lujoso lugar y mucho menos en algo ostentoso; sólo busca sobrevivir con lo necesario.

Toma algunos discos y los guarda en una bolsa, mañana escuchara su música preferida. Luego parte hasta su cama para recostarse y descansar de tanto problema que no le compete.

—Hombres lobo —dice con incredulidad viendo el techo— solo son cuentos... —lentamente cierra los ojos—. Mañana tendré un día pesado —recuerda que mañana su jefe le rotara los turnos debido a la nueva amenaza.

Desde que tiene memoria, no recuerda que los cuentos de hadas hayan tomado tanta relevancia en la actualidad y se pregunta quién es el tipo que se quiere pasar de listo con ello. Sin más que hacer se entrega a su descanso y entre sus sueños, solo puede ver a su madre a la cual, extraña.

[…]

No es que su trabajo fuera el mejor pero eran pocas opciones con las que contaba. Más cuando desde muy joven quedó en la orfandad. Manic trabajaba en un Smart, sus turnos eran por la mañana. Ganaba lo justo mientras buscaba otro trabajo.

De camino a su trabajo escuchaba música, cuando se ponía sus audífonos se olvidaba de todo lo que lo rodeaba y solo podía concentrarse en él. Nadie lo molestaba, ni buscaba que alguien le hablase, solo se dedicaba a si mismo y era por eso que se volvió un coleccionista obsesivo de discos de música.

Con la música su vida era menos aburrida pero más egoísta ya que nadie le dirigiría la palabra debido a que simplemente no podía escuchar sus problemas. Y era algo que evitaba a menudo; conocer los problemas de los demás y ayudarlos.

"Send me into the night, night, night
Blame it on the doctor
He went and took a bite of my heart but it brought me to life, life, life
Sh-sh-shocked the system twisted every rhythm
Now I'm living the crime, crime, crime..."

Era muy difícil que algo le llamase la atención, no se aferraba a nada que no fuera importante ya que en su mente, todo era temporal. El día, la noche todo era aburrido, monótono y sin sentido. Quizás hubiera seguido pensando de esa manera poco positiva si es que algo no se hubiese estrellado contra su hombro hasta casi hacerlo caer.

—¡Oye! —se quejó tratando de no perder el equilibrio. Logró estabilizar su cuerpo y elevó la mirada enardecido ante aquel que se detuvo a unos cuantos pasos de él.

Un erizo de color negro solo volteo a verle como si fuera alguien que no valiera la pena. Sin disculparse o prestarle mayor atención siguió su camino como si nada.

—¡Acepto tus disculpas! —le gritó Manic ofendido—. Tarado... —espeto entre murmullos.

Pero, su enojo fue momentáneo. Se percato que en la calle había demasiada gente. Murmuraban cosas y parecían tener miedo; elevó una ceja sin comprender lo que ocurría hasta que...

—¡Mi negocio! —una señora corría y lloraba sin consuelo al ver como su pequeño local fue saboteado y destruido.

Manic se detuvo perplejo. Aquellos criminales al parecer comenzaron a atacar en ese lugar. Sus ojos nuevamente vieron al erizo negro que, al parecer era un agente encubierto en busca de pistas. Ya que los policías le entregaron algunos papeles y bolsas con evidencia.

Manic no era alguien que le gustasen los problemas, los evadía y escapaba de ellos. Por excelencia le causaba pánico sentirse en peligro, no era su mejor compañero. Se sintió asustado de ver todo aquel ambiente, apresuró su paso y veía como más curiosos se acercaban a la escena del crimen.

—Lo que faltaba... —se dijo mientras escuchaba aquellos murmuros sobre que quizás el experto que vio anoche no estaban tan loco como creyó.

El pequeño erizo solo siguió su camino. Sin percatarse que por detrás de él, apareció un sujeto con chaqueta. Portaba unos lentes rojos, una sonrisa se dibujaba en su rostro al ver el desastre que esos "criminales" estaban ocasionando. Aspiró el aire a su alrededor mientras escuchaba todo el alboroto ocasionado.

Manic no oponía resistencia, era dócil, prefería hacer lo que le pedían porque detestaba las discusiones. Pero eso le traía responsabilidad un tanto peligrosa.

—Debemos rotar los turnos —el jefe de la tienda hablaba con todos sus trabajadores.

Manic le veía estupefacto, ¿acaso estaba escuchando bien? ¿Los turnos se rotarían? Nunca había ocurrido eso.

—P-Pero señor no es seguro —le hablaba un zorro amarillo.

—No quiero que mi smart sea saqueado por unos vándalos sin futuro —recriminó—. ¡Si no necesitan trabajar pueden abandonar este lugar!

Algunos murmuraron cosas no muy gratas sobre su jefe. Manic al contrario no pudo hacer nada más ni poner objeción, no tenía otra opción que quedarse callado y pedir que nada ocurriera. El jefe les entregó los nuevos turnos y se dio cuenta que le tocaba quedarse hasta después de media noche.

—¿Cuál ha sido tu turno? —el zorrito se acerca a preguntar mientras lo ve desconsolado.

—Yo soy el primero en quedarme hasta tarde —suspira mostrándole el papel—. Tienes mucha suerte Tails.

—Esto es ridículo, si hay vándalos no deberían de hacernos quedar hasta tarde... ellos podrían matarnos —menciona el susodicho temblando con tan solo imaginar eso.

—Aun así no tenemos más opción Tails... —le contesta cansado.

—Si quieres me puedo quedar a apoyarte, después de todo siempre nos apoyamos —dice con una leve sonrisa.

Desde que Manic entró a trabajar en ese lugar, su único consuelo ha sido Tails. Un pequeño zorro amarillo de dos colas que tiene muchas ideas en la mente. Tails también vive solo en ese pueblo y es muy amable con las personas, cuando conoció a Manic lo vio como un amigo de confianza y desde entonces ambos se apoyan mutuamente.

—No hay cuidado, es mejor que descanses —le pide Manic—. Puedo con esto.

—No dudes en llamarme si ocurre cualquier cosa —le recuerda tomando sus cosas—. Te veo luego.

Manic se despidió del zorrito; Tails era más joven que él, hace unos meses buscó un trabajo para subsistir ya que estaba solo.

—Es momento de revisar el inventario —se dijo tomando un listado para ir a verificar el stock—. Casi lo olvido...

Saca su reproductor de música mientras busca uno de los discos para escuchar. El tiempo pasa volando cuando la música lo acompaña, y más cuando puede escapar de la realidad con ella.

[…]

No era el mejor trabajo pero era lo único que poseía. Atender una tienda en la noche era lo que menos quería pero no había de otra. Se encontraba esperando a los posibles clientes pero estaba seguro que ninguno llegaría y menos con la noticia de la mañana.

"¿Quién en su sano juicio saldría a comprar de noche y más con esos delincuentes?" —se preguntaba mientras se encontraba sentado en los congeladores.

De nuevo, solo su música le acompañaba en su soledad. Se incorporó mientras ordenaba las golosinas y las demás cosas que encontraba. Llegó hasta la caja registradora y se postró allí esperando a alguien. No tenía mucha esperanza que alguien se atreviese a andar a altas horas de la noche, no cuando las noticias relataban tan maravillosamente el escándalo de criaturas místicas. Manic es simplemente alguien difícil de sorprender.

Deja de lado sus pensamientos al escuchar el sonido de la campanita que anunciaba que un cliente arribaba a la tienda le hizo prestar atención a la entrada; volteó la mirada hasta ese lugar, un sujeto con un bombón veía a todos lados, al parecer buscaba algo. Al divisarlo se dirigió hasta la parte de los congeladores.

Manic le veía extrañado, se notaba que no era de ese lugar por el aspecto que portaba, de hecho no estaba seguro si conocía esa apariencia de algún lugar. Chaqueta de cuerina negra con detalles de flamas rojas y pelusa blanca sobre el cuello, rota y algo vieja, guantes negros rotos, lentes rojos muy extravagantes para su gusto y botas estilo militar de color negro con detalles blancos.

Más parecía una estrella de rock o un artista de punk rock.

El sujeto abrió los congeladores, tomó algunas cervezas, bandejas de carne y golosinas, mientras murmuraba cosas que Manic no entendía, al terminar se acercó a la caja para pagar.

—¿Cuánto es? —le preguntó dejando caer sin cuidado las cosas.

Manic elevó la mirada, se sintió intimidado al tenerlo frente a frente.

—B-Buenas noches... serían 70 rings —le contestó mientras hacía las cuentas en un papel y se lo mostraba.

El sujeto se retiró los lentes para observar aquel papel que tomó de la mano de Manic. Arrugo la nariz mientras cerraba los ojos por unos momentos.

—¿Qué es ese aroma? —musito aspirando un poco más fuerte provocando que Manic se sintiese más incómodo.

—Seguramente es el nuevo desinfectante señor —susurró Manic sin comprender, no olía ningún aroma en el lugar, no recordaba haber vertido algún aroma antes.

—Es ligeramente dulce... supongo que no es importante —con una leve sonrisa dirigió su mirada hasta el chico por delante—. Un gusto Manic.

El mencionado se asustó al cruzar la mirada con ese sujeto. Sus ojos color celeste tan penetrantes y fríos, su voz le hizo sentirse tan solo en ese momento, como si fuera una presa y ese tipo un cazador.

—¿C-Cómo supo...? —pregunta quedando estático y con el corazón latiendo fuerte en su pecho.

—Tu uniforme tiene identificación —le respondió sonriendo como si no fuera obvio; sacó su billetera y busco efectivo—. Es algo curioso... es decir, ¿de verdad crees en esos rumores sobre que un hombre lobo vaga por la ciudad? —le preguntó de golpe—. Digo algunos están algo locos con esos temas pero los han llevado demasiado lejos, traen historias del pasado a este nuevo siglo y hasta pelean por ello ¡es patético!

Manic sintió una especie de tensión en el cuerpo. Como si su cuerpo se hubiese rendido a algún sedante que le hacía permanecer inmóvil.

—A-Algunos dicen que es eso... sería muy peligroso que algo así existiera —expresó con miedo en su voz—. O tal vez solo son rufianes en busca de obtener cosas lujosas...

—Dudo que algo como eso exista pero, mientras sean rumores todo estará bien —se colocó las gafas sobre la cabeza.

El menor insistía que ese chico no parecía ser de allí, no lo había visto antes y eso que, conocía a la mayoría de los que visitaban su tienda. No era normal que se comportase de ese modo.

—¿E-Es nuevo por estos rumbos? —se animó a preguntar con timidez.

El otro soltó un silbido en señal de aprobación.

—Así es, hace poco llegué. Es un secreto no se lo digas a nadie pero me gusta el misterio y estoy tras la pista de esos posibles criminales —le contaba mientras abría una cerveza y la bebía de golpe—. En este lugar hace mucho calor, es tan odioso —se quejaba—. ¡Es una molestia!

Manic al contrario portaba un suéter porque le parecía hacia demasiado frío o quizás porque era más delgado a diferencia del chico con el que hablaba.

—¡Oh, bienvenido! Este pueblo suele ser tranquilo al menos antes de que las malas noticias llegasen —se rascó la nuca en señal de pena—. De lo contrario es un excelente lugar para iniciar una nueva vida y para olvidar el pasado.

El otro se mostró agradecido por su bienvenida.

—Soy Scourge, me verás muy seguido por estos rumbos. En especial en esta tienda —le aseguró volviendo a colocarse las gafas— suelo comprar mucha comida de smarts, odio cocinar y me gusta hacer las cosas más sencillas.

Dejando de lado que Manic era alguien egoísta, le pareció raro que ese chico vagase por las calles tan tarde.

—Debería tener cuidado, aun no han habido ataques a personas pero eso no quiere decir que se confíe —le recordó Manic.

—Tomaré tu consejo y gracias —le mencionó sacando los rings y dejándolos frente al erizo—. Quédate con el cambio, considéralo una recompensa por tu deslumbrante servicio; te veo luego Manic — su voz saboreó ese nombre; tomó todas las cosas que compró y se apresuró a salir de esa tienda.

Manic permaneció estático sobre ese lugar, ese sujeto le pareció sumamente raro. Pero dejó de lado sus ideas, solo debería esperar que sus turnos rotaran de día y todo volvería a la normalidad.

Y con buena suerte, no se volvería a topar a ese erizo.

—Aunque sigo sin entender... ¿A qué aroma se refería? —se preguntó volviendo a olfatear— seguramente Tails derramó el nuevo desinfectante...

Dejó de pensar en el sujeto y se enfocó en reproducir más de sus canciones así el tiempo pasaría más rápido.

[…]

Mientras lejos de ese lugar, Scourge devoró las golosinas con un hambre voraz, abrió la carne cruda y la comió. Su apetito crecía cada día más y más.

—No podré contenerlo por mucho, esto podría ser un problema para ambos —susurró limpiándose la boca pero algo le distrajo.

Sobre su mano quedó impregnado aquel aroma que le pareció tan agradable en esa tienda y podía sentir que lo portaba, era ligero pero su olfato lo detectaba a la perfección. La acercó un poco más hasta su nariz para aspirar; se llenó de felicidad al sentirlo de nuevo, era suave, cálido, agradable.

Le encantaba.

—Creo que podría hacer unas cuantas rondas más por este lugar —sonrió ampliamente al recordar al chico que lo había atendido.

Dejó toda la basura en el lugar y se alejó evitando ser detectado por la policía que merodeaba cerca de ese lugar.



























¿De terror a fantasía?

Este libro tiene todos mis gustos culposos... ¿Hombres lobo?
Pues si, los amo y quise hacer una homenaje a ello.

Los que leyeron el Fluff se darán cuenta que tiene muchas similitudes y sinceramente no esperaba que una idea para historia saliera de ello, aun así Impure Moon será una historia muy loca.

Espero que me acompañen en toda la obra ♡ ∘°.

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