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Capítulo Veintitrés

Recuerdo que no está editado :)


No sé si ha sido una casualidad, aunque lo dudo, porque estas no existían, o yo no creo en ellas, pero ver a Carlin y, sobre todo, darme cuenta de los motivos por los que es así, no solo por su carácter y su rabia que ya sobreentendí al leer su diario, que había mucho más detrás, un cúmulo de asuntos que le hacían ser así. Ella había sufrido tanto que solo buscaba dejar de hacerlo.

Aunque ese encuentro no solo me había hecho verla de una forma distinta, había hecho que me replantease casi toda mi vida en un instante.

Tengo muy claro que no quiero acabar como ella; anclada al pasado de una forma casi enfermiza. No obstante, voy por el mismo camino, he pensando tanto en mi venganza y en cómo va a ser que no me he permitido sentir más allá de lo imprescindible desde que fui rescatada de mi encierro. Lo tenía todo planeado, o casi todo. No sabía cuánto tardaría pero me vengaría de Kier y de Jake. Aunque fuese lo último que hiciera.

¿Pensar así me convierte en alguien como ella? ¿O todavía hay esperanza para mí?

Pero tampoco puedo forzarme a sentir algo que no me sale de forma natural, porque no estaría siendo sincera conmigo misma, y eso es de las pocas cosas que había seguido haciendo pese a todo lo que me había ocurrido.

Suspiro, ver a la que fue un hada de fuego hace años, y entenderla un poco más, está haciéndome pensar en tantas cosas...

¿Qué hubiese hecho en su lugar para seguir con vida?

Fácil: lo mismo.

Probablemente hubiese hecho las mismas cosas que ella para seguir sobreviviendo, jugar con la gente, ocultar lo que sentía y hacer daño a gente que no me importaba. Porque era así, ¿qué era yo para Carlin? Solo alguien para obtener un fin. Me hizo daño para hacerle sentir a Gael mi dolor, para que sufriese sabiendo que yo lo estaba pasando mal. Y con eso fue feliz, disfrutó.

Vuelvo sin prisa alguna al sitio en el que sé que están esperándome. Los gritos ya no se escuchan, han parado hace poco, así que o se han cansado o han ido a buscarme. La segunda opción es lo más probable, dudo mucho que me den por perdida de forma tan rápida.

—Supongo que están buscándome, ¿no? —pregunto al aterrizar y de inmediato vuelvo a mi forma humana. Si por mí fuera, me mantendría en mi forma de hada, me siento más poderosa, pero no es conveniente —¿Solo han ido Blake y Gael?

—Sí. Aunque en un primer momento hemos hecho un recorrido general cercano para saber si estabas en problemas —responde Zara—. ¿A dónde has ido?

—No muy lejos. Necesitaba alejarme de la discusión absurda que estaban teniendo. Me estaba agobiando.

—No eres la única a la que se lo parecía —ríe la loba—. ¿Los llamamos? —se dirige a Niels, que me observa con una ceja alzada. ¿Me ha visto hablar con Carlin?

—Gael ya la ha escuchado, debe de estar acercándose lo más rápido que puede —murmura sin apartar sus ojos de mí—. ¿Con quién has estado?

—¿Debería haber estado con alguien? —rebato.

Niels me hace un gesto para que me separe un poco de los demás y podamos hablar sin que nos molesten, acorta la distancia entre los dos y me quita un largo cabello marrón del jersey que llevo, lo examina, se ríe y lo lanza al suelo.

—Ya... Sola, ¿no? Bonita manera de estar sola.

—¿He dicho lo contrario? —río— Solo te he respondido con una pregunta, no te he mentido.

—Aerith...

—¿Lo sabes? —intento saber.

—Os he visto cuando he hecho una primera revisión del perímetro para saber si te encontraba. Tú impasible, como si nada y ella atada. Me ha sorprendido veros hablando, no voy a negarlo.

—¿Y no has intervenido?

—Se te veía con la situación controlada, ¿no? Además, acabo de comprobar lo letal que eres, podrías haberla matado con una sola mirada —me aparta el cabello de la cara como si hubiera mucha confianza entre ambos y me coge de las mejillas, haciendo lo mismo que le hacía a Lydia—. Díselo a él —señala a Gael que está acercándose a paso tranquilo—. Se ha preocupado por ti. Y todo lo que tenga que ver con esa loca, mejor que lo sepa.

No pensaba hacerlo, de hecho, ¿por qué debería decirle que no había podido matar a Carlin? Eso haría que pareciese débil ante Gael, y no lo quería, ya me había visto en mi peor momento, ¿por qué volverme a demostrar que no me había recuperado? Además, estaba molesta con él por lo que le había hecho, si ella era así era en parte por su culpa. Yo podría haber sido Carlin... Podría ser ahora una vampiresa por sus decisiones.

—Aerith. —Blake ha llegado corriendo y me mira, examinándome de arriba abajo para saber si estoy herida—. ¿Dónde estabas?

—No empecemos —pido cansada, ¿de nuevo íbamos a discutir?

—Entonces no te comportes como una niña pequeña. No puedes irte sin más justo después de un ataque, si te vas no podemos protegerte.

—¿Y si no quiero que me protejáis? ¿Se os ha ocurrido pensar en eso? —gruño al ver que Gael está muy pendiente de la conversación— ¡Lo he dicho antes! No necesito que os preocupéis por mí o que veléis por mí. ¡Soy más poderosa que todos vosotros juntos!

—¿Qué te han hecho? —murmura Blake— No sé qué qué te han hecho los Tark pero estás tan... distinta.

Me muerdo el labio inferior con fuerza para no hacerle daño. ¿De verdad me pregunta eso? Claro que estoy diferente a lo que él recuerda. ¡Ha pasado una década desde que nos conocimos! No puede pretender que sea igual... Y menos después de todo lo que pasé... No puedo ser la misma.

—¿Nos vamos? —pregunto. No le respondo, no perderé el tiempo en ello. Blake también ha cambiado, es obvio, pero eso no quita que tenemos una conversación pendiente. Aunque no sabría cuándo. Lo prioritario era llegar al reino Evighet.

Gael asiente con la cabeza y me subo de nuevo al coche. Poco después los demás hacen lo mismo y emprendemos el viaje.

De nuevo permanezco callada, por mucho que Will está haciendo esfuerzos para integrarme en la conversación que está teniendo con Zara no me interesa participar. Solo soy capaz de pensar en que no quiero acabar como Carlin. Y que voy en el camino de hacerlo...

A medida que transcurren los kilómetros se va haciendo oscuro y un par de horas después, cuando debe ser pasada la medianoche, y hace tiempo que no escucho hablar a los dos lobos, miro a Gael de reojo. Se ha mantenido en silencio todo el tiempo, casi igual que yo. No obstante, he notado cómo más de una vez me había mirado para comprobar que estuviese bien.

—Están dormidos —afirma—. Sus respiraciones son mucho más pausadas de lo habitual y su corazón late mucho más lento.

—Me lo suponía...

—¿Qué tienes en mente, Aerith? ¿Qué te preocupa tanto?

—He estado con Carlin. —Espero durante unos segundos una reacción por su parte, pero no la hay, está esperando que diga algo más—. No he sido capaz de matarla, ni tampoco de hacerle daño.

—No veo un problema en eso —murmura—. Eso no te hace débil, todo lo contrario.

—¿Por?

—Porque has sido capaz de sobreponer tus emociones a lo que es mejor ahora mismo. Lo que te interesa es pasar desapercibida, que Carlin muriese sería decirle a Kier que has vuelto y que has empezado a cobrar tu venganza.

—Ya, eso lo he pensando —admito—. Pero no ha sido el motivo por el que no he podido hacerle nada. Me da pena —admito—. He sentido lástima por ella.

—¿Pena? —pregunta con una ceja alzada sorprendido.

—Sí. Y siento que soy igual a ella. Me veo reflejada en sus actos y tengo miedo de convertirme en Carlin.

Me resulta tan fácil hablar con Gael que digo cosas que no tenía pensado admitirle, no quería reconocer en voz alta que me da pavor convertirme en una copia de la que fue hada de fuego.

—Tú y Carlin no os parecéis en nada —niega de inmediato—. Y que no le hayas podido hacer nada es uno de los motivos. Ella en tu lugar se hubiera aprovechado de la situación, tú no. Has empatizado con ella y te has dado cuenta de que si lo hacías, no hubieses tenido ninguna satisfacción, ni emocional ni física.

—A ella le mueve la venganza. Justo como a mí. Yo quiero asesinar a Jake y a Kier y ella... Ella a ti.

—No la culpo por querer matarme. La entiendo de hecho.

Lo miro de nuevo. Está serio, aunque no aparta la vista de la carretera y su tono ha sido muy calmado, como si no le afectase. Pese a eso sé que está muy atento a lo que le estoy diciendo y a mí. Con la mano derecha intenta acariciarme la pierna, para relajarme, pero no le dejo hacerlo. No me presiona, vuelve su mano al volante y espera a que diga algo.

Necesito un momento para aclarar mis ideas. Estoy furiosa. ¿Por qué le hizo eso a Carlin? Sí, eso forma parte de su pasado, pero... la abandonó para morir. ¿Qué clase de persona hace eso?

—¿Por qué? —susurro.

—¿A qué te refieres?

—¿Cómo pudiste ser capaz de hacer algo así? ¿De abandonar a alguien que te importaba en cierta forma para que muriese sola? Podría haber sido yo la que estuviese en su lugar... ¡Podría ser yo la vampiresa ahora mismo! —estallo— ¡Es que lo aceptas y ya está! Ni siquiera intentas convencerme de otra cosa o...

—Aerith, no voy a poner excusas o decirte cosas que no son. Yo era el que estaba al mando en ese momento, todo lo que ocurrió fue culpa mía. No va a cambiar nada que te diga que confíe en gente que no eran fieles a mí o que me dejé influir por aquellos que consideraba más preparados que yo por aquel entonces. Porque si te digo eso, es como si intentase justificar lo que hice y hacerte creer que no tuve la culpa. Si Carlin murió es responsabilidad mía. Solo mía.

—Pero eso no responde mi pregunta —murmuro pensando en lo que acaba de decir. Hay más detrás de esa historia, pero no me lo quiere contar, sigue cargando con la culpa.

—¿Quieres saber por qué lo hice? —asiento con debilidad— Ni yo mismo lo sé. Y sí, cuando te conocí te quise usar —reconoce pero matiza de inmediato—. Una cosa es usar y la otra dejarte morir. Quería convencerte para luchar por mi causa —y sonríe—. Es gracioso. Tú sin quererlo me convenciste para que luchase por la tuya. Moriría por ti, lo haría sin ningún tipo de duda.

—Si intenta hacerte daño, sí seré capaz de asesinarla —no dudo. Ya se lo he dicho a ella cuando hemos hablado, si quiere matar a Gael primero tendrá que pasar por encima de mí.

—No necesito que lo hagas. Carlin merece tener su venganza...

—Tú has dicho que morirías por mí. Yo también lo haría —afirmo sin que la voz me tiemble—. Y mataría por ti si así sigues vivo. No quiero perderte. No voy a hacerlo.

El viaje se me hizo muy largo. Después de los dos primeros días, y para evitar una discusión, empecé a ir en el mismo coche que Blake junto a Niels, que era el que conducía. En lugar de colocarme detrás junto al alfa, que era lo que él esperaba, también fui de copiloto. Hablé poco, pero me reí con los comentarios del vampiro, era divertido y sabía qué decir en cada momento, me hacía sentir cómoda. Por las noches, y siempre que se pudiera, dormíamos en algún motel donde aprovechábamos para asearnos.

Y era en esos momentos cuando lo pasaba peor, estando sola y en la oscuridad. Era cuando las pesadillas hacían acto de presencia y estaba sola... Completamente sola.

—Por fin —dice Niels aparcando el coche en lo más bajo de una cordillera de montaña—. Estaba más que harto de conducir.

No digo nada, me bajo de inmediato y respiro. El aire es puro y está lleno de magia. Es aquí, el reino Evighet está en algún lado de esta cordillera.

—¿Tenemos un plan? —pregunta Zara— Porque no solo hay una montaña, son varias.

—A mí personalmente no es que me apetezca subir a todas ellas —se queja Niels—. No me apasiona andar sin razón.

—Aerith nos va a guiar —dice Gael y me mira. Había echado de menos estar a su lado, aunque fuese sin hablar. No obstante, por las noches era cuando más había pensando en él y en lo que me hacía falta su compañía.

—Ni siquiera sé hacia dónde ir...

—Solo déjate llevar por lo que sientes —me anima—. Creo que si estás en tu forma natural, la de hada, te resultará más fácil.

No estoy muy segura de esto, pero hago lo que me dice e intento conectar con el ambiente. Sí, está cargado de magia y poder. Sé que el reino está aquí, pero no sé dónde.

Sin pensarlo mucho, empiezo a andar y me siguen. Al principio dudo mucho, no sé qué camino tomar o si estoy yendo por la dirección correcta. Solo me dejo llevar, paso por paso. Estamos horas andando, pero nadie dice nada. Se mantienen en silencio y en guardia por si nos atacan, por mucho que no hubiéramos tenido ningún otro encuentro con vampiros quizá estaban aquí, esperándonos.

—Quiero entrar —murmuro al ver una cueva.

—¿Para descansar? —pregunta Blake— Si estás cansada puedo llevarte.

—No... No lo sé. Necesito entrar.

—No puede ser aquí —aclara Gael—. No estamos en la cima. Se supone que es el reino de los cielos...

—Quiero entrar —repito.

No me espero que me rebatan más o me digan que no lo haga. Hago aparecer fuego en mis manos para iluminar la cueva. Fría, gélida y oscura.

La examino mejor, hay resquicios de magia en ella, quizá aquí se hizo un hechizo muy poderoso o los Tark tuvieron algo ver.

—Aerith, ¿hay algo? —pregunta Niels.

—No lo sé. Solo creo que...

Tampoco puedo pensarlo mucho, unos brazos me rodean en lo que creo que es un abrazo.






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