3
Ronnie llega demasiado rápido.
Ya en su auto el frío se siente menos. Me pregunto si seré bienvenido ante la vista de mis compañeros, ya que no soy aceptado por la mayoría y mi personalidad aislada y tímida no favorece en absoluto en este campo social. Al menos creo que al ser de personalidad tranquila y amable quizás sea grato ante la vista de algunos de mis compañeros.
El viaje dura unos treinta minutos. Pero Ronnie y yo no intercambiamos palabras, excepto cuando me subí. Es extraño que Ronnie no hable tanto como en otras ocasiones. Resisto el impulso de iniciar una conversación, me agrada en silencio.
El auto se desliza por la carretera donde se observan hileras de frondosos pinos ordenadamente plantados. La nieve cubre casi todo: los árboles, partes de la carretera, autos, establecimientos...
Las ventiscas no son una amenaza hoy, o eso dice el pronóstico del tiempo. Al parecer no hay peligro, pues hace tanto frío que el lago está cubierto con una gruesa capa de hielo. Me pregunto si se habrá congelado por debajo. Mmm...
Ronnie se desvía a una parte donde ya no hay carretera, se introduce siguiendo el rastro que han dejado otros vehículos sobre el suelo blanco, que pasa entre los árboles.
—Ya llegamos. ¡Vamos Noah! ¡A trabajar!
Hay unas cuantas personas aparte de nuestro grupo.
Como siempre, los populares están juntos: Lyanna, Jessica, Lili Sun, Tyler, Bradley Emerson y Leon Porter.
Bradley tiene cabello negro, ojos verdes y es alto. Leon es de piel oscura, ojos cafés, cabello negro muy corto rizado, también es alto (aunque claro, todos los chicos de mi edad son más altos que yo). Son los mejores amigos de Tyler Stark. Son como hermanos de diferentes padres. Hermanos que tienen una meta en común: humillarme.
Recuerdo que al poco tiempo de entrar a la escuela (cuando ya se había dejado claro quiénes conformarían los grupitos de amigos), el trío de salvajes metió mi cabeza en el retrete. ¿Por qué? Porque me negué a pasarles la tarea.
En ese momento, yo estaba más solo que nunca. Aunque Ronnie estaba en la misma clase, no nos habíamos presentado oficialmente. No tenía a nadie en quien confiar. Además, él formaba parte de un grupo, como todos. Sin embargo, después de unas manifestaciones de parte de algunos profesores, las clases se aplazaron, lo que provocó que varios alumnos fueran transferidos a otro instituto para no atrasarse. Entre ellos los amigos del grupo de Ronnie.
Como le tengo pavor a ir a los baños en la escuela (específicamente, a usar los urinarios), siempre evito usarlos. Prefiero usar el retrete para miccionar privadamente, en vez de hacer mis necesidades de pie junto a otros chicos.
Recuerdo cómo entraron en tromba al cubículo donde yo me encontraba, para sumergir mi cabeza en el retrete una y otra vez (apenas me acababa de meter así que no había peligro de que el agua estuviera mezclada con orina).
El recuerdo de la humillación, me hace palidecer un poco.
De ese momento en adelante, les paso la tarea siempre que me lo piden.
Cuando salí del baño con la cara empapada, algo dentro se cerró en mí y me dejó demasiado entumecido como para decir algo. Cuando el profesor me preguntó lo que había pasado, respondí que chicos de otro curso me habían mojado accidentalmente...
«Basta de recuerdos», me ordeno sacudiendo la cabeza.
Lili Sun también es muy hermosa, con una piel blanca como la porcelana, ojos marrones grandes, su cabello negro largo y sus indiscutibles rasgos asiáticos.
Cuando nos ven llegar (me ven llegar) los chicos hablan entre ellos. Sea lo que sea, mi presencia no es del todo deseada... como siempre.
Me pongo los patines sobre un tronco cerca del hielo donde se supone patinaré. Mi trasero se enfría un poco, creo que debe estar mojado por la nieve.
Lo que faltaba.
Me aproximo al hielo, tratando de esconder la inseguridad que me provoca la desaprobación de Tyler, Leon y Bradley, aunado a la sensación de vulnerabilidad que me concede mi pantalón mojado. Me pregunto por qué no les agrado, nunca les he hecho nada malo, lo único que he hecho es salir mucho mejor que ellos en la escuela.
Con suerte, creo que a las chicas les agrado, no seremos amigos, pero les agrado, o eso me parece.
Me encanta la brisa fría, patinando y pasando desapercibido, aunque estoy solo, ya que Ronnie está platicando con otros amigos. No me sorprende, seguro hay veces en las que lo canso de tanta negatividad.
Entonces me doy cuenta.
El auto llega, la abrigada figura se aproxima. Estoy flechado. Sé que debo tener un motivo más fuerte para aferrarme a Hailey, uno más fuerte que solo atracción física. Y estoy seguro de que no me resultará difícil encontrarlo, Hailey no solo tiene un gran talento para cantar, sino que a pesar de ser popular ella no es una persona orgullosa, es amable, bondadosa, divertida... es una persona con bonitas cualidades, si a eso le sumamos que es muy bonita, realmente no sé qué esperar de mi enamoramiento hacia ella.
¿Realmente podré conquistarla?
Será difícil. Me pongo en lugar de Hailey, trato de ver a una chica retraída, seria y algo extraña, alguien que no va a fiestas ni le guste sonreír ni ver a los ojos; sinceramente yo tampoco me elegiría, de modo que mis posibilidades de llegar a ser la pareja de Hailey se reducen a casi cero. Debería ser más sociable, lo sé. Y no puedo decir que no tenga idea de cómo serlo, mi mejor amigo me enseñó hace unas horas, pero la verdad no he aplicado ninguno de los consejos de Ronnie, debería ser agradecido no solo de palabra, sino con acciones. Así que a trabajar.
Me dirijo hacia los chicos del grupo y trato de seleccionar a alguien para iniciar una conversación, mmm ¡Ah, ya sé! Su nombre es Chris Parker, hace poco que llegó a la escuela (después de reanudar las clases).
Si a la intriga de saber cómo es el chico nuevo aloca a más de una, con la apariencia que tiene está claro que al igual que Tyler, Leon y Bradley es un imán de mujeres. Con una piel dorada clara que hace resaltar sus ojos verdes y su cabello castaño y ondulado, se ve que no es de por aquí.
Está solo, sentado en una banca improvisada hecha de madera (que me imagino otras personas habrán hecho antes). Me siento a su lado, recordando los consejos de Ronnie. Me vuelvo a mojar la sentadera. Me pongo un poco incómodo, pero consigo ignorarlo
«Sé amable», pienso.
—Hola Chris, ¿cómo estás? —pregunto de forma afable.
—Bien, gracias Noah —hace una pausa considerable, como si estuviera pensando algo—. Me sorprende que me hables —dice al fin.
—Bueno, como eres nuevo, no había tenido oportunidad de hacerlo —«¿Qué más? ¿Qué más?», me devano los sesos tratando de encontrar un campo de conversación común, algo no tan personal pero tampoco alejado al tema—. ¿Extrañas tu escuela anterior? —pregunto por fin.
—Nunca había ido a una escuela, me educaban en casa.
—¿Y cómo te está yendo con la escuela? Ahora que estás con más personas.
—Supongo que bien, es cuestión de acostumbrarme.
—Sí, cuesta trabajo. Especialmente si algunas personas no son amables —suelto sin evitar mirar a los mastodontes de enfrente. Los populares, siempre andan en manada.
Ronnie se acerca.
—Noah qué bien que ya conociste a Chris. No es de por aquí.
—Sí, me lo dijo —respondo. Evitando poner los ojos en blanco.
A decir verdad, no sé por qué, pero el comentario me sienta mal. No puedo evitar compararme con Chris, Tyler, Leon o Bradley... incluso con Ronnie, todos atractivos, altos y yo... tan poca cosa. Todos con la facilidad de ser aceptados, de tener pareja, de tener un noviazgo con Hailey.
Es muy humillante que algunas personas hagan comentarios burlándose de mi baja estatura o que se diviertan con otros defectos que encuentren (que a decir verdad son muchos).
No. No es agradable. Ese tipo de cosas son las que me hacen ser tan inseguro, como si los demás fueran tan superiores a mí que yo no importara.
Algo parece intrigar a Ronnie. Se me debe notar en la cara. Hora de esconder el odio hacia mí mismo (otra vez). O algo mejor, ser honesto.
Me levanto de donde estaba.
—Chris, un placer conocerte —me dirijo a mi anterior interlocutor.
—Ven Ronnie —lo arrastro antes de que él pueda abrir la boca. Nos alejamos de Chris.
—Dime.
—Quiero irme —le suelto suplicando.
—Pensé que te la estabas pasando bien.
—Sí, pero ya me aburrí. Además, no creo que tenga sentido quedarme, no me siento muy bien.
—¿Te duele la cabeza, el estómago...? —me pregunta. «No, me duele el orgullo», pienso, pero consigo decirle:
—Tengo sueño y dolor de cabeza. No he dormido muy bien estos días.
—Ah, pues si eso es lo que quieres, mejor nos vamos. Deja me voy a despedir. Deberías hacer lo mismo.
—Sí —expreso decaído.
Como no me he quitado los patines aún puedo dar una última vuelta en el hielo. No me agrada socializar, pero sí patinar.
Cuando veo que Ronnie está terminando de despedirse determino que es momento de hacer lo mismo. Me dirijo a Chris, que sigue sentado donde mismo. Pero cuando estoy cerca de él (a la vista de todos) el patín golpea con algo y resbalo en el hielo, recibiendo un golpe sordo y frío en el abdomen. Se me sale al aire. Lucho por inhalar, exhalar o lo que sea.
Trato de recuperar el aliento, mientras me quedo inmóvil en la gruesa capa de hielo donde patinaba plácidamente.
El frío me invade, a pesar de toda la armadura que traigo puesta contra él. Pero lo que más me corroe es la vergüenza. Escucho algunas risas, espero que el hielo no se derrita porque ahora me hierve la sangre. En eso alguien se me acerca.
Hailey.
—Estás bien —pregunta claramente preocupada.
A pesar de ser popular es muy dulce con todos o al menos lo está siendo conmigo.
—Sí, solo se me salió el aire —consigo decirle de manera agitada y entrecortada—. Ya se me pasará.
—Si sigues tirado te dará neumonía. Vamos, levántate —ofrece extendiéndome la mano.
Miro su mano con recelo, intentando averiguar qué tan genuino es su deseo de ayudarme. Pero lo que dice es verdad, me dará una gran neumonía si no me levanto.
El temor puede más que la intriga y le doy la mano. Con gran esfuerzo me ayuda a ponerme de pie.
—Gracias —le digo intentando mirarla a los ojos, pero no puedo.
—De nada —contesta sin más.
Entonces siento un bochorno muy grande. Mi amor platónico me está brindando ayuda. No es que sea orgulloso, sino que creo que esta situación me podría alejar de ella. ¿Qué dirán sus amigos?
Sé que no es el mejor momento para expresar mis sentimientos, a la vista de todos, así que me sacudo la nieve de la ropa.
—Gracias otra vez —le digo encendiendo mis mejillas.
—No hay problema —me responde con un fugaz destello de sus dientes blancos. Entonces se aleja.
Ronnie hace su aparición. Trae mis botas.
—¿Qué te pasó? —pregunta preocupado al verme tratando de recuperar el aire.
—Resbalé y caí en el hielo —le cuento sin mencionar el detalle más importante.
—¿Estás bien? Vamos a casa.
En el trayecto de regreso me pongo a pensar en lo que pasó. Hailey no dudó en ayudarme, a pesar de la presión que debió de haber sentido por parte de sus amigos. Fue un lindo gesto. Sea como sea, debo pagárselo. Mi ego no me dejaría aceptarlo.
Mi casa se ve tan sola comparada con las demás de la calle, casas con humo en las chimeneas, con un brillo dorado en las ventanas. De seguro mis padres aún no regresan. Menos mal. Así evitaré contarles lo que pasó. De sólo acordarme me dan ganas de morirme. ¡Qué vergüenza!
—Ya llegamos Noah, ¿te sientes mejor?
—Sí, gracias, ya puedo respirar.
Me bajo del auto azul oscuro. Y lo veo desaparecer al cabo de unas cuadras.
Ya en casa, me doy un baño en la tina, sumergiéndome en el agua tibia y tratando de olvidarme de este día tan extraño.
Desearía poder respirar debajo del agua y refugiarme debajo de ella para siempre, pero necesito respirar.
Después de bañarme y vestirme, tengo presente que no podré olvidar este día. No, no podré... porque mi caída en el hielo es viral.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro