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47

El corazón se me desmorona y cómo no, si estoy hecho un verdadero lío.

La cara pálida de Heather me observa con atención. Le acabo de contar todo lo que sucedió con Emily, y lo que Adara me dijo (que para ser honesto es lo que más me preocupa).

—Me quiero morir —confieso con voz quebrada.

—No digas eso Noah —corrige compasivamente—. Hay muchas cosas buenas en ti.

—¿Y de qué me sirve? Siento... siento que esto me supera. Amo a Hailey más que a mí mismo y le tengo mucho cariño a Tommy. Y... si en algún futuro le llegara a confesar mis sentimientos a Hailey ¿Acaso podría seguir con mi amistad con Tommy? Porque, según Adara, sería una basura de persona.

—Eso solo es una opinión —intenta animarme.

—No me preocuparía tanto si no fuera la opinión de Adara. Es su prima y seguramente Tommy pensará igual.

—De verdad, no sé qué decirte —después de un silencio triste (que me parece eterno), agrega—: Solo te puedo decir como amiga y como chica que, si de verdad amas a alguien, nada ni nadie te impedirá estar con esa persona, salvo ella misma.

—Lo sé y lo entiendo. Solo que... tengo miedo de perderlos a ambos. Que Hailey me diga que no y que por esa razón pierda su amistad. Preferiría mil veces quedarme solo como su amigo a perderla para siempre. Y por otro lado está Tommy. Sabes que casi no tengo amigos. Ronnie es el único que ha estado ahí para mí todo este tiempo.

—¡Oye! —protesta con aire de indignación.

—Me refiero a amigos varones. Y es que la relación que tengo con mi padre ha sido tan precaria durante tantos años, que siento la necesidad de estar al lado de un chico. Quizá se te haga raro que Ronnie y yo nos mostremos tanto afecto, pero solo somos amigos. El perdió a su papá y yo, bueno... tengo uno, pero su trato indiferente me hace pensar que no lo tengo. Tengo miedo. Pero el amor lo puede todo, ¿no?

—¿Qué piensas hacer?

—Me temo que tendré que sacrificar amor por amor. El amor fraternal que le tengo a Tommy por el amor romántico que siento por Hailey.

Los ojos se me llenan de lágrimas y empiezo a ver borroso. Me sentiría menos avergonzado si estuviera en un lugar más privado, pero estamos en la cafetería (es receso).

A Heather parece no importarle, porque me abraza sin previo aviso, y ese sencillo gesto me tranquiliza. No son los brazos fuertes de Ronnie, son unos brazos delgados, pero tienen el mismo efecto tranquilizador.

—Gracias —susurro antes de quitarme los lentes para enjugarme los ojos.

—Para eso estamos —responde conmovida. Su cara, nariz y ojos están rojos. En ella es mucho más visible por su albinismo.

—¿Está todo bien? —pregunta Dastan, que apenas llega a la mesa donde estamos.

—No, solo es la alergia —miente Heather.

—¿Y estás bien? —interroga Dastan sentándose a su lado. Demasiado preocupado diría yo. Mmm.

—Sí. No te preocupes —contesta mi amiga, tallándose los ojos.

Parece que mi primito se dio cuenta de su reacción, así que me descubre viéndolo con curiosidad.

—No me digas, ¿también tienes alergia? —dice con sarcasmo.

—No, solo bostecé —contesto evasivo.

Durante los días en los que Emily me evito decidí pasar más tiempo con Heather. A pesar de llevarse bien con Emily y Dastan, no le dijeron dónde se escondían de mí. Supongo que fue porque después de Ronnie, Heather es la persona que más cosas sabe de mí. Y seguramente pensarían que me diría algo.

Resulta ser que Heather ha estado actuando normal (según ella). Pero que se ha acercado de cierta forma a Dastan. Está en una posición de "amistad" como yo lo estoy con Hailey, pero sin peligro de encontrarse en la friendzone (como yo).

¿Lo que he visto hace un minuto podría ser algún indicio de que Dastan se está interesando en Heather? Posiblemente. Desearía que a Heather sí se le cumpliera su deseo de tener una relación con Dastan. Se merece ser querida, y mucho.

Esperamos hasta que Emily hace su aparición. Resulta sorprendente lo excelente actriz que es. Pareciera como si nada hubiera pasado. Necesito que me dé clases para controlar mis sentimientos. Aunque puede que no sea el mejor momento. Será actriz, pero sigue siendo humana. Me veo en la necesidad de seguirle la corriente.

Mis padres han estado trabajando un poco menos. Están en las mañanas con nosotros, pero se retiran a trabajar a mediodía y regresan hasta la noche. Eso nos da tiempo a todos de reunirnos en las mañanas para tener nuestro desayuno juntos.

Mi padre, ahora que tiene a otro "hijo" (Dastan), le dedica más tiempo. Curiosamente, no le tengo celos. Supongo que aprendí a prescindir de la atención de mis padres (sobre todo de papá) y deduzco que es por esa razón por la que me siento irritado cuando de la nada se les da por acercarse a mí. Me exaspero rápido cuando empiezan a preguntarme cosas, pero al menos en la mayoría de las ocasiones logro controlar mi genio.

Dastan les tiene un poco más de paciencia, pero lo conozco bien y sé que también se desespera como yo. De no ser por mamá esta familia sería un desastre. Es el eslabón que une esta cadena familiar.

Debido a esto, no tengo la confianza suficiente como para contarles ni cómo me siento con respecto a Hailey ni como me siento en el interior. Lo único que lograría ganarme sería un sermón.

Adara, que ya sabe de la nueva situación de mis padres se aparece más seguido en las mañanas. Aunque tiene amistades en la escuela, disfruta mucho de pasar tiempo con mi madre. De hecho, ahora que lo pienso, podría decir que se siente más cómoda en la compañía de personas adultas.

Una vez más, me levanto como de costumbre, pero hoy no es un día cualquiera. Es el día en el que haré el tan esperado examen de química para el cual me he quemado las pestañas. Los rumores dicen que la sede para este año será la escuela a la que antes asistía Tommy. Después del tiroteo, la institución se ha estado esforzando por corregir su imagen.

Debo ir a la escuela a presentarme para que me escolten hacia la ex escuela de Tommy. Dejo de perder mi tiempo viendo el zapato y me empiezo a vestir: camisa manga corta de cuadros, pantalones, zapatos negros lustrosos y como la situación lo amerita, escojo un corbatín azul. Me veo al espejo y efectivamente, soy todo un científico. Solo que no de los locos; me he puesto tanto gel que ningún cabello se mueve.

Bajo las escaleras y me encuentro con una grata sorpresa. Si ignoro lo que Adara me dijo la otra vez sería trata del todo. El desayuno está servido y a la mesa solo le falta un asiento para llenarse. La cabellera pelirroja de Adara resplandece bajo la luz de las luces de la cocina.

—Noah, invité a Adara a desayunar con nosotros —indica mi madre animada.

—Gracias. Fue muy amable de su parte —dice Adara.

—No es nada. Noah, háblale a los demás para que vengan a comer.

Cuando estamos todos en la mesa y después de los saludos matutinos y hacia nuestra invitada empezamos a comer. Esta vez todos los hombres guardamos silencio mientras comemos y son las mujeres quienes hacen que la conversación fluya. Estoy concentrado en mis sándwiches de huevo y queso fundido cuando Adara saca el tema.

—¿Estás nervioso por el concurso de química?

—No. He estado estudiando día y noche, así que me siento bastante seguro.

—¿Qué concurso? —inquiere mi madre. Dejo que Adara responda por mí.

—No sabíamos que participarías —agrega papá con tono, qué, ¿sarcástico?

—No es importante —explico.

—¡Noah, por favor! Ese concurso puede abrirte la oportunidad a una beca —insiste la pelirroja.

—Ya tengo una beca en la escuela.

—¡Pero puede abrirte las puertas para ir a la universidad!

—Supongo. Es que no pensé que fuera necesario contarles. Es algo que yo quería hacer.

—Pues por lo mismo, debiste decirnos algo Noah —expresa mi madre.

—Ay, Adara. Como vez, Noah casi no nos cuenta sus cosas —empieza mi padre—. ¿Así es también en la escuela?

No disfruto el suculento desayuno porque mi padre empieza a compartir con Adara lo "cerrado que soy". Veo que Dastan está tenso, pero prefiere no meterse. Al final es mi propia amiga la que me termina defendiendo y les cuenta lo buen amigo que soy y ese tipo de cosas, cosa que me viene bien. No me hace mal que me endulcen.

Me despido de mi madre con un beso y a mi padre solo le aviso que ya me voy. Dastan besa a ambos. «Que cariñoso andas hoy», pienso poniendo los ojos en blanco.

Cuando los 3 llegamos al colegio nos separamos. Adara y Dastan me desean buena suerte. Sin embargo, mientras espero en la escuela a que me llamen para subir al autobús que nos llevará a los concursantes de la escuela a la sede (son varios concursos, no solo de química) veo que se acercan Hailey y Ji.

«¿Hailey y Ji?».

Sin embargo, Ji se atrasa porque el maestro de matemáticas lo llama. Me quedo solito con mi amor platónico.

—Hailey... ¡¿Qué haces aquí?! —pregunto demasiado alegre. Me controlo.

—La otra chica que iba a participar en el concurso de declamación se enfermó. Me llamaron de último momento.

—No sabía que te gustaba la oratoria —confieso. Es un dato importante que mi cerebro atesora.

—Me encanta. De hecho, he estado ensayando una declamación que di en el aniversario de mis padres. Me la sé más que mi propio nombre.

«¿Cómo es posible que seas tan hermosa?», piensa embobado mi yo interno.

—Seguro ganarás —decreto.

—Gracias. Lo mismo digo. Éxito en el concurso de química.

—¿Sabes en que concurso participará Ji? —pregunto.

—¿Quién? ¿El novio de Lili? Ni idea. Quizás matemáticas.

El muchacho de ojos rasgados se acerca a nosotros y hace mal tercio. «Como te odio».

Otra vez, Hailey, que tiene facilidad para el habla, se pone a platicar con Ji. Se supone que yo estoy participando en la conversación, pero me limito a asentir y a hacer alguna que otra pregunta. Al final me termino enterando de que si Ji gana el concurso de matemáticas por fin dejará de trabajar en la cafetería. Ese fue el trato con sus padres.

—¡Debo ganar a como dé lugar! —suelta Ji con intensidad.

—Pensé que te gustaba trabajar ahí. La última vez estabas contento —opina Hailey.

—Al principio sí me gustaba. Pero la semana pasada llegaron Bradley y Tyler. Hicieron un desastre con el café y me provocaron. Los corrí, pero tuve que reunir toda mi fuerza de voluntad para no darles lo que se merecían. Me habría ido peor a mí. Además, hay personas que se ponen especiales con la comida. Por eso necesito ganar.

—Pues en ese caso, te deseo mucho éxito. Yo sé bien de primera mano que Bradley y Tyler pueden ser muy crueles.

—Les falta atención —explica Hailey poniendo los ojos en blanco. Después agrega seria—: No sabía que se metían contigo, Noah.

—Bueno, eso ya pasó. Pero tampoco es que me guste hablar sobre ello —«Y de paso hacerte creer que soy débil por no defenderme», pienso.

—No puedo creer que salí con una persona así —musita Hailey.

—Lo único bueno desde que me peleé con esos dos es que Lili y yo estamos juntos.

—Me alegro por ti Ji. Lili está muy feliz contigo. Quizá no seamos tan cercanas como antes, pero estar contigo le ha hecho bien. Cuídala.

—Eso haré, Hailey.

Traen a otros alumnos para quién sabe qué concursos y nos meten en el autobús. Me siento al lado de Hailey y solo espero no ponerme a babear. Sus ojos de miel me tienen profundamente hechizado.

—Noah, ¿sabes qué relación hay entre Tommy y la escuela a la que vamos? Cuando le dije que esa sería la sede este año se puso pálido y no me quiso dar muchos detalles —«Rayos, está pensando en Tommy», me lamento.

—¿No sabes? —respondo sorprendido. Menea la cabeza—. Es un poco fuerte. Bueno... Hubo un tiroteo en esa escuela hace unos meses. Y Tommy vio al tirador segundos antes de que se volara los sesos.

—¡Santo Cielo! —suelta horrorizada.

Lo curioso aquí es que el motivo real por el cual Tommy es una combinación de varios factores: lo que vio, pero también que él malaconsejó al chico sin querer. Parece que sigue estando afectado, aunque, quién no. Nadie olvida eso.

Como bien amigo que soy, cumplo mi palabra de mantener ese secreto bajo el sello de mis labios.

—Me imagino que la seguridad está reforzada desde entonces —intento tranquilizarla.

—Pero... —empieza preocupada.

—Pero, aunque así fuera—la interrumpo—, de todos modos, dime el lugar en el que estarás. Por cualquier cosa, ya sabes.

—Gracias Noah —agradece con los ojos brillantes. Asiento y sonrío.

Empiezo a ponerme nervioso y sin querer se me sale un susurro:

—No importa qué. Yo siempre te cuidaré.

—¿Dijiste algo? —inquiere Hailey.

—No, nada... Bueno... No nada, todo bien —intento responder.

«¡Casi lo echas a perder Noah!», me regaño.

Cuando llegamos a la antigua escuela de Tommy, nos llevan a un área especial. A partir de ahí nos conducen a diversos salones de la escuela.

—Éxito Noah —me dice Hailey antes de irse.

—Igualmente. Sé que lo harás increíble.

—¡Suerte, Hailey! —grita Ji.

A Hailey la llevan al edificio de al lado, mientras que a Ji y a mí nos hacen cruzar por un pasillo conecta con el otro edificio; el edificio F.

En un determinado momento siento que la saliva se me hace espesa y me cuesta tragar. Y es que en una de las paredes hay un mural con fotos de las víctimas del tiroteo. Reconozco la foto del chico que vi en televisión, el apuesto.

En ese momento saco mi teléfono (qué suerte que lo traigo conmigo) y veo que tiene un mensaje de Hailey: Aula 8, edificio E.

Joven, no se retrase —me ordena un señor bigotón. Me reincorporo al grupo.

A Ji y a mí nos dejan en el mismo edificio, solo que a Ji lo conducen al segundo piso.

Ya en el aula nos piden que depositemos teléfonos y relojes en una caja antes de asignarnos un lugar. Me dejan casi en el centro.

Después de unas indicaciones empieza el examen. Hay muchos reactivos para solo 1 hora, pero me siento confiado. Avanzo rápido y sin titubear.

Debo ser de los primeros en terminar porque me sobra tiempo, pero decido quedarme con el examen para revisar algunos detalles.

Al final creo que soy el primero en entregar. No estaba muy consciente de lo que sucedía alrededor. Me dan el visto bueno y me piden que regrese a mi asiento. No obstante, cuando me siento en el pupitre creo que me mareo, seguro por la presión del examen. Espera, ¡todos nos estamos meciendo!

—¡Está temblando! —avisa alarmado el don del bigote.

No tenemos instrucciones ni nos han dicho dónde quedan los puntos de reunión. Los 15 concursantes salimos rápido del aula y en orden. Quién sabe cómo le hago para que el bigotón me pierda de vista, porque lo siguiente que sé es que estoy corriendo con una agilidad tremenda y con solo una cosa en mente: encontrar a Hailey.

El suelo se mueve y me mareo mucho, pero me rehúso a rendirme.

Encuentro a Hailey a la mitad de las escaleras que dan al segundo piso, en el suelo.

—¡Hailey!

—¡Noah! —cuando llego hacia ella el temblor cesa—. Mi tobillo, me lo torcí —explica con dolor.

—Vamos, te ayudaré —La ayudo a levantarse, pero gime de dolor cuando apoya su pie derecho en el suelo.

Aunque el temblor terminó no quiero estar aquí mucho tiempo. Puede que la estructura se haya debilitado.

—¿Qué te pasó? —pregunto preocupado mientras la ayudó a bajar las escaleras.

—Alguien me pisó el talón mientras corría.

—Tranquila ya estás...

—¡Noah, está temblando otra vez! —interrumpe histérica. Y tiene razón, es una secuela.

Es tanta la adrenalina que siento en estos momentos que no me explico cómo es que soy capaz de levantar en brazos a semejante monumento. Pero lo hago.

Salimos del edificio y vemos a lo lejos que están todos juntos en un punto de reunión. Ese ínfimo detalle hace que me sienta mejor; y ese es mi error, porque empiezan a pesarme los brazos.

Dejo a Hailey en el suelo para levantarla de nuevo, pero esta vez escucho que la ventana de al lado se rompe.

Cubro a Hailey con mi cuerpo antes de que un par de vidrios me perforen la piel.

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