Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Cuatro

RECUERDO QUE ESTO ES UN BORRADOR Y NO ESTÁ EDITANDO CONFORME LA NUEVA VERSIÓN. BESIS.


Miro con rabia a Niels, que sigue estando muy pendiente de mí. Me ha obligado a tomar esa poción porque así lo quería, no ha tenido en cuenta mi opinión. Se lo había dicho, no quiero recuperar la esperanza, no quiero tener paciencia, no quiero nada de eso. Solo quiero que esto acabe, esta tortura innecesaria.

En otras ocasiones aunque he tenido veneno en el cuerpo he podido hacer fuego, antes de que me aumentasen el veneno era un ejemplo, esta vez no lo había conseguido aunque lo hubiese intentado todo, pensar en todas las cosas que me generan emociones, ya sean buenas o malas, pero nada. No había funcionado, no había podido generar fuego.

Solo he sentido un vacío tan grande en mi interior que me he sentido extraña. ¿Es por eso que Kier me aumentó la dosis? ¿Para quitarme mi poder? ¿Es eso si quiera posible? Yo si no puedo hacer fuego... No soy yo. Sería quitarme la parte de mí más importante, la que me hace ser lo quien soy.

Aunque desde que el líquido ha pasado por mi garganta he recuperado la plenitud de mis sentidos. Todo vuelve a estar como antes, veo con claridad, no siento que no puedo más. Estoy recuperada.

Es cuando me fijo mejor en el vampiro que tengo delante, hay algo en él que me recuerda a Gael. Quizá es su barba, he visto a pocos vampiros que lleven, o su aire de confianza. No sé qué es, porque no podría ser más diferente. Es castaño, aunque quizá con una mejor iluminación podría pasar por rubio. Su expresión es tan seria que hace que se le marque mucho más la mandíbula, algo más cuadrada de lo habitual. Tampoco quiero mirarlo demasiado, no me siento cómoda. Aunque no he podido evitar fijarme que en sus ojos no hay la locura que presentan otros secuaces de Kier, tampoco se ve ninguna emoción extraña. Es normal. Lo que hace que no entienda nada.

—Aerith, deja de preocuparte —murmura Niels que no ha dejado de observarme—. Ya se te han curado las heridas, la poción ha hecho efecto.

—Una que no quería tomar... —recuerdo.

—Ha sido lo mejor para ti, he tomado la mejor decisión.

—La que tú creías que era la mejor... —reprocho.

—¿No te encuentras mejor? —sonríe y ahora a mí también me está recordando a una conversación con un adulto, en concreto con mi madre cuando me decía lo que debía hacer.

De hecho, sí. Me siento casi por completo recuperada, el cuerpo no me duele ni noto que tengo heridas abiertas de las que sale sangre. No obstante, el vacío sigue ahí. Y tener el veneno conectado tampoco ayuda a que me sienta del todo perfecta. Niels me observa, está preocupado por mí, o es lo que sus ojos delatan. Hay preocupación genuina debajo de sus orbes verdes. ¿Eso es que no se esperaba que no pudiera hacer fuego? ¿O es que de verdad le importa que esté aquí?

Si Gael le había enviado tal y como había dicho, sabía a qué vendría, es decir, siendo realista Kier no me iba a retener sin hacerme nada. Eso ya lo sabía antes de estar capturada, todos lo sabían.

Gael.

Que Niels lo haya nombrado hoy de nuevo me hace pensar en él otra vez, solía pensar a veces en la gente que me importaba, en mi madre, en Febe, en Matt, en Alex, en Blake y en él... No quiero que venga a rescatarme, ya se lo he dicho. No porque no quiera salir de aquí, que quiero aunque no tengo esperanza, es que no quiero que le pase nada por mi culpa. Kier lo había dicho, tenerme aquí era también una ventaja para él, porque sabía que Gael iría a por mí. Era el anzuelo perfecto para su trampa.

No soportaría que lo capturasen por mi culpa y por querer emprender una misión suicida para rescatarme, no valgo la pena.

—Me sentiría bien si me sacaras el veneno, si haces eso, sería feliz —murmuro al notar que Niels espera que le responda.

—Oh, querida. Eso no va a pasar. Siento decirlo —estaba tan concentrada en fijarme en el vampiro que tengo delante que ni me he dado cuenta de que han abierto la puerta. Ahí, en el marco, está Kier junto a la vampiresa de siempre, parecen inseparables—. No somos tan inconscientes, nos intentarías abrasar vivos.

—¿Y si lo pruebas? —lo reto, aunque no sé por qué lo hago. No va a servir de nada. Debería dejar de hacerlo.

—Veo que va recuperando su espíritu más guerrero, bien hecho, Niels.

—Sabes que siempre cumplo con mi trabajo.

—Aunque los guardias de fuera acaban de decirme que ha sido todo demasiado... silencioso. ¿Por qué? Aerith suele tener una lengua muy viperina, más con la gente que no conoce.

—Quizá ha sido porque el hada de fuego estaba tan débil que no podía hablar ni decir nada para mostrar su carácter.

—Tiene lo que se merece —gruñe la vampiresa—. Es nuestra prisionera —Kier la mira con una ceja alzada—. La prisionera de Kier —rectifica—. Bastante bien está para eso, yo la tendría peor si fuera solo mi responsabilidad.

—Créeme, lo sé. Creo que todo el mundo lo sabe, tus métodos sádicos... —ríe Niels— A todo esto, ¿algún día me dirás tu nombre?

—¿Para qué quieres saber su nombre? —pregunta Kier.

—No sé, tantos años aquí y sigo sin saber cómo se llama la vampiresa que siempre está a tu lado. Es curioso. Poca gente lo conoce, no te ofendas, preciosa, pero te apodamos como la sombra de Kier.

La vampiresa quiere responder, pero Kier le hace un gesto con la mano para que no lo haga. Creo que a ella le molesta que no se sepa cómo se llama, es decir, es cosa de Kier que no se sepa. Y no la entiendo.

—Deberías saber su nombre —comenta Kier como si nada, se ríe y me observa para remarcar—. Sobre todo por la historia que tiene con Gael...

—¿Aún dudas de mi lealtad? —rebate de inmediato Niels con un tono entre dolido y convincente— Tantos años, centenares, a tu lado, ¿y sigues dudando de mis intenciones? Porque si es así, mátame. Sería todo más fácil.

—¿Quieres que te mate? —pregunta Kier con las cejas alzadas.

—No he dicho eso. Digo que lo hagas si dudas de mí. He hecho todo lo que me has pedido durante siglos. He rastreado a tus enemigos, les he dado caza, te he dicho muchas veces en qué sitio se encontraba Gael... Y podría seguir durante largos minutos hablando de mis múltiples logros.

—Soy consciente de todo ello —admite Kier—. Pero no se me olvida que antes fuiste humano, esos detalles son importantes. Y el linaje es un vínculo muy fuerte entre vampiros, lo sabes. No dejas de ser la progenie de Gael... La única que ha hecho, que yo tenga constancia. Nunca fue muy fan de convertir a alguien en vampiro, y aquí estás tú, convertido por él. El único vampiro que solo lleva la sangre de Gael. ¿Entiendes que pueda dudar? El vínculo de un vampiro creador con su progenie es muy fuerte. Demasiado. Y si le incluyes que eres su único convertido...

—No, no lo hago. Si fuera tan importante lo que dices no estaría aquí, estaría con él.

—Lo sé. Esa fue una de mis primeras victorias contra Gael —Kier sonríe, regodeándose en sí mismo—. Por eso estás vivo. Creo en lo que haces, me has sido de mucha utilidad y lo seguirás siendo en un futuro. Eres de mis mejores rastreadores —entonces me mira de forma fija—. Querida, no me olvido de ti. ¿Cómo te encuentras?

—¿Para qué malgastar saliva si ya sabes la respuesta?

—Sí, pero quiero saberlo por ti misma. Ya sabes, por el hecho de querer ser tu amigo y empezar a coger confianza.

—No quería que la curase —habla Niels—. La he tenido que obligar.

—¿Y eso? —pregunta la vampiresa— No tiene ningún tipo de sentido.

—Dice que no quiere tener esperanza, que si la curaba la volvería a tener —repite Niels las palabras que le he dicho y me siento traicionada, ¿de verdad está del lado de Gael o solo lo ha dicho para tenerme contenta? Porque yo ya lo dudo—. Me ha dado a entender que quiere morir.

—¿Y se supone que tiene carácter y espíritu? No deja de ser una adolescente que no sabe lo que quiere en la vida. La peor hada de fuego que podría haber nacido en este siglo —murmura la vampiresa—. ¿Para qué seguir teniéndola con vida? Es una pérdida de tiempo y de esfuerzo.

—¿Noto envidia en tu voz, querida? —pregunta Kier.

—Sabes que no. Pero siempre se ha dicho que las hadas de fuego son extraordinarias. Lo que sabemos de ellas lo demuestran, fuertes, valientes, con un gran poder... Y ahora está ella, que parece más humana que otra cosa, con demasiadas emociones, lo has visto en su mente, solo se deja guiar por lo que siente. Ya sabes lo que pienso, Kier. Matarla sería lo mejor. Solo tendríamos que esperar doscientos cincuenta años más a que naciera una nueva hada de fuego, quizá hasta es hombre, y sería mucho más fácil de controlar, son más prácticos. Tal y como están ahora las cosas, o como estarán en el futuro, nos sería mucho más útil obtenerla antes de que tuviera consciencia, podríamos tener al hada de fuego de nuestro lado.

—¿Crees que tengo tanto tiempo? —pregunta Kier con una sonrisa que me estremece.

—Nunca ha sido el tiempo un impedimento para ti, Kier. Siempre has dicho que tenemos todo el del mundo. Somos inmortales.

—Y es cierto. Pero cuando tenemos las de ganar, no quiero esperar otros dos siglos. No cuando sé que Aerith pondrá fin a todo. Acabará con mis problemas. Sé que lo hará.

—Kier...

—Querida, vete a ver cómo está Jake. Deja de contradecirme delante de mi invitada —ordena Kier y la vampiresa se va—. ¿Sabes dónde está tu padre, Aerith? —me pregunta de forma directa.

—Muerto —respondo. Porque para mí hace tiempo que mi padre está muerto, no tengo ni quiero tenerlo, me es igual su estado.

—Técnicamente, sí. Está muerto —ríe—. Los vampiros no dejamos de estar muertos en cierta forma. Pero no, no lo está. Siento decepcionarte —sin que me lo espere me acaricia la mejilla y me provoca un escalofrío que me recorre todo el cuerpo—. Jake está siendo torturado en unas celdas al lado de aquí. Y todo por lo que te ha hecho.

—¿No es lo que tú querías?

—No, nunca he querido que mueras. No de momento al menos. Por eso está aquí Niels —mira al vampiro—. Es un experto en remedios para curar. Te he mandado al mejor de mis hombres para eso. ¿No demuestra algo? —silencio— Querida, contesta —pero no lo hago, así que me agarra del cabello con fuerza para que lo mire de forma directa a los ojos—. Aerith, te estoy hablando.

—¿Debería? —murmuro derrotada— Solo veo que torturas a uno de tus hombre porque a ti te apetece hacerlo.

—Para nada, lo hago porque te ha atacado. Casi te mata. Y no se lo he ordenado. Eres lista, querida. Sabes que el día que mueras te mataré yo mismo. No dejaré que nadie más lo haga. Y lo haré teniendo a Gael a tu lado, prisionero, a escasos centímetros de ti, para que vea cómo pierde de nuevo a la chica a la que quiere. Serás un medio más para mi fin; venganza.

—¿Es conveniente que ella sepa todo esto? —pregunta Niels— No sé si es lo mejor...

—Sí, quiero ser su amigo. Por eso soy tan sincero. La sinceridad lo es todo, ¿verdad, querida? Por lo que sé de ti, odias las mentiras. Así que yo te digo todo lo que se me pasa por la cabeza, sea bueno o malo. Además, nunca va a salir de aquí. No me preocupa que se lo pueda contar a nadie.

—¿No hay hadas con la habilidad de proyectarse de forma astral? Teniendo el cuerpo en un sitio y su espíritu en otro —murmura Niels. Me está dando la sensación de que esto último lo está diciendo más para mí que para Kier. Porque yo no tenía conocimiento de eso.

—Las hay, sí —admite Kier—. Las llaman Tark —me sorprende que conozca la existencia de ellos. Godrik me remarcó que poca gente fuera del mundo de las hadas lo sabían—. Veo que no te esperabas que los conociera, pero lo hago, Aerith. Cuando tienes más de un milenio conoces todas las criaturas sobrenaturales que hay en el mundo y sus clases. Volviendo a lo que decía, las hadas Tark son las que pueden hacer lo que has dicho, Niels. Pero son muy poderosas, muchas de ellas tienen mi edad o más años. Son las que dictan las normas. Y nuestra querida Aerith, por mucho que sea el hada de fuego, no ha llegado a ese nivel.

—¿Y eso cómo lo sabes? —rebato.

—Porque para ser Tark tienen que pasar muchos años, y según lo que sé, viven en una dimensión paralela a esta y no se relacionan mucho con este mundo, lo ven todo desde la distancia. No les importáis, les es igual si os matáis o no, van a seguir en su zona segura regodeándose con sus propios poderes. No creo que hayas conocido a ninguna, querida. Si fuera así, lo sabría. Yo lo sé todo.

Eso me genera una duda, si Salvatore había ido a pedirle ayuda a Kier, tal y como me había dicho, ¿por qué no le había dicho acerca de los Tark? Él sabía que Godrik estaba ahí. ¿Esperaba que no me enterase de eso nunca? O es que para él yo no soy considerada un hada o su gobernante, al contrario que los Tark, que los admiraba y hablaba con respeto. Quizá era eso, le había sido igual traicionarme a mí pero no a los que él sí consideraba que estaba por encima de él.

—¿Cómo pueden vivir en una dimensión paralela? —pregunta Niels.

—Aún no lo sé. Pero cuando consiga saberlo iré a por ellas y me beberé toda su sangre. A no ser que también haya otra hada de fuego ahí, en ese caso se salvará —sonríe Kier—. Llevo años intentando buscar una solución a ese pequeño problema. No es una de mis principales prioridades, ¿sabes, querida? —vuelvo a no contestarle, es que no me interesa lo más mínimo, sigo agotada—¿De verdad la has curado? No lo parece.

—Lo he hecho —afirma Niels—. He hecho que se trague la poción a la fuerza, no es que ella haya quedado muy contenta.

—¿Por qué no querías curarte, querida? —intenta saber Kier— Respóndeme, Aerith. No agotes mi paciencia.

—¿Para llevarte la contraria? —musito y suspiro estoy tan casada de esta situación— ¿Qué quieres que responda, Kier?

—¿Le has dicho algo? —Kier mira a Niels— No parece ella... ¿Y tu actitud, querida? ¿Y tu fuego?

—Quizá se ha extinguido. ¿No querías quebrarme?

—No estás quebrada —sonríe—. No tienes la mirada perdida ni vacía. Solo hay odio, y eso no me sirve, no por el momento. Creo que te hace falta un incentivo...

—¿Vas a volver a torturarla? —intenta saber Niels.

—Yo no me mancho las manos. Si quisiera que la torturasen ahora mismo lo harías tú mismo, Niels.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres? —pregunto en un susurro.

—Que recuperes tu esencia y tengo muy claro cómo lo harás. Dejadnos solos.

—¿Estás seguro? —Niels me mira de reojo, y no sé por qué lo hace. Quizá sabe que si me quedo a solas con Kier no voy a acabar bien parada.

—Totalmente. También quiero que todos los guardias se vayan. Quiero quedarme a solas con ella. Y muy importante, que nadie nos interrumpa hasta que yo lo diga, ¿de acuerdo?

—A sus órdenes.

Niels se va y antes de cerrar la puerta veo cómo habla con los vampiros que están en la puerta, que empiezan a irse. Kier y yo estamos solos. Totalmente solos.

Intento no mostrarme débil o que mis ojos no reflejen el miedo que tengo, porque estar a solas con un vampiro como él me da pavor. No sé qué me hará, aunque sé que no será nada bueno.

Kier empieza a dar vueltas en círculo delante de mí sin dejar de observarme, hasta que se decide y se acerca a mí. Cuando noto su aliento en el cuello creo que me va a morder, cierro los ojos a la espera que sus colmillos perforen mi piel, pero no sucede. Solo noto el leve roce de su nariz por todo mi cuello.

—Las hadas oléis muy bien, demasiado. Eso es por el sabor de vuestra sangre, que es exquisito. Tu sangre es de las mejores que he probado en toda mi existencia, y he matado a muchas hadas para alimentarme. Tengo que controlarme mucho para no dejarme sucumbir por mis instintos y morderte. Deberías valorar todo lo que hago por ti, querida —se queda en silencio, y cuando se da cuenta de que no voy a responderle, se aleja de mi cuello y me mira a los ojos—. Que no contestes me empieza a aburrir. Así que voy a ser todavía más generoso de lo que ya he sido. Voy a contarte una historia, espero que estés cómoda —me sonríe porque sabe que no lo estoy, solo es su manera de burlarse—. En concreto te voy a contar mi historia con Gael, o mejor dicho, el motivo por el que mi hermanito y yo nos llevamos tan mal.







Alba lo está liando todo un poco, ¿no? Y como siempre, lo dejo en lo más interesant. El próximo promete, solo digo eso :3

Muchos besos xx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro