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Capítulo Ocho

Recuerdo que el capítulo no está editado conforme las nuevas versions 


Intento procesar lo que acabo de escuchar, Gael acaba de llamar a esa vampiresa Carlin y eso me ha dejado totalmente descolocada. ¿No se suponía que estaba muerta? Eso es lo que había entendido al leer su diario, había dejado de escribir de golpe, y las páginas anteriores no eran muy esperanzadoras, sin contar que había rastros de sus lágrimas por esas hojas, ella había llorado, había perdido la esperanza porque sabía que iba a morir. Además, todo aquel que había conocido a Carlin me había dicho que estaba muerta, Gael, lo poco que había hablado del tema lo daba por hecho, incluso Godrik lo había confirmado. Los Tark lo veían todo, eso es lo que me dijo, podían saber qué estaban haciendo todas las hada en cualquier sitio del mundo y había confirmado que estaba muerta, no veían nada de ella, había dejado de estar en su visión.

Pero ahora Gael había dicho que esa vampiresa que teníamos delante era Carlin.

¿Cómo puede ser posible?

¿Es que acaso no es una vampiresa? ¿Sigue siendo un hada de fuego? Porque si es así, no ha usado sus poderes, o al menos que yo lo hubiese visto.

Estaba perdida, no sabía ni entendía nada de lo que estaba pasando ahora mismo, por mucho que lo intentase. ¿Qué hacía con Kier? No tenía sentido, ¿por qué estar con un vampiro? En el diario había mucha rabia hacia Gael por lo que le había hecho y a los vampiros en general, creía que se tenían que eliminar, relataba muchas luchas en las que había participado y los había matado y ahora está con ellos.

Es más, tiene una relación más que cercana con Kier y un tanto íntima, casi como si fueran pareja, ella daba por hecho que él confiaba en ella e incluso había un poco de veneración cuando se refería a él, ¿por qué? Entre tantas dudas hay algo que sí me queda claro.

El misterio de su nombre, si de verdad es Carlin, porque puede ser otra mentira o ilusión, ya no me fío de nada, entiendo que Kier no quisiera que supieran su nombre, ni Niels ni yo, era uno de los ases que tenía bajo la manga para desestabilizar a Gael el día que lo supiera. Como hoy.

Que justo había pasado eso, Gael está ido. Su rostro refleja tanta incredulidad que es incapaz de hablar. Solo mira a Carlin sin pestañear, aunque en su mirada hay mucha duda, por lo que lo conozco, está teniendo una lucha interna para valorar si lo que está viendo es real o no. Tiene todo el cuerpo paralizado, eso sí, no me suelta, sigue agarrándome con fuerza y veo que tiene la mandíbula muy tensa, está valorando si atacar o no.

Me gustaría hacerle reaccionar de algún modo, pero no se me ocurre nada. Lo observo, intentando adivinar qué es lo que está pensando, y solo veo una emoción clara debajo de sus ojos, culpabilidad. Se siente culpable por algo y tiene relación con Carlin.

—¿Te has quedado sin palabras? —ríe ella, pero no se acerca a nosotros, permanece a esa distancia prudencial, como si supiera que Gael está a punto de atacarla— Debe ser duro para ti saber que sigo viva, ¿verdad?

—¿Duro? —articula Gael después de unos minutos y le sale la voz ronca, como si le costase hablar y tuviese un nudo en la garganta. Debe de tener un cúmulo de emociones muy grande en su interior, pero se encarga de no demostrarlas, aunque yo sí las veo, o me supongo que están ahí.

—Sí, sobre todo estando la otra hada de fuego aquí, tu pasado contra tu presente. Es gracioso.

—Yo no le veo la gracia —niega él con un ligero movimiento de cabeza—. Estás viva...

Hay alivio en su voz y su mirada se relaja por un momento, y no lo entiendo. Fue él quien hizo que ella sufriese tanto, todo para recuperar lo que cree que es suyo, o al menos para vengarse de Kier por lo que le había arrebatado. ¿Por qué está así? ¿Por qué sus ojos reflejan eso? La abandonó y la dejó morir, si ella está viva es un fracaso para lo que él quería, podría haberla usado hace años, sin tener que conocerme...

—No gracias a ti —rebate ella y se aparta el pelo con un simple gesto de cabeza—. Me abandonaste, Gael.

—No lo hice...

—¡Sí me abandonaste! —chilla con tanta fuerza que parece que las paredes retumban —Ni siquiera te preocupaste por mí y por saber si estaba bien. Te fuiste sin mirar atrás.

—Estabas muerta, Carlin. No podía hacer nada por ti...

—¿Te reconforta pensar en eso? Porque estabas equivocado, no estaba muerta. Tú me dejaste morir. Decidiste que mi vida no valía la pena...

—Carlin...

—No quiero tus patéticas excusas, llegan con siglos de demora —tengo la sensación de que se han olvidado de mí, incluso creo que sobro—. Aunque quizás sí debería hacer que hablases, así nuestra amiga Aerith sabe cómo eres de verdad y se quita esas ideas de la cabeza.

—Si hubiera sabido que ibas a vivir no...

—Sabes que sí lo hubieras hecho —rebate ella—. Me usaste, Gael. No quieras adornarlo o decirlo de otro modo. Querías mi poder para acabar con Kier. Del mismo modo que también querías eso cuando conociste al hada de fuego que llevas en brazos.

—Carlin...

Nunca he visto a Gael de ese modo, no le salen las palabras, no es autoritario y no la interrumpe. Es como si quisiera que ella hablase, ¿por qué?

—Supongo que te debes preguntar mi historia —Carlin se dirige a mí con sus ojos rojos—. O debes estar pensando en quién soy, aunque creo que debes saberlo... Tengo esa intuición. Gael debe habértelo contado, aunque de forma breve.

—Me leí tu diario —admito—. Lo sé todo sobre ti.

—¿Segura? —pero noto algo de duda en su voz, no se esperaba que hubiese leído su diario— Hay cosas que no escribí, incluso mentí...

—Creo que no recuerdas mucho lo que pusiste en esas páginas y cómo te expresaste. Fuiste muy clara, Carlin.

—¿Piensas que leyendo unas cuantas páginas me conoces?

—Quizá no, pero Godrik también me dijo ciertas cosas de ti y estaba muy convencido de lo que decías.

De nuevo veo emociones en la mirada de Carlin, por unos segundos no se muestra tan segura de sí misma, sus ojos también reflejan duda.

—Así que conociste a los Tark... —da por hecho y parece que quiere desviar el tema de Godrik— Me sorprende, no suelen reunirse con...

—¿Con? —quiero saber al ver que se ha quedado callada.

—Con gente como tú, siempre he pensando que eres una vergüenza, que es una lástima que tú seas el hada de fuego, un desperdicio de poder.

—Tienes envidia de ella, Carlin —habla Gael antes de que yo pueda responder—. Tu aroma ya no es el mismo, no hueles como solías hacerlo...

—Oh, qué romántico, se acuerda de mi olor... —se mofa ella.

—Sabes tan bien como yo que las hadas oléis muy bien, no es que me acuerde del tuyo, es que ya no hueles bien... Tienes el mismo olor que un...

—¿Que un qué, Gael? —sonríe ella.

—Que un vampiro... ¿Es eso si quiera posible? Eras una hada y ahora...

—Sí, soy como tú. Gracioso, ¿verdad? Yo no creía que sería posible, pero aquí me ves.

—Pero...

—Deja de interrumpirme —gruñe ella—. Quiero contarle mi historia a Aerith.

—¿Y si no quiero oírla?

—Es una pena, lo vas a escuchar. No puedes moverte, estás demasiado débil para eso y Gael no parece muy dispuesto a irse... Sabía que le afectaba, pero verlo de forma directa me encanta. Tantos años y sigue igual.

—Te equivocas, Carlin. Nunca me afectase del modo en el que crees.

—¿Seguro? Soy tu pasado, quieras aceptarlo o no —parece que va a hacer un movimiento, o eso es lo que cree Gael ya que da un paso hacia atrás y dándole la espalda, intentando protegerme con su cuerpo—. No voy a hacerle nada, no aún. Quiero contarle mi historia a Aerith para que así sepa lo que le puede pasar a un hada que confía en un vampiro —hace una pausa, que parece más para intentar darme más curiosidad que otra cosa—. Cuando Gael me abandonó, porque fue lo que hizo, no estaba muerta, muy débil, eso sí. Pero seguía con vida. Aunque a él no le importó aunque diga ahora que sí. Se fue a toda prisa porque Kier estaba detrás de su pista, sabía su localización...

—Carlin...

—¡Deja de interrumpirme! —chilla— Llevo meses queriéndole contar esto al hada de fuego, pero no podía...

No me gusta estar en brazos mientras Carlin se está dirigiendo a mí, me hace sentir indefensa, así que haciendo uso de la poca fuerza que me queda, bajo al suelo. Al principio me tambaleo un poco, sigo estando muy débil, aunque debería empezar a recuperarme al no tener el veneno en el cuerpo. Gael me observa, sorprendido que me haya soltado, pero no me lo impide, solo evita que me caiga.

—¿Por qué no podías? —murmuro con la respiración algo acelerada del esfuerzo que acababa de hacer, mi cuerpo aún no estaba bien.

—Kier me lo prohibió —ella sonríe—. Quería el efecto sorpresa, es una pena que él no esté aquí... Volviendo a lo que contaba, yo estuve encerrada por culpa de Gael y cuando creyó que no me podía usar más, o que ya no le servía me abandonó.

—¡No respirabas!

—Sí lo hacía, pero usé el poco control de mis poderes que me quedaban para hacer un hechizo de magia féerica para ralentizar mi respiración y de ese modo, seguir sobreviviendo, demostrarte que no era débil, intentando hacerte cambiar de idea... Lo que no me esperaba es que me dejases atrás. ¡No podía salir! Me condenaste. Estuve así durante largos días, no sabría decir cuántos, me aferraba a la poca vida que me quedaba, y cuando me rendí, en ese momento, apareció Kier. Y me salvó la vida.

—Querrás decir que te convirtió en vampiresa... —la corrige Gael.

—Me salvó la vida —repite Carlin—. Cuando me encontró estaba tan débil que no podría haber sobrevivido por mí misma...

—¿Y estás segura de ello? Porque sería muy conveniente para él tenerte de su lado, ¿no crees?

—Sabía que intentarías hacer esto —ríe ella—. Hacerme dudar. Siempre has sido un experto en hacer creer a la gente lo que a ti te conviene. No había otra opción, Kier me salvó la vida. Si no fuera por él estaría muerta... y yo quería seguir viviendo.

—¿Y tus alas?

—¿Qué te importa? Si realmente te preocupases por mí hubieras hecho las cosas de forma distinta. ¡O incluso hubiera venido a rescatarme como has hecho con ella!

—Era una de las cosas que más valorabas —musita ignorando lo que después le ha dicho. Carlin está celosa, hasta yo me doy cuenta—. Estabas muy orgullosa por lo grandes que eran. Y ya no las tienes. Tú siempre estabas en tu forma de hada, incluso cuando te encerré...

—Lo más bonito de un hada son sus alas, a cuanto más poderosa, más grandes son —murmura ella—. Por eso me resulta tan patético que seas un hada de fuego —escupe las palabras mirándome—, tus alas son pequeñas, como si no las tuvieras.

—Carlin, ¿y tus alas? —vuelve a preguntar Gael, haciendo que la atención de ella vuelva a estar en él.

—Ya no tienes ese efecto en mí. No voy a responder a tu pregunta.

En un rápido movimiento, Gael vuelve a cogerme en brazos y empieza a avanzar a paso lento, analizando la situación poco a poco. No se fía de ella.

—Hay algo que no entiendo —habla él mientras sigue caminando hacia la salida—. Tú siempre has sido muy clasista con las otras criaturas sobrenaturales... ¿Por qué vivir así?

—Porque es seguir viviendo...

Hay un temblor en el suelo y pocos segundos después Niels aparece a toda prisa.

—Pero ¿qué hacéis aún aquí? —gruñe al vernos— Gael, llévatela.

—Estoy en ello, Niels.

—Así que eres un traidor —habla Carlin—. Kier tenía razón, el lazo con tu creador es muy fuerte.

—¿La conoces? —pregunta Niels.

—¿Tú no sabes quién es? —rebate Gael a lo que Niels niega— Es Carlin.

—Carlin... ¿tu Carlin?

—La misma —sonríe ella—. Qué satisfacción ver tu cara de sorpresa al ver quién soy.

—Vale, esto no me lo esperaba —admite Niels—. Pero repito, llévatela de una vez. Dudo que el chico hada que está causando los temblores pueda ganar mucho más tiempo. Están viniendo más vampiros y tampoco somos tantos...

—Sí, lo sé —murmura Gael.

—Yo me encargo de Carlin, huid —habla Niels—. La retendré.

—¿En qué momento os he impedido el paso? —Carlin sonríe y vuelve a apartarse el pelo— No he ofrecido ningún tipo de resistencia a que paséis...

—¿Por qué estás intentando ganar tiempo? —pregunta Gael— Kier no va a volver a tiempo, es imposible. Te conozco, tú no cuentas nada si no quieres o esperas algo a cambio. Carlin, ¿qué es lo que pasa?

Y de repente, la vista se me vuelve a nublar, pero es diferente a como me pasó estando encerrada así que cierro los ojos en un intento de calmarme. Tiemblo y noto que estoy ardiendo, lo que hace que me sorprenda de inmediato y al intentar decir algo, la boca me sabe a sangre y a algo más, aunque no sabría decir qué. Sudo y me entran escalofríos, es una sensación tan extraña que empiezo a asustarme. Cuando abro de nuevo los ojos, veo que el suelo está lleno de sangre, de mi propia sangre, que me sale por la nariz, por las orejas, la boca e incluso estoy llorando sangre.

¿Qué es lo que me está pasando?

—Tan listo como siempre, Gael —Carlin se acerca a mí, coge con el dedo un poco de sangre y la huele—. Por esto quería ganar tiempo. Porque sabía que pasaría.

—¿Qué es lo que le has hecho? —gruñe Gael lleno de rabia.

—¿Yo? Nada. Es su cuerpo el que se lo está haciendo solo.

Gael va tan rápido que no me doy cuenta de que me deja en los brazos de Niels, para acorralar a Carlin contra la pared y levantarla del suelo por el cuello.

—¿Qué es lo que le pasa? —su tono es tan serio que hasta a mí me da respeto— ¿Qué le has hecho a Aerith?

—Repito —murmura Carlin que le cuesta hablar por la fuerza que hace Gael—. Yo no he hecho nada. Es su cuerpo.

—Carlin —Gael aprieta más y su mano está encima de la zona en la que debería estar su corazón—. Sabes que no dudaré en hacerlo.

—No puedes matarme... No podrías con la culpabilidad.

—Por ella y para que siguiera viva estría dispuesto a tener ese sentimiento el resto de mi vida. ¿Qué es lo que le pasa a Aerith?

—Supongo que sabes cómo se obtiene el veneno para hadas... —tose— Durante todo este tiempo el veneno no ha sido otro que mi propia sangre, yo no dejo ser un hada muerta. Kier quiso probar si mi sangre servía para sus objetivos. Y sí lo hace, y es mucho más efectiva que las otras, supongo que el hecho de que sea ahora una vampiresa hace que sea todavía más potente.

—Eso no me da una respuesta —amenaza Gale, que ya tiene la mano dentro del cuerpo de ella—. Estoy rozando tu corazón, ¿lo notas? Un solo movimiento y mueres.

—No puedes hacer nada por ella, Gael. Va a morir, es una pena. Y no podrás salvarla.

Hay otro temblor, lo que hace que Gael pierda el agarre de Carlin y esta huya a toda velocidad, intentando salvar su vida.

Ahí es cuando me fijo bien en la mirada que tiene Gael...

Llena de miedo a perderme.









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