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31

Adara da la impresión de que haber visto a su primo era lo que necesitaba para volver a la vida. Nunca la había visto tan seria. Sin embargo, tanto a Tommy como a mí nos toma por sorpresa el apasionado beso con que Chris la recibe, justo a la entrada de la puerta del colegio. Las actitudes de niña parlanchina y jovial se han transformado en un ser que desprende pasión y sensualidad.

—¿Me he perdido de algo? —pregunto escéptico.

—Ah Noah. No te lo había contado, pero Adara y yo somos novios.

—Sí Noah, llevamos más o menos dos semanas. Te lo iba a decir, pero casi no te he visto. Además, como no vamos en el mismo grupo...

—Y como casi siempre sales disparado hacia la casa de Ronnie —agrega Chris interrumpiendo a Adara como si estuviesen conectados.

—Eso explica por qué ya no te has pasado por su casa últimamente —le suelto tratando de que se preocupe más por Ronnie, su "amigo"—. Aunque creo que Yamir ya te habrá puesto a tiro. Se ha estado recuperando muy bien.

—Eso he escuchado.

Adara le presenta su primo a su novio, que desaparece después del apretón de manos, no sin antes plantarle otro beso a Adara.

La rojita sigue presentándolo a cada persona que conoce; desde la entrada hasta el aula.

A eso me refería. Tommy no parece disfrutar de tanta atención. Sobre todo, cuando sale el tema del tiroteo. Aunque sea una mención breve veo palidecer a Tommy. «No sigas Adara», pienso, intentando que las miraditas que le lanzo sirvan para advertirle.

—¿Me prestas un momento a Tommy? Creo que quiere hablar conmigo.

Tommy no ha dicho nada desde que se despidió de su padre, pero Adara no me cuestiona. Además, está tan absorta platicando sobre Tommy, recalcando que está soltero a cada chica que nos topamos.

Arrastro a Tommy conmigo a la biblioteca, el lugar más seguro que conozco. No se resiste. Nos ubicamos en una zona poco usada de la misma. Una capa de polvo sobre los libros evidencia que nuestro paradero no es muy popular. Como nuestras clases empiezan en una hora y media tendremos tiempo de sobra para llevarlo a la dirección a buscar su horario y acomodarlo en su salón de clases.

—Tommy —empiezo con tono cauteloso, pero compasivo—. ¿Qué pasó?

Tal como yo supuse, Tommy se parece mucho a mí. Reconoció mi expresión en cuanto lo vi a los ojos, pero no hizo nada para darme otra cosa en la que pensar. Quería contármelo.

Empieza a hablar con un hilo de voz.

—Yo le dije que lo hiciera.

Abro los ojos impresionado, pero recobro la compostura.

—¿A qué te refieres?

—Estaba enojado. No había sido mi día, pero no se comparaba al de él. Le habían roto la tarea, escondido la mochila y le quitaron los zapatos.

—¿Quienes? —pregunto pensando en una pandilla.

—Los del equipo de béisbol. Me lo encontré casi derrumbado y le propuse cosas horribles, horribles de verdad. A veces pienso cosas muy malas. Y él me hizo caso —«Como yo», pienso—. Al día siguiente llegó muy raro a la escuela. No sé su nombre. Solo hablé con él una vez. Quería sacar con alguien ese enojo que me cargaba. Y ayer... —empieza antes de perder el color de nuevo.

—Shh, ya pasó —le digo envolviéndolo en un abrazo—. No fue tu culpa. Todos decimos cosas que lamentamos. Él fue quien tomó la decisión.

Tardo un poco en calmar a Tommy. No está llorando a caudales, pero el sonido agitado de su respiración podría alertar a alguien (si es que hay alguien cerca).

—No digas nada —me suplica—. Si papá se entera...

—Claro que no lo haré —le suelto, para después apretarlo entre mis brazos todavía más—. Puedes confiar en mí ciegamente. Creo que soy como tú —me sincero.

Se enjuga las lágrimas que han surcado sus mejillas y recupera la postura. Sigue sintiéndose mal, pero lo noto más tranquilo. Deseaba con todas sus fuerzas confiárselo a alguien.

Lo dirijo de nuevo con Adara, que nos espera donde la dejamos. Sigue platicando como perico. Estamos cerca de la dirección así que él toma su horario y nosotros lo escoltamos a su salón. El mismo que el de Adara. Casi siempre los que son familia los asignan al mismo grupo.

Pobre Tommy. Me siento ridículamente conectado a él. Porque nos parecemos. No lo culpo ni lo juzgo, a veces no somos conscientes de lo que decimos y aun siéndolo al 100%, nadie tiene poder sobre otra persona. Que cada quien haga lo que le apetezca y que cada quien responda por su error.

No lo voy a abandonar. Me imagino el sufrimiento de Tommy y me pongo en sus zapatos. Me rehúso a abandonarme, perdón, a abandonarlo.

Me siento al frente como siempre. Pero entre clases observo el interesante comportamiento de mis compañeros. Yamir juguetea con su teléfono. Chris copia mi tarea de matemáticas. Los mastodontes hacen el escándalo de siempre. Y allá al fondo vislumbro a Lili Jessica, Kayla y a Denaly platicando mientras se maquillan. Espera ¿Denaly? ¿Qué hace con las populares?

Heather lee un libro de pasta morada con hojas amarillentas. Claro, ¿qué otra cosa hace mejor sino leer? Es una devoradora de libros.

Lyanna y Hailey conversan seriamente a mi izquierda, y miren nada más quién se les ha unido. Samara. Recuerdo que sí eran amigas, pero no demasiado cercanas. ¿O tal vez haya algo que involucre a Samara? Cosas de chicas seguramente.

En el receso le arrebato el primo a Adara.

—¿No crees que habla un poquito tu prima? —le pregunto a Tommy con aire juguetón, intentando acercarme más a él.

—Demasiado —responde con el mismo brío.

Nada que ver el chico lagrimiento de hace unas horas con el Tommy que tengo frente a mí, un poquito más relajado. Supongo que esto debía de sentir Ronnie cuando me intentaba animar. Es gratificante.

Terminamos por sentarnos en una mesa de la cafetería junto a Heather, Ji, Denaly, Yamir, y Chris. Después de 5 minutos de habernos sentado aparece Adara y se sienta junto a Chris.

Tommy y yo nos miramos y reprimimos una sonrisa. Tenemos a dos parejitas frente a nosotros (tres si es que Ji empieza algo con Heather). Somos los solterones de la mesa.

Adara vuelve a hacer su trabajo como presentadora estrella. La ventaja es que Tommy solo se limita a asentir, después de todo Adara acapara la conversación. Todo va bien hasta que Yamir pregunta sobre el colegio en donde estudiaba. Veo cómo se le tensan los músculos a Tommy, pero se controla.

—Iba en una que queda más al sur. Por la autopista.

—¿No fue ahí donde hubo un tiroteo? —pregunta Ji.

—Sí, estuvo horrible. ¿No es así Tommy? —comenta Adara.

Me gustaría convertirla en piedra por un momento. La expresión de Tommy sugiere lo mismo. Le doy con el pie para que me mire a los ojos, ojos que gritan: «¡Cierra la boca!». Parece que entendió, porque deja su actitud participativa.

—¿Tú viste algo Tommy? —pregunta Denaly. Me resulta tan chocante ahora mismo. Casi puedo observar el lápiz, el cuaderno y la grabadora para plasmarlo en el periódico escolar.

—Algo así —empieza Tommy midiendo sus palabras.

—No tienes que decirnos nada si no te sientes cómodo —aconsejo intentando que se arrepienta de contarnos los detalles.

—No, está bien.

Tommy parece decidido a dejar atrás el pasado y qué mejor que hablando de él. Sin embargo, yo considero que la herida está fresca. Tommy pinta exactamente lo que su padre explicó por teléfono, sin agregar detalles como que se orinó, obviamente.

—¿Estuvo a punto de matarte a ti?

La pregunta de Heather es la que más repulsión me da. Sé que no es su culpa, que solo tiene curiosidad. Pero los labios pálidos de Tommy me dicen que no está disfrutando hablar de ese momento en sí.

—Es algo muy duro —agrega Chris, dándose cuenta de la palidez de Tommy—. Mejor concentrémonos en otro tema.

Adara, Tommy y yo asentimos. Pobre Heather. La pregunta la hizo ver mal.

—Me enteré de que —«¿Te enteraste o acosaste hasta el cansancio, chismosa?», le recrimino mentalmente a Denaly— la pareja Stark-Clark ha tenido problemas.

Ok, eso sí me interesa. Nos toma por sorpresa ya que hasta hace poco se les miraba muy acaramelados (al modo de Hailey, pero aun así).

Denaly cuenta que escuchó a Kayla decir que Samara había visto a Tyler con otra chica el domingo pasado en una fiesta. Samara les tomó una foto a los susodichos y se la envió a Hailey. Cuando lo confrontó el lunes después de clases, fuera de los edificios de la escuela el sinvergüenza le dio la más absurda excusa: «Es mi prima».

¡Ja! Quien te lo crea.

El problema es que Hailey sí se lo creyó. Pensaba que con su afecto, cariño y amor podría reparar a un ser consumido por... ¿El qué? ¿Enojo? ¿Falta de atención? ¿Predisposición a ser mujeriego? No sé en qué estaría pensando Hailey, pero a veces resulta tan distraída que no sé qué pensar.

El problema es que se les ha avistado juntos a los dichosos "primos" en más de una ocasión durante la semana. Tomarse de las manos, abrazarse a cada rato y darse besos en la boca no tiene nada de familiaridad de por medio. Todos le dicen a Hailey que abra los ojos, que no le conviene, pero no da su brazo a torcer. Ella le cree.

—Hailey piensa que el pobre ha tenido tantos problemas familiares que es natural que se comporte así. Y que cuando está con ella es todo un caballero.

—No me lo creo —suelta Chris.

—¿Y cómo te has enredado de todo eso? —pregunta Yamir. Está claro que eso de darse mucho espacio entre parejas puede ser tanto una ventaja como una desventaja.

—Ya les dije. Me lo contaron las porristas. Bueno, específicamente Kayla.

Heather me mira como diciendo «Es tu oportunidad». Le contesto meneando la cabeza de forma casi imperceptible.

El pobre de Tommy se ve más relajado al cambiar el tema, aunque lo noto muy perdido, casi como Ji que apenas y conoce a los de mi grupo. Adara tampoco anda tan lejos de ellos.

—Bueno, Hailey sería una tonta si no corta con él —expresa Heather.

—Solo es un poco distraída —la defiendo. Puede que ella tenga razón, pero nadie me va a ofender a mi Hailey.

—Distraída o no, no está ciega. Y los hechos hablan por sí mismos —dice Denaly con petulancia.

Eso lo sé. Y se supone que debería alegrarme porque eso significa que tengo el camino libre. Pero no. No está bien. Es de los pocos novios que ha tenido y se veía tan contenta con él... No digo que le convenga, pero lo que más quiero en el mundo es que sea feliz.

«¿En serio crees que será feliz dudando del amor que sienten por ella?». No. No lo creo.

Estoy hecho un lío con mis sentimientos hacia ella y con lo que creo que es lo correcto.

Terminamos los alimentos sin mucho que agregar. Lo que nos viene bien a Tommy y a mí. Los de esta mesa hemos tomado nota que traer los alimentos ya preparados desde casa es mucho más práctico que esperar en la interminable cola de la cafetería. Un diverso buffet decora la mesa: Sándwiches de jamón con champiñones y queso. Manzanas con uvas y pan blanco. Hamburguesas de soja. Pasta bañada en salsa negra con vegetales. Ensalada de atún con muchos tomates. Yogur salpicado de frutas multicolores y cereales y huevo en torta con hierbas.

Yo soy el que más sobresale, con mi plato lleno de verduras bañadas en crema, pollo y arroz integral. Mamá se está luciendo como nunca.

Al final todos terminamos compartiendo a excepción de Yamir, que come su preciada hamburguesa baja en calorías. Él y Chris son las maravillas físicas de esta mesa así que se cuida. Aun no entiendo cómo es que Ji, que casi siempre se la pasa comiendo pasta no engorda.

El timbre suena y regresamos a clases. Cuando me siento veo a Hailey muy decaída. Me duele verla así. Casi no puedo hablar con ella en clase. Pareciera que los maestros se han puesto de acuerdo para llegar uno justo después del otro, ni siquiera hay tiempo entre clases.

Cuando terminan, pierdo a Hailey en un muro de juventud. Todos afluyendo a la salida. Me pregunto en lo desastroso que sería un terremoto y la estampida que este provocaría.

Localizo a Hailey cerca de los autobuses, sentada en una banca debajo de un árbol. Chris la acompaña con vista seria. Me acerco y me siento a su lado, fingiendo que espero a que me recojan.

—Tú no tienes la culpa, él fue quien no supo apreciarte.

—Gracias —contesta pensativa—. Me lo dijeron tantas personas y no las escuché. Me siento tan tonta.

—Hailey, no —me meto en la conversación. No parece molestarle a ninguno, pero veo que Chris me pone mucha atención. Lo ignoro. Ahora mismo solo estamos Hailey y yo—. Tú no eres ninguna tonta. El tonto es Tyler si piensa que alguna vez te ha merecido. Desde que te conocí vi en ti lo que nadie que yo conozca tiene. Eres muy dulce, divertida y para nada egocéntrica. Eres increíble. Cantas hermoso y eres muy muy muy bonita. Y créeme cuando digo que nadie, de verdad, nadie estará nunca a tu altura. Siempre serás especial por ser tú. Si Tyler no lo quiere ver es su problema, porque los demás sí lo vemos. Yo lo veo y estoy muy agradecido de que nuestras sendas se cruzaran. Dudo que Tyler encuentre a alguien como tú. Yo sé que te duele mucho en estos momentos, pero es porque tienes un gran corazón. Un corazón inmenso, que Tyler ha demostrado que no merece. Sanará con el tiempo, pero me gustaría estar allí. Sabes que siempre contarás con mi apoyo, no importa cuántas veces te derrumbes.

—Me vas a hacer llorar —logra soltar Hailey, evidentemente conmovida.

—No debería sorprenderte. Es la verdad —confieso.

—Gracias Noah.

Un carro llega por ella. Nos abrazamos fuerte y se marcha.

—¿Qué fue eso?

Oh, oh. Me había olvidado de Chris. Su mirada exige una respuesta y yo solo espero que la tierra se abra y me trague en su capa más profunda.

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