Capítulo 11
Desde mi posición junto a la fogata, observé cómo se desarrollaba la escena. Estábamos solo nosotros, una pequeña parte de los lobos, junto con los Cullen y algunos aliados cercanos. Leah y Nylion, su impronta, estaban a mi izquierda, mientras Jacob, en su forma lobuna, observaba con intensidad desde el otro lado del fuego. Bella, Renesmee, y Alistair se encontraban un poco más atrás, junto a mi entre mis patas Naribetza y Amore frente a la fogata, la anciana figura sabia y cansada que estaba a punto de compartir su conocimiento más sagrado.
Carlisle fue el primero en hablar, como siempre asumiendo su rol de líder de los Cullen. El crepitar de las llamas parecía acompañar sus palabras, llenándolas de un peso casi ceremonial.
—Nosotros, como Clan Cullen, nos comprometemos a honrar el conocimiento que nos brindas, Amore —dijo Carlisle, su voz grave y solemne—. No utilizaremos la técnica del "Susurro del puño" para causar daño innecesario, ni lo usaremos para fines egoístas o violentos. Juramos que solo recurriremos a ella en casos de defensa, para proteger a los inocentes y a los que no pueden defenderse por sí mismos.
Cada miembro de la familia Cullen asintió en silencio. Edward cruzó una mirada seria con Bella, ambos comprendiendo lo que significaba hacer esta promesa. Rosalie, a pesar de su usual reserva, dejó ver una sombra de aceptación en su rostro. Incluso Emmett, siempre tan despreocupado, tenía una expresión más seria de lo habitual.
—Prometemos respetar la naturaleza y la vida, tal como tú nos lo has enseñado. Usaremos este conocimiento únicamente con moderación y responsabilidad, para preservar la paz y el equilibrio que buscamos mantener en nuestro mundo —añadió Carlisle, haciendo un gesto hacia su familia.
Jacob, desde su forma lobuna, estaba concentrado. Aunque no hablaba en voz alta, sus pensamientos resonaban en nuestra red mental, clara y firme, como el Alfa que era. Cuando se levantó para hablar, su presencia era imponente, y todos volvimos nuestra atención hacia él.
«Yo, Jacob Black, como Alfa de la manada Quileute, también juro que este conocimiento no se enseñará a los cachorros de la manada a menos que sea estrictamente necesario»dijo Jacob en la red mental, su voz resonando con autoridad«Solo lo transmitiremos a aquellos que enfrenten una amenaza similar a la que estamos enfrentando ahora, con la única intención de proteger a nuestra gente y a nuestras improntas. No enseñaré esta técnica con fines de venganza ni para el abuso de nuestra fuerza.»
A través de nuestra conexión mental, pude sentir la seriedad de sus palabras. Leah permanecía firme, observando en silencio, mientras que Nylion, su impronta lobo salvaje, también permanecía alerta. Aunque no éramos muchos, sabíamos que este pacto, este juramento, era más grande que todos nosotros. Era una promesa a la naturaleza y al respeto por la vida.
Jacob continuó su juramento, dirigiéndose a Amore con una reverencia telepática.
«Te prometo que honraré el legado de tus enseñanzas y el respeto por la naturaleza que nos has mostrado»dijo Jacob, con respeto y solemnidad«No permitiremos que este conocimiento sea corrompido ni mal utilizado en nuestra manada. Lo protegeremos y lo utilizaremos solo cuando sea necesario para mantener la paz y proteger a los nuestros.»
Leah y Nylion inclinaron levemente la cabeza, asintiendo a lo que Jacob había dicho, al igual que yo. Amore nos miró a todos, y aunque su cuerpo estaba visiblemente agotado, sus ojos reflejaban una mezcla de aprobación y advertencia. Sabía que habíamos hecho una promesa importante, un pacto que no debía romperse.
El fuego seguía ardiendo, iluminando el rostro de Renesmee y Alistair, quienes permanecían en silencio, pero atentos. Todos sentíamos que este momento significaba algo más profundo, algo que iba más allá de la simple lucha. Era un juramento de honor y respeto a la vida, algo que marcaría la forma en que pelearíamos en el futuro.
El aire alrededor de la fogata estaba cargado de solemnidad. Sabíamos que no podíamos volver atrás. La promesa había sido hecha, y ahora estaba en nuestras manos cumplirla.
[...]
Amore, consciente de la importancia de lo que estaba a punto de compartir, permaneció en silencio unos segundos antes de hablar telepáticamente. Sus pensamientos resonaron con claridad, pero esta vez fue Edward quien los tradujo en palabras para los Cullen y para el resto de nosotros.
—Los puntos débiles en la raza Cocodrileah son los ojos —empezó a decir Amore, mientras Edward transmitía sus palabras—. Un golpe rápido o desorientador en esa área puede dejarlos inconscientes. Además, la mandíbula y la garganta son vulnerables, ya que requieren fuerza para cerrarse. Un golpe preciso en la parte inferior de la mandíbula o en la garganta puede ser tan efectivo como uno en los ojos.
Vi cómo Jasper, con su experiencia militar, analizaba cada detalle de lo que Edward traducía, sus ojos calculando la mejor manera de usar esa información. Jacob, en su forma lobuna, también parecía estar evaluando cómo estas técnicas podrían aplicarse en combate.
«Los cocodrilos tienen patas cortas»pensó Jacob, sus palabras resonando en nuestras mentes« ¿No podrían los vampiros aprovechar eso?»
Edward, manteniendo su papel de traductor, repitió la pregunta para el beneficio de los demás. La respuesta de Amore llegó rápida y certera.
—Sí, se puede aprovechar esa limitación —continuó Amore a través de Edward—. La falta de agilidad en sus patas cortas los hace vulnerables a movimientos rápidos a su alrededor. Los golpes precisos en esas patas pueden desequilibrarlos con facilidad.
Jasper asintió, ya imaginando una estrategia en su mente. Parecía haber encontrado un punto clave en lo que Edward le había traducido. Amore, con su sabiduría, no había terminado.
—La parte ventral de los Cocodrileah es mucho más suave que su espalda cubierta de escamas —dijo Amore, y nuevamente Edward tradujo con precisión—. Los ataques bajos, dirigidos al vientre, podrían ser especialmente efectivos.
Los ojos de Jasper se iluminaron con comprensión, mientras asentía, sin duda construyendo una táctica en base a la velocidad y fuerza de los vampiros. A nuestro lado, Leah permanecía en silencio, pero podía sentir su mente trabajando en lo que aprenderíamos de esta información.
El conocimiento que Amore compartía era crucial, pero también cargaba con la responsabilidad del juramento que habíamos hecho minutos antes. Jacob, aunque en su forma lobuna, parecía firme en su compromiso. Sabía que, aunque aprendíamos estas técnicas, solo serían usadas cuando fuera estrictamente necesario.
«¿Y para la defensa contra los Osiateah?»pregunté con la mirada seria, sintiendo la conexión con Naribetzha, que estaba a mi lado en su forma de hurón.
Noté que la mirada de Nylion, la impronta de Leah, estaba llena de preocupación y nerviosismo. Su inquietud se hacía palpable en el aire tenso que nos rodeaba.
Amore, con su aire de autoridad, comenzó a compartir su conocimiento. —Igual que para los Cocodrileah, los Osiateah tienen debilidad a los golpes en los ojos y en el hocico—comunicó Amore a través de Edward, su voz resonando en nuestras mentes—. Si se aplican correctamente, estos golpes pueden ser más letales. Si no manejan su fuerza, podrían llegar a matar a la criatura con su super fuerza.
El peso de sus palabras se asentó en mi conciencia. La responsabilidad que teníamos al aprender esta técnica era inmensa.
—Las patas traseras de los Osiateah son menos estables, pero muy fuertes —continuó Amore—. Un barrido efectivo en esas patas puede hacer que pierdan el equilibrio. Sin embargo, si se resisten, se puede usar el "Susurro del Puño" en la caja torácica. Un golpe fuerte en las costillas podría aturdirlos considerablemente.
Jacob, aún en su forma lobuna, escuchaba atentamente, mientras que los Cullen prestaban toda su atención a la traducción de Edward. Sabía que este conocimiento era crucial para todos nosotros.
Amore prosiguió, su tono imponente resonando en nuestras mentes. —Los golpes en la garganta y el cuello son aún más efectivos para reducir su capacidad de respirar o inducirlos a un desmayo directo, pero deben ser precisos.
La gravedad de la situación se hizo aún más clara en ese momento. Aunque estábamos aprendiendo a protegernos, también teníamos que ser cautelosos con el poder que teníamos en nuestras manos. Naribetzha, a mi lado en su forma de hurón, apretó suavemente su cuerpo contra mí, y entendí que ambos compartíamos la misma preocupación: el equilibrio entre defensa y respeto por la vida era fundamental.
«Prometemos usar esta información sabiamente»pensé, sintiendo la determinación en mi corazón. Con esa promesa resonando en mi mente.
Siendo así como esa fogata, acordamos que mañana en la tarde, lo pondríamos en practica con muñecos inflables.
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