Un mes y tres semanas.

Este Drabble es algo más Blue que Impulse, pero lleva igualmente.

—No te quiero.

Las palabras de Black eran un filo tajante, su rostro era serio, al igual que su mirada la cual no tenía piedad.

—¿Q-qué?—Blue no daba crédito, todo se había vuelto un caos en su cabeza, parecía una pesadilla maliciosa de la que acabaría por despertar.

Pero no.

Era todo más real de lo que la chica quería creer.

—Lo siento, Blue, no te quiero...como para que sigamos siendo pareja—el chico se rascó el cuello por detrás mientras trataba de apartar la mirada de la destrozada chica.

***

Blue recordaba eso entre lágrimas.

Tres semanas. Ese era el tiempo que había pasado desde que Black la dejó. Se sentía acabada, ella le quería y él siempre había sido un novio cariñoso, pero de un día para otro la dejó.

La ojiazul se levantó de la cama para ir a la cocina y beber un vaso de agua, no tenía ganas de nada, normalmente saldría a caminar a esa hora.

Pero no.

No tenía ganas, no tenía fuerzas, no quería hacer nada. Miró hacia el armario donde guardaba galletas, sintió como su estómago se revolvía y negó con la cabeza. Tampoco quería comer.

Caminó por su casa hasta toparse con algo, o tal vez con alguien. Blue parecía haber conocido a alguien: su reflejo.

Blue se miró al espejo estupefacta, esa no era ella, la chica que se reflejaba en ese espejo no era ella. No se quería a sí misma, no había nada de amor propio en sus ojos.

¿Cómo puedes amar a alguien sin amarte a tí mismo?

Y no era culpa de Black. Era culpa suya, la monotonía de su vida le había llevado a eso, su vida dejó de importarle hacía mucho tiempo, sentía que los días eran vacíos, si no le calmaban los besos de Black lo hacían sus autodestructivos comentarios.

Su ropa no le gustaba, su maquillaje tampoco ¿desde cuándo ella usaba maquillaje? ¿su peinado? ni siquiera podía llamar a eso peinado.

Así que Blue decidió cortarlo todo de raíz, se peinó como realmente le gustaba, rebuscó en su armario hasta ponerse la ropa que su hermano le regaló algún día, tiró el maquillaje a la basura, y junto a él tiró todas las cosas que realmente odiaba pero mantenía por monotonía.

Dejó de hacer esas pequeñas cosas monótonas que hacía que tanto odiaba. Dejo atrás a la Blue—no—Blue.

Tardó un mes en conseguirlo, por fin podía salir a la calle con una sonrisa radiante, sus ojos expresaban cuanto a amaba a sí misma. Después de un mes Blue volvía a ser aquel temazo que lo reventaba en cada discoteca.

Llegó al parque decidida, volteó la mirada hasta verle. Black alzó la vista y sonrió con la mayor felicidad del mundo al ver a Blue acercarse.

Porque ella sí que era Blue. No como la impostora aquella.

—Gracias—dijo Blue.

—No hay nada que agradecer, odiaba a esa Blue y tú no te dabas cuenta de nada.

Ambos rieron.

—De no ser porque me dejaste yo seguiría siendo esa impostora que había decidido llevar mi nombre.

—¿Sabes? A esa Blue la odio...pero a tí sí que te quiero—. Dijo sonrojándose un poco, causando una risa en Blue.

—Eres un amor—Blue rodeó el cuello de Black y le dio un beso con mucho amor.

Black disfrutó ese beso como el primero que se dieron. Después de todo, estaba besando a Blue, la Blue de la que se enamoró en un inicio.

—Has tardado un mes y tres semanas en darte cuenta—rió el chico.

—¿Tú también lo has contado?

—Es difícil estar un mes y tres semanas sin hablar contigo ni verte.

—Te he echado mucho de menos.

—Creeme que yo también te he echado de menos.

Y se volvieron a besar. Parecían la típica pareja de jóvenes enamorados en sus primeros días de relación.

Pero técnicamente lo era ¿no?

***

Si estás leyendo esto quiero decirte una cosa, es algo que yo tardé mucho en poner en práctica:

Sé tú mismo.

Sé tú misma.

Sé tú misme.

¿Os ha gustado? ^^