Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

35

Leon se muestra un tanto inseguro. De alguna manera me recuerda a una especie de monstruo que ha cambiado, que ahora es gentil o algo así. Me da un poco de lástima. Declina mi invitación.

—Quería hablar contigo Noah. En privado.

Me despido de mis amigos para acercarme a Leon, que me lleva lejos de la mesa. El sol está un poco alto, así que nos sentamos en una de las bancas que se encuentran cerca de donde Hailey y yo cantamos el penúltimo día de clases.

—¿Y de qué querías hablar? —pregunto intrigado. A veces Leon es difícil de leer.

—Se acercan los exámenes del segundo parcial. Y...

—¿Y quieres que te ayude como el año pasado? —pregunto con un ligero aire de superioridad.

—Por favor. Ya me estoy hartando de esto —arqueo las cejas—. Ya sabes, las peleas, los problemas con otros y... y si no aumento mi promedio no podré seguir en el equipo de béisbol. Por favor Noah.

«Ay, mis estúpidos sentimientos». ¿Cómo decirle no a esa carita de perrito regañado? Reconozco que, de los tres mastodontes, Leon es el que me trata con más amabilidad.

—De acuerdo. Seré tu tutor. ¿Te parece bien en tu casa después de clases?

Veo inquietud en el rostro de Leon. Trata de evadir la opción preguntando por las asesorías que solía dar en la escuela. Eso ha quedado descartado. El sistema de asesorías en el que participé ha sido revocado. Consideran que una escuela con tanto prestigio perdería parte de su reputación si fueran los alumnos los que dieran clases a otros; como si los alumnos destacados fueran mejores que los profesores. Viéndolo en retrospectiva, nunca necesité de créditos extras. Siempre salgo con un promedio perfecto.

—Está bien—cede por fin—. Después de clases te mandaré mi dirección.

Algo me oculta Leon. Bueno, no es que seamos amigos (al menos no todavía), de modo que está bien si no se quiere abrir como lo hizo Tommy.

Regreso con Heather y Tommy, que hablan muy animados. Me parece escuchar las palabras "béisbol" y "equipo", pero estoy algo lejos de ellos todavía. Estos oídos de murciélago.

—¿De qué me perdí?

—Entré al equipo de béisbol —responde Tommy con alegría.

—Todos quieren estar en el equipo de béisbol —agrega Heather.

—Bueno, no todos —rectifico.

—Especialmente tú Noah —me recuerda Heather lanzándome una miradita con unos ojos muy abiertos.

Tardo un poco en entender hasta que recuerdo que Hailey ama el béisbol. Lo ama de verdad. No puede estar en el equipo de béisbol de la escuela porque no hay un equipo femenil. De ahí que sea porrista para asistir a todos los juegos sin excepción. Tyler no era su único motivo.

Le reviro los ojos a Heather, lo que hace que Tommy me mire con curiosidad.

—Felicidades Tommy. A mí me gustaría entrar, pero tengo un promedio que mantener. Me alegro mucho por ti.

—¿Qué quería Leon?

—Lo ayudaré con las materias. O mejora su promedio o adiós equipo de béisbol.

—¿Y cómo está Ronnie? —pregunta Heather.

—No llegó a dormir a su casa. Y no podemos levantar una orden de búsqueda hasta que pasen 3 días sin noticias suyas.

—Espera, ¡¿qué?! ¿Cómo...?

—Se enteró de lo de su padre. Y nuestra última conversación... bueno, no quedamos en los mejores términos.

—Lo siento mucho Noah, ¿pero no crees que deberías buscarlo por tu cuenta?

—Lo mejor será dejarlo solo. Al menos hasta que se le bajen los ánimos.

Mi clase favorita es la de química. Si de por sí la materia la disfrutaba, hoy que los mastodontes malos no están, puedo pasar más tiempo con Hailey. Mientras Hailey y yo hacemos el experimento, Lyanna, Chris y Leon realizan la bitácora.

Gracias a que los mastodontes no están presentes, me desenvuelvo muy bien con Hailey. La clase de química, mi territorio, y el experimento perfecto. Vertemos unas gotas de ácido nítrico sobre unas monedas de cobre. La reacción produce un olor bastante fuerte, pero nos recompensa con un hermoso color cian sobre las monedas; nitrato cuproso.

—¡Mira! Tu color favorito.

—Es hermoso. Espera, ¿cómo sabes que es mi color favorito? —pregunta intrigada.

—Tú me lo dijiste una vez.

—¿Ah sí? —es evidente que no se acuerda. Como solamente muerto podría olvidarme de lo que he vivido con Hailey, le recuerdo el acontecimiento.

—Sí. Me lo dijiste el año pasado. En clase de física, cuando hicimos el disco de Newton. ¿No te acuerdas?

—Disculpa. Soy un poco distraída.

«No me digas». Ay, de todos modos, te amo princesita. Distraída o no, mi corazón es tuyo.

—No te preocupes. Si se te olvida algo da por hecho que yo te lo recordaré —afirmo sonriendo. Me devuelve la sonrisa.

—Oh, vaya. Un chico de recordatorios y súper inteligente. ¡Qué ofertón! —bromea.

—No espere más y llame al número en pantalla —agrego bromeando también. Se ríe.

—Noah, dame tu número —dice sacando su teléfono.

«¡¿Esto está pasando?!», pienso emocionado. Me pellizco para saber que no estoy soñando.

—¡Por supuesto! —digo apenas controlando el tsunami de emociones bonitas que amenaza con manifestarse.

Sin duda, la mejor clase de química de la historia (hasta se me olvidó que tenía catarro). Me rehúso a soltar el teléfono. Agrego su número a mi teléfono y me resuelvo a cargarlo siempre. Por si en algún momento me necesita.

Chris nos lleva en su auto a Adara, Tommy y a mí. Parece que Tommy viviera en casa de Adara por unas cuantas horas, hasta que su padre lo recoge. En una parte del camino. Chris saca el tema.

—No es por nada, pero creo que a Noah le encantó la clase de química de hoy. Hubo química, literalmente.

—¿A qué te refieres? —pregunta Adara.

—El amor de Noah le pidió su número. Eres un tigre Noah.

—Por favor, no es para tanto —digo moviendo la mano como restándole importancia, aunque Chris está en lo cierto.

—¡Noah está enamorado! ¡Noah está enamorado! —canturrea Adara. Tommy se ríe.

—Ya, pues —digo esperando a que Adara guarde silencio. No funciona.

—Ya Noah, dinos quién es —incita Tommy.

—Tal vez luego —digo lanzándole una miradita a Chris.

Si hay otra persona que no sea discreta aparte de Denaly, esa es Adara. No me conviene que en una de esas se le salga el nombre de mi amada Hailey y me meta en problemas. Hailey es popular más que por su actitud, por su apariencia; de modo que es bien conocida en el colegio.

—Ándale Noah. Tal vez pronto puedas hacerle esto a esa chava —dice acercándose a los labios de Chris y darle un beso apasionado. Ya hemos llegado así que no hay peligro de estrellarnos con nada.

—¡Eh, no coman delante de los pobres! —exclama Tommy.

—¡Ay primito! ¿Quieres besitos? —ofrece jugando Adara. Se estira para llegar a Tommy que se encuentra sentado conmigo en los asientos de atrás. Adara le planta unos besos en la mejilla. Es gracioso.

Mientras Adara agasaja a Tommy con besitos yo le hago un gesto a Chris (que está viendo el show por el retrovisor). Me entiende. Entiende que no debe siquiera mencionar el nombre de Hailey. Eso es algo privado. Me contesta pasándose el dedo índice y el pulgar por la boca como si fuera un cierre. Le agradezco por el raite.

Me preparo algo de comer y me lo zampo pensando en Hailey. Si fuera mi esposa le cocinará todos los días. La trataría como la princesa que es. Después de navegar por mis pensamientos cursis y lavar los platos, tomo los libros que necesitaré y me lanzo a casa de Leon en cuanto recibo su dirección.

Quién sabe cómo consiguió mi número. Algo me dice que tuvo que ver con el incidente que me pasó el año anterior, cuando recibí una llamada para asistir a un concurso de cultivos microbiológicos y en lugar de encontrarme con un concurso me encontré con unos perros bravos en un barrio desconocido. Es solo una sospecha.

Llego a su casa, que se encuentra cerca de la casa de Ji. Cómo olvidar la vez que Heather me obligó a ir. Desperdicié mi tarde leyendo mangas cuando la pude ocupar leyendo algo más útil. En fin, lo que sea por Heather.

Toco el timbre y me abre la puerta apenas lo escucha.

—Pasa, Noah.

En un instante escaneo la casa. Tiene buena pinta, aunque en la sala hay unos ceniceros con varias colillas, lo que hace que la mesita de centro se vea sucia. A lo lejos veo varios juguetes regados y... ¿Eso es una alacena o una farmacia? Porque el mueble tiene muchas cajitas de medicina.

Me lleva al patio trasero, donde se encuentra una mesa redonda y dos sillas. Leon tiene mucha piel expuesta. Una playera sin mangas púrpura y unos shorts rojos. Claro, como su piel es morena no tiene peligro de quemarse. Afortunadamente la mesa de afuera tiene una sombrilla que impedirá que el sol me chamusque. A diferencia de ayer, hoy está muy caluroso el día.

Me da cosa ver a Leon con su piel morena tan expuesta. El vello de sus piernas es muy rizado, igual que el de sus axilas. Me obligo a mantener el vómito dentro. Asco.

Voy a lo que voy. Empezamos con geometría. Nada de charla. Me mantengo muy profesional. Comparados en vestimenta, me veo realmente fuera de lugar. Una camisa amarilla de manga corta con un corbatín azul. Sin querer me vestí con la misma gama de colores que usó Hailey la vez que canté con ella. Habrá sido mi subconsciente, supongo.

Le explico a Leon de forma clara y concisa, sin embargo, debo admitir que a veces pone a prueba mi paciencia. Cuando veo que después de 5 explicaciones sigue sin entender, sugiero hacer una pausa para descansar y desestresarnos un rato. Seguro que han sido las 2 horas más desgastantes de su vida.

—¿Tienes hermanos? —pregunto tratando de evitar un silencio incómodo mientras me sirve un vaso de agua de naranja.

—Sí, tres. Dos hermanas y un hermano. Son menores que yo. Una tiene 10 años, la otra 8 y el más chico 5.

—Wow —es lo único que consigo decir. No me parece apropiado preguntar por las medicinas, pero supongo serán de algún familiar.

Saca una cajetilla de cigarrillos y me ofrece uno. Lo rechazo educadamente.

Enciende uno y el olor a tabaco impregna mi nariz enseguida. No puedo evitar arrugar la nariz por un breve instante.

—¿Te molesta? —pregunta asombrado.

—No, tranquilo —disimulo. La verdad es que detesto el olor. Estoy en su casa; que él haga lo que le plazca.

—Entonces, Noah —dice antes de escupir el humo que le inunda la boca—, ¿qué haces para divertirte?

—Define diversión —esta pregunta no va por buen camino. Recuerdo que me da igual. Leon amable o no, siempre me verá como un tipo raro.

—No sé cómo explicarlo. Mmm... Cuando sientes que te puedes comer el mundo. O cuando te encuentras en un estado de euforia y relajación.

—Siendo sincero, nunca me he sentido así. Así que, en esa definición, no hago nada para divertirme.

—Es broma, ¿verdad? —ve mi cara y se corrige—. Oh, bueno... olvídalo.

—Crees que soy raro —le suelto—. ¿Es por eso que me molestan? ¿Por eso me molestabas? —noto que empiezo a ponerme más serio.

—Noah, lo siento. He cambiado —expresa con tono lastimero.

—Ya sé. Y te aseguro que no te guardo rencor. De hecho, se me ha pasado por la cabeza que tal vez podamos ser amigos. Pero sí me gustaría saber por qué lo hacías, y por qué Tyler y Bradley lo siguen haciendo.

—Es complicado. A Bradley no le agradas. Nunca le agradaste. No te lo tomes a mal, pero pareces un niño todavía —«Gracias por recordármelo», pienso—. La familia de Bradley ha pasado por muchas dificultades. Quieras o no, las actitudes de los demás se te pegan. Eso fue lo que me sucedió a mí. Conozco a Bradley desde hace mucho tiempo. Poco a poco, sin darme cuenta, me empecé a comportar como él. En cuanto a Tyler, él ni siquiera te toma en serio. No existes para él. Así que le da lo mismo molestarte o no.

No se lo refuto. Sé a lo que se refiere. Las actitudes de tus amigos se te pegan, sean para bien o para mal. Yo lo he experimentado con Ronnie (que, por cierto, quién sabe dónde estará; hoy lo buscaré). Según he escuchado, la familia de Bradley tiene fama de ser violenta. Según lo que he escuchado gracias a mi oído de murciélago, su madre es drogadicta, y su padrastro tiene fama de ser problemático. Creo que incluso ya ha estado en prisión. Todos los puntos encajan para hacer de Bradley un chico complicado. Siempre es más fácil copiar lo malo que lo bueno.

Pienso en Tyler. En el tipo de persona que es. Más que problemático es mujeriego, promiscuo, pecaminoso. La carita tan agraciada que tiene, así como su cuerpo esconden a un ser lleno de lujuria y deseos carnales. Pero las chicas lo aman, los entrenadores lo aman y mires por donde lo mires, un chico muy deseable. Confío en Hailey, sé que ella sigue siendo virgen. No le ha dado eso a nadie, ni siquiera a Tyler. Estoy orgulloso de ella.

El silencio se termina en cuanto sale de la casa una mujer decrépita en una silla de ruedas. Una viejita de cabello blanco muy corto, piel oscura y unos lentes grandotes. A juzgar por la expresión de Leon, se supone que no debería salir. Veo cómo se transforma de mastodonte a conejito tierno y va hacia ella. Tiene corazón. Leon sí tiene corazón.

Me paro en seco cuando le dice "mamá".

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro