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Capítulo 6: Nueva misión.

Por más que el pequeño grupo que se quedó a buscar a su compañero Slash, no lograron hallarlo, ni siquiera en el susodicho cuarto en que Michael afirmó que estaba, no había ningún rastro de Saul, ni uno solo. Por ello, decidieron rendirse e ir a la furgoneta lo más pronto posible. Cuando estuvieron los once sujetos adentro, la furgoneta arrancó a toda velocidad, oyéndose disparos de fondo, fueron avistados pero perdidos de vista en muy poco tiempo.

Recibieron grandes regaños por parte de los dirigentes que estaban allí dentro, sobretodo a los integrantes del Grupo 1, Duff McKagan y Lars Ulrich por no haber hecho bien sus trabajos, fueron insultados y humillados frente al resto de sus compañeros que recibieron elogios por haber completado la misión.

No se dirigieron muy lejos.

Hicieron una parada en la base militar estadounidense. Allí se encontraron con su máximo dirigente que se dirigió exclusivamente a Ulrich y a McKagan acerca del caso.

- Hijos de puta, salgan de la jodida furgoneta. Se quedarán en Ucrania haciendo misiones diferentes a los del resto de grupo, ¡la primera de todas será hallar al soldado Hudson, vivo o muerto, da igual!

Michael, apenado, salió de la furgoneta mientras que Lars mantuvo el silencio y no movió ni un músculo.

- ¡Dije que salieras! -el chiquillo comenzó a temblar en miedo, a punto de ponerse de pie para salir.

- Señor, ¿tengo permiso para hablar, señor? -se entrometió Jeffrey.

- Adelante, soldado Hanneman.

- Señor, ¿existe una posibilidad en que yo tome el puesto de quedarme en Ucrania con Michael y Lars se quede con el resto del grupo?

Lo meditó bien.

- Hiciste un muy buen trabajo con tu grupo, soquete, a ver si le enseñas algo de disciplina al soldado McKagan. Adelante, ve con él, los otros dirigentes por el telecomunicador les darán instrucciones.

Asintió y salió de la furgoneta, los dos muchachos hicieron una mueca y se despidieron gestualmente de sus compañeros restantes, los cuales con pena se despidieron también.

- Ahora, ¡ustedes! -llamó a los nueve hombres- ¡Señoritas, no crean que se han salvado! Ahora mismo nos vamos en dirección a un terreno abierto para coger un avión militar en dirección a Moscú para una nueva misión, ¡así que no anden de holgazanes y preparen sus culos para lo que se viene!

Algunos tragaron saliva en nerviosismo, otros bufaron o incluso gruñeron en asco.

- ¡Señor, sí, señor! -contestaron finalmente a unísono.

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