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En cuanto me dijo que era alguien a quien conocía muy bien debí de imaginármelo. ¿Acaso no ha sido Ronnie la única persona que me ha tolerado todo este tiempo?

La propuesta de Lyanna me deja pensando. Ronnie es mi mejor amigo hasta ahora, pero no sé qué tengan en común. Sin embargo, me prometí a mí mismo devolverle el bien que ha hecho por mí, así que debo estar seguro de que Lyanna es para él.

—No entiendo mucho qué es lo que quieres, eres bonita y tienes tu personalidad. Seguro que no requieres ayuda —digo con esperanza de que me deje tranquilo. No lo hace.

—Me halaga que pienses eso de mí Noah, pero quiero saber con quién estoy tratando. Tú lo conoces bien y sabes qué le gusta y qué no. Tú me puedes ayudar con eso —estoy a punto de decirle que no, pero veo en sus ojos algo que me resulta familiar. En eso lo comprendo: está tan interesada por conocer a Ronnie, así como yo lo estoy por Hailey.

¿Soy un buen amigo? «Bueno, decirle algunos detalles sobre Ronnie no perjudicará a nadie», razono.

—De acuerdo.

Entonces le cuento todo lo que sé de Ronnie. Nos conocimos en una excursión escolar hace casi un año. La vez que fuimos al museo de historia natural. Yo estaba viendo una tabla periódica que demostraba la concentración de algunos elementos presentes en el suelo.

Entonces una sombra se acercó, aunque claro, en un museo hay muchas sombras, por lo que no le di importancia.

En eso una voz me sobresaltó:

—"Qué interesante museo ¿no lo crees?".

Parecía la típica persona que no puede dejar de hablar solo por el hecho de sentir placer al hacerlo. Aquella que busca conocer gente nueva, que vive en su mundo y piensa que todos los seres humanos son criaturas maravillosas.

Cabizbaja, respondí con un hilo de voz y con un poco de recelo:

—"Sí".

Cabe señalar que lo hice solamente porque me sentía cómodo en aquel lugar. Entonces alcé la mirada, para encontrarme con un chico mucho más alto que yo (aunque claro, esto ya es un caso muy frecuente para mí). Rubio, de tez blanca y de penetrantes ojos azules. Él sonrió fugazmente, acción que adornó aún más su bien proporcionado rostro.

—"Me llamo Ronnie, ¿y tú?" —aún recuerdo la entonación de crío que utilizó. Solo faltaba estrecharme la mano.

Le respondí con un hilo de voz:

—"Noah".

Tuve que repetir mi nombre un par de veces para que me escuchara.

La conversación siguió su rumbo, dirigida de acá para allá por Ronnie que no dejaba de hablar sobre lo interesante que era el museo, sobre lo impresionado que estaba de la nueva sección Caminando entre el pasado y el presente, sobre lo bien que sabían los dulces que el guía había ofrecido. En tanto, yo me limité a responder de forma rápida y concisa a sus preguntas.

Ese día conocí a Ronnie Stevenson, hijo único, de carácter amigable y dócil para con los extraños. Un chico determinado a ser gentil. Alguien que cuando le preguntas sobre qué es lo que más le interesa responde que el baloncesto, los videojuegos, y por supuesto, los dinosaurios.

Ay, qué bien nos lo pasamos ese día.

Eso fue poco antes de entrar a la preparatoria. Para mi sorpresa, quedamos en la misma escuela y en el mismo grupo. Desde entonces se ha esforzado mucho por tratarme. De hecho, nadie antes se había acercado a mí a un nivel tan personal (obviamente, no soy su único amigo).

Ronnie Stevenson es mi mejor amigo. A decir verdad, ha cambiado un poco. Actualmente ya no es el chico con bríos extraordinarios, aunque sigue siendo muy gentil; tampoco dice tantas cosas (algunas sin sentido) como lo hacía cuando lo conocí. Ha madurado un poco.

Le cuento a Lyanna cada detalle que puedo, el espíritu de ayuda de Ronnie, su gran sentido del humor. Los deportes que le gustan entre otras cosas.

—¡Ay, qué tierno! —exclama Lyanna soltando un suspiro—. Es más de lo que me había imaginado.

Veo que Ronnie le gusta, le gusta mucho. Como es una chica temo hacer algo que la incomode, por ejemplo, preguntarle sus motivos con Ronnie. Sin embargo, percibo su sinceridad, y conociéndola, dudo que le haga daño a mi mejor amigo.

Personalmente nunca pensé que Lyanna tuviera dudas sobre sí misma y aunque ella dice que solo es para conocerlo mejor, algo dentro de mí me dice que es porque quiere hacerlo todo perfecto.

Evidentemente, aunque ella tenga ese tipo de pensamientos su autoestima es al menos mil veces más alta que la mía.

En mi opinión, ni tiene de qué preocuparse; es muy linda, sus ojos son de un azul tan hermoso como el mar, y su sonrisa es, wow, increíble.

Sin embargo, aunque Lyanna sea bella no despierta ningún sentimiento en mí. No me gusta.

Hailey es la única persona en quien puedo fijar mis ojos.

Para cuando terminamos de conversar ya son las tres y media de la tarde. Aún seguimos en la escuela, ya que después de dar mi asesoría Lyanna vino al aula donde la estaba dando.

—Yo no diré nada si tu no dices nada —me advierte Lyanna. Sin embargo, no lo hace como amenaza, sino como si conspirásemos juntos.

—Soy una tumba —confirmo haciendo un gesto como si me cerrara la boca con un cierre.

Regreso a casa caminando. Pensando y de vez en cuando riéndome solo, recordando mis vivencias que he tenido gracias a Ronnie. Cuando éramos un poco más jóvenes.

No soy bueno expresando mis emociones tan bien como Ronnie, pero si le digo que agradezco mucho tenerlo a mi lado como mi amigo, puede que me trabe o que se me haga un nudo la garganta.

Al llegar a casa veo que ya hay movimiento en la casa de al lado.

Me pregunto quienes serán, mmm... tendré que esperar, porque muero de hambre.

Mientras almuerzo me pregunto cómo serán mis nuevos vecinos, espero que no sean problemáticos, en ese caso quien tendría que soportarlos sería yo, pues soy quien está más en casa.

Después de comer y limpiar me pongo a hacer mi tarea (que no es mucha). Fácil, fácil.

Cuando termino ya son las siete de la tarde. Aún hay un poco de luz.

Subo a mi cuarto y disfruto de la vista; como mi habitación se encuentra en la planta alta tengo un panorama bastante amplio. Los últimos rayos de sol pintan el cielo de hermosos tonos naranjas y rojos. Es hermoso. Sería muy romántico disfrutar de una tarde así, en una playa, abrazado de Hailey... no creo que pase, pero se vale soñar.

El sol se termina de ocultar detrás de las casas que están en la calle del frente. Aunque todavía hay algo de claridad, el alumbrado público se enciende. El fresco aire de la tarde sopla y aligera las preocupaciones que tengo. Me meto en la cama después de darme una ducha y arreglar las cosas para mañana. Incluso dejo mi desayuno preparado, listo para calentar.

Al día siguiente en la escuela me tengo que morder la lengua para no contarle a Heather lo que prácticamente me obligó a hacer Lyanna. No tengo más remedio que guardar silencio, se lo dije a Lyanna y ella sabe algo que podría causar mucho daño si Hailey se entera. No es que sea algo malo, sino que me da muchísimo miedo pensar que si Hailey se entera probablemente lo poco de su amistad que he logrado obtener se esfume y todo se vaya a la basura. Además, hay más de un chico detrás de ella, pero solo les da la oportunidad a muy pocos.

Pienso en tantos chicos que hay, en mis ínfimas probabilidades de ser algo para ella, en lo alto que dejó la marca su novio anterior, Tyler, que nunca me permita quererla, ni en sueños. Corrijo, que nunca me corresponda el cariño que le tengo.

Aunque estoy con Heather, hay veces en las que me desconecto de la conversación. No dejo de pensar en que si lo que hice fue lo más sensato.

—¿Te sucede algo Noah? —pregunta Heather con intriga.

—No, nada —respondo lo mejor que puedo disimular.

—No te creo Noah, te conozco. No mucho, pero sé que te ocurre algo. ¿Tiene que ver con Hailey?

—No, es que ya casi termina el año escolar y pues ya están cerca los exámenes —logro decirle, aferrándome a la idea de que cambie de tema.

—Tranquilo, saldrás excelente.

—Gracias.

En realidad, no estoy tan preocupado por mí, sino porque le estuve diciendo a los que van a asesorías que trajeran a más personas para que les enseñara y seguramente solo se me acercarán ahora que ya están cerca los exámenes; y no me molesta, el problema es que cuando son más personas no se les puede dar la misma atención a todos. Siento que cuando son menos la clase es como que más particular hacía cada alumno.

Cuando me toca dar asesorías me doy cuenta de que estaba en lo correcto. Y puede que me incomode bastante. En mi asesoría se presentan todos los que comúnmente asisten: Jessica, Lili, Lyanna, Denaly y Yamir. Pero ahora también están las últimas personas a las que me gustaría ayudar: Kayla, Leon, Bradley, Tyler, Samara y Chris. Puedo trabajar sin problema con Samara y de hecho me alegra ver a Chris, pero con los demás invitados será más difícil, el trío de amigos que tanto me han humillado ahora me piden ayuda, y Kayla pues... su sarcástica manera de ser a veces lastima y molesta.

Aunque me siento incómodo doy la asesoría de forma imparcial... y me siento bien porque sé que estoy siendo diferente. No les estoy devolviendo el mal que me han hecho. Me hacen preguntas y a todos les respondo de forma amable y educada. Aunque a veces tengo que controlarme para no poner los ojos en blanco porque no entienden, incluso Jessica parece inteligente en comparación con ellos.

Durante la asesoría puedo ver que Chris está sorprendido de la manera en la que trato a quienes me bullean.

Al terminar la asesoría Chris se me acerca.

—Wow Noah, yo no podría haberme contenido tan bien como tú —me confiesa cuando los populares de la asesoría se encuentran lejos; ya van de salida.

—¿De qué hablas? —pregunto haciéndome el que no sabe.

—Tyler, Bradley y Leon, te han hecho muchas cosas... ¿Por qué no los confrontaste?

—No lo sé, quizás en el fondo no sean tan malos. Tal vez sea falta de atención o lo que sea. Me dieron lástima. Les afectaría mucho repetir el año.

—Bueno, si tú lo dices.

Caminamos hasta la salida. Es curioso que los únicos pasos que se escuchan son los de Chris. En cambio, los míos no producen sonido alguno, mi caminar es inaudible.

Al acercamos a la puerta dejo que Chris se adelante; él sale primero. Es como si después de pasar varias horas en la escuela no la quisiera abandonar. De todos modos, la escuela sigue estando algo llena, algo que difiere de mi casa porque en cuanto llegue tendré que lidiar con la soledad, al menos hasta entrada la noche; cuando llegan mis padres yo estoy como en el quinto sueño.

Sigo retrasando mi salida.

Entretanto no dejo de pensar en cómo habrán tomado mi manera de comportarme (me refiero a quienes alguna vez me molestaron). Entonces los escucho. Me acerco lo suficiente a la puerta de la escuela para espiar, tratando de que no me vean.

—Solo espero que su ayuda sirva de algo. No quiero pasar las vacaciones en la escuela —expresa Leon con tono preocupado.

—Pues yo solo espero que nos siga ayudando, después de todo lo que le hemos hecho...

—Querrás decir: después de todo lo que tú le has hecho —replica Tyler interrumpiendo a Bradley.

—Mira quién habla, yo no arruiné su reputación con el video de la caída —reprende Bradley a Tyler. Está a punto de armarse una riña entre ambos cuando Leon interviene.

—Supongo que los tres le hemos hecho cosas, pero no creo que nos deje de ayudar. Se portó bien con nosotros hoy, es una buena persona. Tranquilícense —de esta manera Leon apacigua un poco la disputa.

Es raro que Leon diga que soy una buena persona, aunque siendo sincero, lo raro ya no es raro en mi vida.

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