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Capítulo 3

— ¿Qué significa eso de que Tae-hyung te dio su número? —dice y rápidamente mira hacia un lado porque se da cuenta de que no estoy en condiciones presentables, pero no se va.

— ¿Qué? —pregunto impresionada.

No puedo creer que haya entrado a mi habitación sin haber golpeado la puerta antes sólo para decirme eso.

— Eso que dije —sigue mirando hacia el lado—. ¿Es verdad?

Ahora sí que puedo ver emociones en su rostro. Parece totalmente irritado. Bufa y vuelve a mirarme.

— ¿Podrías vestirte?

Frunzo el ceño. Esta situación está sobrepasando mis límites de tolerancia. Llevo menos de una semana con este engreído, cuidándolo de la mejor forma que puedo y poniendo la mejor careta que tengo para que se sienta cómodo en mi compañía, pero por alguna razón no le caigo bien y sigue siendo el mismo desagradable desde el primer día que llegó. Suelto con rabia la playera que fuertemente estaba tirando hacia abajo. Ahora se me ven los calzones de mariposas.

— ¿Puedo recordarle que usted, señor Min, es el que entró a mi habitación sin siquiera golpear? —le digo. En realidad, le grito.

Me mira de arriba abajo, deteniéndose en mis calzones, y luego vuelve a mirarme la cara con las mejillas levemente sonrojadas.

— Ya que no respondes mis preguntas debo suponer que es verdad. ¿Por qué Tae-hyung te dio su número? — ahora él también está gritando. Da unos pasos dentro de la habitación, acercándose a mí.

Me acerco hacia él también, mirándolo hacia arriba. Es más alto que yo, pero no tanto como Kim Tae-hyung.

¿Podrías dejar de pensar en Tae-hyung un momento, estúpida? Me doy una bofetada mental.

— ¿Por qué no le pregunta usted? ¿No es su amigo? —Estoy tan alterada que no puedo bajar la voz. No me importa si Min Yoon-gi decide despedirme, ha cruzado todos los límites.

— No deberías relacionarte sentimentalmente con alguien como él. —no quita sus ojos de los míos mientras habla.

¿Qué?

¿Pero qué dice?

Ahora tengo que aguantar la risa. ¿En verdad cree que Kim Taehyung se fijaría en alguien como yo? De seguro está aburrido y sólo está buscando alguien para jugar un rato. En todo caso, ¿qué le importa a él?

Me cruzo de brazos, sin quitar mi vista de sus ojos.

— Mi vida privada no es de su incumbencia, señor.

Abre un poco los ojos. Seguro que no esperaba que le dijera eso.

— Es de mi incumbencia si tiene que ver con mis amigos. No dejaré que un amigo mío pierda el tiempo con alguien como tú. —se da media vuelta y sale de la habitación sin volver a mirarme.

¿Alguien como yo? ¿Qué quiere decir con eso? Yo soy la única que puede menospreciarme. Ya sé que no soy multimillonaria como ellos, sólo soy una simple enfermera que quiere ganar un poco más de dinero. Siento ganas de salir a buscar a ese cobarde.

Cobarde. Escapó de la guerra que él mismo inició.

En cambio, cierro suavemente la puerta de la habitación. Quizá debería comenzar a empacar porque seguramente para el día de mañana estaré despedida. Ya qué, pienso y tomo el celular y le escribo un mensaje a Kim Tae-hyung.

"Oppa, soy yo, Han Mi-suk", escribo irónicamente. Espero que lo entienda porque nunca lo llamaría de esa manera en serio.

Seguramente debe pensar que me tiene en la palma de su mano porque logró que le escribiera en el plazo que él me dijo, pero la verdad es que estoy tan enojada que lo hago porque ya no me importa. Quizá mañana ya no esté aquí y no perderé mi oportunidad de charlar por mensajes con Kim Tae-hyung, uno de los integrantes de uno de los grupos de k-pop más famosos de Corea y todo el mundo. El teléfono suena en respuesta casi enseguida, pero me hago de rogar y me acuesto a dormir sin responderle.

· · • • • ✤ • • • · ·

A la mañana siguiente toda la valentía abandonó mi cuerpo. Despierto a las ocho de la mañana como siempre, pero no me atrevo a salir de la habitación hasta pasadas las nueve. Como de costumbre, Yoon-gi sigue dormido y no quiero ir a despertarlo como todos los días.

Vestida con unos pantalones deportivos y mi playera de dormir salgo a la cocina para buscar algo de desayuno. ¿Debería prepararle también? Es parte de mi trabajo y además ya es hora de sus medicinas. Preparo una bandeja, pero no se la voy a dejar, en cambio, me siento en un taburete de la isla. Realmente necesito calmarme antes de ir a su habitación. Necesito valentía y calma, porque no sé qué pasará por mi cabeza cuando le vea. ¿Me enfureceré igual que la noche anterior o sólo me quedaré sin saber cómo actuar? Me paso las manos por la cara.

Por cierto, no llevo maquillaje. ¿Debería ir así, simplemente?

¿O debería ir a guardar mis pertenencias de vuelta porque seguramente estoy despedida?

Respiro hondo un par de veces y me pongo a cantar despacio Amazing de Aerosmith. La música es algo que realmente me calma. Saco mi celular de uno de los bolsillos del pantalón y reviso el chat de Kim Tae-hyung.

"Finalmente, estuve esperando toda la noche por esto", dice el primer mensaje.

"Espero que Yoon-gi no se moleste porque intercambiamos mensajes", dice el segundo.

Si supieras, pienso.

Empiezo a teclear una respuesta, pero justo Min Yoon-gi entra por la puerta de la cocina. Trae puesta una bata de dormir negra y su cabello oscuro está todo desordenado, ya no lleva el cabestrillo porque hoy recién podía quitárselo. Automáticamente dejo de cantar y bloqueo el celular como si estuviera mirando algo ilegal.

— Buenos días, señor Min. —digo, haciendo una reverencia y luego miro hacia otro lado.

Mi rostro está totalmente sin maquillaje.

No me responde nada, sólo se queda de pie. Agacho la cabeza porque me da vergüenza que me mire.

— Estaba a punto de llevarle el desayuno.

— Es tarde. —me responde, y es lo único que dice.

Se acerca a la isla y se sienta en un taburete, al otro extremo, por suerte. Le acerco la bandeja lentamente y se pone a comer.

— ¿No vas a comer también? —pregunta.

Niego con la cabeza, todavía mirando hacia abajo.

— Quizás más tarde, señor.

Me levanto despacio del asiento y le hago una reverencia antes de irme hacia mi habitación. Creo que trabajar aquí es sinónimo de pasar vergüenzas constantemente. Me meto en la ducha del baño de mi habitación, sintiéndome tonta por haber tenido un arrebato de ira como el de ayer. No puedo evitar sentir una mezcla de enojo y vergüenza al recordar cómo Min Yoon-gi entró sin tocar la puerta y sobretodo por cómo me miró de arriba abajo sin importarle que haya estado solo con ropa interior y una playera.

Bueno, al parecer no estoy despedida.

Me visto sencilla y me maquillo como todos los días. Mi celular suena nuevamente y lo reviso. En el chat de Tae-hyung está mi respuesta a medio escribir y hay un nuevo mensaje suyo.

"Creo que eres la primera chica que ignora un mensaje mío", escribe.

Borro lo que había escrito antes y le respondo.

"Soy totalmente lo contrario al tipo de chicas que estás acostumbrado".

· · • • • ✤ • • • · ·

— Buenos días, señor Min. —digo a la mañana siguiente mientras abro las cortinas— Son las ocho de la mañana. Recuerde que hoy, lunes, es su primera sesión kinesiológica a las diez de la mañana.

— Creí que de ahora en adelante dejarías de despertarme. —me responde, con la voz ronca, refiriéndose a ayer.

No le digo nada porque cualquier cosa sonará como una excusa tonta. Estoy intentando olvidar lo que sucedió la otra noche y poner toda mi energía en atender al Señor Engreído. Intento sonreír mientras le estiro la mano para que pueda sentarse en la cama, pero me sale más como una mueca.

— Sobre lo de la otra noche... —comienza a decir, pero le interrumpo.

— No se preocupe, señor Min. Los dos perdimos el control de la situación... Podemos dejarlo atrás y actuar como si nada hubiera sucedido.

No me dice nada y me deja que le ayude a quitarse la ropa. Cuando sale de la ducha, le ayudo a ponerse la bata, le seco el cabello y luego le ayudo a vestirse. Ya no pienso en Yoon-gi como el primer día.

Creo que es mejor que olvidemos todas las diferencias que hemos tenido para poder tener la mejor relación posible.

Desayunamos juntos por primera vez, en silencio. No sabría que decirle porque no tenemos absolutamente nada en común. Y él tampoco me habla, cuando estamos juntos pareciera estar sumido en sus pensamientos, siempre y cuando no esté tirándome comentarios ácidos.

Cuando son las nueve y media de la mañana le ayudo a ponerse el abrigo.

— ¿No vas a acompañarme?

¿Acompañarlo? Ni siquiera se me había pasado por la cabeza. ¿Querrá que lo acompañe?

— No lo sé... —balbuceo mientras le arreglo el cuello del abrigo. Me aclaro la garganta y lo miro hacia arriba medio segundo antes de bajar la vista hacia lo que estoy haciendo— Si usted considera necesario que vaya, iré.

Vuelvo a mirarlo y también me está mirando, siento como si sus oscuros ojos me atravesaran la mente, como si pudiera saber lo que estoy pensando. Asiente, respondiendo a lo que acabo de decirle, así que me apresuro y me cambio de ropa por algo más presentable, algo que no sean pantalones deportivos. Termino poniéndome un pantalón de tela negro y una blusa lisa blanca junto con unos tacones negros no muy altos, encima me pongo mi abrigo negro y estoy lista. Tomo un bolso negro y guardo todas mis cosas en él, mientras salgo de la habitación hasta la entrada del apartamento, donde está Yoon-gi.

— Apresúrate, chica enfermera, el conductor ya está...

Min Yoon-gi se queda en silencio cuando aparezco frente a él y se queda mirándome, para variar, sin ninguna expresión en el rostro. ¿Habrá algo mal en mi cara o en mi ropa?

Después de un segundo se aclara la garganta y sigue hablando.

— El conductor ya está abajo.

Quiero preguntarle si tengo algo en la cara, pero me da vergüenza. En cambio, me pongo la mascarilla desechable y le abro la puerta a Yoon-gi para que salga y salgo detrás de él. Ya abajo, nos subimos al auto que espera fuera de la entrada del edificio. Min Yoon-gi se sube en la parte de atrás y yo en el asiento del copiloto.

Cuando llegamos al hospital, nos bajamos juntos y le acompaño hasta la sección de kinesiología.

— Me quedaré en la sala de espera, señor. —le digo, cuando está a punto de entrar.

Realmente ver al Señor Engreído sufriendo por hacer ejercicios para su hombro no está dentro de mis planes, por más que no nos llevemos bien.

Me quedo sentada en un banco de la sala de espera y saco mi teléfono. Tengo otro mensaje de Tae-hyung.

"¿Por qué me ignoras?", estaba acompañado de unos emoticonos llorando.

Sonrío. ¿Qué se supone que responda a eso?

"Kim Tae-hyung no entiende que Han Mi-suk está trabajando", le respondo.

Guardo el celular en el bolso y me quedo sin hacer nada. Miro alrededor y me da un poco de nostalgia pensar que hace un poco más de una semana yo también estaba metida en el hospital, trabajando. Realmente amaba mi trabajo y todo lo que significaba, pero ¿quién no habría aceptado un trabajo como este? La paga es muchísimo mejor y realmente necesito ese dinero. Ya volveré a un hospital cuando termine.

Mi teléfono vuelve a sonar.

"Kim Tae-hyung está trabajando muy duro y aun así tiene tiempo de escribirle a Han Mi-suk", me responde.

Supongo que tiene razón. Su trabajo es mucho más duro que el mío, pero de todas formas me escribe y yo no hago más que ignorarlo.

— ¿Ya terminaste de ver tu teléfono? —me sobresalta una voz.

Levanto la cabeza y Min Yoon-gi está de pie frente a mí. Guardo rápidamente mi celular en el bolso y me pongo de pie. Sigo siendo más baja que él, así que lo miro hacia arriba.

— ¿Qué tal la sesión? —pregunto, más que nada por cortesía.

Yoon-gi se pone a caminar hacia la salida del hospital.

— Me siento como nuevo. —miente.

Me apresuro para seguirle el paso, aun estando con tacones.

Creo que la diferencia entre Kim Tae-hyung y Han Mi-suk, es que el primero no tiene un jefe gruñón que consume todo tu tiempo.

· · • • • ✤ • • • · ·

El sábado Kim Tae-hyung me vuelve a escribir para decirme que vendrá al apartamento junto a los chicos durante la tarde. Me siento un poco decepcionada ya que quería pasar todo el día poniéndome al corriente con los capítulos de Shingeki no Kyojin que tengo pendientes y sintiéndome miserable, como de costumbre, pero seguramente va a querer conversar conmigo ya que regularmente no le respondo los mensajes.

— Ahí está mi chica favorita. —dice cuando les abro la puerta del apartamento.

Entra y me da unas palmaditas en la cabeza. Me sorprendo. El resto de los chicos entra, sonriéndome. Ahora hasta Jung-kook me sonríe levemente.

— No pensé que vendrían de nuevo esta semana. —dice Yoon-gi cuando los ve entrar en la sala.

— Casi no tenemos tiempo libre, ¿y te quejas porque nos damos un momento para venir? —le responde Kim Nam-joon.

Min Yoongi les sonríe levemente y después me mira a mí, que sigo parada en la entrada de la sala. Sé que es hora de irme por la manera en la que me mira. Me dispongo a dejarlos e ir a mi habitación. Bien, sí podré ver Shingeki no Kyojin. Estoy dando saltitos de felicidad en mi mente.

— Han Mi-suk, espera —dice Tae-hyung, deteniéndome—. Deberías pasar tiempo con nosotros ahora que vinimos. No sabemos cuándo podremos venir de nuevo, estamos preparando muchas presentaciones.

Ah, mierda.

Miro al resto de los chicos. Jung Ho-seok me sonríe, al igual que Park Ji-min. Kim Nam-joon habla con Min Yoon-gi y con Kim Seok-jin. Jeon Jung-kook sólo me mira desde el sofá y cuando lo miro, aparta la mirada.

— No sé si debería. No es correcto. —le digo a Kim Tae-hyung, pero me agarra del brazo.

Quito suavemente su mano.

— ¿Por qué no es correcto? —Kim Tae-hyung me mira desde arriba, está más cerca de lo que me gustaría.

Retrocedo un paso.

— Sólo trabajo aquí... —comienzo a decir.

— Yo estoy de acuerdo. —un Ho-seok sonriente interrumpe nuestra conversación.

— ¿Ves? —Kim Tae-hyung me guiña un ojo.

Suspiro y asiento con la cabeza.

No podré ver Shingeki no Kyojin.

Estoy a punto de sentarme en la punta más alejada del sofá, pero Jung Ho-seok me interrumpe.

— Esta reunión no está completa, falta el alcohol.

Obviamente soy yo la que tiene que ir a comprar. No tenemos alcohol en la nevera y ellos son demasiado famosos como para salir del apartamento sin que alguien los reconozca. Me abrigo bien antes de salir y Jung Ho-seok me da un montón de billetes para que compre alcohol y pollo frito.

Cuando vuelvo apenas alcanzo a quitarme el abrigo cuando Kim Tae-hyung me agarra del brazo y me sienta en el sofá. Para colmo, a mi derecha queda Min Yoongi y a mi izquierda Kim Tae-hyung. Permanezco en silencio mientras ellos hablan como cotorras, la verdad no tengo mucho tema de conversación en común, sólo soy una simple enfermera. ¿Debería estar aquí? Agarro un ala de pollo frito y la como. En un momento de silencio Kim Tae-hyung me habla, ya había bebido un par de vasos de soju.

— Mi-suk-a —me llama por mi nombre de pila—, eres muy mala, nunca respondes mis mensajes.

El cuerpo de Min Yoon-gi a mi derecha se acomoda y se aleja un poco de mí.

— Ese es Tae por primera vez sintiendo el rechazo de una chica. —dice Seok-jin, quien también estaba un poco pasado de tragos.

— Es sólo que estoy muy ocupada trabajando...—Me excuso, mirando a todos menos a Yoon-gi.

— Eso ya me lo dijiste. —me apunta con el dedo índice— Yo también estoy muy ocupado y siempre te escribo.

Me quedo en silencio.

— ¿Por qué no has tomado nada? —vuelve a hablar.

— Tae, no creo que deba, está trabajando. —le reprocha Kim Nam-joon.

— De hecho —le interrumpo, hablando muy despacio—, los sábados los tengo libres.

— ¿Sólo los sábados? —pregunta Park Ji-min un poco sorprendido— Hoy es sábado, ¿qué haces sin disfrutar de tu día entonces?

A que no adivinaría que estaba a punto de estar toda la tarde descansando, pero llegaron seis chicos y me pidieron que me quedara a pasar el rato con ellos porque no saben cuándo volverán.

— Estoy disfrutando. —le respondo, con una pequeña sonrisa en los labios.

— Tae-hyung tiene razón, deberías tomar de esto. —vuelve a decir Park Ji-min, tendiéndome un vaso con soju.

Si una persona mayor viera esta escena pensaría que soy una prostituta por ser la única mujer entre siete chicos.

¿Qué importa? Pienso.

Le recibo el vaso y lo bebo todo de un solo trago. Kim Nam-joon me sirve otro vaso, y vuelvo a tomarlo de un sorbo.

Pasado un rato ya ni siquiera sé qué me están hablando los chicos, sólo me río como estúpida. Ya no siento vergüenza al estar junto a puros hombres. En un momento miro a Tae-hyung, que es quien más habla.

— Yo iba a pasar toda la tarde viendo animé. —entrecierro los ojos. El alcohol hace que se me suelte la lengua porque nunca diría eso estando sobria— Deberías sentirte afortunado por mi presencia.

— ¿Animé? —Jeon Jung-kook tiene las mejillas levemente sonrosadas por el alcohol y le brillan los ojos mientras pregunta— No pareces alguien que le guste ese tipo de cosas.

— Creo que soy multifuncional. —me encojo de hombros mientras le sonrío. Me sonríe de vuelta.

Estoy a punto de ruborizarme ante tal magnitud de belleza.

De repente Kim Seok-jin se levanta, se tambalea, y cuando se logra estabilizar habla.

— ¡Es hora del karaoke!

Todos gritan celebrando, menos Min Yoon-gi y yo.

Trago saliva. ¿Karaoke? ¿Por qué? Estoy un poco ebria, pero no tanto como para dejarme en ridículo frente a siete cantantes profesionales.

— ¡Es hora del karaoke! —repite Kim Seok-jin. — ¿Habrá un karaoke de Dynamite en Youtube? —pregunta mientras toma el control de la televisión se pone a buscar.

Creo que esto está un poco raro. ¿Cantan karaokes de sus propias canciones?

Pone un video y comienza la cuenta regresiva. Comienza cantando Jeon Jung-kook. ¿Van a hacerlo igual que en las presentaciones? Después canta Kim Nam-joon y luego Jung Ho-seok. Sí, lo harán igual que en las presentaciones, sólo que ahora todos están ebrios. Me impresionan sus voces en vivo, suenan casi igual que como si los estuviera escuchando grabados en un estudio. Kim Tae-hyung se levanta y canta su parte mientras bailotea, después del primer coro. Todos se ríen por los gestos extraños que hace con la cara.

Ladies and gentlemen, I got the medicine, so you should keep your eyes on the ball. —dice Kim Nam-joon.

Luego todos miran a Min Yoon-gi porque viene su parte, pero no dice nada. Simplemente niega con la cabeza mientras sonríe. La música sigue sonando un rato hasta que Kim Seok-jin le pone pausa.

— ¿No vas a cantar, hyung? —pregunta Tae-hyung, como si realmente le doliera que Min Yoon-gi no quisiera cantar.

— Estoy en mis semanas de descanso. —le responde, pero suena más bien como una excusa.

Se genera un momento de silencio.

— Opino que, si hyung no quiere cantar, debería hacerlo Han Mi-suk. —dice Park Ji-min mientras me señala con el dedo índice.

¿Qué?

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