Capítulo 2: Peligrosos pero con sentimientos.
Una vez que fueran "abandonados" en aquella celda de gran tamaño, sentados en un círculo, algunos se miraban entre ellos, otros hacia el suelo o el techo, nadie hablaba. Al percatarse de que no existían cámaras que los vigilaran, lograron liberarse un poco más.
Estaban arrepentidos, sí, quizás no de todo pero de los peores crímenes sí. Aunque habían casos en que sólo se arrepentían del último crimen con el que los pillaron.
Eran doce personas, obviamente no todos iban a pensar igual. Pero el sentimiento de culpabilidad era bien fuerte. Eran seres humanos de todas formas, no muy cuerdos pero sufrían de demonios interiores como cualquier otro.
Tantos años juntos...
Algunos se conocían desde la más tierna infancia, en donde comenzaron sus actos delinquiles, otros se fueron conociendo en la adolescencia en donde formaron pandillas. De las pandillas se formaron bandas de delincuentes de más integrantes, hasta que finalizaron en la "pequeña mafia" o "gran imperio" como ellos se auto-proclamaban, que tenían hoy en día.
Lamentablemente, todo eso que construyeron pronto iba a caer porque los doce miembros más importantes fueron capturados. Los "novatos" no sabrían qué hacer porque sólo eran ratas que ayudaban a los líderes encarcelados, ni siquiera podrían hacer venganza, estaban jodidos por donde los miraran a esos novatos.
Y por otra parte, estaban los doce hombres, que también estaban jodidos, nostálgicos, era muy probable de que fueran condenados a muerte, la decisión la iban a escuchar cuando salieran de ese cuarto y no sabían cuándo.
No tenían más opción que recordar con orgullo todo el caos que desataron en sus cortas existencias.
Las estafas millonarias que eran lo que los mantenían tan poderosos, generalmente eran a casinos, allí hacían viles trampas a su vez que bebían una buena botella de vino, viéndose profesionales, echando risas y hablando de manera hostil acerca de temas tabú.
La competencia era tremenda, otras bandas de delincuentes y estafadores querían más poder, The Motherfuckers no podía quedarse atrás por nada en el mundo, los más gallardos se lanzaron a matar a la competencia y de ahí otros se les fueron uniendo para matar a todo aquel que quisiera amenazarles.
Y ah, las violaciones, bien... cuando vino la popularidad, el poder, se creían que obtendrían a todas las mujeres que quisieran, cosa que no fue del todo cierta, habían algunas que se negaban a siquiera hablarles, lo que causaba más furia y montaban orgías con mujeres que secuestraron para luego asesinarlas cruelmente con tal de no dejar evidencia de nada.
Los robos a cajeros automáticos era pura ambición por querer más porque en algunos casinos los tenían en la mira. Y eso de entrar con frecuencia a otras propiedades, era espionaje a los rivales para sacar información y posteriormente asesinarlos.
Estaban perfectamente organizados, no podían creer que algo les haya salido mal para ser capturados y que justo hallan capturado a los doce más fuertes.
¿Cómo es que de tantas personas que conformaban a ese selecto grupo poderoso, ninguno logró prevenir la captura? Si cada uno era una mente brillante destinada para matar y sedienta de poder, ¿cómo?
No paraban de cuestionarse, no podían detenerse por nada.
¿Dónde había quedado el respeto, el miedo que imponían? La rabia comenzaba a dominarlos, algunos daban gritos maldiciendo la situación, otros gruñían y por último, estaban los que en silencio sufrían, pensaban en sus familias, los que tenían esposa... se sentían de la mierda.
Recordaban el sabor del alcohol y del tabaco entristecidos, no querían que todavía fuera el fin.
Entretanto, los gendarmes junto al fiscal de la corte, los testigos y parlamentarios involucrados en el caso, discutían esa nueva posibilidad que se dio sólo en este caso; querían aprovechar el coraje, la inteligencia y agilidad de los actualmente prisioneros.
Discutían de manera acalorada, tantos puntos de vista, decían que era demasiado peligroso poner ese cargo a unos criminales que así de fácil podrían escapar, venían argumentos mejores que contraatacaban eso y otros venían con principios morales que ellos no podrían aguantar semejante tortura, era un lío tremendo el que se armó con tal opción, hasta que, decidido, el juez golpeó varias veces su martillo y sereno, con un tono de voz dominante, fuerte y claro declaró:
- Los doce integrantes de la banda pandillera The Motherfuckers servirán al ejército de los Estados Unidos, como espías de la Unión Soviética, viajarán con todo el equipo que el ejército tendrá que entregarles, serán bien vigilados y cuidados, respetados como cualquier otro soldado más y cumplirán su deber de servir a la nación. Si no mueren en la silla eléctrica, morirán a mano del enemigo, y es mejor que mueran con honor de haber contribuido en algo para la patria. No quiero más argumentos, está decidido.
Y golpeó dos veces más el martillo.
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