Les bastó todos esos crueles asesinatos para por fin entrar en razón y la misión no fue cancelada por nada.

Realizaron los últimos espionajes en Moscú, los dejaron ver por última vez las cámaras criogénicas y de ahí partieron a la furgoneta para una nueva misión totalmente diferente, quizás sería la más sencilla de realizar, no obstante, había mucha amenaza. Por ello tenían que asumir hacer con excelencia y rapidez lo que debían cometer para que todo salga a la perfección.

Dentro de la furgoneta pudieron conversar de una manera más íntima todo lo que había pasado, lograron establecer contacto con Michael y Jeff que seguían realizando espionaje intensivo en Ucrania, donde por fin dieron la noticia de la muerte de Ulrich, Baloff y Friedman.

Este último lo habían encontrado a mitad de un campo de batalla, al parecer, que el chip se auto-destruyera no lo mató, sino, fueron los militares soviéticos que lo asesinaron cuando se acercaba a un campo de batalla, lo molieron a balazos y el cadáver fue devuelto a la armada estadounidense.

Algunos fueron más sensibles que otros, no obstante, tras pasada unas dos horas de charla, todos se encontraban llorando las trágicas pérdidas de sus amigos y todo por una actitud desleal hacia los Estados Unidos, prometieron servir al país y así lo harían, con tal de vivir, estaban dispuestos a hacerlo.

El viaje hasta llegar donde se encontraba la avioneta pronto acabaría y una vez dentro del vehículo aéreo, les explicarían la sencilla misión.

Cuando finalmente cesó todo el llanto, asumieron como hombres maduros su trabajo, eran una hermandad, no debían abandonarse porque iban a estar hasta el final de su condena juntos. Se subieron a la avioneta para ahora recibir información acerca de esta nueva misión.

Debían ir hacia un edificio con armamento militar soviético para robar y adulterar todo lo que pudieran para huir en dirección a una avioneta que los llevaría lejos, muy lejos de allí. Todo mientras enormes grupos de militares irían disparando por todas partes para proteger el edificio de soviéticos, porque habrían millones de prusianos y otros soldados de la URSS que desearían fusilar a los espías de Estados Unidos, que ya no eran recordados como burdos delincuentes.

Los dirigentes con voz seca, fuerte y profunda reprocharon que muchos fieles soldados estadounidenses estarían arriesgando sus vidas con tal de protegerlos a ellos, que nada debía salir mal en el proceso de robar/adulterar el armamento porque esas vidas se irían en vano y esos hombres no entrenaron muchos años para perecer por culpa de unos idiotas que se negaban a hacer sus labores.

Con una mentalidad más clara y teniendo un enorme nudo en la garganta, cada uno aceptó aquella misión.