
4
Justo al salir de la tina y terminar de vestirme llega una notificación que destruye mi reputación, aunque siendo sincero no había mucho que proteger.
El video tomado justo en el momento de mi caída. Creo saber quién lo posteó: Tyler.
Nunca entenderé cómo hay personas que tienen el teléfono tan a la mano que graban los accidentes o los imprevistos que resultan graciosos. No es mi caso.
Está bien, da igual, no me afecta (o al menos eso intento). Trato de que no me afecte... pero no puedo. Mi ojo derecho me tiembla del coraje... ¿o es de frío?
¿Qué mal le he hecho a Tyler? «Solo me gusta su exnovia», pienso. Es tan injusto. «A menos que él sepa que ella me gusta». Un pensamiento me da una cachetada que me hace volver a la realidad y ver la seriedad de la situación. Por fin lo entiendo: Si Ronnie supo que me gusta Hailey, ¿será posible que Tyler lo sepa?
Espero con todas mis fuerzas que no sea así. Sea que lo sepa o no, él lanzó una bomba a mi reputación (muy precaria ya de por sí).
Me siento tan mal, es difícil ignorar lo que probablemente sea un daño irremediable... sin embargo, nada de lo que siento ahora se compara con lo que experimento durante la semana.
Después de una semana viralizándome (gracias a Tyler) todos en la escuela se ríen cuando me ven. A pesar de eso, Ronnie no me abandona, y al parecer está más decidido que nunca a desenvolverme con las personas.
—No les hagas caso Noah, no vale la pena que te sientas mal, con eso sólo lograrás que te sigan molestando.
Me pregunto si Ronnie alguna vez habrá pasado lo mismo que yo, mmm. ¿Alguna vez lo habrán rechazado por algo o solo es empático? No tengo ni idea, pero es un hecho que valoro mucho a este amigo (que, si se analiza detenidamente, es el único que tengo).
—Gracias por el consejo —le digo.
El horario escolar indica que la siguiente clase es de Geografía. Para mi sorpresa, Chris está sentado al lado de mi lugar, así que tendremos que intercambiar palabras.
«Genial», digo entre mí de manera sarcástica.
Es raro verlo en la primera fila, cuando en realidad se suele sentar en el medio, casi atrás, cerca de los mastodontes que tanto daño le han causado a mi reputación en estos últimos días. Si se junta con ellos, llegará a ser un mastodonte más. Los amigos tienen un poder inmenso en lo que decimos, pensamos y hacemos.
—Ya sabes qué hacer —me recuerda Ronnie en voz baja. Asiento y me dirijo hacia Chris.
—Buenos días —saludo tratando de que las fugaces miradas burlonas de medio salón no me incomoden.
—Buenos días Noah —después de una pausa me vuelve a hablar, esta vez con un tono de voz que solo puedo interpretar como pena ajena—. ¿Cómo estás? —«Seguro se refiere a lo del video», razono.
—Bien —le contesto de una manera tan muerta que está claro que no lo estoy.
—Si no quieres hablar del tema, está bien. No tienes por qué contarme nada.
En realidad, no quiero, y apenas nos conocimos, quién sabe qué será capaz de hacer, pero, aunque no lo conozca bien, percibo que me lo dice porque de verdad se interesa en mí y en cómo me siento. Aun así, es muy pronto para desahogarme con él:
Le contesto meneando la cabeza.
Esto es muy vergonzoso, y no creo que alguien que estuviera pasando por algo similar le gustaría hablar de ello. Chris entenderá.
El salón de clases está dividido en diferentes grupos. Los mastodontes sedientos de bullying, las chicas hermosas, los lectores, los amantes del anime, unos alumnos nuevos y Ronnie y yo.
Cuando llega Hailey, ella me mira directamente a los ojos, pero, aunque normalmente desearía que me miraran por los siglos de los siglos, cuando los veo me cohíbo, sonrojándome. Da igual que lo intente ocultar. Mi mirada vacía le transmite el mensaje, pero esta vez no intercede como lo hizo el día de mi caída.
El video cortaba poco antes de que Hailey fuera a ayudarme. El video en vivo que estaba transmitiendo Tyler por redes sociales capturó el penoso momento, aunque fue interrumpido al ver que su exnovia corría a ayudarme.
No creo que Tyler tenga celos de ella. Después de todo, es un chico que se la pasa polinizando a media escuela. Para él, Hailey solo era un trofeo más que añadir a la colección. Pese a ello, pese a ser un mujeriego, varias suspiran por chicos rudos, y guapos, varias babean por él.
¿Que alguien suspire por mí? Solo porque aburro a los demás a más no poder. Ronnie es uno entre mil que no me ha dado la espada.
En el receso es tan evidente que todos saben del incidente. En cuanto entro a la cafetería todos en algún momento de mi trayecto hacia una mesa vacía me ven con aire burlón. Ronnie no está a mi lado para respaldarme (está ocupado copiando los apuntes de mi libreta si quiere pasar el examen de geografía.). Cuando estoy cerca de una de las mesas de la cafetería, Tyler, Leon y Bradley se sientan en ella frente a mis narices, haciendo mucho ruido (como siempre). Doy media vuelta y salgo lo más rápido que puedo de la cafetería. Ni en un millón de años decidiría sentarme en el mismo lugar que ellos.
Cruzo la escuela y me pierdo un par de veces. Lo siguiente que sé es que termino comiendo en un baño con puertas azules y mosaicos blancos. Casi nadie entra aquí. Lo sé porque una fina capa de polvo cubre los retretes que dicen Fuera de servicio.
Parado y solo me dispongo a comer mi almuerzo, además, pienso compulsivamente en el tipo de personas que son Tyler, Leon y Bradley. Todos ellos están en los equipos que representan a la escuela en las competencias intercolegiales. Puedo decir sin miedo a equivocarme que muchas chicas darían lo que fuera por estar con chicos como ellos. No entiendo cómo...
—¡Ah! —gruño.
Estaba tan inmerso en mis pensamientos que me he mordido por accidente. Me sangra la mejilla. Es muy poco agradable la sensación cuando te muerdes. Veo en el espejo empolvado la herida que mis dientes le han causado al interior de mi mejilla derecha. Mi lengua acaricia la herida compulsivamente. Saliva con sangre es lo que me gano por andar pensando en cosas negativas.
El timbre suena, y sé que no llegaré a tiempo a clase. De hecho, no estoy muy seguro de dónde estoy. Salgo lo más rápido que puedo, con el corazón a mil por hora. «¡No puedo llegar tarde a clase!».
Mi reputación está echada a perder ante mis compañeros; la que tengo para con los maestros aún puede salvarse.
Corro por los pasillos tratando de ubicarme. No reconozco el edificio, nunca antes había estado aquí.
Cuando por fin me ubico, mis piernas y pies controlan todo mi cuerpo.
Solo faltan dos edificios grandes por atravesar cuando choco con una persona; qué bueno que logré frenar un poco o la habría lastimado.
En cuanto la veo me quedo impactado. Sabía que había personas albinas, pero no había visto a nadie en la vida real. Ella tiene una piel muy blanca y pálida. Ojos grises, una boca con labios carnosos y cabello, cejas y pestañas color blanco. Es imposible verla y no pensar en la nieve.
—Lo siento mucho, venía corriendo y no te vi. ¿Estás bien? —«Que no se enoje, que no se enoje».
—No hay problema. Soy nueva y estoy perdida. ¿Sabes dónde queda el aula G-18? —su sereno tono de voz me tranquiliza.
—Sí, deja te llevo —es lo que me gano por andar corriendo en los pasillos.
Aunque no me guste la idea de perder mi clase, se lo debo. Odio tener ese sentimiento de saber que estás encadenado por algo que debes a otra persona. Pero ni hablar, tengo que hacerlo.
Mientras caminamos por los pasillos me percato que no sé su nombre. Digo, es importante recordarlo porque es la única persona que no ha hecho referencia a mi debut en las redes sociales como el "resbalado".
—¿Cómo te llamas? —le pregunto.
—Heather. Heather White, ¿y tú?
—Noah Peters. Ya llegamos —digo antes de que intercambiemos más palabras.
—Gracias. Nos vemos luego —entra al aula y cierra tras de sí.
Como sé que la clase estará como por la mitad decido ir a la biblioteca, a ver si con una sobresaliente participación mañana, logre compensar la clase perdida de hoy.
No hace falta. El maestro no llegó a tiempo. Esta semana han estado faltando varios maestros y no hay suficientes suplentes. De modo que, por hoy, las clases han terminado.
De camino a la biblioteca me doy cuenta; todos están fuera del aula. Ahora más que nunca debo mantener un perfil bajo pues mi video está muy fresco. Sólo debo esperar un poco y será historia...
—¡Hey, resbalado! —grita Bradley—. ¿No te has caído hoy verdad?
Estoy a punto de salir corriendo de nuevo cuando una voz resuena en mis pensamientos: «No les hagas caso Noah, no vale la pena que te sientas mal, con eso sólo lograrás que te sigan molestando». No sé por qué recordé eso en este momento, pero decido hacer caso al consejo de Ronnie.
—No, Bradley, hoy no me he caído todavía, pero ya estoy mejor, gracias por preguntar —mi respuesta lo deja sin nada con qué atacarme.
—Bueno, espero que no lo hagas de nuevo, el conserje ya recogió la basura —se burla Leon. El comentario me sienta mal, pero logro contestar de manera creíble:
—Ya somos dos, no quiero estar de nuevo en el suelo. Me gustaría quedarme a conversar más del tema, pero debo ir a dar asesorías de las materias, te recomiendo que alguna vez vayas, después de todo, no te está yendo muy bien en álgebra.
Doy media vuelta y me dirijo al aula donde daré asesorías antes que la situación se salga de control.
La asesoría que hoy me toca dar es de química. Es un gusto que el consejo escolar me haya dado la oportunidad de participar dando asesorías, porque me gusta, de verdad siento que puedo ser útil. Además, hará que no piense tanto en el video de Tyler.
Al llegar encuentro a 5 personas: Lili Sun, Jessica Wilson, Lyanna Coleman y otras dos personas que no conozco; es la primera vez que se presentan a una asesoría.
—Soy Noah Peters, y la asesoría de hoy es de química. Antes de empezar ¿podrían decirnos sus nombres, por favor?
—Me llamo Yamir Javed —contesta el muchacho.
—Yo soy Denaly Shimarik.
—Mucho gusto. Cualquier duda estoy para servir.
Los dos tienen piel morena y rasgos hindúes. Me pregunto si serán inmigrantes o si habrán nacido aquí y sus padres sean de la India. Doy la asesoría sin contratiempos.
Después de ella Lili se me acerca.
—Me gusta como explicas. Por fin le entendí al tema.
—De nada, ya sabes que cualquier cosa que no te quede clara no dudes en preguntarla. Y si sabes de alguien que necesite ayuda, dile que venga, para que mejore sus calificaciones.
—Sí, claro. Nos vemos mañana.
—Nos vemos.
Es una ventaja no ser popular y distraerme con cosas de poca importancia, si no, tendría bajas calificaciones.
Aunque ya salimos de clase, debo ir al baño, mi vejiga debe vaciarse o explotará. Solo espero que no haya nadie en el baño, me da pena que me vean o me escuchen. Por suerte está vacío. Me meto y uso la taza en lugar del urinario. Nunca uso el urinario, que poca privacidad orinar al lado de otra persona. Salgo y me lavo las manos, esta vez el jabón líquido es rojo y huele a canela. Me huelo las manos, esperando que nadie me vea.
—¡Ahhhhh!
El calzón chino no es agradable en lo absoluto. Me duele la parte baja del abdomen. Las risas se alejan. Aunque no hay que ser genio para ubicar de quiénes son: Bradley y Leon decidieron jugar conmigo.
O, mejor dicho, con mi ropa interior.
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