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|CAPITULO 2|

La fiesta.

Jeylabell.

Tome una bocanada de aire, al detenerme frente la alfombra roja, varias persona iban y venían y uno que otro fotógrafo rondaba en el lugar con su cámara y equipo, en un costado pude observar a una periodista que interrogaba a un político, su cabello era castaño sus ojos verdes era joven...

¿Por qué era tan joven y por que estaba en la política?

¿Y si no es un político?

Negue con la cabeza hacia al frente, mis instintos no fallaban por que era difícil encontrar a algún famoso por aquí, respire profundamente, la noche estaba cálida. No tenía necesidad de usar abrigo, la verdad si lo hacía me sofocaria del calor. Realmente era mi plan hoy.

La zona estaba más que despejada, a excepción por los fotógrafos que se  encamaraban uno encima de otro para tomar los mejores ángulos a los políticos que paseaban con sus copas de champagne, hablando con una que otra acompañante.

Tomaban fotos, hacian dos preguntas y se iban; Respire profundo de nuevo, sintiendo la falta de oxígeno en mis pulmones.

una fiesta de sociedad.

Era lógico, habíamos llegado más tarde de lo normal. Y a decir verdad ya eran las 10:20pm.

¿Para qué llegar temprano? Eso es de plebeyos, las reinas siempre llegan tarde.

Afiance mi agarre a mi cartera de mano, donde tenía mi celular y una que otra tarjeta y efectivo por si acaso; Melanie había estacionado delante de mí. Sus padres eran multimillonarios, era algo loco por que entre mejores amigas siempre había una que no tenía nada, yo todo lo ganaba por mi propio trabajo y ella. Bueno...

Era hija de mami y papi como decian, Pero no me importaba lo material, ella sabía que la amaba tal y como era aunque al principio siempre tuvo miedo de que la usará como en esas películas americanas, donde ella debería de ser toda una actriz porno para la vista de los chicos.

Ese no era el caso, al contrario era un poco culta. Bueno, poco no. Mucho. La observe de arriba abajo notando como su inseguridad se hacia relucir, y la mire de forma comprensiva cuando sus orbes azules chocaron con los míos.

—Bellisima, así que no objetes nada — susurre cuando estuvo a mi lado.

Me quedé viendo la entrada como si necesitara un empujón para poder caminar y sacudi suavemente mi cabeza.

—tu también lo estás... —su voz fue motercina, tan baja que dude de haberla escuchado.


La mire notandola, un poco irreconocible, su maquillaje a la perfección, su cabello castaño y largo hasta la cintura, planchado y con ondulaciones que la hacían ver hermosa en todo el sentido de la palabra. Su vestido rojo con tirantes la hacían ver delicada y preciosa. Era una chica hermosa, aún no lograba entender como ella no podría admirarse tal y como era...

Y eso es algo que averiguaras como siempre.

Sonreí, la dejaría que ella sola se soltara. Aunque ya veía venir un apellido y un nombre rondar por mi mente.

Me volteo cuando escucho el rujir de un auto, y sonrio al ver el camaro azul de melanie, mire la placa y evite reirme

Friki.

Mire a melanie que me observo orgullosa por su nueva adquisición y negue divertida.

—¿friki?

Sonrio con orgullo.

—obvio, cariño. Es mi bebé y es azul que es lo mejor de todo —me guiño un ojo y con la valentía y seguridad que no observe hace rato, se encaminó por la alfombra haciendo que varios fotógrafos llamaran su atención.

Fue en ese momento donde me di cuenta que melanie hace un rato había tomado un shot de vodka y me toque el puente de la nariz.

—esta niña... —Suspire y enderece mi columna.

segui a melanie que se había adentrado como potra empoderada hacia el lugar. Varios flashes me cegaron mientras caminaba hacia el vestíbulo, doble hacia la derecha, la decoración un poco acogedora y luego un botones abrió la puerta de cristal que se situaba enfrente de mi, donde una melanie que se mordía las uñas con ansiedad me esperaba.

—ya decía yo que no te iba a durar mucho —le di una mirada recriminatoria y vi como sacaba algo de metal para llevarlo a su boca —¿desde cuando? —pregunte y mire al botones para que cerrara la puerta, podía ver como algunos ojos curiosos nos observaban.

Me acerqué a ella y la abracé. Ella respiro en mi cuello y se separo para observarme a los ojos.

— te ves hermosa —me murmuró y yo le sonreí.

busque su mano para entrar al lugar.

—tu igual —suspire.—Siempre eres hermosa Mel—respiro hondo—¿Lista?

tomo mi mano.

—Si —susurro mientras le daba un beso en la frente y agradecí a mi labial rojo mate que no la cago.

—Vamos entonces—sonreí y negue.

El botones nos dio una sonrisa amable de nuevo, varias personas detuvieron su acción para vernos. La música de fondo era una canción que no hablaba sobre flores y amor al contrario me sorprendí cuando la voz melódica de somo, comenzó a resonar por el lugar. Habían editado el audio para que se escuchara un poco más armónico y clasico; Por un momento me sentí intimidada pero lo deseche por completo y sonrei.

Fingir es de profesionales... Parece que tienes un master en esto, jey, jey.

La opresion en mi pecho me obligo a levantar el menton.

Sonrie, jey, sonrie.

Hazlo, atraelo.

Ya cállate, suspire suavemente al sentir la presion de Mel, en mi brazo.

El lujo predominaba en todo el lugar y no era para menos era una fiesta en beneficio a todas las academias de Baile y canto de lumex. Aunque eso era parte del gran Boom, no le quitaba el hecho de que fuera una de las fiestas más grandes y de sociedad del país.

Ninguna cara se me hacía reconocible a excepción de algunas personas del pueblo que no estaba de más el decir, que eran quienes más se la pasaban a los pies de los Lumex. Voltee los ojos al ver a un grupo en una mesa.

Eran unos hipócritas que amaban despocritar a las espaldas de ellos mismos. Y muy bien qué lo sabía.

Sentí un ardor en mi mano y mire a melanie con el ceño fruncido, sus ojos estaban brevemente apagados y esos labios rojos bien pintados, que estaba casi segura que duro una hora haciendolos, fruncidos.

No tenia que mirar para saber a quien veía.

—me vas a desangrar la mano, ahora sonrie toma seguridad. ¿Por que eres una reina bien?  — susurre en su oído.

melanie estaba un poco aconjonada por la multitud y él. Ella asintió, se relamio los labios con la vista hacia alguien, soltó mi mano miró mis ojos y me sonrió de nuevo, los huequillos en su mejillas la hicieron ver adorable.

—Amo que estés a mi lado Jeylabell — musito yo solo le di una sonrisa.

Ella también era muy importante para mi.

Por un momento quise sentirme como una niña, al saber que podía ayudarla a superar sus miedos, pero bueno tenía que recordar el lugar donde estaba. Observe hacia arriba donde habían mesas mucho más separadas.

En el centro del salón había un gran candelabro, hombres con trajes esta de más de decir que habían algunos hombres muy sexys para mi gusto, mire a melanie de nuevo y comencé a caminar entre las mesas recordando el número de la mía, bufe. viendo como la atención masculina recaia sobre nosotras. Observe unos ojos negros a la lejanía que me miraban con intensidad y mire hacia el escenario improvisado que había en el fondo.


Como si fuera obra del destino, el político que había visto hace rato se volteó a verme. Solo me quede fija en sus ojos verdes y sonrei.
Me sorprendió cuando alzó su copa de champagne.

Lo tenía.

Lo tenemos joder.

Desvíe mi mirada hacia otra parte, el chico era muy intenso para mi gusto;
El piso de mármol blanco, hacia que nuestros tacones resonaran, haciéndonos sobre salir ante otros y deje de hacerlo Cuando el sonido hizo un pequeño eco, tragué saliva mirando los números de la mesa. ¿Hoy era el día de joder a Jeylabell?

Mire hacia la izquierda en busca de nuestra mesa, grandes ventanales desde el suelo hasta el techo cubriéndola como una pared de cristal que daban la vista a la playa, y unas cuantas mesas adornadas de la forma más caribeña y elegante posible. Habían antorchas enterradas en la arena que dejaban un pequeño camino hacia la playa y por un momento quise estar ahí. Pero para poder llegar ahí tenía que pasar por todas las mesas e incluso pasar por en medio de la pista de baile y... siendo sincera.

No quería.

Volví mi vista a Melanie que sonreía con elegancia saludando a una que otra persona que reconocía mientras sostenía mi mano, como si yo fuera su madre y ella mi pequeña niña.

Di una pequeña vista ante todo el lugar, era demasiado grande para mí gusto, los camareros poseen, bandejas de comida que iban y venían.

Llegamos tarde.

Solo un poco.

quizás los tontos discursos ya los dieron y yo me perdí el show.

—joder... —susurre.

No tenía que olvidar que era un evento, de gran talla si te dabas cuenta que la mitad del partido a favor de los lumex estaban aquí, mujeres que se creían superiores ante todas con sus vestidos derrochando elegancia al caminar.

—¿en donde nos metimos? ¿Será que mi papá está por aquí? —murmuró Melanie un poco confusa.

La observe, ella solo sonreía un poco presumida a todo el que veía, solo asentía y se afianzaba de mi agarre. A unos les daba la mano y a otros solo los saludaba desde lejos dando miradas ponzoñosas que decían "te acercas y te olvidas de que existes"

—capaz... y este él. —susurre y jale la manga de un camarero que pasaba en frente de nosotras —oye espera.

—¿si señorita?

—emm... —me miro de arriba abajo. —estamos buscando nuestra me...

Varias miradas se posaron en nosotras. Yo les di una mirada sobre el hombro del camarero. Y observe en el umbral de cristal al político que no paraba de verme.


Vaya.

—¿numero de mesa? —repitió el camarero poniendo dos dedos en frente de mi cara.

—oh, si, disculpe —sonreí y abrí mi cartera de manos.

tenía dos tarjetas en mi cartera de mano, sentia la mirada de varias personas sobre mi y saqué las dos tarjetas de bronce con un poco de oro en el número.

Se las extendí al chico que apartó las manos como si fuera lava, me le quedé viendo luego a las personas al mirarlas apartaron la vista avergonzados.

¿Pero qué...?

—discúlpenme, pero esas tarjetas no puedo tocarlas. Ya mandare para que las lleven en la zona bronce. —Fruncí el ceño.

¿Zona bronce?

El camarero sacó una radio de su pantalón, y de pronto sentí que el lugar se llenó de mucha seguridad. Relami mis labios Melanie tomo fuerte mi mano, cuando varios hombres de negro se comenzaron a alojar en cada esquina del lugar.

Tenían armas en sus cinturillas y uno que otro chaleco en sus pechos.

El sonido de una notificación en mi teléfono sonó. Y lo saqué para ver quién era, desde la pantalla de bloqueo mire el remitente y creo que sentí como mi corazón se me subía a la garganta.

Girlmistery: estas hermosa hoy;)


Melanie me observo en busca de ayuda en sus ojos, cuando dos hombres de seguridad con la palabra staff, se aparecieron escoltandonos a la parte alta.

Varias personas nos miraron asombrados. Yo trague en seco y sonrei.

Me encantaba llamar la atención de esta forma y no sabía si dejar que el miedo fluyera por mis venas o saborear este momento.

Dos hombres de Staff nos escoltaban enfrente de nosotras, ambos portaban solo chalecos y armas en sus cinturillas, detras se hallaban un poco mas.

Pero ellos... Ellos portaban rifles en sus manos, los ojos verdes del alcalde frederick me enfocaron y elevo su ceja.

¿Creias que erad el unico?

Quise reir, pero la voz del staff, llamo mi atencion, cuando mas hombres de negro y ahora capucha se detenian en la entrada a nuestra espera.

—siganos — uno de ellos puso su mano en mi espalda baja y me voltie para mirarlo, el rápidamente la quitó y se puso firme. —disculpe —tome una bocanada de aire y los seguí.

Comenzaron a regresarnos por donde habíamos entrado y frunci el ceño.

¿Nos van a...?

—¿Quien nos mandó las tarjetas Jeylabell? —Melanie se sostuvo de mi brazo. Yo la sostuve para que no tropezara.

Por un momento la mitad de las miradas que recibía eran de envidia y celos por parte de media población femenina.

—las consegui en el correo —hable entre dientes

El ambiente poco a poco comenzo a alivianarse, no me habia dado cuenta de toda la tension que cargaba en mis hombros.

—por aqui —indicó uno de los guardias. Y yo los seguí con Melanie colgada de mi brazo, parecía una niña chiquita.

Dos de los hombres de staff fueron remplazados por más guardias que nos escoltaban, al subir las escaleras.

Tanta seguridad me hacia hiperventilar...

Una loción a menta llamo mi atención pero estaba completamente resguardada por hombres, mi vision solo se enfocaba en músculos siendo ocultados por los uniformes, y los escalones enfrente de mi.

termine de subir las escaleras encontrándome con las mesas. Otro botones nos abrió la puerta de cristal y nosotras entramos.

Varios hombres se pararon por cada rincón y relami mis labios un poco confundida al ver las tarjetas de nuevo.

¿Que tenían de especial? ¿Que rango tan alto tienen?; observe el lugar viendo gente corriente y no tan corriente que no se asombró ante nuestra entrada.

¿Que tipo de gente era esta? ¿Por qué los políticos no estaban aquí en este lugar tan reservado? Si fuera tan reservado. ¿Por qué estábamos aquí?

—la mesa número quinientos es la de ustedes, la señorita Disklein llegará en un momento. —una voz ronca y por completo profunda, susurro en mi oído sentí mi piel erizarse. Y me voltee para ver al mismo chico que me escoltaban abajo, sus facciones eran duras pero no lo hacían ver menos mal, al contrario le daba un toque...

Mierda, estaba acostumbrada a ver hombres y chicos guapos no tenía por qué embelesarme.

Mire sus ojos, unos orbes marrones con un brillo indescifrable.

Bien sabes de que es, no te hagas la boba.

Melanie se encaminó por si sola hacia la mesa y la seguí, la zona de "Bronce" era mucho más exclusiva que el resto, las mesas eran pocas, habia música de fondo pero no sabia que tipo de artista era, el poco ruido de las personas que se escuchaba, eran las de abajo pero eran ahogados por una vitrina que no se podía apreciar desde dicha planta.

Ahora entiendo, es un poco más encerrado, el piso también era de mármol, las paredes eran de un bronce oscuro, con pequeñas obras artísticas colgando de las paredes.

Ahora entendía la "zona de bronce" de fondo había un bartender. La pared se extendía por completo detallando todos las botellas que se encontraban a su disposición; Habían candelabros, dándole un toque algo formal, y lujoso. Que colgaban desde el techo de madera. Camine entre las mesas despacio, dilatando un poco el momento.

Y mire hacia abajo, encontrándome con el político en el mismo lugar de hace rato, parecía que alguien no paraba de ver mis pasos. El hablaba con otra persona y voltie hacia al bartender cuando el sintió mi mirada haciendo que se volviera hacia a mi.

Dos grandes televisores en cada una esquina, dando vista a la planta de abajo, habían cámaras que apuntaban a personas en especial. Como si la estuvieran vigilando y frunci el ceño ante esto. Y dejé de mirar hacia abajo, no tenía caso.

Un camarero nos esperaba con un smokin blanco y botella en mano, melanie se sentó y luego lo hice yo.

—Buenas noches, señoritas ¿vino? —pregunto yo asenti viendo a Melanie contrariada.

Sirvio las copas de vino, y probé un poco de este. Su sabor me impresionó y observe el nombre de la botella.

—una de las mejores colecciones señorita —murmuró el camarero.

Comence a mover un poco la copa, esperando que se airara del alcohol, volvi a olerlo y lo mire.

—Perfecto.

El hombre paso a llenar nuestras copas, mire el color mas oscuro de lo normal, y evite que mi cabeza comenzará a pensar en todos los ceros que venian con esa tonalidad.

Apenas el hombre se fue, la maníaca de Melanie me bombardeó.

—dime que no conseguiste un narcotraficante enamorado por tu culo, dime que no es un sugar Daddy, dime que no es un político mafioso con lavado de dinero, dime que ni es un drogadicto con poder, dime que no te estás comprometida con un puto psicópata de mierda dime que —sus palabras fueron interrumpidas sentía la mirada de alguien en mi nuca y melanie se calló para ver a la persona detrás de mi y hice lo mismo.

—soy una asesina a sangre fría, con un viñedo y miles de negocios internacionales y nacionales, incluso tengo toda una asociación bajo mis manos pero esta se mantiene en las sombras y no —puso sus manos en mis hombros haciendo que viera a Melanie que me miraba atonita — no soy un sugar Daddy —sentí como su cuerpo se pozo por encima de mi solo para ver a Melanie —pero puedo ser tu sugar Mommy cariño —sonrei ante eso último y negué volviéndome a voltear para observarla con el corazón desbocado.

—Tu... —susurre al verla.

Sus ojos grises me vieron con arrogancia y un silencio se extendió por toda la sala, como si los comensales estuvieran en suspense para ver nuestro próximo movimiento.

—¿Jey? —Escuche el susurro de Melanie.

Me relami los labios de nuevo, viendo su cabellera negra, ella hizo un escrutinio de mi cuerpo y lo hice con ella.

Vestido dorado, con una abertura en la pierna que hacía verla sexy y atrevida. No tenía tirantes y sus senos se apretaban uno contra otro, un collar se posaba sobre su delicada piel blanquecina,  un hermoso diamante adornado en el centro con un corazón azul y brillante.


Sus facciones se habían hecho un poco más duras, tenía un aire oscuro y letal que te hacía verla y a la vez voltear para no saber que tipo de mirada te iba a regalar.

su rostro perfilado sus mejillas sonrojadas por el maquillaje. Se veía tal y cual y la recordaba, solo que con una que otra cicatriz que sabía perfectamente que no le daba pena mostrar.

Esa era su marca de guerra.

—¿me vas a abrazar o tengo que apuntarte con una puta arma Jeylabell? —sonreí y me levante para abrazarla, en definitiva ella no habia cambiado casi nada cuando se trataba de familia.

Observe a las personas que murmuraban, y hablaban entre sí, mientras la abrazaba.
Y me separe al instante, ella me sonrio y se sento entre melanie y yo.

Mel se me quedo mirando.

—Un placer, Soy Bonnie.—Extendio su mano.

Tome mi copa de vino, al tiempo en que las veia intercambiar miradas, los ojos azules recelosos de Mel la inspecionaron, hasta que porfin tomo su mano y asintió con los labios apretados.

—Soy Melanie, mejor amiga de Jey.

Ambas soltaron sus manos rapidamente y deje la copa en la mesa.

—¿Como estas?—murmure dirigiendome a ella.

—Perfecta como siempre, sabes cómo son las cosas en francia.

—¿Eres francesa?—pregunto melanie derrepente.

Sus hombros se hundieron visiblemente por la mirada de bonnie y quise reprenderla por eso, pero vamos, a Mel se le notaba que el alcohol, se le habia pasado a segundo plano.

Toda esa seguridad, se habia vuelto en un manojo de nervios, la noche se pintaba oscura, y ella tenia miedo de ensuciarse.

Bonnie me regalo una amplia sonrisa y afirme con mi cabeza, en modo de respuesta a lo que ella golpeteaba con sus dedos.

—Puedo darle un arma, y saber que jamas me dispararia Bonn.—comente entre nosotras, siguiendo el hilo de sus preguntas formuladas con sus dedos.

—¿Como logras hacer eso?—sus ojos grises brillaron.

—¿Confiar?—Pregunte.

Los dedos de melanie se movieron en un golpeteo nervioso, pero no indeciso, ahi comprendí un poco.

Ella no esperaba esto hoy.

—conseguir lealtad —musito Bonnie, tomo la copa nuevamente llevandola a sus labios, haciendo caso omiso a su pregunta.

Ella volvio a tocar la mesa, mientras bebia.

—Ambas sabemos eso— respondi en voz alta, sonrei con la boca cerrada y mire hacia abajo. Él seguia ahi, mirándome, vigilando cada movimiento de mis manos y boca.

—Melanie—la llamo Bonnie—¿Has visto morir a alguien?

Quise reirme, pero los ojos azules de Mel se helaron, y con unos toques de mis dedos sobre la mesa, mel lo pudo comprender.

—¿Sera hoy?—pregunto con timidez, nuevamente

—Bonnie es mi hermana, Mel, y cómo te explique antes, tengo mi objetivo en la mira, te iras con ella y...—susurre.

—Basta.—espeto con dureza Bonnie—Hay reglamentos a cumplir Jeylabell.

—podre hacer lo que me dijiste, en el...—Melanie miro a Bonnie con los ojos brillosos, quise ponerme mis lentes para saber si veia bien o no,—en el texto... ¿Eres tu?

Bonnie se rio y respire hondo.

Los golpeteos sobre la mesa se hicieron mas constantes, e intente ignorar lo que decian.

Ya se conocian mas de lo que pensaba, si era asi, iba a ser mas comodo para mel, y no tendria que preocuparme tanto, pero la forma en la que bonnie y ella se miraban no sabria, si preocuparme o alegrarme del hecho de que ya tenian una confianza...

Tome mi copa nuevamente, en el televisor cerca de la barra, los comensales se movian de un lado a otro, la pista se ilumino con una pareja, esa que era mi objetivo, despues del de esta noche.

—Los telefonos, estan siendo intervenidos, cuando comience la siguiente cancion, sera tu momento—Murmuro Bonnie.

El golpeteo contra la copa de Bonnie me obligo a afirmar con la cabeza.

—¿Por que no te dejaste ver antes?—pregunto melanie hacia ella.

Eso es.

—No queria que tuvieras una expectativa mucho mas alla de mi realidad, pero realmente no pensé en conocerte hoy—Bonnie volteo su rostro hacia mi—No sabia que la distracción —murmuro en un acento italiano perfecto—Seria ella.

Aprete los labios, sintiendo sus ojos grises intentar amedrentarme, pero lo deseche.

Necesitaba concentrarme.

me agotan tantos codigos—Dijo mel tocando la mesa con sus dedos y mire sus ojos verdes.

Bonnie la siguio, con un movimiento un poco mas sorprendente, a lo cual yo no tarde en seguirles.

Malditos codigos morse.

—Vamos mel—Bonnie estrello su puño contra la mesa, haciéndome sobresaltar.

Los comensales detras de nosotros se callaron, y el sonido de los cubiertos siendo golpeados contra los platos hicieron un diminuto eco.

—¡Eres una mentirosa Jey!

El sonido de la musica cambio.

Bonnie se levanto de la mesa tomando su copa de vino.

—Una maldita mentirosa—Dio un sorbo escupiendo todo su contenido en mi cara.

Me levante tomando la servilleta, y le saque mi dedo de en medio mirandolas a ambas.

—No te quiero aqui, Jeylabell—Bonnie se dio media vuelta.—Jason, escolta a está impostora fuera del lugar.

Melanie se levanto siguiendo a Bonnie, un hombre con chaleco antibalas tomo mi antebrazo y me solte con brusquedad.

—Te odio como nunca, diamante —murmure pasando a su lado, mientras el escolta me seguia—¡ESPERA MI BALA!—Le grite.

Las puertas de cristal se abrieron,  el escolta me siguio escaleras abajo, donde estaba el botones. Me zafe del agarre del hombre cuando quiso sacarme por la entrada, y me de y entre  a la planta baja

El guardia intentaba seguirme el paso, pero se le imposibilitaba, cruce la mitad del lugar sin importarme las miradas masculinas y femeninas y pase por la puerta de cristal que me daba la vista hacia la playa y el camino con antorchas todo tan rápido que ni siquiera me di cuenta del seguimiento torpe de él.

Suspire y me quité los tacones como si nada, sintiendo la arena entrar por mis dedos, se sentía tan bien después de varios días sin estar en la playa y mire al chico detrás de mi que asintió. Puso sus dedos en su oreja y susurró;

—el objetivo acaba de ser visto señorita Bonnie-—me voltie y fingi estar molesta con jason.

—¡ya largate! ¡Yo sola se el camino al parking! —el asintió y apreto los labios.

se retiro sin rechistar.

Tome con una mano mis tacones y en la otra la botella que deje en una mesa, él la iba a traer por mi.

Suspire cuando por el rabillo del ojo, él caminaba hacia mi de la forma mas lenta posible, como si su objetivo no fuera entablar uns conversación conmigo desde que llegue aqui.

mire la luna que adornaba el fondo de la playa, disociandome por un momento, deje que mis pies se hundieran en la arena a medida de que la orilla de la playa cautivaba mi atención.

Y me sente en ella, aun y con el vestido, aun y con los tacones en mano, me quede viendo el ir y venir del agua oscura.

A lo lejos, el sonido de los zapatos hundiéndose en la arena, me obligaron a no voltear mi rostro.


Que presa tan fácil.

Me quedé viendo la luna.

¿Bonnie y si nos descubrensusurre bajo mientras me ponía mis pantuflas de conejo eran mis favoritas.

Bonnie junto sus labios mirándome mal.

esta drogada dijo como si nada y abrió mis ojos.

¿pero que hiciste?se encogió de hombros.

¿vienes o no?ella se ataba una coleta, llevaba pantalones y se veía muy Bonita para pensar que solo íbamos al patio a hablar con chicos.

Asenti, mientras me cambiaba por un vestido muy lindo que me habían regalado.

vamos dije cuando termine de ponerme unas sandalias.

Si ella iba bien vestida ¿por que yo no? Ella se daba unos pequeños retoques con el rímel enfrente del espejo y asintió.

Habían niñas del orfanato que aún dormían, agradecía que tuvieran el sueño pesado o mejor dicho, Bonnie y yo nos encargabamos de cansar las para poder salir todos los fines de semana en madrugada.

Aveces Bonnie se perdía uno o dos días tanto que la señora que nos cuidaba me preguntaba dónde estaba, aunque yo solo le decía que estaba con algunas chicas lavando ropa o haciendo otra cosa.

Siempre la encubria cuando se perdía por más de dos días.

Ella tomó mi mano, y salimos de la habitación sin hacer ruido, bajamos las escaleras de madera que crecieron ante nuestro peso y mire a Bonnie alarmada.
Ella solo me dio una mirada tranquila y confié en ella cuando saco algo de su espalda.

¿que es?susurre curiosa ella me dio una sonrisa de lado.

¿una mouse herramienta secreta que nos ayudará en cualquier momento?río en una pequeña risa por eso. Yo negue con la cabeza mientras pasábamos por la cocina que siempre manteníamos pulcra, deje de respirar cuando vi la puerta de metal entre abierta y Mire a Bonnie ¿vamos a sacarlo bien?yo asenti.

—¿por qué tan sola? —me voltie cuando la voz masculina hablo.

Era el político, de cabello castaño y ojos verdes que me miraba con la botella en mano.

—yo había dejado eso alla —mire la mesa a la lejanía detrás de él mientras señalaba dicho lugar.

El hombre suspiro mirando la botella, para luego dirigir sus ojos verdes hacia mi.

—lo se y creo que lo necesitas. —se acerco a mi y me ofreció la botella la cual tome —¿Familia? —lo mire.

Con que si había prestado atención ¿eh? Relami mis labios sintiéndolos secos.

—¿Abogado? —pregunté el me miro con una sonrisa divertida.

Ambos sabiamos que él, no era ningun abogado, asi que lo unico que hizo fue sentarse a mi lado sin preguntar.

—tengo veinticinco años ¿y... tu? —se paso las manos por el cabello. Su fragancia era fresca y... ¿Almendras?

—veinticuatro años. —susurre y me voltie a ver la playa.

Al menos se que ya no estoy en esa mierda de orfanatorio.

—empresario —se situó a mi lado a ver la luna que se proyectaba contra las aguas oscuras de la playa.—Estudio tambien algo de politica.

Ummm, no lo era aún.

—diecinueve años, Estudio medicina—susurre con la vista perdida en las aguas.

Mentiras blancas... Mentiras y mas mentiras

—un gusto soy Bruno calvin —se presento yo lo mire de soslayo, no sin antes recibir su mano.

—Jeylabell. —susurre, puse la botella aun lado mirando el agua—Jeylabell Dickson.

—puedes olvidarte que soy un empresario reconocido, multimillonario...—lo mire con una mueca.

—aparte de sin nombre engreído. —el me miró confuso.

—¿sin nombre? —se encogió de hombros mientras el me regalaba una sonrisa.

—así se llama la botella —desvíe la pregunta alzando el whisky escocés. Que decía así.

—vaya... ¿tomamos sin nombre? —me observo con una sonrisa en su rostro.

Era muy lindo.

Que desperdicio de boca.

—¿paseamos con sin nombre a otro lugar? —mire detrás de mi a la multitud. —la verdad ya no quiero estar aquí.

—Me imagino, hiciste todo un revuelo al llegar, y al airte no duraste ni treinta minutos, es curioso.

—Formar revuelos es mi segundo nombre, Bruno.—El miro el agua, quedando en silencio, de repente la playa se silencio por completo — ¿no preguntaras por que soy tan amable contigo?

Voltee mi rostro para verlo, pero sorprendentemente, él me miraba a mi.

—pregúntate por que te sigo hablando cariño —me guiño un ojo, antes de levantarse y tenderme la suya.

Mire detras de él, habian hombres entrando y saliendo, y al otro lado del lugar podia ver los carros de Bonnie moviendose.

Asi que tome la mano de Bruno.

—¿Quieres beber, sin nombre conmigo?

—¿Eso es un tipo de excusa para beber conmigo?

Él metio sus manos dentro de sus bolsillos a la vez que tomaba la botella y me conducia en camino al parking.

—Puede que sí...—murmure, llegamos a la acera, me puse mis tacones y me acerque sutilmente poniendo una mano en su pecho—Si quieres venir por mi, y beber sin nombre, ni titulos esta noche, solo sigueme bruno.

Los ojos verdes de bruno chispearon y me dirigi a mi auto, y antes de que los paparazzis persiguieran a Bruno, lo vi montarse en un camaro negro.

Me iba a seguir. Lo supe cuando comencé a alejarme un poco del pueblo, y el me alcanzó.

varios carros a la lejanía se vieron por la carretera. Yo solo sonreí satisfecha

Yo ya había cumplido con mi parte del plan.

Ahora le tocaba a ellas.

.......

Espero que les este gustando, nos leemos en otro capitulo impostores. ;)

Noioso11

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