Capítulo Diecinueve
Recuerdo que no está editado :)
Nos quedamos en silencio durante un tiempo, y yo aprovecho para repasar mentalmente todo lo que acaban de decir, aunque no entiendo por qué ahora todo el mundo se ha quedado callado. ¿Están esperando una reacción por mi parte? Sí, soy impredecible, actúo según lo que me parece en cada momento y me rijo por las emociones que estoy sintiendo en ese insante, pero no hace falta que se callen por mí.
Sé que Blake sigue con sus ojos azules clavados en mí, observándome, intentando saber qué estoy pensando en este momento. Siendo sincera, ni yo misma sé con claridad qué es lo que se me pasa por la cabeza, sigo teniendo demasiadas cosas en ella, demasiadas cosas que procesar. Lo único que sé con seguridad es que quiero ver ya a mi hermana y a mi madre lo más pronto posible. ¿Pido tanto?
—Muy bien —hablo intentando tomar la iniciativa de la conversación—. Ahora que sé dónde se encuentra ese reino solo queda saber cómo llegar hasta ahí, ¿no?
—Lo mejor es que no llamemos mucho la atención —sugiere Blake. Es decir, sigue con la idea de que va a venir con nosotros.—-. Por tanto, nada de que la llevéis con vuestra velocidad de vampiros, os detectarían.
—¿Por qué das por hecho cosas que ni siquiera hemos dicho? —Niels chasquea la lengua y alza una ceja— Nos toma por tontos, Gael.
—No ha dicho eso... —Me sigue sorprendiendo que en lugar de enfadarse o responder él mismo, sea Niels el que esté sacando la cara todo el tiempo por Gael. ¿Por qué lo hace? Antes, o mejor dicho, años atrás, porque ese era el tiempo que había pasado en lugar del que yo creía, que todo sea dicho, se me seguía haciendo raro pensar así, siempre respondía a los ataques verbales absurdos o provocaciones de Blake. Ahora no. Y no lo entiendo. ¿Con el paso de los años se ha vuelto insulso? No le pega.
—De hecho, sí. Lo he dicho —afirma Blake—. No es que vuestros planes hayan resultado muy exitosos, ¿o me equivoco?
Eso sí genera una reacción en Gael, que pasa el peso de su cuerpo de una pierna a otra y cruza los brazos, marcándosele mucho mejor los músculos de los brazos.
—¿No son exitosos? ¿De verdad? —rebate con una ceja alzada observando a Blake. El hombre lobo no le aparta la vista, más que una lucha de miradas parece una de egos.
Yo espero algo más, otra reacción, que digan algo más. Y no soy la única. La tensión se palpa en el ambiente.
—Tu último plan hizo que se perdiese la vida de muchos hombres lobos. Yo eso no lo considero exitoso.
—Creía que el objetivo principal de esa misión era rescatar a Aerith —Niels es el que habla de nuevo—-. Y yo la veo aquí, muy viva y bien, ¿soy el único? Decidme que no me he vuelto loco y veo Aeriths delante de mí.
—Entendemos tu punto, vampiro —Joseph escupe esas palabras con rabia—. No hace falta que uses la ironía con nosotros.
—Papá, no te metas —ordena Blake—. Y deberías decirle lo mismo a tu lacayo —se dirige a Gael—. Parece más dispuesto a contestar por ti que tú mismo. ¿Ahora lucha tus batallas?
—Quizá porque yo tengo algo que se llama respeto. —Gael sigue con la misma posición que antes, aún con los brazos cruzados y me va mirando de reojo más de una vez, observando mi reacción—. Sé que a Aerith le importas más de lo que mereces, para tu suerte, si no fuera así no estarías aquí, te lo aseguro. No quiero decir nada fuera de lugar para que ella se sienta mal, culpable o incómoda por mi culpa. Ya tiene suficientes problemas ahora mismo para que nos comportemos como dos niñatos inmaduros intentando demostrar quién es mejor o qué ha hecho el otro por ella.
Eso me sorprende. Es decir, se está controlando para que yo no me sienta peor de lo que ya me siento por mis propias cosas. Está anteponiendo mis intereses a los suyos. Sé que no es la primera vez que lo hace, no obstante, es la primera vez que me doy cuenta en el mismo momento.
—Qué considerado por tu parte —se mofa Blake—. Ahora parecerá que te importa y todo.
—Déjalo, Gael —es Mia la que se anticipa a la contestación del vampiro o la de Niels—. Está claro que la manada de hombres lobos de West Salem está dirigida por un niñato inmaduro —Blake va a hablar pero Mia alza la mano y niega con la cabeza—. Ni se te ocurra contradecirme o atacarme, no te conviene. Nadie me manda ni me exige nada.
—Entonces, ¿qué haces aquí, elfa? —pregunta Joseph— Creía que los de vuestra especie no se interesan por los problemas de las otras criaturas, a las que consideráis inferiores.
—El hada de fuego —me mira y se ríe—. Lo siento, la costumbre, el hada elemental —matiza y Lydia se hace notar—, Aerith, es alguien importante para Lydia. Y Lydia es de lo más importante de mi vida, todo lo estoy haciendo por ella.
—Si es así, devuélvele los recuerdos que le robaste cuando era pequeña —exige Blake—. Merece tenerlos de vuelta.
—Eso dice tan poco de ti, alfa —la voz de Mia es tan tranquila que parece que no esté diciendo nada o lo diga sin que se implique mucho, como si no le importase. Pero por lo poco que he tratado con ella, la forma en la que lo está mirando no es para nada amable.
—¿Querer que recuerde cuando nos conocimos de pequeños es algo malo?
Mia va a seguir hablando, sin embargo, soy yo la que ahora alza la mano para decirle que no hace falta que siga.
—Mia me ha devuelto los recuerdos, es lo primero que le he pedido al verla. Necesitaba esa parte de mí de vuelta, necesitaba entender mejor las cosas...
—¿Y no dices nada? —está dolido. Es curioso cómo de un día para otro sus ojos han pasado a ser igual de expresivos como solían ser. Quizá lo de ayer fue solo una fachada, o quizá ahora Blake tiene dos caras —¿No has recordado nada de nosotros?
—Este es tonto —murmura Niels y le saca una sonrisa a Lydia.
—Que consideres que Camille le borró los recuerdos por ti dice mucho de tu egocentrismo, alfa —Mia no se calla. Creo que pese a sus contestaciones, su claro sentimiento de superioridad y su arrogancia, me cae bien. Está demostrando ser bastante clara y eso es algo que valoro—. Había muchos recuerdos dolorosos, sobre todo los relacionados con su progenitor.
—Creía que Jake siempre te había tratado bien —Joseph está sorprendido—. Camille nunca me dijo realmente lo que había pasado. Solo de un día para otro os fuisteis sin decir nada y cuando regresasteis nunca quiso hablar mucho del tema. Solo pensé que...
—Tampoco mereces que mi madre te de explicaciones. ¿Podemos volver a cómo iremos al reino Evighet? —intento dirigir de nuevo la conversación a lo que a mí me interesa. No quiero hablar más de Jake o de esos recuerdos. No merecen que pierda el tiempo.
—Iremos en coche —asegura Gael—. Es lo más seguro.
—¿Lo es? —rebate de nuevo Blake. Parece un niño pequeño que le pone pegas a todo, me está poniendo nerviosa.
—Los vampiros no suelen estar acostumbrados a viajar de una forma que no sea con su propia velocidad. O al menos los que están bajo el mandato de Kier.
—Exacto, nunca ha sido muy fan de los avances tecnológicos o que tengan en relación con los humanos —secunda Niels.
—Cierto, que has pasado tiempo al lado de ese vampiro.
—Sí, siglos —Niels mira a Blake—-. Seguramente más que los de tu estirpe lleva existiendo.
—¿Y cómo sabemos que eres de fiar? Quizá es todo una estrategia.
—Blake, suficiente —pido—. Me estás poniendo de los nervios, ¿puedes parar? —ignoro la mirada que me hace y me dirijo a Gael—. En coche, bien, ¿cómo los conseguimos?
—Sigo teniendo una buena colección de coches a mi disposición.... Usaremos un par, o quizá más, depende de cuantos lobos quieran venir...
—Los que hagan falta. No me fío de vosotros en cuanto a la seguridad de Aerith.
—Claro, el experto en proteger hadas, que se las saca de encima —gruñe Niels—. Aerith con Gael y conmigo estaría más que a salvo. Gael moriría por ella, por salvarla. Y yo moriría por Gael, y por Aerith también, creo, es decir, es como la pareja de mi mejor amigo... En fin, no viene al caso.
—¿Cuántos vendrán? —exijo saber— No quiero muchos hombres lobo cerca, no me fío de ellos.
—Siempre te has llevado mejor con los vampiros, ¿no? —suelta Joseph con rabia.
—Y tú siempre has sido un cobarde —sonrío, no me amilano ante él—. ¿Algo más? Tengo ganas de perderlo de vista.
—Mañana, antes de que salga el sol, saldremos por el camino que está más al norte. Si no estáis a esa hora, nos iremos sin vosotros —anuncia Gael—. No vamos a esperaros. Me importa poco lo que queráis.
Joseph hace ademán de irse, al contrario que su hijo, que se queda quieto, mirándome. No ha dejado de hacerlo en todo lo que ha durado la conversación, tanto de forma directa como de reojo.
—Aerith, ¿podemos hablar? —pide casi en un susurro.
No, no quiero hablar con él, sigo molesta. Si ahora decidiera tener una conversación no estaría siendo justa, porque estaría priorizando más lo que siento en este momento que la realidad de las cosas, no sería fría ni tampoco racional. Así que me quedo callada, mirándolo, sin saber qué decir. Esperando que entienda que no es el momento.
—Lobito, ¿a qué esperas para irte? —apremia Niels— Estorbas.
—Niels... —Gael reprime una carcajada.
—No digo nada que no sea cierto, Aerith no quiere hablar contigo, o eso es lo que estoy entendiendo yo. Tu padre se está yendo, márchate, ¿no?
—Esperad —Mia interrumpe esta pequeña discusión—. Tengo que lanzaros el hechizo, yo ya no os veré hasta que volváis.
Me sigue sorprendiendo lo efectiva y poderosa que es la magia élfica, sin decir palabra Mia va pasando cerca de cada uno de nosotros y con gesto de mano lanza el hechizo, o eso es lo que creo, luego de eso mira a Lydia, metiéndole prisa para irse.
—Vas a volver —me dice—. Me niego a volver a perder a mi mejor amiga tanto tiempo, ¿de acuerdo? Así que vas a volver, lo sé. Me he convencido de ello.
—Tampoco es mi intención, Lydia —me río y no me aparto cuando me abraza, sé que lo necesita, es su forma de ser—. Iré con cuidado.
—No creo que lo hagas, pero sé que vas a estar protegida, al menos por ellos dos.
—Lydia...
—Entiendo que no quieras hablar con él, no ahora. No te juzgo. No hagas locuras. Aunque creo que te pido un imposible.
Vuelve a abrazarme y se va con una gran sonrisa al lado de Mia. Tanto Blake como Joseph se han ido, sin despedirse, y mejor para mí, no quiero ver de nuevo a ese hombre que ha causado tanto daño a mi familia. Solo queda Niels, que se está riendo mientras señala por la ventana.
—Se ha quedado un buen día, ¿no? Hace buen tiempo.
—Niels...
—¿Qué pasa, Gael? ¿Molesto? Porque si es así me dolería que me lo dijeras. Tantos años que hemos tenido que estar separados y ahora... Ahora quieres que me vaya, que no me quede contigo. Me dueles. Sufro.
—Nadie te está echando —murmuro—. Te gusta mucho exagerar.
—¿A mí? Para nada. Solo soy... así. Y tranquila, sé que no me estáis echando, pero que queréis estar solos. Lo entiendo, lo capto. Sin embargo, me gusta mucho molestar a Gael.
—No me molestas, siento decírtelo —el aludido se encoge de hombros—. Te conozco muy bien.
—Ya, es que nunca molesto, soy demasiado adorable para hacerlo. Nos vemos mañana. No hagáis nada que yo no haría, o mejor, hacedlo. Así se le quita la cara de amargado aquí a mi amigo.
Le da unas palmadas a su amigo en la espalda mientras sigue riendo y desaparece haciendo uso de sus capacidades de vampiro, dejándonos solos a Gael y a mí.
—Puedes ir a descansar si quieres —sugiere intentando que no me sienta incómoda —. O si quieres estar sola también puedes ir ahí. Es más, puedes ir a cualquier rincón de la casa, lo que estés más cómoda.
—¿Te extrañaría si digo que no quiero estar sola? —susurro— Si lo estoy pienso demasiado... Y creo que eso sería contraproducente para mí.
—No, no me sorprende. Al menos hoy reconoces que no quieres estarlo.
—¿Te molesta si te hago preguntas? Quiero intentar saber lo que ha pasado durante todo este tiempo, poner un poco en orden todo.
Asiente y aprovecho para preguntar cualquier tontería que me pasa por la cabeza, que va respondiendo de inmediato. Durante todo este tiempo ha estado luchado y convenciendo a diferentes especies sobrenaturales que se unieran a la causa, sin mucho éxito. Era complicado que confiasen en un vampiro como él, y más siendo quien era. Por mucho que les dijera que yo estaba de su lado, o al menos del lado de eliminar a Kier, no era suficiente si yo no estaba ahí. Pero no me lo dice con reproche, es más, lo entiende, dice que él haría lo mismo. Todo lo que me cuenta me parece interesante, pero no lo que realmente quiero saber. No me atrevo a preguntarle si en estos años ha estado con otra persona o ha rehecho su vida... Sería egoísta por mi parte hacerlo.
—Pero sabía que volverías —admite al final—. Solo quedaba saber cuándo.
—¿Tan seguro estabas?
—Sí. Sabía que no dejarías a tu familia atrás. Ellas son lo más importante para ti, no ibas a desaparecer sin más.
—Tienes razón. Si por mí fuera no me hubiera ido así o sin despedirme...
—No había otra opción —murmura—. No se me olvidan esos momentos por mucho que haya pasado el tiempo. Verte tan débil, al borde de la muerte...
—A mí tampoco se me olvidan —admito—. Como las palabras que tú me dijiste antes de que desapareciese...
—No vamos a hablar ahora de eso, Aerith —niega con la cabeza.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Porque no es el momento adecuado. Habrá tiempo para hablar de ello. No ahora.
—¿Y si yo quiero que sea ahora? —rebato.
—Aerith, no es el momento...
—Sé que quizá no lo es, que tengo demasiadas cosas en mente, pero necesito al menos tomar una decisión por mí misma. Y necesito... —me doy cuenta de que no debería haber dicho esa palabra así que rectifico casi de inmediato, pero es demasiado tarde— Quiero saber si tú...
Estoy balbuceando y me siento estúpida. ¿Por qué me está pasando esto?
—¿Si sigo sintiendo lo mismo que hace años? —asiento de forma sutil y lo miro, intentando no mostrarme nerviosa, aunque lo estoy— De acuerdo, si quieres hablar de esto, lo haremos. Sí, sigo sintiendo lo mismo que hace años. Estoy enamorado de ti. De una forma en la que nunca he estado en mi milenio de vida. No sé por qué, o cómo, pero cuando estoy a tu lado me haces sentir vivo, como si tuviera un motivo real para vivir, le das sentido a mi inmortalidad —suspira e intenta apartarme la mirada, pero al final no lo hace—. Cuando te conocí di por hecho muchas cosas de ti, pensé que serías como Carlin, que sería fácil ponerte de mi lado, también por tu edad, eras muy joven, creía que sería fácil usarte. Pero me sorprendiste —sonríe mientras niega con la cabeza—. Me diste muchas lecciones y yo... Yo caí. Me atrapaste de inmediato. Eres inolvidable, por mucho que hayan pasado los años eso sigue igual. Estoy cautivado por ti, por tu fortaleza, por tu forma de ver el mundo, por tus virtudes... Incluso me gustan tus defectos, aunque me gustaría que no fueras tan impulsiva porque te pones en peligro. —vuelve a negar con la cabeza y sonríe—. ¿Eso era lo que querías oír?
Escuchar esto en lugar de tranquilizarme, me ha puesto más nerviosa. Sí, era lo que quería oír. Pero ¿estaba preparada para hacer yo lo mismo? Le había pedido algo a Gael que ni yo misma había hecho, ni antes ni ahora. Aceptar lo que sentía, y verbalizarlo, era una de las cosas que más me costaban. Además, ¿qué había visto en mí? Porque sigue diciendo que soy inolvidable y yo... yo sigo sin saber bien quién soy.
—No voy a mentirte —sigue hablando—. Te quiero, Aerith. Quiero estar contigo. Pero sé que la situación no es la mejor, que no es el momento, como ya he dicho, y que lo que menos importa ahora mismo es lo que siento yo. Soy consciente de todo eso, sin embargo, eso no obvia el hecho de que estoy enamorado de ti y que por ti haría cualquier cosa. No te presionaré, es más, es la última vez que hablaré de ello si tú no vuelves a sacar el tema.
—Gael...
—Creo que ahora sí que necesitas estar sola. Al menos para comprender todo lo que te he dicho.
No obstante, antes de que se pueda ir le cojo de la mano. Es una reacción casi sin pensar, pero no quiero que se vaya, no sin antes hacerle saber de algún modo que yo también siento algo por él. Sin embargo, no estoy preparada para reconocerlo aún en voz alta.
—No hace falta que lo digas, sé que todavía no estás preparada. Yo lo sé, Aerith. Aunque no lo digas, lo sé. Tus ojos te delatan, siempre lo han hecho, han ido en contra de tus palabras en muchas ocasiones. Y si no fuera así, me hubieras matado hace tiempo, has tenido muchas oportunidades. Sé que me quieres, Aerith. Lo sé.
Muchos besos xx nos leemos pronto
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro