Amargo, oscuro...¿fin?.

El funeral de mi mejor amiga ocurrió el pasado trece de octubre, no sé ni de dónde saque el valor de ir a despedirme de ella, sólo lo hice, pero, aun sabiendo que había demostrado valentía me sentí cobarde, nunca pudimos hacer todas las cosas que queríamos hacer juntos.

Y la que más me duele es todo el tiempo que ella dedicó para darme el valor de declararme a Blue, la chica que tanto me gusta. White era una persona genial que siempre están ahí para decirme <<Si no lo intentas, vas a perderla>> , darme un abrazo y animarme para decirle a Blue que la quería. Y le habían arrebatado la vida de manera injusta.

No puedo llamar a lo que saqué de ello como algo realmente bueno. Nada de lo que sacas de la muerte de un ser querido es bueno al cien por cien.

Conseguí que Blue se acercase más a mí, pudimos llorar juntos, después de todo ambas eran muy amigas.

Blue me gustaba mucho sólo por su apariencia y su personalidad me gustaba en las pocas veces que había intercambiado palabras con ella, por eso sabía que no debía declararme. Me arrepiento. Porque le prometí a White que lo haría.

Y ella ya no está.

Hundido en un mar de lágrimas acompañadas de un café amargo y oscuro fue donde conocí a Blue realmente. El día en que se sentó a mi lado en esa cafetería. Cuando apoyó su cabeza en mi hombro diciendo que comprendía mi dolor.

Nos hicimos amigos rápidamente, pero yo, simplemente sentía como poco a poco se iba la palabra amor.

Ella fue la única que era capaz de animarme mínimamente, la única que podía secarme las lágrimas, Blue era capaz de hacerme sonreír por escasos segundos. Pero cuando se iba o las llamadas terminaban todo era oscuro con un sabor amargo.

Ni siquiera soy capaz de denominar a eso como depresión o algo así, no soy un psicólogo o psiquiatra para dictaminar eso. Sólo...sólo soy un chaval al que el destino le había arrebatado a su mejor amiga.

Irónico. White siempre decía que el destino no tenía piedad.

Y hace escasos segundos sentí unos brazos rodeándome. Es Blue quien ahora me ha besado la mejilla.

—¿Cómo estás?

—Como siempre—suspiré.

—¿Quieres salir a tomar un helado?

—Mejor un café...

—Demasiado amargo. Eres muy dulce como para tomarte un café en esta situación—me acaricia la mejilla.

—Está bien.

Le estoy siguiendo, vamos a tomar un helado, mi corazón late con nervios. Me empiezo a sentir como antes cuando ella toma mi mano guiándome.

Su sonrisa me cautiva, me hace sentir seguro.

Quizá todo no era tan amargo y oscuro ahora que ella estaba a mí lado.

Sustituir personas es algo horrible, para mí ambas están en mi corazón, de maneras distintas y similares a la vez.

No hay final. Simplemente no tengo nada más que contar por ahora.

***

Palabras:491

Por algún motivo me he sentido algo triste y he querido plasmarlo aquí. No todo iba a ser color rosa en este libro, aunque me guste más llamarlo azul pastel.

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