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CAPITULO 10: XIMENA

XIMENA STEWART

No sé si decir que me vi venir la confesión de Pablo, o entristecerme por la reacción de su familia.

— No sé cómo le hiciste para decirle a tu familia que eres bisexual, les dije a mi familia que soy gay, creo que me están por desheredar.

En la escuela él me pidió que lo tratase como si no lo soportara, es loco, pero mencionó que quiere seguir ocultando su homosexualidad y que piensen que está enamorado de mí.

— Me lo vi venir, ¿tú madre que dice? —mi padre a veces se cree ninja, apareciendo de repente, me sobresalto en mi lugar.

— Ella me apoya.

— ¿Y quienes no lo hacen?

— Familiares que rara vez y hablamos.

Mi padre se mantiene en silencio y de mi parte no sé qué decir, no es que en PhennyCity digas que eres de la comunidad LGBT+ y te vaya bien. Al contrario, sientes que te quieren hacer un exorcismo.

🦖🦖🦖

Vuelvo a la realidad y no a la charla de ayer, mi padre se mantiene conduciendo, mientras yo pienso tres cosas: el casi beso entre Laia y yo, Magdalena siendo un grano en el culo para mí y Pablo con miedo.

— Llegamos, ¿Quieres que te lleve al aula o...? —inquirió con sarcasmo.

— Sí deseas.

Él bajó al mismo tiempo que yo del auto y de verdad que pensé que era broma, hasta que, colocó su mano derecha en su bolsillo y su mano izquierda yendo afuera.

Caminando a la par y sintiendo varias miradas clavadas en nosotros, lo guío a mi aula. Él me abraza y palmea mi hombro antes de señalar con la cabeza hacia alguna dirección.

Observo y es Magda cerca del rostro de Laia. ¿Qué tiene esta chica que la mayoría queremos besarla? Ellas ríen y luego, se abrazan aun riendo.

— Se ven amigables.

— Una sí.

— ¿La otra?

— Me cae como un grano en el... —tapa mi boca, sin dejar que complete la oración.

— Lenguaje, jovencita.

Laia giró su cabeza hacía acá y me saludó con la mano, luego Magda hizo lo mismo.

— Se ven amigables.

— ¿No tienes que trabajar?

— Sí, pero debo ir a buscar algo a la casa de tu madre —indicó, besó mi frente—. Tienes celos, chiquilla.

No tengo celos.

¿Por qué los sentiría?

Laia y Lara sólo son mis conocidas, no es que me ponga celosa porque desde que llegó Magda siento que Lara se siente más cómoda y que Laia sea aún más alegre a pesar de su enfermedad.

Ellas dos se despidieron y por mi parte me acerqué. Yo sólo quiero que Lara me hable como si no me tuviera miedo y que Laia no esté incómoda por lo que iba a pasar ayer.

— Holi, ¿Ese era tu padre?

— Sí, ¿Podemos hablar? —asiente. Caminé junto con ella hasta unos asientos, me acomodé un poco y la observé a los ojos, sus lentes están colocados y su peinado es una coleta alta improvisada, sin embargo, su uniforme está mejor acomodado que el mío— De antemano quiero pedir disculpas por lo que iba a pasar ayer, sí te hice sentir incómoda lo siento bastante.

Su mirada se mantiene fija en mí y un revoltijo aparece en mi estómago, no puedo tener hambre, quizás sí.

— Sólo no me esperaba eso —respondió finalmente, observando hacia el frente.

— No volverá a suceder —palmeo su hombro suavemente que ella termina observándome y asintiendo—. Entonces, ¿Estamos bien?

— No estábamos mal, Königin —«¿Ko... qué?». Mi pregunta quedó sólo en mi cabeza porque Magda llegó llevándose a Laia.

Suspiro y camino al salón de clases.

🦖🦖🦖

Primer suceso: comprar desayuno.

Segundo suceso: Magda tropezando y dejando caer su batida en la ropa del "popular".

Tercer suceso: el popular levantándose furioso y caminando hacia ella.

Cuarto suceso: Laia, Lara y yo paralizadas sin saber qué pasará.

Quinto suceso: dejo mi desayuno en manos de Laia y alejo al popular que había tomado del cuello a Magda.

Sexto suceso: dirección.

Séptimo suceso: el popular pidiéndole disculpas por lo que le iba a hacer y yo muy bien gracias.

¿Cómo se llama la obra? El chico popular se enamora de la chica que sin querer le tiró su batido.

Bromita, el chico no se disculpó, simplemente miraba su uniforme con repudio y señalaba a Magda con deseos de golpearla. Mientras que, la directora no hacía la mínima mierda.

Cuando pudimos salir de ese desastre, optamos por caminar lejos del bullicio, la medio pelirroja de vez en cuando observaba el alrededor, como si aquel chico viniera tras ella por venganza.

— No creo que venga a golpearte —indiqué, Laia y Lara iban unos pasos más atrás haciendo chistes de humor negro.

— ¿Me ayudas a que él no me golpeé? —se pega a mi brazo como una sanguijuela, con ojos de cachorros.

— No te hará nada, Magdalena, no creo que a su padre le guste escuchar los chismes de que su hijo golpeó a una mujer.

— ¿Es importante su padre aquí en PhennyCity?

— Es el presidente, y no me preguntes que hace ese chico estudiando en un colegio común y corriente.

— ¿Por qué está aquí? —suspiro.

— Él prefiere tener una vida normal, sin tantos sobrecargos y eso, prefiere una novia real que algo buscado por marketing.

— Interesante.

Y luego se aleja, mierda, ¿Qué hará esa loca?

Laia no entendió su repentina huida y Lara sólo entrelazó nuestros brazos haciendo que sigamos caminando. Raro.

🦖🦖🦖

Estando en casa puedo darme cuenta de muchas cosas, extraño ver a mi mamá. Su risa, sus gritos de que la comida se está enfriando, eso no sucede en esta casa.

— ¿Estás bien? —preguntó Ana, recostándose en el umbral de la puerta de la cocina.

— Sí, ¿Y tú?

— Sí —se acerca lentamente—. Lo digo porque pareces angustiada.

La minicharla es interrumpida por mi padre que llega con una caja en mano. Momento, esa caja yo la conozco muy bien.

— Padre, necesito hablar contigo —Ana acepta una llamada y marcha hacía el patio, por mi parte me acerco al hombre que tiene la caja en mano—. Sé que es una semana en casa de mi madre y una aquí, pero de verdad, no aguanto, perdón.

Su semblante pasa de confusión a entendimiento, baja la caja y coloca su brazo en mi hombro.

— Lo entiendo, pequeña, ve por algunas cosas y vamos que te llevaré —corro hacia mi habitación y entro tomando las cosas esenciales: cargador y algunos cuadernos.

Al volver a bajar pude observar cómo mi padre acariciaba el rostro de Ana, ella se escuchaba sollozante, lo cual por un instante me preocupé.

Me acerco un poco más, se percatan de mi presencia y tratan de disimular, iba a preguntar, pero Ana casi comienza a volar hacia su habitación.

— Vamos, pequeña.

No dejó que preguntara nada, en la radio colocó mi música favorita y de vez en cuando la de él, el camino se encontraba tenso, no es hasta que estamos frente a mi casa que él empieza a dialogar.

— Ana está embarazada —«ah, carajo»—. No sabría como decírtelo y ella estaba preocupada por tu reacción.

No digo nada, me lo veía venir por aquella caja que observé. Beso su mejilla y retiro el cinturón de seguridad.

— De mi parte dile a Ana que esté tranquila y que no se preocupe, ah, y que pronto iremos de compras.

Pude notar como se relajó, me despido y bajo casi corriendo hacia la puerta de mi casa, toco insensatamente y al poco tiempo abre la puerta aquella mujer, con ojeras, su cabello enmarañado, y por último parece que había estado llorando.

Dejo lo que traje a un lado y entro a la casa, la abrazo fuertemente, sus brazos me refugian y creo que es una forma de sentirse protegida.

— Faltan todavía algunos días, ¿Qué haces aquí, mi niña?

— Te extrañé —el ladrido de mi hermoso perro se escucha por toda la casa, giro mi cabeza y puedo verlo venir corriendo en mi dirección.

Por la velocidad y su tamaño caí al suelo, él encima de mí ladrándome juguetón. Le brindé cariño y cuando pude levantarme del suelo no se separó ni un segundo de mí.

— Y yo también te extrañé, Xime —coloca su brazo en mis hombros, de cerca se ve aún más cansada.

— ¿Cómo te ha ido en el trabajo?

— Bien, aunque es sumamente agotador —me lleva con dirección arriba, sin dejar de mencionar que se hizo amiga de una mujer en el supermercado, según ella cuando iba a comprar esa mujer la atendía feliz e incluso hacían chistes.

Ella hace amigas de una vez y yo... bueno, mis formas de conocer a las personas no son tan... ¿bonitas?

— ¿Y a ti? ¿Cómo te ha ido en el colegio?

— Creo que bien.

— ¿Crees?

Asiento, ella parpadea lentamente y luego niega con la cabeza, al entrar a su habitación toda desordenada, por cierto, me lanzo y acomodo mi cabeza en la almohada.

Es raro que tenga su habitación vuelta un nido de pájaros, pero ni la mía, analizo sus expresiones y con cuidado me levanté.

— ¿Qué tienes mamá?

Y se desmorona, comienza a llorar y mi corazón se estruja. Me acerco, abrazándola y manteniéndome cerca, incluso mi perro busca alguna forma de compartirle apoyo de una u otra manera.

Y me duele verla así, bastante.

🦖🦖🦖

Es viernes, he faltado unos días al colegio, mi madre enfermó y me mantuve a su lado en todo momento. Ahora que ya se siente mejor e incluso, ha marchado al trabajo, es mi hora de regresar al ambiente estudiantil.

Donde el bullicio desconcierta mis pocos pensamientos, dos chicas se acercan a mí como si de un famoso se tratara. La primera en saludar es Laia que me hace preguntas de cómo sigue mi madre —habíamos hablado por teléfono cuando se desmayó en mis brazos y tuve que llevarla al hospital—. La segunda en saludar es Lara, que, sorprendiéndome, me da un abrazo por unos largos segundos.

— ¿De qué me he perdido? —pregunté, media dudosa.

— El hijo del presidente ha estado buscando a Magda para hablar unos temas "importantes" —hace comillas en el aire—. En mi cabeza ellos dos dialogando no terminan de buena manera, siempre imaginando uno muerto.

— ¿Por qué muerto?

— No sé —se encoge de hombros Laia, y luego observa su celular—. Tengo las dos primeras horas libres, bueno, tenemos.

Asiento, comienzan a caminar y yo las sigo, pero en un momento Laia tuvo que asistir al baño, según ella le urgía.

Ese día fue de lo bastante normal, obviando el hecho de que Lara me abrazó un par de veces.

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Holi, Holi.

Haciendo actualización un poco tarde.

A ver, explico: el politécnico me respira en la nuca. Incluso el 14 de febrero quería publicar un extra súper bonito, pero pues, el politécnico me dijo: «No, cariño, a estudiar». Exposiciones, próximos exámenes y mis lágrimas al borde.

Estaba con un estrés en un nivel tan alto que me dormía y soñaba yendo al politécnico.

En fin, no los contagiaré con mi estrés.

¿Cómo les va?

Los próximos capítulos son tan: 📈📈📈

Me encantan.

Ximena luego de que su padre le dijera que está celosa:

Bien, hasta aquí mi reporte.

Con amor: Lis🦖🖤🦖

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