Capítulo 27
— ¿Te gusta así?
Siento que se me ponen los ojos blancos, disfrutando de la embriagante sensación.
— Dime que te gusta, nena. —su voz profunda se cuela por mi oído.
Su respiración me acaricia la piel del cuello y automáticamente me estremezco.
— Oh, oppa, amo tus dedos.
Tiro la cabeza hacia atrás y no puedo evitar soltar un pequeño gemido cuando sus dedos presionan justo ese punto. Siento su mano ponerse sobre mi cabeza y empujarla suavemente hacia adelante.
— Para que el masaje salga bien debes tener los músculos relajados, cariño.
Estoy sentada sobre la gigantesca cama que había comprado Yoon-gi para la casa nueva y él está justo detrás de mí, masajeando de manera experta mis hombros y cuello. Últimamente había estado tensa, ambos habíamos estado tensos y nos turnábamos para masajear el cuerpo del otro.
— No te preocupes, es suficiente. —le digo cuando continúa moviendo sus dedos— Gracias.
Lo miro sonriente por sobre mi hombro y recibo un beso en la sien como respuesta. Me levanto de la cama y camino hasta el gran espejo de pared que está a un lado del armario para mirarme en él. Veo que Yoon-gi deja caer su cuerpo hacia atrás y queda recostado.
— ¿Crees que debería cambiar mi pijama? —pregunto, mirando la camiseta que llevo puesta para dormir.
Originalmente usaba una camiseta mía vieja, pero los últimos meses había sido reemplazada por una de mi prometido.
— Es que ahora seré una señora rica. —continúo, explicando el porqué de mi anterior pregunta.
Escucho una risa suave e inmediatamente giro la cabeza para mirarlo. Su cuerpo se ve bastante relajado sobre el colchón y me mira con ojos adormilados.
— Me gusta tu pijama. —responde con una sonrisa ladina.
Comienzo a caminar hacia él lentamente.
— Me refiero a que quizás debería comprar algo más elegante. ¿O más sensual? ¿Qué prefieres?
Me siento a un lado de su cuerpo y lo miro expectante. Últimamente me había estado preguntando seriamente si debía comprarme un conjunto nuevo para dormir, aunque mi pijama actual me gusta bastante.
Min Yoon-gi toma mi mano y la pone sobre su mejilla para que le acaricie.
— Para mí, verte con una camiseta mía es lo más malditamente sensual que existe.
Siento un ligero rubor en mis mejillas y bajo la vista a mi regazo. Inmediatamente se instala un calor dentro de mi cuerpo.
— ¿De verdad piensas eso? —pregunto sin mirarle aún— ¿Aunque esté así? —señalo mi pancita.
Su mano se posa sobre ella y la acaricia con cariño. No es demasiado grande, sólo habían pasado cinco meses, pero puedo sentir cambios notorios en mi cuerpo. Y la verdad es que eso no termina de agradarme.
— Para mí siempre serás la mujer más hermosa y sensual que existe en el mundo.
No me atrevo a levantar la vista, en cambio me quedo mirando la cálida mano de Yoon-gi sobre mi vientre. Pego un salto al sentir algo extraño y abro mucho los ojos sin poder despegar la mirada.
— Se está moviendo. —murmura Yoon-gi, resultando en una mezcla extraña entre pregunta y afirmación.
Veo cómo un extraño bulto se forma y desaparece en mi panza, y trago saliva, poniendo también una mano para sentir de forma más directa.
— Es primera vez que lo hace. —levanto la vista para ver a Yoon-gi y sus ojos me miran igual de brillantes que su sonrisa.
Muerdo mi labio inferior cuando siento que se mueve nuevamente y Yoon-gi comienza a frotar suavemente la palma de su mano sobre mí antes de acercar su rostro.
— Hola, frijolito, es papi, otra vez. —susurra al bebé— Veo que estás muy inquieto, ¿quieres salir ya? Mami y yo estamos muy emocionados por conocerte, pero aún faltan unos meses. —vuelve a acariciar y deja un pequeño beso— Te amamos, frijolito.
Levanto los ojos con timidez y le veo mirándome con atención. Le sonrío, sintiendo que las mejillas se me empiezan a poner rojas. Mi corazón late rápido debido a la emoción. De repente me levanto de la cama.
— Bien, es hora de dormir. —rápidamente apago la luz de la habitación y casi a ciegas regreso a la cama.
Yoon-gi me regaña porque podría chocar con algo y caerme en la oscuridad, pero termina aferrándose a mi cuerpo cuando me recuesto a su lado. Siento mi corazón acelerarse cuando siento su pecho caliente tocar mi espalda, como si fuera la primera vez que lo tengo tan cerca de mí, y no puedo concentrarme en poner mi mente en blanco para dormir al sentir su respiración chocar con mi cuello.
— ¿Estás dormida? —pregunta de repente, en voz baja.
— No.
— Yo tampoco. —los dos reímos.
Se forma un silencio y podría jurar que Yoon-gi puede escuchar los fuertes latidos de mi corazón.
— ¿Estás nerviosa por mañana?
— La verdad es que sí.
— Yo también, y mucho.
Nos volvemos a quedar en silencio por un momento, hasta que decido hablar nuevamente.
— Bueno, casarse no es algo que se haga todos los días.
Se ríe, justo sobre mi oído, y siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo y llegar hasta mi entrepierna. Cierro los ojos por un momento, sintiendo que me quedo sin aliento ante tal estímulo, e inconscientemente junto más mis piernas, prácticamente apretándolas entre ellas.
Después de unos segundos me atrevo a girar mi cuerpo para quedar frente a frente y me dedico a mirarlo por un buen rato. Su piel extremadamente pálida brilla aún en la oscuridad, haciendo un perfecto contraste con su cabello oscuro desparramado sobre la almohada, y sus bellos ojos están cerrados, todo su rostro está relajado. Quizás ya se ha dormido.
— Quedan exactamente veinte horas para nuestro matrimonio, deberías dormir. —abre uno de sus ojos mientras me sonríe con pereza— Mañana será un día ajetreado.
No puedo evitar soltar una pequeña risa.
— En realidad, no creo que pueda dormir. —admito.
Termina de abrir sus ojos y me mira con ternura.
— ¿Quieres que te acaricie el cabello hasta que te duermas?
Ahora yo sonrío ante su tentadora oferta.
— No, gracias. Estaba pensando más bien en otra cosa.
Me mira interrogante, pero no alcanza a decir nada porque empujo suavemente su cuerpo hacia atrás para que quede totalmente recostado sobre el colchón y se muestra un poco sorprendido cuando me arrastro para sentarme sobre su regazo. Mi entrepierna queda justo sobre su pelvis y no dudo en comenzar a menear suavemente mis caderas.
Sus manos se ponen sobre mis muslos y los aprietan suavemente mientras que cierra los ojos por un momento, soltando un pequeño jadeo.
— No pensé que fueras a tener ganas. —admite con un suspiro.
Siento su miembro endurecerse y rozarme casi directamente, sólo nos separa su pijama y mi ropa interior.
Lo últimos meses no habíamos tenido ningún tipo de contacto sexual debido a que sentía mi cuerpo un poco extraño, pero desde que empezó esta semana cualquier cosa que hiciera Yoon-gi lograba prenderme. Seguramente mis hormonas estaban involucradas en esto.
— Al bebé no le dolerá que tengamos sexo, ¿cierto?
Suelto una pequeña risa ante su pregunta tan preocupada.
— No le dolerá nada. —aseguro.
Se queda un segundo en silencio, pensando.
— ¿Podemos hacerlo sin condón?
Vuelvo a reírme, un poco más fuerte.
— Podemos hacerlo sin condón.
Acerco mi boca a la suya para besarle y suelta un gemido sobre mis labios. No espero para devorarle la boca con urgencia, poniendo mis manos en su nuca para atraerlo más hacia mí. Siento sus manos subir por mis muslos y meterse debajo de la camiseta, suelto un jadeo cuando se ponen sobre mi trasero y lo estrujan.
— Espera. —sus manos me agarran las caderas y me obligan a frenar— Voy a correrme.
Me incorporo sobre su regazo y lo miro directamente a los ojos, no puedo evitar mostrarme un poco sorprendida. Ni siquiera nos hemos quitado la ropa.
— Llevo meses en abstinencia. —me explica.
Su pecho sube y baja pesadamente, y su frente comienza a verse sudorosa. Sus ojos brillantes me miran en la oscuridad, y podría jurar que se ven igual a los de los gatos cuando tienen las pupilas dilatadas.
Y lo entiendo, él lleva sin hacer nada de tipo sexual desde la primera vez que le dije que no tenía ganas de tener sexo. El funcionamiento del cuerpo de los hombres y las mujeres son diferentes, y por eso que no quiere terminar con la diversión tan rápido, porque necesitaría tiempo para reponerse y volver a ponerse en acción.
Con una mano le acaricio la mejilla, dándole a atender que todo está bien y podemos hacer otra cosa para avanzar, pero rápidamente toma la camiseta que llevo puesta y la quita por sobre mi cabeza, después me vuelve a tomar por las caderas y con mucho cuidado me recuesta a su lado. Se apoya sobre el costado de su cuerpo y se inclina hacia mí para besar lentamente mis labios. Puedo sentir su erección chocándome la cadera. Una de sus traviesas manos me acaricia el hombro con las yemas de los dedos para después comenzar a bajar lentamente por mis clavículas, el sector entre mis pechos, mi panza, hasta llegar al borde de mi calzón, donde se queda jugueteando con el elástico. Emito un gemido en forma de protesta porque siento que comienzo a desesperarme.
Le ayudo, quitándome la última pieza de ropa que me queda, mientras él se quita su pijama. Su mano vuelve a ponerse sobre mi vientre bajo y cierro los ojos ante la desesperante lentitud con la que baja. Inmediatamente abro las piernas, para que pueda pasar sus dedos libremente sobre mí, y suelto un pequeño gemido cuando siento las yemas de sus dedos rozarme el clítoris. Yoon-gi vuelve a besarme y gime sobre mis labios al darse cuenta de lo húmeda que estoy.
No duda en comenzar a acariciarme lenta y suavemente, moviendo sus dedos de arriba hacia abajo sobre mis húmedos labios y dibujando círculos cada vez que llega a mi clítoris. Baja sus besos por mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, donde comienza a succionar suavemente. Y por este momento me olvido de que mañana va a ser nuestro matrimonio y se me verán las marcas.
Levanto ligeramente mi pelvis, para que se de cuenta de que estoy ansiosa por que me dé más, y no tarda en dármelo cuando introduce dos de sus dedos en mí. Siento mis paredes apretarse en ellos inmediatamente, sintiendo como si estuviera a punto de tener un orgasmo, y la sensación se incrementa cuando comienza a moverlos a un ritmo totalmente perfecto.
Su boca sigue bajando por mi cuerpo y atrapa uno de mis pezones. Cierro los ojos, sintiéndome embriagada por sentir placer en dos lugares diferentes de mi cuerpo.
— Voy a correrme. —aviso.
En un movimiento rápido y sin dejar de acariciarme el clítoris, gira mi cuerpo hacia un lado para darle la espalda, y con su mano restante toma su hinchado miembro para dirigirlo a mi entrada y meterlo de manera rápida, sin llegar a ser brusca. Sus caderas comienzan a moverse con urgencia mientras con la misma mano toma mi pierna y la levanta, para tener mayor accesibilidad a mi interior. Siento mi interior apretarse continuamente sobre su miembro y le escucho gemir en mi oído. Que nuestros sexos estén en contacto directo es una sensación nueva tan placentera que no puedo evitar comenzar a gemir, sintiendo cómo cada centímetro suyo toca el mío. Y eso es todo lo que necesito para llegar a la cima.
Cierro los ojos con fuerza y tiro la cabeza hacia atrás mientras me corro de una de las maneras más fuertes en mi vida. Los espasmos recorren todo mi cuerpo. Cuando todavía estoy corriéndome, Yoon-gi da unas últimas embestidas y se corre conmigo. Siento una extraña sensación de estar completamente llena por dentro. Y es que, literalmente, me ha llenado con semen por dentro.
Nos quedamos unos instantes quietos, intentando regularizar nuestras aceleradas respiraciones. Yoon-gi baja con cuidado mi pierna y me abrazada, pegando por completo nuestros sudorosos cuerpos.
— ¿Esto fue una despedida de soltero?
Suelto una risa entre jadeos, pero me veo interrumpida una vez más por una extraña sensación. El bebé se está moviendo de nuevo. Tomo una de las manos de Yoon-gi y la pongo sobre mi panza.
— Esta feliz de saber que su madre está feliz.
Giro levemente mi cabeza para mirarlo con una sonrisa.
— Está feliz de saber que sus padres se aman, y que le aman mucho.
Giro con pereza mi cuerpo para quedar recostada de espalda sobre el colchón y Yoon-gi me abraza por el lado y entrelaza nuestras piernas.
— Te amo. —susurra en mi oído.
— Yo también te amo. Demasiado. —respondo de la misma manera.
— No puedo creer que justo anoche se les ocurrió creerse pulpos y dejarse la piel así. —Bae-suk niega frenéticamente con la cabeza mientras camina de un lado a otro sin dejar de mirar mi cuello lleno de marcas rojas— ¿Es eso un mordisco? Mierda, ¿tu novio se cree vampiro o algo así?
Lo veo caminar nerviosamente en la habitación en la que estamos reunidos mi madre, él, la estilista, la maquilladora y yo.
Ho-seok me había recomendado una excelente maquilladora, que, por casualidad, también era su acompañante del matrimonio. Yoo Mei luce una hermosa y sedosa cabellera rubia, y su rostro es uno de los más lindos que he visto en mi vida. Un rostro que me miró con una mueca divertida cuando vio las marcas sobre mi cuello.
— Creo que deberíamos empezar por maquillar tu rostro —me sugiere, mirándome desde arriba recargada sobre una de sus caderas— y aprovechar inmediatamente para maquillar tu cuello.
La otra chica está terminando de armar mi peinado, así que hago un ruido con mi garganta para indicar que estoy de acuerdo con ella. Me regala una cálida sonrisa, que puedo notar incluso bajo su mascarilla, cuando todo está listo para que ella comience.
Comienza a esparcir productos de cuidado facial en mi rostro antes de comenzar a maquillar.
— Eres una descarada, Mi-suk. ¿Cómo permitiste que te dejara marcas justo la noche antes a su matrimonio? —mi hermano se pasa las manos por el rostro— Lo siento tanto, Yoo Mei-ssi, tendrás más trabajo por culpa de esta idiota.
Mei se ríe suavemente ante su comentario y murmura algo para que mi hermano se tranquilice.
Estoy a punto de tirarle un comentario sarcástico para que de una vez por todas se quede en silencio, pero inmediatamente lo descarto porque no estamos solos y podría incomodar al resto.
— Bae-suk, ya basta. —le advierte nuestra madre y veo que tira de la manga de su traje para sentarlo a su lado.
— Gracias al cielo. —susurro y sólo Mei puede escucharme, por lo que suelta otra pequeña risa.
Me dejo llevar por sus delicadas y expertas manos hasta que ha terminado. Abro los ojos para verme en el espejo del tocador frente a mí y por un momento me siento como una persona totalmente diferente por el simple hecho de que no suelo maquillarme mucho.
— Es como yo, pero una versión más bonita. —murmuro, aun mirándome.
— Eres muy hermosa. —asegura Mei, dándome unos últimos retoques para que todo se quede en su lugar.
Le sonrío nerviosa y suprimo mis ganas de morder mi labio inferior sólo porque ya tengo puesto el labial. Hasta hace un par de segundos me encontraba totalmente tranquila porque todavía no asimilaba que ya se acercaba la hora de la ceremonia, pero ahora me ha entrado la ansiedad y los nervios de golpe.
— Bien, ahora sólo falta el vestido. —murmura la rubia, dándose media vuelta para ir a buscarlo.
No es primera vez que me maquillaba como novia ni que me pongo mi vestido. Con Yoon-gi habíamos tenido una sesión de fotos antes de la boda, pero en aquella ocasión Mei no me había maquillado. Hoy me veo mucho más hermosa gracias a ella.
Vuelve en compañía de mi madre y con el vestido guardado en una funda entre sus manos. Me había decidido por un vestido con un escote cuadrado, mangas ligeramente aglobadas y un corte por debajo del pecho para que no estorbara con mi creciente pancita. Mi hermano sale de la habitación antes de que yo me comience a quitar la ropa que llevo puesta para poder ponerme aquel vestido con la ayuda de mi madre y Mei.
No termino de acostumbrarme la sensación de tenerlo puesto. Es ligeramente pesado debido a que el día que lo compramos Yoon-gi había especificado que fuese hecho con la mejor tela que tuvieran en el atelier, pero al mismo tiempo es ligero porque ya está empezando a hacer calor. Me miro en el espejo mientras mi madre me sube la cremallera de la espalda y no me doy cuenta de que estoy aguantando la respiración hasta que me pone las manos sobre los hombros y me mira con una gran sonrisa.
— Hija, te ves hermosa.
Le regalo una sonrisa a pesar de sentir que se me está formando un nudo en la garganta.
— No llores, este es tu día especial. —me frota las palmas de sus manos en los brazos para calmarme— Además, arruinarás el trabajo de Mei.
— ¡Ya es hora! —Bae-suk asoma su cabeza por la puerta y sonríe al verme.
Desde este momento en adelante lo vivo todo como si estuviera en cámara lenta. El camino al altar se me hace eterno, hasta que veo a Min Yoon-gi al final del largo camino. Está mirando hacia el suelo sin haberse percatado de que ya llegué, y no lo hace hasta que toda la gente se levanta de sus asientos y Kim Nam-joon se aclara la garganta para llamar su atención.
En cuanto nuestras miradas se encuentran me siento aliviada. Sé que él también está nervioso, lo puedo ver en su rostro, aunque esté con un semblante totalmente neutro. Se ve tan bien en el traje negro que trae puesto, aunque siempre se ve bien, independientemente de lo que se ponga, y su cabello peinado hacia atrás le da un estilo elegante. Mi hermano me ofrece su brazo y no dudo en aceptarlo para comenzar a caminar. A pesar de ser una celebración privada, hay bastante gente, la mayoría son amigos de Yoon-gi y el resto son nuestras familias. De reojo puedo ver a los chicos, y me sorprendo de ver que algunos vinieron con acompañante, incluso Tae-hyung.
Cuando llegamos frente a Min Yoon-gi le regalo una gran sonrisa, la que es correspondida con otra más grande y unos ojos brillantes.
— Si le haces daño a mi hermana, te mataré, no me importa que seas famoso. —amenaza Bae-suk con una gran sonrisa en los labios mientras le entrega mi mano a Yoon-gi. Por un momento siento un escalofrío en la columna— Felicidades.
Mi brazo está enganchado al de Min Yoon-gi mientras agradecemos a la gente por asistir. Entre la multitud puedo ver a sus padres, sentados en silencio en la misma mesa que mi madre y mi hermano, que no paran de parlotear entre ellos. La señora Min se levanta y arrastra a su marido hasta nosotros cuando siente mi mirada sobre ella.
— Felicidades a ambos. —dice el señor Min con una gran sonrisa en sus labios.
Yoon-gi y yo hacemos una reverencia. No puedo esconder mi sorpresa al ver a mi suegra sonreír.
— Hijo, me alegro de que hayas encontrado a la persona indicada. —miro al nombrado y me fijo que tampoco puede disimular su sorpresa— Me alegra saber que encontraste la felicidad.
Los ojos de la señora Min se posan sobre mí y ocurre lo menos esperado. Me toma de las manos y las aprieta con cariño.
— Bienvenida a la familia, Han Mi-suk, estoy segura de que serás una buena esposa y una excelente madre.
Inmediatamente hago una reverencia y le regalo una sonrisa.
— Siomoni, muchas gracias. —aprieto más sus manos entre las mías.
Ambos se alejan sonrientes. Miro a mi alrededor y me encuentro con los siete chicos reunidos en una mesa. Tiro del brazo de Yoon-gi para acercarnos a ellos. Ho-seok y Mei ríen a carcajadas de algo que sólo ellos parecen saber, Tae-hyung mira hacia el infinito mientras la chica desconocida intenta sacarle conversación, Nam-joon está sentado muy cerca de otra chica y Jung-kook está conversando con una pequeña chica que reconozco como Lee Min-hye.
Todos sonríen y celebran una vez que nos acercamos, rodeándonos los siete. Me pierdo de la conversación un rato al fijarme que la acompañante de Tae-hyung me mira detenidamente. Es una chica hermosa de cabellos oscuros y bellos ojos brillantes, debe ser idol o actriz. Inmediatamente me doy cuenta de que no está cómoda, así que me acerco a ella.
— Gracias por venir. —hago una reverencia que es correspondida inmediatamente— Soy Han Mi-suk.
— Seo Moon. —se presenta también.
— No sabía que Kim Tae-hyung fuera a traer acompañante. Me alegra mucho que hayas venido. —una sonrisa sincera se apodera de mis labios.
El hecho de que Tae-hyung esté saliendo con otra chica me alegra porque significa que pudo dejar atrás todos los sentimientos que alguna vez pudo tener hacia mí. La chica hace una pequeña mueca con la boca al intentar sonreír y de inmediato sé que algo no está bien. Suspiro antes de hablar.
— Espero poder verte otra vez. Y gracias una vez más por venir.
Vuelvo a mi lugar al lado de Yoon-gi y quedo al lado de Nam-joon, que me felicita, poniéndome la mano sobre el hombro con cariño. Le sonrío en forma de agradecimiento, pero inmediatamente me siento incómoda al sentir otra mirada sobre mí. Miro disimuladamente hacia el lado y me encuentro con la acompañante de Kim Nam-joon. Su mirada fría me da una sensación extraña que no me termina de gustar. Al igual que Seo Moon, es una chica realmente hermosa, su maquillaje se ve bastante elaborado, sin llegar a ser exagerado, y su hermoso vestido rosa se ve bastante caro.
¿De dónde sacó Nam-joon a esta chica?
Quito mis ojos de ella al sentir que me hablan, pero no puedo dejar de sentir su mirada sobre mí.
— Hyung¸ ya casi es hora. —avisa Ji-min, mirando su reloj de pulsera.
Y entiendo perfectamente a lo que se refieren.
Un par de semanas después de haber anunciado nuestro compromiso, estábamos los ocho en casa de los chicos, todos reunidos en la sala y hablando unos con otros mientras mirábamos la televisión. En un extremo estaba yo junto a Jung-kook y a Yoon-gi, y al otro estaba Tae-hyung, ligeramente separado del grupo.
— Noona, si pudieras elegir tu canción favorita BTS, ¿cuál sería? Me gustaría cantarla en tu boda. —preguntó Jung-kook en un momento de silencio.
Sentí siete pares de ojos posarse sobre mí. Miré al cielo para pensar, aunque al escuchar aquella pregunta una canción en específico vino a mi mente. Había estado estudiando su discografía con la ayuda de Min Yoon-gi, dedicándonos tardes enteras a escuchar música, como habíamos planeado al inicio de la relación.
— Creo que mi favorita es Mikrokosmos. —respondí con un asentimiento de cabeza.
Escuché sonidos de aprobación por parte de los chicos.
— Yoon-gi-a, ¿cuál es tu favorita? —preguntó Seok-jin al instante.
— Creo que hay muchas que me gustan —respondió después de un momento de silencio—, pero si hay una que me hace recordar a Mi-suk es Just One Day.
— ¡Oh! Eso es lo más romántico que he escuchado por parte de ti, hyung. —Ho-seok se tapó la boca con una mano mientras sonreía como niño pequeño— Imagínenselo —habló al resto—, sólo quería estar, aunque fuese un día, con Mi-suk y hacer cosas románticas.
El resto soltó suspiros exagerados y me largué a reír al ver que Yoon-gi se empezaba a poner colorado.
— Pero ¿saben? —interrumpió Ji-min— Creo que la canción que más me recuerda a ellos es Miss Right.
Me quedé pensando en la letra de la canción y asentí con la cabeza, al mismo tiempo que Yoon-gi, al pensar en que era muy linda y representaba era parecida a nuestra relación.
— Sobretodo cuando Yoon-gi hyung dice lo de los zapatos de bebé. —comentó Jung-kook riendo— ¿Cierto, bebé? —habló con voz aguda, acariciando suavemente mi vientre.
— Si no se deciden por una, hay que cantar las tres. —afirma Tae-hyung desinteresadamente desde el otro extremo de la sala.
Nam-joon me saca de mi ensoñación cuando veo que se acerca a su acompañante, la chica extraña que no termina de gustarme, y le dice un par de cosas en el oído. Ella le sonríe de vuelta y se acomoda en su asiento.
— Ya vamos, hyung. —le apura Jung-kook.
El resto de los chicos ya están caminando hacia el escenario y el único que falta es Nam-joon, que sale trotando detrás, pero se devuelve inmediatamente.
— No tengo donde guardar mi celular. —estira su mano hacia mí.
— Yo puedo guardarlo, Nam-joonie. —escucho la voz de la chica mi lado.
Se había levantado rápidamente y en un momento llegó a mi lado, sin que me diera cuenta.
¿Nam-joonie?
No conocía a nadie aparte de los chicos que le llamara así.
— ¿Puedes sostenerlo por mí, Mi-suk-a? —pregunta Nam-joon.
Todo había pasado tan rápido, que de seguro ni siquiera escuchó hablar a la chica mi lado. Le recibo el teléfono con una sonrisa, en parte porque ella no me da un buen presentimiento y no quiero que tenga su celular. Él me hace una reverencia con la cabeza en agradecimiento y trota de vuelta al escenario.
Estoy a punto de girarme para irme a mi mesa, pero antes miro a la chica desconocida, que tiene sus ojos fijos sobre mí, y le levanto una ceja mientras hago una mueca con los labios.
¿Cuál es el problema, perrita?
Murmuro una disculpa y me dirijo junto a Yoon-gi a la mesa.
— ¿Qué fue eso? —susurra cerca de mi cara.
— No me gusta esa chica. —respondo, mirando hacia cualquier parte para que nadie note que estamos hablando de ella— Luego hablaré con Kim Nam-joon oppa sobre ella.
— Ya pareces una mamá. —dice entre risas y le acompaño.
Las luces se atenúan y se concentran todas en el escenario, donde hay seis chicos de pie, cada uno con su micrófono. Antes de que comience la presentación miro a mi alrededor y en la misma mesa de los chicos me encuentro a Park Sun-hee hablando animadamente con Seo Moon. La pequeña Lee Min-hye está en silencio a un lado, claramente incómoda.
¿Se conocerán de antes?
El sonido de la música interrumpe mis pensamientos y me hace prestar total atención.
— ¿Emocionada por tu noche de bodas? —pregunta Yoon-gi mientras me carga por la casa hasta la habitación.
— Oh, no puedo esperar para quitarme los zapatos, mis pies están hinchados por estar tanto tiempo de pie.
Se ríe sonoramente y me deja sobre el colchón cuando ya estamos en nuestra habitación. Se agacha frente a mí para quitar mis zapatos e inmediatamente me siento libre.
— Te ves guapísimo cuando te ríes.
Ahora sonríe de medio lado y se trepa sobre mí, obligándome a recostarme sobre la cama.
— Tu eres la causa de mi risa.
— ¿En serio me ves así? No creí que fuera tan payasa.
Se echa a reír fuerte y esconde su rostro en mi cuello.
— Lo siento, estoy un poco nerviosa. —admito.
— Tus chistes son como los de Jin hyung.
Abro la boca indignada ante aquella comparación, pero no puede verme porque sigue en mi cuello. Está sobre mí, pero sosteniendo su cuerpo con sus brazos para no aplastar mi pancita.
— ¿Ya me dirás dónde será la luna de miel? —pregunto por décima vez en el día.
— Ya te dije que es una sorpresa, nena, pero estoy seguro de que te encantará. Lo sabrás mañana cuando nos vayamos.
Lloriqueo como una niña en forma de protesta. Lo único que sabía era que iríamos a un lugar tropical o algo así, porque me había pedido que empacara trajes de baño y ropa ligera. Después de unos segundos en silencio, Yoon-gi suspira sobre mi cuello y siento que se me eriza la piel.
— Hoy fue un buen día.
— Lo fue. —afirmo.
— Y agotador.
— Casi me estoy cayendo dormida. —bromeo.
Se separa levemente para mirarme a los ojos, con una sonrisa traviesa en los labios.
— No puedes dormirte todavía, planeo hacerte el amor toda la noche.
¿Hacerme el amor? Es primera vez que utiliza esa expresión.
— Qué tierno, Min, pero recuerda que tu esposa está embarazada y no tiene el mismo rendimiento de antes.
— Dilo otra vez.
Levanto una ceja y lo miro divertida.
— Tu esposa está embarazada. —repito, sabiendo a lo que se refiere.
— Mi esposa. —repite.
— Tuya. —aseguro.
Me regala una sonrisa radiante. Los sabemos que nos pertenecemos el uno al otro, y no por obligación al estar unidos en matrimonio, sino porque así lo queremos. Me gusta reflexionar cómo ha cambiado nuestra relación. Yoon-gi al inicio solía ser bastante posesivo y celoso, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que comenzó a confiar en mí. Porque desde el principio he estado tan enamorada de él que jamás me hubiera atrevido a serle infiel.
— Estoy enamorada de ti. —afirmo, mirándolo directo a sus brillantes ojos.
Su sonrisa se forma lentamente en sus labios y me parece lo más atractivo del mundo.
— Estoy enamorado de ti, Han Mi-suk. —se acerca a mis labios para besarme— Y estoy seguro de que quiero estar toda mi vida contigo y nuestro bebé. Formemos una familia y hagamos esas cosas clichés como tener dos hijos y un perro. Sé mi musa para componer canciones y acompáñame a todas las partes del mundo donde vaya.
Lo callo con un profundo beso.
— Min Yoon-gi, contigo haría todo eso y más. Iría hacia lo desconocido con los ojos vendados si es que tú me acompañas. —le doy otro beso corto en los labios— Te amo.
— Te amo.
~♡Fin♡~
Leer porfis uwu
Holis
Bueno, así concluye esta historia. Pidoperdon si no era lo que esperaban, pero no me lo imaginaba de otra manera, teniendo en cuenta de que el final cambió unas tres veces en total jeje
Quiero agradecer a todes por darse el tiempo de leer esta idea loca que se me ocurrió una noche en la que la ansiedad no me dejaba dormir, una noche en la que pensé "¿qué pasaría si escribiera una historia sobre Yoon-gi y una enferma que lo cuida de su operación...?". De verdad me alegro de haber concretado mis ideas y haber creado esta historia, que a pesar de no ser la mejor, le tengo mucho cariño porque es la primera que escribo de principio a fin. Así que sí, Imposible de Min Yoon-gi concluye con 97.854 palabras y 346 páginas en el documento de Word donde la escribí. No se preocupen, todavía tengo spin-offs pensados para no dejarla morir tan pronto (porque me niego jajaja).
De paso, me gustaría invitarlas a leer Impasible, la "segunda parte" de esta historia, que es un fic sobre Tae y la chica que llevaba de acompañante a la boda de Yoon-gi. Tengo muchas esperanzas a esta obra, así que me encantaría que se pudieran pasar. Está en mi perfil.
También tengo el libro #3, que se trata sobre Ho-seok y Mei, la chica que maquilló a Mi-suk, por si gustan pasarse. La historia también me da muchas esperanzas.
Y bien, como comentaba en notas de capítulos anteriores, planeo escribir una historia por cada chico. Hoy orgullosamente puedo decir que terminé la primera, tengo dos subidas y una en borradores. Pronto me dedicaré a darles una probadita de la historia de Nam, que no es por nada pero está muy buena jajaja y la Kookie igual. También de dedicaré a corregir los errores de esta historia, que son variooooos.
Muchas gracias por su apoyo.
No olvides votar y comentar.
Les quiere inmensamente <3
-Nini
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