Capítulo 7
— Quiero que dejes de salir con Tae-hyung.
¿Qué?
Me muerdo el labio inferior. No pensé que me llegara a pedir algo así.
— Kim Tae-hyung y yo sólo somos amigos.
O eso creo.
— Kim Tae-hyung es mi amigo —me corrige—, y si vas a ser mi novia no voy a permitir que ambos anden coqueteando sobre mis narices.
Espera un minuto, ¿cómo es eso de que coqueteamos? Me río porque realmente no entiendo qué está diciendo. No puedo creer que hace un tiempo lo único que quería era deshacerme de Kim Tae-hyung y ahora estoy intentando defender nuestra amistad.
Porque lo que tenemos es una amistad, ¿cierto? No puedo negar que es guapo, pero no puedo verlo de otra forma que no sea de amigo.
Me vuelvo a morder el labio inferior. ¿Qué puedo decirle para que lo entienda?
— Cada vez que te muerdes el labio así se me pone más dura.
Su voz me saca de mis pensamientos sobre Kim Tae-hyung y ahora sólo pienso en la erección de Min Yoon-gi. Sin querer se me van los ojos hacia su pantalón, y confirmo lo que me acaba de decir. A pesar de sentir ardor en las mejillas, saco valentía y me tiro hacia adelante, quedando a gatas con mi cara justo frente a la de Yoon-gi. Él se echa ligeramente hacia atrás, pero seguimos quedando casi pegados. Aprovecho mi oportunidad y me remojo los labios con la lengua y luego, sutilmente, me muerdo el labio inferior una vez más. Si Min Yoon-gi no hubiera estado mirándome la boca en ese momento ni siquiera se habría dado cuenta, pero se le ponen las mejillas rosadas.
— Creo —comienzo a hablar, sin moverme de donde estoy— que con el único hombre que se podría decir que he coqueteado es contigo, oppa.
El rosado de sus mejillas se intensifica y sus ojos no dejan de mirarme los labios. Me entran las ganas de plantarle un beso en los labios, pero siento que no es el momento, estamos discutiendo algo importante y además Yoon-gi tiene terapia kinesiológica en un par de horas. Así que me tiro hacia atrás para volver a la misma posición en la que estaba antes, pero la mano de Yoon-gi me toma desde el cuello y me obliga a acercarme aún más. Ahora nuestros labios quedan rozándose.
— Te juro que si vuelves a hacer eso te tumbaré en el sillón y te quitaré toda la ropa.
Creo que se me escapa una sonrisa maliciosa. Le paso la lengua por su labio inferior y, como suspira, le planto un beso, metiendo mi lengua dentro de su boca. No puedo creer lo atrevida que estoy siendo. Me alejo casi enseguida y me encuentro con un Yoon-gi estupefacto.
Está a punto de decirme algo, pero yo hablo antes.
— Refuto tu petición sobre Kim Tae-hyung. Y quiero agregar otra cosa —vuelvo a sentarme donde estaba—, sólo podemos tener sexo en mis días libres.
Min Yoon-gi pestañea tres veces seguidas.
— Refuto tu petición. —dice, imitándome— Los sábados puedes hacer cualquier cosa menos estar conmigo, es tu derecho, así que deberíamos tener sexo cada vez que queramos a excepción de los sábados.
Aunque no quiera admitirlo, tiene razón.
— Bien, estoy de acuerdo. —respondo— Creo que, si en algún momento queremos agregar otra cosa, deberíamos hacerlo.
— De acuerdo.
Le ofrezco mi mano derecha para cerrar el trato, pero sólo la mira.
— En vez de darnos un apretón de manos deberíamos ir a encerrarnos a mi habitación y pasarla bien.
Su voz se había puesto un poco más profunda de lo normal y provocó que los músculos de mi vientre se contrajeran porque además me imaginé la escena que describió.
— Creo que esta vez deberías conformarte con un apretón de manos, vamos a llegar tarde a tu sesión de terapia. —digo, sin haber bajado todavía mi mano.
Finalmente, la acepta.
· · • • • ✤ • • • · ·
—Antes de llegar a casa tengo que pasar a hacer algo. —le digo a Yoon-gi después de habernos subido al auto para volver al apartamento.
Me mira extrañado.
— ¿No necesitas que te acompañe?
Creo que yo soy la más extrañada, pero ya es segunda vez que me hace una pregunta como esa.
— No es necesario, gracias. Puedo bajarme antes de llegar a casa y luego volver sola.
— Te acompañaré.
Suspiro, volteando mi cabeza hacia la ventana. Vamos ambos sentados en la parte trasera del auto. La última vez que había andado en auto fue antes de venirme a Corea, cuando vivía con mi familia y mi papá manejaba, mi mamá iba a su lado. Pero lo mejor era cuando estábamos todos, antes de que ocurriera el incidente de mi hermano mayor. Cuánto lo extraño.
— Oye —la voz de Min Yoon-gi me saca de mis pensamientos—, es tercera vez que te hablo.
Miro fugazmente al conductor, que nos mira a través del espejo retrovisor. Cuando se da cuenta de que lo estoy mirando pone sus ojos en el camino.
— Lo siento, señor.
No debería llamarlo por su nombre, y menos oppa, frente al resto de la gente. Se supone que lo que tenemos es secreto, o eso creo.
Yoon-gi me tiende su celular con la mano derecha.
— Dame tu número de teléfono.
Me quedo sin entender lo que pretende. Miro nuevamente al conductor, que vuelve a mirarnos a través del espejo, esta vez no aparta su mirada ya que justo estamos en un semáforo en rojo. Viejo metiche. Yoon-gi se percata de lo que estoy mirando, así que sigue hablando.
— Quizá en algún momento voy a necesitar de tu ayuda y no estarás cerca. Necesito que me lo des.
Me muerdo el labio mientras recibo su celular. Es gigante, ¿qué modelo será? Presiono los números en la aplicación de contactos que estaba abierta cuando Yoon-gi me lo pasó. ¿Debería escribir mi nombre en el nombre de contacto o dejar que él lo anote? Trago saliva antes de pasarle el celular de vuelta, con el nombre de contacto vacío.
— ¿Cómo te llamabas? —me pregunta Yoon-gi cuando lo recibe.
Tengo que ocultar mi cara de sorpresa. Debo suponer que es una actuación y que no se olvidó de mi nombre realmente. Me aclaro la garganta antes de hablar.
— Han Mi-suk, señor.
El conductor tiene un esbozo de sonrisa en los labios. ¿De qué te ríes, viejo metiche?
Vuelvo a mirar por la ventana y me doy cuenta de que ya estamos cerca de donde planeo bajarme.
— Es en aquella esquina. —le digo a Min Yoon-gi.
— Señor Park, déjenos en aquella esquina. —dice inmediatamente— No nos espere, volveremos caminando al apartamento.
Ya veo. Se reía de que Yoon-gi se sabe su nombre y no el mío, siendo que vivimos juntos. Tomo aire profundo. Sólo espero que todo haya sido una actuación.
— Vaya forma de pedirme mi número. —le digo a Min Yoon-gi cuando ya nos habíamos bajado del auto.
— ¿No fue impresionante mi actuación?
Lo miro, frunciendo el ceño.
— Bueno, sí, pero podrías habérmelo pedido en otro momento.
— Me gusta verte en aprietos. Te ves adorable.
Niego con la cabeza mientras camino un poco más rápido para no ir a su lado. Doblo en la esquina y me encuentro con una peluquería que había visto una vez que bajé del apartamento a tomarme un té. Seguramente un corte en este lugar me costará un ojo de la cara, pero es lo más cerca que tengo del apartamento. Sin pensarlo tanto, entro al lugar. Se ve bastante lujoso, el suelo de baldosas negras reluce y los sillones de cuero blanco de la sala de espera deben costar más que todo mi sueldo de un mes. Min Yoon-gi entra inmediatamente detrás de mí.
— No sabía que querías un cambio de imagen.
La verdad, yo tampoco, pero después del sueño de esta mañana no puedo quitarme la imagen de Yoon-gi tirando de mi cabello. En realidad, no sé si es algo que quiero que haga. O quizá sólo estoy intentando evitar lo inevitable. Si acepté ser su novia es por el sexo.
Una mujer muy alta y delgada, de cabello rubio platinado se acerca a nosotros.
— Bienvenidos, —me mira de arriba abajo, me ignora y luego mira Min Yoon-gi y le sonríe. Vieja zorra— ¿en qué puedo ayudarlos?
Estoy a punto de hablar, pero Yoon-gi se adelanta.
— Mi novia viene por un cambio de imagen.
Casi se me cae la cara cuando dice eso, pero me tranquilizo un poco cuando recuerdo de que trae prácticamente toda la cara tapada con la mascarilla desechable y con un gorro para el frío. De cualquier manera, cualquier persona podría reconocerlo, su rostro es uno de los más famosos de Corea. Me muerdo el labio inferior por debajo de mi mascarilla.
— Así que, por favor, haga todo lo que considere necesario en su cabello. Estoy dispuesto a pagar lo que sea.
Casi me caigo de culo al suelo. No lo traje para que él pagara. De hecho, ni siquiera lo iba a traer conmigo.
La vieja zorra se ríe, y yo también, porque no sé qué más hacer.
— Por favor, señor, espere aquí. Vamos a tratar a su novia como una reina. —le guiña el ojo mientras me empuja suavemente hacia dentro de la peluquería.
Yo sólo venía por un corte de cabello.
— Siéntate aquí, linda. —la vieja zorra apunta un lujoso lavadero— Pronto vendrá nuestra mejor peluquera a atenderte.
Me acabo de lavar el cabello hace unas horas, ¿y ahora me lo lavarán otra vez? ¿Se verá sucio o será un simple protocolo? Me siento cautelosamente, sin estar totalmente segura de que quiero estar aquí realmente. Levanto levemente la cabeza, para ver si puedo ver a Yoon-gi a lo lejos y reclamarle, pero está inmerso mirando su celular. Tiro la cabeza hacia atrás otra vez, totalmente rendida.
— Buenos días, —dice una chica de cabello rosa y aspecto amable que aparece de repente— mi nombre es Yoo Soo-jeon y seré tu peluquera. ¿Cómo te llamas, linda?
Le sonrío, aunque no estoy segura de si puede verme por la mascarilla.
— Soy Han Mi-suk.
— ¿Ese chico de allá es tu novio, unni? —pregunta mientras abre la llave del lavadero para comenzar a lavar mi cabello con suma delicadeza.
— Sí. —dijo y suelto una risa tonta.
— Debe ser bastante guapo, aunque no le puedo ver bien la cara.
Oh, sí, Yoon-gi es muy guapo, no puedo negarlo.
— Y debe amarte demasiado si está dispuesto a pagar lo que sea para que te mimemos.
Yoo Soo-jeon cierra la llave del agua y escurre mi cabello con cuidado. En realidad, Yoon-gi está dispuesto a pagar lo que sea porque el dinero le sobra.
— La verdad es que llevamos saliendo muy poco tiempo. —respondo después de un momento.
— Unni, déjame asegurarte que está loco por ti. Mira cómo te mira.
Lo miro cuando Yoo Soo-jeon me pone una toalla en la cabeza. Min Yoon-gi está mirándome con el celular en la mano. Cuando termino de incorporarme veo que aprieta la pantalla, apuntando hacia mí. El idiota me acaba de sacar una foto. Y finalmente, me sonríe.
— ¡Qué tiernos! —Yoo Soo-jeon da unos pequeños aplausos con sus manos.
Suelto una pequeña risa fingida mientras me levanto y decido ignorarlo. Soo-jeon me lleva hasta un asiento de cuero negro y me pide que me siente. Siento cómo mi cuerpo se hunde lentamente en él. Creo que nunca había estado en un mueble tan cómodo como este.
— ¿Qué te harás en el cabello, unni? —me pregunta mientras con un cepillo me desenreda el cabello mojado.
La verdad sólo sabía que quería un corte de cabello, pero no había pensado en nada concreto. Me dan ganas de golpearme la frente con el espejo que tengo al frente.
— Verás... No he pensado nada concreto... Sólo sé que quiero verme diferente. Pero por ahora no quiero tinturar mi cabello ni nada de eso. —intento explicarme, pero termino divagando.
— Me la pones difícil, unni. —Yoo Soo-jeon se cruza de brazos.
Se pone detrás de mí y me mira a través del espejo mientras pone su puño debajo de su mentón. Realmente se está esforzando en encontrar una forma de cambiar mi imagen. Por un momento me miro también en el espejo y entiendo por qué la vieja zorra me miró de esa manera cuando llegué. Me veo realmente vulgar, sobretodo si me paro al lado de Yoon-gi, que quizá no usa ropa de marcas caras, pero tiene una imagen muy linda. En cambio, yo tengo la misma ropa desde que llegué a Corea.
— ¡Lo tengo! —la voz de Yoo Soo-jeon interrumpe mis pensamientos— Pero es sorpresa, tendrás que confiar en mí.
Me guiña un ojo y luego me sonríe. Me parece tan adorable que no puedo resistirme y asiento con la cabeza. Después de todo es la mejor de esta peluquería. Soo-jeon gira el asiento y me deja de espaldas al espejo, para que no pueda ver nada, y con mucha destreza toma sus tijeras y comienza a cortar mi cabello.
Mi celular vibra por una notificación. Enciendo la pantalla y tengo un mensaje de un número desconocido.
"¿Qué te harás en el cabello?"
Levanto la vista y miro a Min Yoon-gi, que sostiene su celular mientras me mira.
"¿Estás preocupado por la cuenta? Yo puedo pagarla", respondo.
"Ni aunque te dejara podrías pagarla, este lugar es muy costoso"
Frunzo los labios, sin saber qué responderle, así que bloqueo la pantalla de mi celular y lo dejo de lado. Al los segundos vuelve a vibrar y supongo que es otro mensaje de Min Yoon-gi, así que no lo atiendo. Me concentro en lo relajante es que Yoo Soo-jeon tome mi cabello y lo corte. Mi celular vuelve a vibrar. Vuelvo a mirar a Yoon-gi. Qué insistente. Desbloqueo el teléfono una vez más y tengo dos mensajes de dos chats. El primero es de Kim Tae-hyung.
"¿Qué haces?"
"Me estoy haciendo un cambio de imagen", respondo.
Me da pena no contestarle siempre, así que aprovecho que estoy sola.
El celular vibra de nuevo. Abro el otro chat, que es el de Min Yoon-gi.
"Ya entiendo porqué por que Tae-hyung dice que nunca contestas", después había escrito un segundo mensaje.
"¿Estás hablando con él?"
¿Cómo mierda lo supo?
— Oh, unni, tu novio no deja de mirarte. Está loco por ti. —dice Yoo Soo-jeon, mirando con ternura hacia donde está Yoon-gi.
Levanto la mirada. Min Yoon-gi me está sonriendo y me hace una pequeña seña con la mano derecha. Le sonrío y le hago una seña de vuelta con la misma mano que sostengo el celular, mostrándole a propósito que estoy bloqueando la pantalla en su chat. La sonrisa se borra de su rostro y vuelve a ser quien es siempre.
— Estamos listas. A la cuenta de tres te voltearé y podrás ver cómo quedaste. —dice Soo-jeon— Uno, dos... ¡Tres!
Energéticamente voltea el asiento y por fin veo mi reflejo. Parezco otra persona. Pasé de tener el cabello hasta la cintura a tenerlo sobre los hombros, y a tener un flequillo recto que dista de ser grueso. Es simplemente lo que estaba buscando.
— Esto es increíble. —creo que estoy boquiabierta— Es exactamente lo que quería. Es perfecto. —me paso una mano entre el cabello, sintiendo cómo se había vuelto sedoso de repente.
Antes de levantarme del asiento reviso mi celular una vez más. Tenía un nuevo mensaje de Kim Tae-hyung.
"Muéstrame"
Normalmente no la haría, pero ya que Min Yoon-gi está mirando abro la cámara y me tomo una foto haciendo un corazón con los dedos y guiñando un ojo, y se la envío a Tae-hyung. Aprovecho el momento para enviársela a Choi Hana y a Park Sun-hee.
— Le envié una foto a mis amigas porque hiciste un trabajo excelente. —le digo a Yoo Soo-jeon mientras me levanto y camino junto a ella hasta la recepción.
Min Yoon-gi no ha dejado de mirarme sin ninguna expresión desde que me saqué la foto. Cuando llego junto a él se levanta y finge una sonrisa.
— ¿Cómo quedé, oppa? —le pregunto, siguiendo el juego que él mismo comenzó. Me doy una vuelta para que vea todo mi cabello.
Me pone las manos sobre los hombros, haciéndome una pequeña caricia con los dedos. Me quedo sin aliento por un segundo porque nunca pensé que haría eso. Luego me pone la mano en la mejilla.
— Te ves aún más hermosa de lo que realmente eres. —dice, sonriéndome.
Me estremezco.
Pareciera que Yoo Soo-jeon va a explotar de ternura. Pobre, ojalá supiera que todo esto es una actuación. La vieja zorra aparece a su lado, mostrando una sonrisa en su cara llena de botox.
— Cariño, quedaste hermosa. —me dice— Debería estar orgulloso de tener una novia tan hermosa. —le dice ahora a Yoon-gi.
— Lo estoy. —dice, mirándome como si me tuviera cariño.
En vez de ser idol debería ser actor de dramas porque hasta yo le creo la actuación.
La vieja zorra se dirige hasta la caja de la peluquería.
— Son treinta mil wones.
¡¿Treinta mil wones?!
Estoy a punto de desmayarme, pero Min Yoon-gi me abraza delicadamente por los hombros mientras saca su billetera para sacar finalmente una tarjeta de crédito negra y pagar.
— ¿Le enviaste una foto a Tae-hyung? —dice cuando ya vamos de camino a casa.
Lo miro fugazmente.
— ¿Y qué si lo hice?
Comienzo a caminar un poco más rápido, soltándole la mano que me había tomado cuando estábamos saliendo de la peluquería. Sin mucho esfuerzo se pone a mi lado, caminando a mi ritmo.
— Podrías habérmela enviado a mí también.
— Pero tú estás mirándome en este mismo momento.
No dice nada, se queda caminando a mi lado hasta que llegamos al edificio y tomamos el elevador. ¿Realmente pensará que me veo hermosa con este estilo de cabello? Quiero preguntárselo, pero me avergüenza. Finalmente, no le digo nada.
Cuando entramos al apartamento, con suerte alcanzo a quitarme los zapatos porque Yoon-gi me toma del brazo y me arrastra hacia su habitación. Me quedo sentada en el borde inferior de la cama mientras él se quita el abrigo.
— ¿Sabes que tuve que pensar en Nam-joon cantando para poder bajar esa erección?
Pobre Nam-joon, no se merece eso.
Se sienta a mi lado y hace el amago de acercarse para besarme, pero lo interrumpo.
— ¿No estás adolorido?
Niega con la cabeza.
— Min Yoon-gi... —comienzo a hablar, pero me corrijo— Oppa, no me mientas. Sé lo agotadoras que pueden llegar a ser las terapias. —tomo suavemente su mano derecha entre las mías porque seguramente le duele el hombro izquierdo— Deberías descansar.
Mira mis manos sosteniendo la suya y luego me mira a los ojos. Finalmente suelta un suspiro. Se ve bastante exhausto para ser tan temprano.
— Creo que tienes razón.
Me levanto de la cama, tirando de su mano conmigo y lo llevo hasta la altura de las almohadas, y, suavemente, lo empujo por su hombro derecho para que se recueste sobre las tapas. Su mano tibia me transmite un calor especial que no quiero dejar de sentir. ¿Ahora que somos "novios" podré tocarlo cuando quiera?
Su cabello queda esparcido por la almohada, y me dan ganas de acariciarlo. Sus ojos cansados comienzan a cerrarse lentamente. Se ve extremadamente tierno. Quiero quedarme a su lado mientras duerme.
¿Por qué me puse tan cursi si hace un par de horas estaba a punto de mandarlo a la mierda?
Me doy una buena bofetada mental para volver a ser yo misma.
Suelto suavemente su mano con la intención de irme a arreglar la casa, ya que salimos tan temprano que no me dio tiempo de hacer nada. Pero su agarre se hace más fuerte y me sostiene.
— Recuéstate a mi lado.
Me sorprendo un poco. Menos mal que Yoon-gi sigue con los ojos cerrados porque se hubiera reído de mi expresión.
— Está bien.
Min Yoon-gi se incorpora un poco y corre su cuerpo hacia la izquierda, apoyándose únicamente sobre su mano derecha. Cuando hay el espacio suficiente, me recuesto a su lado, lo más lejos que puedo porque no quiero invadir su espacio personal. Giro mi cabeza para mirarlo. Había vuelto a cerrar los ojos y parece un niño pequeño.
— Me gusta cuando estás cerca de mí. —dice de repente— Ponte más cerca.
Dudo un momento antes de apegarme más a su cuerpo, hasta que nuestros brazos se rozan. Nuevamente siento ese extraño y placentero calor a través de su ropa. Trago saliva y lo miro nuevamente a la cara, los rayos de luz que entran por la ventana rebotan sobre su pálida piel, tiene una piel tan hermosa que me llega a dar envidia. Debe cuidársela un montón, aunque nunca lo he visto con productos para el cuidado de la piel. Creo que es algo que le preguntaré en algún momento.
— ¿Te parezco guapo que me miras tanto?
Casi me atraganto con mi propia saliva. Quito rápidamente la mirada de su rostro, sintiendo cómo se me acelera un poco el corazón, y miro hacia adelante. A pesar de mi nerviosismo logro juntar coraje y responderle.
— Si no pensara que eres guapo no habría aceptado ser tu novia.
Suelta unas pequeñas carcajadas, pero luego se queja por el dolor en el hombro.
— Suena extraño aún.
— ¿Qué cosa?
— El decir que somos novios.
Asiento lentamente, aunque no puede verme, porque también lo siento extraño cada vez que lo digo.
— ¿Te puedo decir cariño? —pregunta casi de inmediato.
Por fin abre los ojos y me mira hacia el lado, lo miro de vuelta. Su pregunta hizo que miles de mariposas se revolotearan en mi estómago.
Por favor, Han Mi-suk, cálmate y no confundas las cosas. Él no está interesado en algo romántico, y tú tampoco. Yo tampoco, ¿cierto?
— No veo porqué no. —respondo, mirando nuevamente hacia adelante.
Nos quedamos nuevamente en silencio.
¿Por qué estoy sintiéndome de esta manera si yo misma dije que era por interés? Soy tan estúpida que el primer día de "novios" ya ando sintiéndome como una adolescente enamorada. Eres realmente estúpida, Han Mi-suk. Si sigo sintiéndome de esta manera lo único que lograré es salir lastimada. Los amores no correspondidos son los peores, y peor aún es que nunca me ha tocado vivirlo.
Han Mi-suk, la estúpida que recién a los veintitrés años descubrió el amor no correspondido porque se enamoró de su folla-amigo.
Ni siquiera somos folla-amigos. No somos amigos en lo absoluto, somos novios, pero ni siquiera nos conocemos. ¿Cuántos años tendrá Min Yoon-gi? ¿Cuál será su comida favorita? ¿Se preguntará él todas estas cosas sobre mí también?
— ¿Cariño? —su voz interrumpe mis pensamientos.
Creí que se había dormido.
— ¿Sí?
— ¿No crees que es raro estar así?
Claramente se refiere a que estemos uno acostado al lado del otro. Suelto una pequeña risa.
— La verdad, sí.
Y es totalmente cierto, desde hace muchos años que no me he acurrucado con nadie en una cama, y eso que ahora con suerte nos estamos rozando.
— Me gusta mucho tu risa, deberías reírte más seguido.
A pesar del cumplido no puedo evitar sentirme triste. Realmente no soy alguien que ría mucho. ¿Realmente tengo razones para reír? Estoy separada de mi familia, en otro país al otro lado del mundo y hasta un par de semanas pensaba que había estudiado y trabajado en algo que amo, pero luego de escuchar a Min Yoon-gi hablar con tanta pasión sobre su trabajo, me cuestioné profundamente mi vocación. Mi única razón para reír últimamente ha sido Kim Tae-hyung, quizá por eso Min Yoon-gi cree que me coquetea.
Como no digo nada Yoon-gi gira su cabeza para mirarme, sus ojos adormilados me atrapan. Su pecho sube y baja lentamente, casi como si estuviera dormido.
— Tu presencia es relajante.
Casi de inmediato cierra los ojos y se queda dormido. Me quedo mirándolo, casi sin aliento debido a lo último que dijo. Es verdad que hace un par de semanas ninguno de los dos se soportaba, pero hace un par de días eso cambió cuando pudimos entablar nuestra primera conversación normal. Desde ese día ya no me siento incómoda en su compañía, y, al parecer, él tampoco.
Reprimo las ganas de estirar mi mano y acariciarle la cara. Si voy a estar sintiéndome de esta manera será mejor que lo oculte para no salir herida. No puedo creer que hace un tiempo estaba contando los días para este trabajo acabara y ahora... ¿Quiero que acabe rápido? Está claro que cuando Min Yoon-gi vuelva a los escenarios no lo volveré a ver nunca más, y su recuperación no durará más de un par de meses. Es por eso que debo reprimir mis sentimientos, no quiero enamorarme de alguien que luego tendré que dejar ir. Nuestro amor sería imposible.
Siento mis ojos pesados. ¿Sería demasiado imprudente dormirme aquí? Después de todo, Yoon-gi sigue siendo mi jefe y estoy en su cama, pero él mismo me pidió que me recostara a su lado. Suspiro y me acomodo en la cama, poniéndome de costado, mirando todavía a Yoon-gi. Quizá no le moleste que cierre los ojos un momento.
· · • • • ✤ • • • · ·
Me giro en la cama sin abrir los ojos todavía, pero mi cuerpo choca con algo. Abro los ojos, me encuentro en la habitación de Min Yoon-gi. Creo que estoy teniendo un déjà vu. Miro por sobre mi hombro y ahí está, mirándome también, podría apostar a que acaba de despertar también porque tiene los ojos hinchados. ¿En qué estado se encontrará mi maquillaje?
Intento incorporarme, pero Yoon-gi pone su brazo izquierdo sobre mi cintura.
— Al fin despiertas, cariño. —me dice, tiene la voz un poco más ronca de lo normal.
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