Capítulo 8: I WANT YOU.
Simplemente, cuando los Estados Unidos dicen que debes hacer algo y aceptas, no puedes abandonarlo. A los nueve hombres que a la fuerza fueron forzados a aceptar hacer aquellas misiones, proseguían sin aceptar su horrendo futuro para contribuir a los Estados Unidos.
Nunca tuvieron el entrenamiento para, sin embargo, eran respetados como soldados e interactuaban con los reales, a su vez que los cabos y dirigentes los humillaban en público a modo de castigo si algún espionaje con traía información necesaria o relevante para la superpotencia capitalista.
Quizás uno o dos iba asimilando que iban a estar de este modo hasta el final de sus días, mientras que los demás, se dejaban llevar por la flojera y querían ver a sus familias, querían huir para ser libres, cometer delitos, beber, comer de manera digna, eran seres humanos a final de cuentas, se negaban a tener tal actitud sumisa ante la represiva nación que les encomendó aquella misión.
No notaban que estaban siendo perdonados por parte del jurado, del pueblo, del gobierno incluso, por todos los pecados que cometieron, que se convertirían en héroes si Estados Unidos ganaba la guerra, morirían como mártires por conseguir información tan vital, no lo comprendían, su demencial orgullo no los permitía asimilar la situación para nada.
Entonces, quisieron hacer una "revolución" entre ellos, en donde se negarían a arriesgar sus vidas y se quedarían en la base estadounidense en Moscú, además reclamaban un trato más digno para sus personas.
...
No pasaron más de dos horas cuando los dirigentes notaron que no salieron de la base ni subieron nunca a la furgoneta, entonces, fueron a ver qué pasaba. Vieron como se pasaban de lo lindo con armamento militar de soldados que estaban en entrenamiento, jugando con las armas, dándoselas de chulos.
Uno de ellos fue a interceptar y cogió a cualquiera de ellos del hombro, lo volteó para mirarlo fijo a los ojos a su vez que lo apuntaba con una pistola.
- ¡Soldado Baloff! -llamó su atención y todos quedaron helados, unos soltaron las armas y otros planeaban apuntar al dirigente- ¿Qué cree que está haciendo con esa arma de fuego? -rápidamente Paul la soltó, los otros miraban con odio al señor- ¿Y ustedes? ¿Qué se creen utilizando el armamento de MIS soldados que si mueven el culo por la nación? -fulminó con la mirada en especial a Kerry y a Mustaine.
Apretó el gatillo, la bala salió disparada directo al cráneo de Paul, la muerte fue casi instantánea, y apuntó después a los dos soldados que seguían con arma a man. Los demás tenían la boca abierta en asombro sin saber qué hacer ni qué decir.
- La muerte de un compañero equivale su falta de desempeño, perdieron al soldado Hudson en Ucrania y ahora al soldado Baloff porque se niegan a trabajar. ¿Quieren seguir perdiendo a sus amiguitos por holgazanería?
Finalmente, optaron por soltar el arma, en el fondo dolidos por tener que presenciar tal asesinato.
- ¡Y no se atrevan a llorarme a mi a la cara! ¡Muevan sus jodidos traseros de acá y vayan a buscar información! ¡Al regresar no volverán a ver la puta luz del día! -fue la orden final.
- ¡Señor, sí, señor! -terminaron contestando a la fuerza, temiendo con respecto a la última frase de un posible castigo.
Y así fue.
Cuando regresaron una hora y media más tarde, recibieron cada uno, una bofetada tremenda. Entre varios cabos y dirigentes, fueron esposándolos a cada uno para meterlos de nuevo a la furgoneta. Para redirigirlos a otra base estadounidense en Rusia.
Los ocho hombres fueron sometidos a una celda, en donde fueron encarcelados ahí. Quién sabe por cuánto tiempo, recibiendo peores tratos que antes.
Eso les pasaba, en todo caso, por no hacerle caso al Tío Sam y seguir las responsabilidades que aceptaron tomar.
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