CAPITULO 15: LAIA
LAIA MÜLLER
Quizás debo de prestar atención a las cosas que mi madre menciona, no es normal despegarme de la realidad y desviar ese tema que es importante para mí bienestar.
Creo que se ha dado cuenta de que yo no presto atención, ni sé en qué andamos.
— Laia, preciosa —palmeó mi hombro para que recapacite, ni haciendo eso lo logró, me pasó una botella de agua para que calme los nervios de lo que dirá, doy largos tragos al agua, tratando de refrescar mi garganta.
Hemos ido a un lugar donde mi madre ha obtenido aunque sea una pizca de esperanza para mi enfermedad, pero sé que de los pros, están los contras.
Es amplio, el jardín que anteriormente nos recibió está adueñado de diversos colores llamativos, sin embargo, por dentro hay una pared donde cada persona que visita el lugar hace una firma o algún dibujo, dejando su huella.
Cuando es momento de que entremos a hablar mi estómago hace un revoltijo que me mantiene intranquila, el calor del cuerpo de mi madre proporcionó aunque sea una chispa para tranquilizarme.
— Buenas tardes —la señora tras del escritorio saludó sonriente, señalando los asientos frente a ella después de que entablamos un pequeño saludo—. ¿Qué les trae por aquí?
Mi madre habló tan rápido que hubo momentos donde el traductor que tengo en el cerebro colapsó, me mantuve callada en todo momento hasta que la señora me observó con pánico.
— Esto es algo complicado, pero no imposible —empezó a hablar de la forma más pausada—. Se te entiende. Pero en este caso que pondré ya es decisión de la afectada —fruncí el ceño, y al observar a mi madre ella asentía observando sus manos—. Laia, tenemos alguna pizca de esperanza para que esa enfermedad te deje.
Mi rostro se iluminó de alegría, no sé qué tiene de malo yo estoy por brincar de mi asiento y comenzar a cantar "si puedo", pero mis alas se cortan.
— No sólo es eso, Laia, la pizca de esperanza no está aquí en PhennyCity, es en Alemania.
Mi país natal. El país donde no quiero tocar un dedo, pero por razones obvias debo hacerlo, respiro hondo, sé que antes de que esta pequeña reunión acabe yo debo dar una respuesta.
— En dado caso de que yo diga que sí, ¿Qué sucedería?
— Tendrás que ir lo más rápido posible, mientras más tardas en llegar, más larga y tediosa se vuelve el Cripolerios.
— Mi respuesta es...
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Mi madre estaciona en el garaje de nuestro hogar, mientras suspira, no ha dicho nada de la toma de decisión que he hecho. La respeta, pero también le duele haberla escuchado.
En sus ojos se marca esa nostalgia, esa nostalgia que lleva desde que me diagnosticaron esta enfermedad. Y duele bastante, lo admito, es ver a la persona que te dio la vida, verla tan deprimida porque esta angustiada y sumamente preocupada por tu salud.
Cuando bajamos del auto lo primero que hago es abrazarla, quizás sería extraño que en vez de yo estar llorando sea ella, pero aunque duela en lo más profundo, estoy conviviendo con el dolor de que en algún momento marcharé sin despedirme.
Ella llora, destrozando cada parte de mí, convirtiéndome en algo más vulnerable de lo que pretendía ser, y ahí, en medio de su llanto, yo lloré.
Lloré al verla así, lloré por lo que conlleva mi decisión y lloré por lo que debí afrontar. Lloré por todo en realidad, me sentí abatida, vulnerable e inservible cuando de Cripolerios se habla.
Quizás anteriormente me he dicho que esto le duela más a ella y demás, pero convivir con el dolor me demostró una cosa, y es: estoy sumamente jodida.
— Mi niña —sentí el llanto como si se estuviera despidiendo de mí, y me negué a la idea de que así se sentirá en un futuro. Muchos dicen que los hijos son los que entierran a los padres, pero en este caso será al revés. Mi llanto incrementó y no soporté, el dolor resguardado se hizo añicos, partiéndome en mil pedazos y haciéndome migajas entre su cuerpo.
Tiempo llorando después, que estamos tranquilas he decidido ir a casa de Lara. Toco la puerta que es abierta por aquella mujer que ha estado hace un tiempo, sin preguntarme qué deseo me deja pasar y me señala arriba. No hubo palabras y con el sobre en mano me dirijo hacía la habitación de Lara.
Mi corazón no está bien, se está acelerando bastante y eso me preocupa.
Toqué, recibí un tierno y caluroso: no quiero ver a nadie.
Todo tranquilo.
— Lara, necesito entregarte algo —silencio, eso fue lo que recibí por algunos minutos, suspiré—. Lo pasaré por debajo de la puerta, léelo.
Deslicé aquel sobre por debajo de la puerta y giré, para irme a casa, pero sentí la mano de Lara obstaculizando mi camino.
— Ven —tomó mi mano y con delicadeza me adentró a su habitación, tenía el sobre arriba de su cama. La abracé sin esperar alguna palabra de su parte, le brindé mi cariño a través de ese abrazo que luego de unos momentos me sentí mal por lo que iba a suceder—. Tienes la cara como si hubieras llorado una semana sin parar.
— Lara, yo me voy —ella frunció el ceño.
— Pero acabas de llegar, ¿Por qué te vas?
— No me refiero a eso.
— Ah, entonces no te vas, bien.
— Sí me voy.
— Pero decídete mujer, ¿te vas o no? —ya en este punto su cabeza iba a explotar de la confusión que se empleaba, respiré hondo. Comenzó a hacer una infinidad de preguntas que me dejaban nerviosa—. Es que no entiendo, ¿Te vas? ¿No te vas? ¿Tienes hambre y por eso te vas? ¿Sueño?
— Lara, me voy del país.
— Cómo también te puedo brindar comida así no te... —ella calla de golpe cuando entendió lo que dije— ¿Qué?
Su rostro palideció, y mi corazón acelerado volvió a hacerse añicos, me abrazó nuevamente, la sentí tensa y me imagino la razón.
— Todo estará bien, seguiremos en contacto.
— ¿Por qué te vas?
— En Alemania hay un lugar donde pueden tratar mi enfermedad.
El lugar donde yo no quería ir.
☘️☘️☘️
Mis emociones han hecho una explosión, me duele aceptar que desde aquí en adelante sólo seré yo devuelta a Alemania. Sin mis hermanos, sin papá y mamá.
— Te cuidas, que yo sé que vendrás con buenas noticias —dijo Ximena, sólo le faltó el traje negro para que pareciera mi guardaespaldas, se acercó y besó mi mejilla, y susurró—. Y nos escribes cuando llegues, te quiero.
Le sonreí y le dio vía libre a Lara que me abrazó, y sin necesidad de palabras lo demostró, no quería quedarse. Pero no podía ir conmigo, porque en el momento que mencionaron mi vuelo la sentí tensarse.
— Estaremos en contacto, Lara —besé fugazmente la comisura de sus labios, dejándola con la impresión plasmada en su rostro—. Las quiero, no crean que se libran de mí, yo vuelvo.
Mi madre ya se ha despedido de mí, y hará los trámites en el colegio, de algún modo estaré bien, pero mal por lo que se avecina.
Magda me envió buenas vibras, deseándome lo mejor, según ella estará más aburrida que de lo normal, porque ahora no sabrá qué hacer en dado caso que el chico misterioso quiera decirle que se vean en persona.
Cuando estuve en el asiento que me toca, respiré hondo y recosté mi cabeza en la ventanilla observando cómo dejaré PhennyCity.
Aunque ya creo haberlo dicho, pero volver a Alemania es revivir recuerdos amargos que espero no volver a revivir.
☘️☘️☘️
Alemania, lugar donde rara vez y encontraré a alguien que hable español, porque en esta zona de Alemania está sumamente pautado de que hablen alemán. Un señor quizás de la edad de mi padre no encuentra como explicar que desea un taxi para ir a casa, se rasca la cabeza sin cesar y creo que casi entra en pánico.
Hablando en Alemán le ayudo al hombre a conseguir un taxi, donde allí él me agradece, pero también me pide que le ayude a decir la calle a dónde él irá. Y suena loco, pero ese lugar, es a dónde me toca ir.
Él me sonrió bastante feliz con la idea de que ese también era mi destino que decidimos tomar el mismo taxi, según él porque yo era residente de aquí y sé hablar el idioma, y según yo porque ya he encontrado a alguien con quién hablar.
El taxista hacía bastantes preguntas que yo estaba ya cansada de responder, pero lo hacía por cortesía, en un momento creo que se llegó a dar cuenta de que estaba exagerando con las preguntas y decidió callar. Al llegar a nuestro destino, el señor quería pagar todo, pero me negué e hicimos la división de la cuenta.
Vi la gran casa frente a mí y los recuerdos hacen un choque contra mi ser, desde el último día hasta hoy, sé que no debí huir como si fuera una criminal, pero es a lo que ellos me obligaron.
— Gracias, jovencita, que Dios le dé vida y salud —pues vida tengo, me falta la salud.
— Siempre, no hay problema —él se despidió y empezó su recorrido hacía la casa de al lado, allí vi como una chica bastante conocida por mí sale abrazando al señor.
Mi corazón late cómo loco, mi respiración por poco y se marcha, y debo asegurar bien las maletas para no caer con ellas.
Cuando tuve el valor necesario, caminé por el rocoso camino que da dirección a mi hogar como una entrada de bienvenida. Saqué de mi abrigo la llave que traía conmigo y abrí aquella puerta, está puerta hacía bastante escándalo, logrando que pareciese que han entrado a robar. Los vecinos de al lado han salido a observar qué sucede con esta casa, se asustan al verme, más aquella chica.
No di tiempo a mucho parloteo, entré a mi casa adentrando también las maletas y cerré con bastante delicadeza. Coloqué el seguro en la gran puerta con la seguridad instalada y subí las escaleras para poder llegar al interior.
Encontré allí a... nadie, quise ignorar la enfermedad y volver con mi familia, pero sabía que sería de mal gusto, debo ser fuerte para poder vivir más tiempo.
Agarré las maletas y sin analizar tanto lo que solía llamar hogar, caminé rápidamente escaleras abajo donde allí se hallaban las habitaciones.
Pasé por la habitación de mis padres, al igual que pasé por la de mis hermanos que cada una está decorada a sus gustos, cuando me paré frente a la puerta de lo que antes era mi lugar seguro, suspiré y abrí con aquella llave que traía.
El interior estaba igual a cómo lo había dejado, sólo aquella cama donde no podía estar más de dos personas, aquel pequeño estante donde guardaba mis cuadernos de estudios. El escritorio donde se encontraría mi computadora y por último, el armario y al frente el baño.
Saqué de mi bolso el celular que está apagado y urgente busqué el cargador, donde lo coloqué a cargar y fui al baño a lo que tomaba unos cuántos por cientos.
El baño estaba limpio y es porque mi madre a contratado un equipo de limpieza para que venga a darle mantenimiento a la casa mientras nosotros no estamos, ellos vienen tres veces a la semana y creo que ya han pasado por aquí.
Hice mis necesidades y quise meterme a bañar, pero necesito ropa, así que hurgué en una de mis maletas y saqué ropa cómoda, me devolví al baño y me adentré a bañar. Dejándome relajar y que las emociones a flote salgan, porque de verdad, estaré un tiempo sin compañía.
☘️☘️☘️
Mi madre haciendo los trasmite del colegio de PhennyCity a este colegio de Alemania fue rápida, esta semana ha sido una tortura. Pocas veces he salido y cuando era momento de dormir era que hablaba con las chicas, Lara en su rostro no se nota muy alegre, Ximena se nota estresada y Magda, pues Magda ya pronto sabrá quién es el chico misterioso.
Hoy, estoy de camino al colegio, con ganas de devolverme, esto será un puto infierno, pero más al saber que desde que salga de aquí debo ir al establo donde me empezarán a tratar la enfermedad.
El colegio es sumamente grande dejándome sin habla porque aquí aunque tuve amigos es el lugar donde viví el puto infierno, algunas cuatro personas estaban alegres conversando afuera del colegio. Otras simplemente entraban emocionadas mientras conversaban o comían, y yo, pues estoy tratando de que aquel grupo que está afuera no me vea.
Tuve deseos de abrir la sombrilla y volar a lo Mary Poppins, pero eso es ilógico. Así que con los ovarios que me cargo, he decidido ir, respirando hondo y caminar ¿Segura?
Ok, fue difícil que ese grupo no me viera si la chica que vive al lado de mi casa dijo lo siguiente:
— Te fuiste a PhennyCity y ahora vuelves sin recordar tu grupo, Laia —me paralicé por completo, ellos que estaban riendo callaron, uno de los chicos al verme dio grandes pasos hacía mí.
— ¿Por qué mierda te fuiste? —tuve deseo de inquirir unas pequeñas palabras de la razón, pero sería muy tonto, o quizás y no me crea. Su estatura es demasiado alta, y los tatuajes que antes no tenía ahora se adueñan de sus brazos, junto con el gran arete en su oreja derecha— Laia.
— Yo, pues... —mis palabras no salían, el resto del grupo (sólo éramos cinco, al irme quedaron ellos cuatro), se fueron, incluyendo a mi vecina. Él se mantuvo en su lugar observándome, esperando alguna buena decisión de mi parte.
— Habla cuando tengas las ganas —se rindió, se giró y sin previo aviso lo abracé por la espalda.
— ¿Recuerdas cómo empezaron a insultarme? ¿Recuerdas cómo me criticaban por mi orientación? ¿Recuerdas lo que me hicieron? —él soltó los brazos que lo rodeaban y se giró, enarcando sus cejas—. Alemania se volvió el lugar donde se burlaban de mí, ya no era normal llegar a casa, llena de lodo, mojada o cosas así por el estilo. Yo me mudé por esa razón.
— ¿Por qué volviste si sabes que rara vez y las personas cambian? —giré la cabeza.
— En PhennyCity me encontraron una enfermedad, de la cual posiblemente me salve con una cura qué hay aquí...
Su semblante de confusión pasó a terror, y escuchar desde aquí el timbre hizo que me pusiera nuevamente inquieta. Zadi no dijo nada, simplemente me llevó a su lado.
Muchas personas nos observaban sin saber qué hacía él al lado de mí, pero en el momento que fuimos al aula que nos toca juntos él habló.
— Sí ellos vuelven a hacerte alguna maldad se la verán conmigo, no estás sola —y me alegra escucharlo, porque tiempo atrás él era más cobarde que yo. Y me importa poco si el grupo que yo tenía se reduce a sólo él en el momento de que yo esté aquí en Alemania.
•—•—•—•—•—•—•—•—•
Holi, Holi.
Hoy un nuevo capítulo, sí, sí, los siguientes cuando narre Laia van a doler, ¿Pero cuando Lara narre? Lo sabremos después de unos cortes comerciales.
¿Cómo les va?
Me complace decir que salí del infierno, digo, del politécnico, no más tareas, aunque debo seguir asistiendo para hacer un huerto local, pero en fin, tres días yendo a hacer eso y termino.
Libre hasta las clínicas y luego pruebas nacionales.
No me extenderé tanto, sólo quiero saber su opinión acerca de este capítulo.
¿Y cómo creen que será Zadi?
Laia volviendo a Alemania:
Zadi luego de enterarse que Laia está enferma:
Hasta aquí mi reporte.
Con amor: Lis☘️🖤☘️
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