Capítulo 16: Crisis en Cuba. PARTE 2.
Pero ya era demasiado tarde.
Lograron darse cuenta de que eran espías por el extraño equipo que llevaba Kerry: los chips incrustados en medio de su larga cabellera, el teclado metido dentro de la piel y los audífonos atornillados en el oído, donde recibían llamadas de los dirigentes pidiendo que regresen a la base militar capitalista como puedan.
Entonces, comenzaban a gritar los soviéticos acerca de que habían localizado a los rivales que iban borrachos por la vida a mitad del campo. A ellos les ordenaron que no utilizaran armas porque ninguno de los cuatro hombres que merodeaban las portaban, que era mejor partirles la cara cuerpo a cuerpo para llevárselos con ellos a un interrogatorio extremo.
Mandaron a un grupo de hombres experto en el combate cuerpo a cuerpo.
Los cuatro sobrevivientes al notar que había gente que se acercaba a ellos muy rápido, comenzaron a correr por sus vidas sin importar de que se les haga un mundo de difícil huir en tales paupérrimas condiciones.
El verdadero horror comenzó cuando agarraron a David Lombardo, sus compañeros intentaron dar algo de pelea y vieron lo fuertes que eran los demás, se arrepintieron y prefirieron proseguir huyendo como puedan hasta hallarse a si mismos en un lugar seguro.
El soldado Lombardo simplemente fue llevado a la fuerza junto a los soviéticos, una vez que los cuatro sujetos dieron la noticia a sus superiores, recibieron de manera comunitaria la siguiente orden:
- Huyan como puedan hasta llegar a la furgoneta, y en el caso del soldado Lombardo, que se deje sacrificar como un verdadero mártir sin revelar información de nada.
Asintieron y siguieron la persecución, se fijaron que no muy lejos había un señor en frente de su automóvil con las llaves adentro y las puertas abiertas, aprovecharon la instancia para intentar entrar. A lo que se sorprendieron porque el señor estaba armado y comenzó a disparar apenas se metieron en su automóvil, con una precisión no muy buena a pesar de haber estado inicialmente a un metro de distancia.
Dañó su propio vehículo hasta que logró darle a uno de ellos que iba en el asiento de copiloto.
- ¡Mierda! -gritó entre gruñidos Scott, sus compañeros admiraron como comenzaba a sangrar en varias perforaciones que recibió en la espalda por culpa de las balas.
- ¡Señor, tenemos al soldado Rosenfeld herido, señor! -gritó James mientras realizaba una llamada rápida.
- ¡Señor, retirada, retirada por favor, señor! -suplicaba dolido el que estaba herido.
- Soldados, ya los hemos localizado, viren hacia la derecha y abandonen el vehículo que en esa calle está la furgoneta.
Sintieron más balazos que eran de militares comunistas, los vidrios colapsaron y trataron de cubrir sus rostros lo más que pudieran justo a tiempo para evitar que los cristales los tajearan. Perdieron el control del automóvil entre los tres batallaron por tomar a escondidas el volante y virar de manera apropiada, las balas rebotaban y el corazón lo sentían en la garganta, a punto de explotar.
Después, todavía sin poder manejar muy bien la carrocería, sus ojos brillaron en ilusión cuando la furgoneta se aproximaba, lo malo, es que no podían frenar la máquina y si no escapaban a tiempo, se estrellarían contra a una pared.
Eso hicieron, saltaron fuera del vehículo y como si se tratara de un gurú de mala suerte, al soldado Rosenfeld le tocaron varios balazos más en la zona del hombro y brazo izquierdo. Sus compañeros corrieron para cargarlo y entretanto se tambaleaban, lo cargaron hasta la furgoneta y sellaron la puerta.
El conductor aceleró a toda velocidad para salir de allí, los dirigentes y otros soldados presentes en el vehículo sacaron el botiquín de primeros auxilios para socorrer al soldado herido. Se asustaron un poco al oír balazos contra la furgoneta blindada, sin atravesar al resistentes paredes.
Iban de manera feroz en cuánto velocidad se trataba, regresaron al campo de batalla que recorrieron antes y lograron sacar el cadáver de Kerry Ray King. Sin haber recorrido mucho más, hallaron otro cadáver, de David Lombardo, el cual, tras haber analizado un poco el cuerpo, no recibió ninguna bala, sino, supusieron que trataron de quitarle los chips y recibió descargas eléctricas que lo llevaron a la muerte.
En aquel momento, dieron la misión por cancelada y tras haber perdido de vista a todo ser humano del mando comunista, subieron a una avioneta militar en dirección a Estados Unidos, con tal de recibir sí o sí un entrenamiento militar antes de que los dos soldados cien por ciento sanos mueran, Scott Ian Rosenfeld estaba gravemente herido, por poco y moriría desangrado si no obtenía ayuda médica.
Una vez que se encuentren en el continente americano, decidirían con suma frialdad qué podría suceder a futuro con respecto a este equipo de ex-criminales que va desintegrándose a raudales.
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