Capítulo 6
— Mañana. —digo.
Se queda en silencio porque no entiende lo que quiero decirle. No sé por qué estoy haciendo esto, quizá estoy buscando la forma más rápida de salir de esta situación o quizá estoy eligiendo lo que realmente quiero.
— Mañana le daré una respuesta a su propuesta, señor.
Rápidamente me escabullo de sus brazos y tomo el plato de pasta.
— Comeré esto en mi habitación —le digo—, gracias por guardarme cena. Estoy realmente hambrienta.
Yoon-gi, que todavía parece estar muy sorprendido, no dice nada. Tampoco se mueve, sólo me mira. Me doy media vuelta y camino hacia mi habitación. ¿Es muy irrespetuoso que me haya ido sin hacer una reverencia a mi jefe? Creo que es más irrespetuosa la indecente propuesta que me hizo. Unos pies me siguen por el pasillo y se detienen detrás de mí cuando abro la puerta para entrar a la habitación.
— ¿Por qué mañana y no ahora?
— Lo siento, señor Min. —digo mientras me volteo a verlo— Creo que necesito un momento para pensar y estar sola antes de darle una respuesta mañana.
— Creo que no hay mucho que pensar.
Suspiro.
— Creo que tengo que meditar en si realmente quiero quedar como una prostituta frente a todo el mundo.
No le doy oportunidad a decir nada y me meto a la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Rápidamente dejo el plato sobre la cómoda porque el cuerpo me tiembla entero. Me dejo caer lentamente hacia el suelo. ¿Qué se supone que haga? ¿Cómo me voy a librar de Min Yoon-gi ahora? ¿Realmente quiero librarme de él?
Suspiro muy profundo y me paso las manos por la cara. Las lentillas ya me molestan después de tantas horas y estoy segura de que tengo las costuras de los leggins marcados en las piernas porque siento una molesta picazón. Estando sentada en el suelo, me quito los pantalones y me quedo ahí.
Ahora sólo tengo que pensar en qué voy a hacer.
Tener sexo con Min Yoon-gi me traería más cosas malas que buenas, incluso podría provocar mi despido. ¿Sería él capaz de delatarme contra las autoridades de Big Hit y así deshacerse de mí? Es una posibilidad. Pero lo siento realmente desesperado, no creo que después de insistirme tanto haga eso. O quizá sólo me está poniendo a prueba.
¿Por qué soy tan estúpida?
Me levanto y me voy al baño para quitarme el maquillaje para luego dormir. Todavía tengo hasta mañana en la mañana para decidirme.
· · • • • ✤ • • • · ·
— Apóyate en la mesa.
Sin dudarlo, le hago caso. Ahora estoy en una posición bastante comprometedora, con los pies en el suelo, las piernas estiradas y mi estómago sobre la mesa del comedor. No puedo ver qué hace, pero siento cómo se acerca lentamente y se pone detrás de mí, justo donde está mi trasero. Con una mano me sube un poco la playera, mi playera para dormir, y el borde de mi calzón queda a la vista. De a poco mi respiración se vuelve pesada.
— ¿Quieres que siga?
Asiento con la cabeza mientras me muerdo el labio inferior. ¿No es obvio que quiero que siga?
— Dilo.
— Sí, señor.
Con la misma mano comienza a dibujar un camino de pura electricidad desde mi espalda, que baja lentamente por mi trasero y se queda justo sobre los labios de mi vagina. Se me escapa un pequeño grito cuando comienza a mover sus dedos por encima. Apoyo la frente sobre la mesa y veo cómo se empaña en vidrio cada vez que respiro por la boca. Que él me toque es aún más placentero que hacerlo yo misma.
— Di mi nombre, Mi-suk.
Estoy a punto de hablar, pero se me escapa un gemido porque justo comienza a pasar suavemente sus dedos por mi clítoris.
— Yoon-gi. —digo entre jadeos.
Sus dedos comienzan a dibujar círculos sobre mi clítoris y ahora gimo más fuerte. Tiene unas manos mágicas. Quisiera voltearme y plantarle un beso en los labios, pero creo que no es el estilo de Yoon-gi, en cambio, me quedo en la misma posición, apretando con fuerza los puños de mis manos porque no encuentro nada a lo que aferrarme. De repente se detiene y me quedo sólo escuchando mi respiración y los acelerados latidos de mi corazón.
¿Qué le ocurre?
Quiero levantarme y mirarlo, pero me pone la mano sobre la espalda.
— Quédate quieta. —dice.
Su voz está más ronca de lo normal y hace que se me contraigan los músculos del vientre. Me quedo un par de segundos ahí, hasta que mi respiración vuelve a la normalidad. No sé qué está haciendo, sólo sé que sigue detrás de mí, pero no me toca ni hace nada.
— Por lo que veo, ahora no te preocupa la opinión de la gente.
Me aclaro la garganta, pero no digo nada. ¿Ni siquiera en momentos así puede dejar de ser tan desagradable?
Me sorprende cuando me toma el calzón desde el borde y comienza a arrastrarlo hacia abajo. Tengo que suprimir mi sentimiento de vergüenza y quedarme ahí, porque realmente quiero que siga. Me pasa un dedo por los labios vaginales y gimo otra vez porque se resbala hasta la entrada de mi vagina porque estoy muy mojada. Retira su mano enseguida, y me quedo con las ganas de que me masturbe.
Me toma por el antebrazo y me obliga a incorporarme. Por fin lo veo. Tiene las mejillas sonrosadas y el cabello desordenado. Se ve extremadamente guapo. Quiero acercarme y besarlo, pero me pone las manos sobre los hombros y hace que me arrodille. Justo frente a mi rostro queda su pantalón de pijama, que pareciera que ya no aguanta más la erección que está conteniendo. Se lo baja y aparece su miembro, justo frente a mi boca, con una linda cabeza rosada y curvado levemente hacia el cielo.
— Chúpalo. —dice.
Trago saliva. Recuerdo haber hecho esto con alguno de mis novios anteriores, pero fue hace tantos años que no estoy segura de si lo haré bien. Con mi mano derecha lo tomo y primero la muevo de adelante a atrás, y lo miro mientras junto lo que más puedo de saliva en la boca. Tiene los ojos brillantes clavados en mí. Sin quitar la vista de su rostro, abro la boca y meto la cabeza de su pene en mi boca y la succiono mientras sigo moviendo mi mano de adelante hacia atrás. Yoon-gi cierra los ojos y tira su cabeza hacia atrás.
Creo que lo estoy haciendo bien.
Me atrevo a meterlo aún más profundo en mi boca, succionando y adoptando el mismo ritmo que llevo con mi mano. Yoon-gi gime despacio, un gemido que hace que los músculos de mi vientre se contraigan y me hagan gemir a mí también. Cierro los ojos e intento meter su pene lo más que puedo dentro de mi boca, pero no puedo abarcar toda su longitud y lo devuelvo hacia afuera. Unas manos me sujetan la cabeza y me detienen a medio camino, obligándome a volver a meterlo casi entero otra vez. Como puedo miro hacia arriba y veo que Yoon-gi tiene las mejillas aún más rojas que antes. Vuelvo a hacer lo mismo de antes, metiendo lo que más puedo dentro de mi boca.
— Si me sigues mirando así me voy a correr.
Me tira la cabeza hacia atrás y de mi boca sale su pene reluciente, lleno de saliva.
— Párate.
Me tiende una mano y me ayuda a levantarme del suelo. Bruscamente me voltea y me pone en la misma posición en la que estaba antes, apoyada sobre la mesa. Se pone detrás de mí y cierro los ojos, esperando con ansias lo que viene. Me penetra despacio y ambos gemimos. Siento un cosquilleo en toda la zona de mi pelvis que se incrementa cuando empieza a moverse, embistiéndome cada vez más fuerte. Sin detenerse me pone una mano sobre la cabeza y la lleva hasta mi cabello, donde lo agarra todo y lo tira hacia él. Mi cabeza se levanta con el tirón y me duele, pero no puedo negar que también me gusta. Me lo tira tan fuerte y me embiste tan rápido que siento que me voy a volver loca. Siento como si estuviera subiendo por una montaña rusa, lentamente llegando hasta la cima, sabiendo que me espera una brusca bajada cuando llegue. Cierro los ojos porque estoy a punto de llegar a la cima.
Gimo con fuerza y me retuerzo, sintiendo un orgasmo que se apodera de todo mi cuerpo. Mis extremidades quedan totalmente lacias, una sensación que no sentía desde hace muchísimo tiempo. Suspiro profundo y cuando abro los ojos estoy recostada sobre la cama de mi habitación.
¿Qué?
Me incorporo lentamente, tratando de asimilar que todo lo que acaba de ocurrir fue un sueño húmedo y no algo real. Me paso la mano por la cara solo para darme cuenta de que estoy totalmente sudada, mi playera está totalmente pegada a mi pecho y a mi espalda. Tengo mojado entremedio de las piernas, pero eso no es sudor. Tengo las sábanas enrolladas en las piernas. Miro a mi alrededor y me percato de que una tenue luz se cuela a través de las cortinas de la habitación, no deben ser más de las seis de la mañana. Intento calmar mi respiración.
Tuve un sueño húmedo con Min Yoon-gi luego de que me propusiera tener sexo. ¿Tiene algún tipo de significado? O sea, claramente tengo apetito sexual como cualquier hombre, el hecho de que sea mujer no lo cambia, pero tampoco quiero que me apunten con el dedo por querer disfrutar mi vida sexual. ¿Será este sueño una revelación de lo que realmente quiere mi cuerpo?
Unos golpes en la puerta interrumpen mis pensamientos.
— ¿Han Mi-suk? —habla Min Yoon-gi al otro lado de la puerta.
No quiero que me vea en las condiciones en las que estoy, así que no respondo nada. Además, ¿qué hace despierto a esta hora?
— Han Mi-suk, voy a entrar.
¿Ah?
La puerta se abre rápidamente y Min Yoon-gi entra. Trae puesto el pijama y el cabello todo revuelto, seguramente se acaba de despertar. Tomo la sábana y me tapo lo más que puedo, aunque él ya me haya visto prácticamente sin nada de ropa. Atraviesa lentamente la habitación hasta mi cama y se sienta en el borde. De cerca puedo verle los párpados hinchados por la interrupción del sueño, pero lo que más me llama la atención es la expresión de su rostro, parece preocupado.
— ¿Estás bien? —me pregunta.
Asiento en silencio.
— ¿Qué hace despierto a esta hora? —pregunto, intentando desviar el tema de mí.
— A veces me levanto durante la noche para ir al baño y te escuché hablar y gritar, supuse que estabas teniendo una pesadilla.
¿Estuve gritando? Qué vergüenza.
Asiento, pero no digo nada más. En cambio, espero que se levante y se vaya.
— Deberías tomar una ducha, podrías coger un resfriado.
Parece que realmente está preocupado por mí.
— Lo haré. —asiento nuevamente.
Nos quedamos los dos en silencio un momento. ¿Estará esperando que le dé una respuesta a lo de ayer? Técnicamente, ya es "mañana", cuando supuestamente le iba a responder. Tomo una liga de mi mesa de noche y me ato el cabello en una coleta alta para que se me seque un poco el sudor del cuello. Miro a Min Yoon-gi que está mirándose las manos, como si estuviera realmente nervioso, y que cuando se percata que lo estoy viendo hace el amago de hablar, pero me adelanto.
— Sobre lo de anoche... —me aclaro la garganta, sin creer todavía lo que estoy a punto de decir— Creo que podríamos intentarlo.
Creo que es lo que menos se esperaba que dijera porque se queda cayado, así que aprovecho para seguir hablando.
— Pero bajo ciertas condiciones.
— ¿Condiciones? —pregunta aún más confundido.
— Sí. —después de un momento vuelvo a hablar porque parece no entender a lo que me refiero— Dado que no seremos novios de verdad debemos tener ciertas reglas, límites, todo eso.
Realmente no puedo creer lo que estoy diciendo, pero prefiero excusarme en que el sueño fue totalmente una revelación de mi cuerpo hacia mi mente, manifestando lo que realmente necesita.
Sí, claro.
— Me parece justo. ¿Qué condiciones quieres poner?
Me muerdo el labio inferior. En realidad, no pensé exactamente en eso, sólo estoy improvisando y creo realmente necesario poner límites.
— Bueno, creo que esa es una larga conversación que debemos tener en la que podamos llegar a un acuerdo mutuo, ¿no crees?
Yoon-gi asiente con la cabeza.
— Me refiero a que sería mejor hablarlo en otro momento. Ambos debemos pensar en lo que esperamos del otro. —me explico.
Nos quedamos en silencio los dos. ¿Qué es lo que espero realmente de Min Yoon-gi en una relación que no existe? Es sólo una relación por conveniencia, para el beneficio de ambos, para que ambos podamos satisfacer nuestros deseos sexuales. No me considero una novia celosa, pero esta no es una relación convencional, aunque me gustaría tener cierto grado de exclusividad, más que nada para prevenir posibles infecciones sexuales.
Bueno, lo primero que pediré es que usemos preservativo cada vez que tengamos sexo.
Me percato de Min Yoon-gi sigue sentado frente a mí, mirándome con intensidad.
— Ahora que aceptaste ser mi novia, no puedo aguantarme las ganas de tocarte.
Se acerca lentamente, arrastrándose por la cama, hasta quedar muy cerca de mí.
— Creo que no deberíamos hacer tal afirmación antes de conversar nuestros límites.
Intento hacerme un poco hacia atrás, pero Min Yoon-gi me agarra por el cuello y me atrae hacia él, poniendo sus labios sobre los míos. Me quedo un momento paralizada, sin saber qué hacer. ¿Quiero correrme hacia atrás e interrumpir nuestro beso después de haberle dicho que aceptaba?
¿Por qué no puedo simplemente dejar de pensar y disfrutar?
Ah, cierto, la vez que lo hice casi me acosté con mi jefe y terminé metida en todo esto.
Pongo una mano en el cuello de Yoon-gi y lo atraigo más hacia mí. La calidez de sus labios sobre los míos es extremadamente placentera y ya no quiero separarme más de él, pero él se echa hacia atrás y para hablarme.
— Creo que deberías ir a tomar una ducha, tienes el cuerpo muy frío.
Siento como si me hubieran pegado con un sartén en la cabeza. ¿Tendré mal olor?
Me río como estúpida por puro nerviosismo.
— Sí, creo que debería ir... Y usted debería seguir durmiendo.
— Mi primera petición es que dejes de llamarme señor.
Frunzo los labios. Tiene razón, nadie llama a su novio "señor", aunque no seamos una pareja como las demás.
— Deberías ir a dormir, Yoon-gi.
· · • • • ✤ • • • · ·
— Bien —le digo después de haber desayunado juntos—, he escrito una lista de todas las cosas que espero de esta "relación" —hago comillas con los dedos y saco un papel del bolsillo de mi pantalón.
— Vienes muy preparada. —dice, asintiendo con la cabeza.
¿Acaso él no tiene requerimientos?
— Como sea, —digo después de un rato— creo que lo primero en mi lista es que cada vez que tengamos sexo debemos usar preservativo.
Yoon-gi asiente con la cabeza, de acuerdo con lo que le estoy diciendo. Qué alivio. Me quedo esperando, por si quiere agregar algo más en este punto, pero no dice nada. Está sentado frente a mí, en el suelo de la sala con una expresión que se me hace difícil descifrar.
— Lo segundo...
— ¿Por qué no dices todo de una vez? —me interrumpe, casi como si estuviera irritado.
¿Qué ocurrió con el Yoon-gi considerado de esta mañana?
— Te diré lo que yo espero. —sigue hablando— Primero, que es lo que ya te dije, que me llames por mi nombre... No, mejor llámame oppa.
¿Qué?
— Oppa me gusta mucho. —continúa— Y... eso sería todo.
No sé si es verdad o me está tomando el pelo.
Tomo una gran bocanada de aire y suspiro. Continúo con lo que iba a decir.
— Si vamos a hacer esto quiero que siempre seamos sinceros el uno con el otro, como si estuviéramos en una relación de verdad, e incluso más sinceros. —doblo el papel y lo dejo a mi lado, en el suelo— No quiero malentendidos, por eso siempre debemos decirnos las cosas.
No me dice nada por un momento.
— Tienes razón, —dice— pero debo admitir que no soy muy bueno expresando lo que siento.
¿Es una broma? No pensé que alguien que pudiera componer sus propias canciones llegara a tener un problema como ese.
Me muerdo el labio inferior, pensando en qué responderle.
— La verdad yo tampoco, pero deberíamos hacer el intento. —hago una mueca.
Y es verdad, recuerdo la infinidad de veces en las que estaba llorando desconsoladamente en mi habitación por algún motivo y mi mamá no hallaba la forma de que le dijera qué me ocurría. Siempre he sido así.
— Otra cosa en la que pensé —continúo— es que mientras estamos haciendo esto —gesticulo con las manos, apuntándonos a ambos— deberíamos intentar conocernos.
Min Yoon-gi me regala una sonrisa, pero totalmente diferente a la de esta mañana, esta es muchísimo más arrogante.
— ¿Te convencí de querer conocernos?
Notoriamente, le sonrío de la forma más falsa que puedo.
— Creo que fuiste lo bastante penoso el otro día, oppa. Me apiadé de ti. —digo sarcásticamente.
Para mi sorpresa, suelta una pequeña carcajada y alarga su mano hasta mi barbilla.
— Creo que podría escucharte llamarme así todo el día y nunca me aburriría.
Siento cómo empieza a arderme la cara. No ahora, por favor. Estoy quitándole toda la seriedad al asunto. Pero ¿cómo puede decirme eso en un momento así? Además de que desde la mañana está teniendo más contacto físico de normal conmigo.
¿Es eso algo que me disgusta?
Me aclaro la garganta para seguir hablando, pero Yoon-gi me interrumpe.
— Dilo una vez más.
Más que una orden suena como una petición. Sus labios no han dejado de mostrarme una radiante sonrisa, que, aunque no quiera admitirlo, me derrite lentamente y hace que mis mejillas se pongan aún más rojas.
Tomo algo de valentía y tomo suavemente su mano y la quito de mi barbilla, pero no la suelto.
— Oppa —digo lentamente, sintiendo como si me fuera a arrepentir al terminar de decirlo. Pero resulta que me termina gustando—, ¿no te interesa conocer a la persona con la que te estás acostando? ¿No te da curiosidad?
Creo que es primera vez que veo a Min Yoon-gi sonrojado. Claro que mi sueño de esta mañana no cuenta.
Deja de pensar en eso, Han Mi-suk.
Mira mi rostro, con sus mejillas levemente rosadas, y luego baja los ojos hacia mi mano, que aún sostiene la suya. Se remoja los labios con la lengua, y no puedo evitar pensar en el sueño de esta mañana, así que me ruborizo aún más. Mira rápidamente hacia otro lado como si estuviera avergonzado.
Qué tierno, me dan ganas de agarrarlo de las mejillas.
— Si estás de acuerdo con lo anterior, creo que pasaríamos a mi última petición.
Min Yoon-gi vuelve a poner sus ojos sobre mí, mientras sus mejillas volvían a su color normal. ¿Cómo es que puede dejar de estar rojo tan rápido? Yo no hago más que parecer un tomate con color más y más intenso.
— Me gustaría que tuviéramos exclusividad.
La sonrisa arrogante vuelve al rostro de Yoon-gi. No sé qué es lo que dije que provocó tal reacción en él.
— Ah... Mi novia se pone celosa si ando con otras chicas. —ahora él me agarra con fuerza la mano.
Creo que pongo la peor cara de disgusto que tengo porque se echa a reír.
No sé qué es tan chistoso de querer evitar infecciones de transmisión sexual.
— ¿Sabes lo que son las ITS? —me suelto de su agarre y me paso la misma mano por la cara, contando hasta diez porque me está comenzando a irritar— ¿Sabes las veces que me tocó tratar gente con ellas en el hospital? —me da un pequeño escalofrío cuando recuerdo a esas personas— No son nada bonitas.
La sonrisa de Min Yoon-gi desaparece y se pone serio.
— Sé lo que son las ITS, y créeme, estoy totalmente limpio. No tienes que esconder tus celos bajo ese tipo de pretextos, no te engañaré con nadie, cariño.
Suspiro. Qué hombre más testarudo.
Estoy a punto de arrepentirme de todo esto.
— Si lo que quieres es exclusividad —vuelve a hablar—, entonces yo tengo una petición más.
Se queda un momento en silencio.
— Quiero que dejes de salir con Tae-hyung.
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