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Capítulo Veinticuatro

Recuerdo que no está editadoo :)


En lugar de ponerme a la defensiva por este contacto, mi cuerpo reacciona ante ello de la forma que menos me espero. No me gusta que me toquen, siempre he sido reacia a eso, no obstante, ahora soy la primera que lo está disfrutando. Es un abrazo cálido que me está transmitiendo tantas cosas que sé que es alguien que conozco, que no me va a atacar ni hacer daño.

Estoy bajando la guardia, aunque no debería, pero el olor de la persona que tengo delante es inconfundible. Podría pasar todo el tiempo del mundo que la reconocería sin ningún tipo de duda.

La había echado de menos. Demasiado. No me había dado cuenta hasta ahora de la magnitud que lo había añorado.

—No la ataquéis —ordeno con voz firme mientras sigo abrazada a ella.

—Aerith, puede ser peligroso —dice Niels muy cerca de mí—. Puede ser una ilusión o...

—Sé reconocer a mi hermana a la perfección. No es ninguna ilusión.

He sabido que era Febe desde que me había abrazado. Quizá mi cuerpo reaccionaba a ella, o quizá es que la echaba tanto de menos que quería creer que era mi hermana la que me estaba abrazando y estaba cayendo de lleno en una trampa.

No me importaba.

El solo hecho de volver a abrazarla, o al menos pensar que era así, estaba valiendo la pena. Si era una trampa... Una más en la que caía.

—¿Segura? —insiste Niels.

—¿Esté quien es? ¿Debería conocerlo?—Febe deja de abrazarme y sonríe mientras me observa— Estás igual, Aerith. Justo como te recordaba. No has cambiado nada.

—Es una lástima que yo no pueda decir lo mismo... —murmuro y niego con la cabeza.

Río porque no sé qué más hacer. Sí, al mirarla bien veo que es mi pequeña hermanita, tiene esos mismos ojos con el brillo que tanto le caracterizaba cuando era pequeña. Eso me alegra, el azul cielo no ha perdido su magia, sigue siendo igual que cuando era una niña. Es el mismo que antes que Jake asesinase a Hebe, aunque sé que eso no lo debe haber olvidado. Al igual que yo.

Delante de mí ya no tengo a una niña risueña a la que le faltaban algunos dientes, es una adolescente. ¿Qué edad debe tener? A decir verdad no sé en qué mes estamos, perdí la cuenta hace tanto tiempo... Quizá ahora tenemos la misma.

—¡Es que eres tú! —está tan contenta que baja la cabeza y su larga cabellera rubia le tapa la cara y vuelve a abrazarme—. No puedo creer que por fin estés aquí.

—Febe...

—Estoy muy emocionada, no puedo evitarlo. Es que verte es como recordar todos los momentos que... —suelta un chillido lleno de emoción y hay plantas que salen a su alrededor— Lo siento, suele pasarme cuando me emociono mucho.

—¿Tienes problemas para controlar tus poderes?

—No. Por norma no. Es que es solo de verte, entiéndeme. —Es en ese momento es cuando se da cuenta de que no estoy sola y que hay más gente además de Niels— ¿Has venido con lobos? Huele a ellos. He aprendido a diferenciar los olores y ese tipo de cosas.

—Sí y...

No puedo acabar, Febe se queda quieta observando la entrada de la cueva con emoción. Aunque debería estar contenta por volverla a ver, hay algo en mí que se rompe.

Si esta así es porque está mirando a Will y sé lo que quiere decir el brillo especial que hay en sus ojos al centrarse en el joven lobo. Me molesta mucho no haber estado con ella en estos momentos en los que me necesitaba, porque sé que lo hacía.

Aunque intenta disimular, y se pone a saludar a los demás que han acabado de entrar en la cueva, es correcta y cariñosa con todos, como solía ser de pequeña, a excepción de Will, que es mucho más escueta y se le nota incómoda, o mejor dicho, no sabe cómo actuar delante de él.

—Bien, hechas las presentaciones y todo eso —dice Niels—. ¿Nos llevas al reino de hadas? No es por nada, pero hace frío.

—¿Los vampiros tienen frío? —pregunta Febe riendo.

—Yo lo tengo. ¿Eso supone un problema? Me gusta mucho dormir y taparme hasta arriba y ponerme en lo que denomino, modo bolita.

—Febe, quiero ver a mamá —interrumpo a Niels. Miro a mi hermana y me entiende con una sola mirada. Necesito hablar con nuestra madre a solas, al igual que con ella.

No dice nada más, solo asiente y mueve las manos en lo que creo que es un hechizo de magia feérica.

—En realidad —empieza a hablar mientras sigue haciendo el hechizo—. Desde que llegaste a la montaña las hadas más poderosas notaron tu poder. Por eso estaba aquí. No podía quedarme quieta, tenía que ser yo la que te recibiese. Mamá no estaba convencida, decía que podía ser una trampa o cosas así. Sabes cómo es.

—Veo que sigue igual —sonrío con nostalgia.

—Sí, igual de sobreprotectora. Bien. Seguidme.

—¿No hay un atajo o...? —intenta saber Niels.

Con una simple mirada de Gael se calla. En silencio seguimos a mi hermana, que me va contando todo lo que se le pasa por la cabeza. Lo que creía que sería una simple cueva, no lo es. Tengo la sensación de que a medida que avanzamos no lo hacemos en línea recta, que es como si estuviéramos subiendo poco a poco.

Por un momento mi cuerpo se estremece, que estemos en un lugar tan oscuro en el que la única iluminación que hay es la que estamos haciendo nosotros de forma artificial me trae recuerdos a mi encierro...

Noto una caricia suave en mi mano y sin pensarlo mucho entrelazo mi mano con la de Gael, sé que es él el que me ha dado este apoyo sin que se lo haya pedido.

Cuando la luz empieza a vislumbrarse, empiezo a quedarme tranquila.

—¡Y aquí estamos! —anuncia Febe.

En otro momento, me hubiera sorprendido por lo que se muestra delante de mí. Me llevará la misma impresión o incluso mejor que cuando vi por primera vez el reino Lignum. No obstante, permanezco impasible. Me es igual que sea un sitio precioso, porque lo es. Entiendo el motivo por el que se le denomina el reino de los cielos, y no solo por su localización.

A medida que avanzamos, las miradas se centran en nosotros. Supongo que se deben extrañar de encontrar un grupo tan dispar, hombres lobos, vampiros y el hada de fuego. La mayoría de hadas de aquí tienen casi el mismo aspecto que mi hermana y mi madre, son rubios con los ojos claros, azules o grises.

Febe se ha transformado en hada una vez que las primeras personas se han cruzado con nosotros. Tiene alas. Unas muy bonitas.

Ha crecido tanto...

—¿Y mamá? —insisto.

—No tengas tanta prisa, Aerith. No te recordaba tan impaciente.

—Entonces es que no la recordabas bien —matiza Niels—. Lo siento, no he podido evitarlo.

Supongo que nos están llevando hacia el que gobierna este reino, los Sætre. Aunque sea el hada de fuego no puedo presentarme en un reino que no es el mío con vampiros y hombres lobos.

A diferencia del reino en el que estuve, el ambiente es mucho más... distinto. Es como si aquí la gente no tuviese el miedo que había en el Lignum, como si hubiese más paz. No era difícil, seguramente tendrían a alguien mucho más sensato que Salvatore.

—Aerith.

Y ahí está la voz de mi madre. La observo y veo que se queda quieta, sin saber bien qué hacer o cómo actuar. La entiendo, me conoce. Soy yo la que se adelanta para abrazarla.

—Mamá —murmuro—. Te he echado de menos.

Eso parece alegrarla, incluso veo que intenta contener las lágrimas. No se lo esperaba. Pero mi encuentro con Carlin me había hecho replantearme estas actitudes.

—Y yo a ti también, cariño.

—¿Podemos hablar? A solas, nosotras tres —miro a Febe—. Tenemos tanto que decir y...

—Te entiendo, pero primero tienes que hablar con...

—Sí, lo capto. ¿Dónde está quien sea que gobierne aquí? Porque no pienso dejar que ellos se vayan.

No iba a ceder, y si tenía que irme lo haría después de saber que mi hermana y mi madre estaban bien.

—Tenías razón, Charles. Tiene el mismo ímpetu que Camille.

—¿Verdad que sí? —veo cómo el hermano de mi madre se acerca con una mujer que no sé quién es. Quizá es la que manda aquí, o solo alguien que los ha conocido en su estancia— Hola, Aerith. Me alegra mucho de volver a verte.

—Lo mismo digo.

—Soy Celine Sætre —habla la mujer—. La actual gobernante del reino Evighet.

—Aerith —murmuro—. Van a quedarse conmigo —digo mirando al grupo. Gael está a una distancia prudencial de mí y observa a un grupo de hadas que están pendientes de nosotros, deben ser los encargados de defender el reino—. ¿Andrea?

—Me duele mucho que reconozcas antes a mi madre que a mí —Alex se deja ver con esa sonrisa tan característica suya—. Se supone que tú y yo éramos amigos.

—Me cae bien —escucho cómo le susurra Niels a Gael.

—¿Te gustaría dar un paseo conmigo? —propone Celine— Camille, puedes venir con nosotras si quieres. Tranquila, tus amigos van a estar a salvo.

—Yo me aseguro que a mi gran amigo Gael no le ocurra nada —dice Alex—. No prometo hacer lo mismo con los hombres lobo. A excepción de ti, claro que sí, Zara.

Sigo a la gobernante al lado de mi madre, ella no para de observarme de reojo, como si no creyese que estoy aquí.

—¿Seguro que estás bien? —intenta saber mi madre.

—Sí, mamá. Estoy bien.

—Ha pasado tanto tiempo... Yo ya no sabía qué creer, sabía que estabas viva, tenía esa esperanza. Creía que te vería de nuevo, sí, pero tenía miedo de que fuera mucho más tarde...

—Estoy bien y estoy aquí —repito—. Volvemos a estar juntas.

—¿Por qué no te transformas en hada? —sugiere Celine— Estarás mucho más cómoda. Este reino tiene una magia muy poderosa, te sentirás mejor.

Hago lo que me dice porque no quiero contradecirla o enfadarla, no cuando aún no sé qué intenciones tiene o qué me va a pedir.

Tiene razón, al estar en mi forma de hada siento como fluye el poder. Se parece a la sensación que tenía cuando estaba con los Tark, aunque no con tal magnitud.

—Te han crecido las alas —murmura mi madre emocionada—. Son majestuosas, Aerith. Las más bonitas que he visto nunca.

—Lo sé. Tengo mucho que explicarte.

—Y supongo que tiene que ver con el tiempo que pasaste con Godrik —habla Celine—. Lo sé todo, sí. Camille me ha puesto al tanto de toda la situación. También soy conocedora de los vínculos emocionales que tienes con el grupo que has venido. Especialmente con dos de ellos.

En otra situación, estaría molesta, pero con el tiempo que ha pasado es normal que mi madre haya compartido esa información.

—Bien, ¿y qué?

—Relájate. Sois bienvenidos todos. No os echaré.

—¿Qué quieres a cambio? —rebato. He aprendido que nadie quiere ofrece nada sin querer algo por ello.

—Tu mismo carácter —Celine se ríe—. Solo estoy siendo amable contigo. Eres mi nieta después de todo.

No me lo esperaba. Puede que haya pasado mucho tiempo, y que mi madre la haya perdonado, algo que no entiendo. Pero sigue siendo la misma abuela que apoyó el destierro que sufrió por estar embarazada de mí. La misma que no hizo nada.

—Yo no tengo abuela —admito—. Y no quiero escuchar alguna excusa. No soy mi madre o Febe. No las aceptaré.

—Aerith, no seas tan intransigente —pide mi madre—. Si sabes sus razones o...

—Mamá, no. Pudo hacer mucho más de lo que hizo.... ¡Hebe podría estar viva! —grito llena de rabia. Después de hacerlo intento calmarme, no me conviene estar así.

—Podría estarlo sí —admite Celina—. Y me sentí muy culpable cuando supe lo que ocurrió. Pero el pasado es el que es. No podemos cambiarlo.

—No, no podemos. Los errores que cometimos son los que se encargan de recordárnoslo.

—Exacto. El mío fue querer a alguien como Salvatore. Aunque supongo que las mujeres de esta familia somos expertas en elegir al hombre equivocado. Primero yo, después Camille y...

—Yo no me he equivocado en eso —la interrumpo—. Y si tienes pensando hacerme cambiar de opinión, no lo conseguirás. Sé muy bien quién es y cuáles son sus errores.

—Mamá, te dije que no deberías hablarle de eso —murmura mi madre—. Ella aún tiene dudas y...

—No, no las tengo —me he puesto a la defensiva, pero las palabras de Celine han conseguido molestarme—. Has dicho que podemos quedarnos. Así que lo haremos. Quiero empezar a preparar una ofensiva contra Kier y sé que este reino es el único que aún lucha.

—Mañana habrá una reunión del consejo —secunda Celine—. Me parece bien —sonríe y parece que mis palabras no le han hecho daño, que las acepta. Tampoco me reta. Es como si entendiese mi rencor—.¿Necesitas algo? Sé que ha sido un viaje largo.

—De hecho sí. Gael y yo vamos a compartir habitación —anuncio—. Y quiero contactar con los Tark. Godrik me debe una explicación.




Espero que paséis una feliz noche vieja y una feliz entrada de año :). Este es mi pequeño regalito. 

Sé que hace bastante que no subo, la verdad es que estoy bastante out de wattpad porque estoy centrada totalmente en mis libros ya publicados y los que vendrán (jejeje), así que esa es mi motivo de ausencia.

Muchos besitos



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