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Capítulo 26

— Han Mi-suk, ¿quieres casarte conmigo?

Lo miro desde arriba sintiendo cómo tiemblan mis piernas. En cualquier momento me derrumbaré. Me remojo los labios antes de hablar.

— Quiero casarme contigo, Min Yoon-gi.

Una sonrisa aparece lentamente en sus labios. Una sonrisa que nunca había visto. Tan radiante, tan hermosa. Sus dedos toman el anillo y lo encajan en mi dedo anular de mi mano izquierda. Miro la resplandeciente joya llena de piedras preciosas y se me hace un nudo en la garganta. Me tapo la cara cuando siento que las lágrimas quieren salir.

— ¿Todo bien? —escucho cómo se levanta rápidamente y me pone las manos sobre los hombros.

Asiento con la cabeza.

— Todo bien, oppa. —me quito las manos del rostro, intentando contener mis lágrimas— Es sólo que estoy un poco sensible.

Su expresión de preocupación rápidamente es sustituida por una de ternura. Toma mis dos manos y me besa los nudillos.

— Me haces el hombre más feliz, Mi-suk.

Le sonrío y lo abrazo desde el cuello, escondo mi cabeza ahí, respirando su olor de siempre. El olor que me hace sentir cosquillas en el estómago. Sus manos me rodean por la cintura y nos quedamos un momento así.

— Tú también me haces feliz. Te amo. —levanto mi cabeza para mirarlo.

Se acerca hacia mi rostro y nuestras narices quedan rozándose. Sus ojos oscuros me miran intensamente, con un brillo especial, y su aliento me acaricia los labios, erizándome la piel de la nuca y provocando miles de sensaciones placenteras en mi estómago. Mi mirada viaja lentamente hasta sus labios rosados, que son humedecidos con su lengua, invitándome a devorarlos completos. Vuelvo a mirarlo a los ojos, mordiéndome el labio inferior y me sorprendo un poco cuando es él quien toma la iniciativa y me acerca completamente a mí.

Tiene que curvar su espalda para que nuestros rostros queden a la misma altura, por lo que decide empujarme suavemente hacia la cama y no despega sus labios de los míos ni siquiera cuando mi espalda toca el colchón. Suelto un jadeo cuando mete su lengua dentro de mi boca y no puedo evitar meter mis manos debajo de su camiseta. Sus piel caliente me hace cosquillear la piel de las palmas de mis manos. De forma instantánea mi cabeza se va hacia atrás cuando los labios de Yoon-gi bajan por mi mandíbula.

— Extrañaba tanto el olor de tu cuerpo. —susurra contra mi piel.

Me retuerzo bajo el cuerpo de Yoon-gi, añorando aquel tacto que hace semanas no sentía y que de una manera casi obsesiva necesito. Sus manos bajan lentamente para colarse dentro de mi camiseta, casi tan lento que siento que me está torturando.

Unos golpes en la puerta me hacen saltar en mi lugar. Las manos de Min Yoon-gi se quedan estáticas, justo sobre mis costillas y a unos centímetros de tocar mi sujetador. Él frunce el ceño sin entender realmente quién podría estar golpeando la puerta. Su pecho sube y baja agitadamente, y sus labios hinchados están entreabiertos.

Salgo de mi ensoñación cuando escucho una voz al otro lado de la pared.

Hyung, está todo listo. —es la voz de Park Ji-min— Ya tendrán tiempo para hacer cosas de grandes.

Min Yoon-gi se levanta rápidamente y camina hacia la puerta para abrirla. Me apresuro en sentarme sobre la cama y arreglar mi cabello y mi ropa. La cabellera rubia de Ji-min aparece al otro lado de la junto con una radiante sonrisa que demuestra que está al tanto de lo que estábamos haciendo dentro de la habitación. Sus ojos, que casi no se ven por culpa de su sonrisa, viajan de Yoon-gi a mí repetidas veces.

— Estaban demasiado callados. —explica y suelta una risa— Pueden hacer bebés después, ahora deben ir a la sala porque vamos a comer.

Siento calor en mi rostro y sé que estoy poniéndome roja, al igual que Min Yoon-gi, que le avisa a Park Ji-min que iremos enseguida y cierra la puerta nuevamente.

De repente, algo viene a mi mente.

— Creí que les habías contado todo.

Eso había dicho hace un rato, pero el comentario que acaba de hacer Ji-min me hace pensar en que no es así. Lo miro con ojos atentos al ver que se acerca a mí y se pone en cuclillas entre mis piernas. Toma mis dos manos y las pone sobre sus propias mejillas. Una sonrisa se escapa de mi rostro porque me recuerda a cuando acaricias a un gatito.

— Bueno, no fue todo todo, sólo todo. —remoja sus labios mientras mueve la cabeza de un lado a otro— Me encantaría que se lo pudiéramos decir juntos, ¿sabes?

— Hagámoslo. —respondo y aprovecho la posición de mis manos para apretar sus mejillas.

— ¿Ahora? —sus cejas se levantan sorprendidas.

Asiento con la cabeza frenéticamente.

— Estoy a punto de unirme oficialmente a la familia, así que deberíamos hacerlo lo más pronto posible. —sugiero, admirando mi dedo, donde reposa el gran anillo— Oye —hablo nuevamente, recordando algo—, no era necesario esto, de verdad.

Muestro mi mano izquierda y los ojos de Yoon-gi viajan hasta aquella joya color plateado. Me dedica una sonrisa ladina y me mira a los ojos.

— Quiero darte todo lo que pueda, porque lo mereces. Eres una mujer increíble, hermosa e inteligente. —con su pulgar acaricia cuidadosamente las piedras preciosas del anillo— Este anillo vale millones de dólares, pero, aun así, pareciera que no es suficiente porque tú sigues brillando más que él.

¡¿Millones de dólares dijo?!

Pestañeo un par de veces y no puedo evitar que mi boca se abra. Estoy totalmente impresionada, sobretodo porque no me esperaba algo así de mi, ahora, prometido.

— Vamos, no hagamos esperar al resto porque lo van a malpensar. Sobretodo Ji-min. —me toma de las manos y me ayuda a levantarme.

Todavía sin palabras, camino por el pasillo hasta llegar a la sala. Veo a los chicos esparcidos por el suelo junto a latas de cerveza y pollo frito.

¿No es muy temprano para beber?

Los seis sonríen al vernos llegar y nos hacen espacio en el suelo para que nos unamos, así que quedamos todos formando un círculo. Jung Ho-seok inmediatamente me pasa una cerveza, y le agradezco haciendo una reverencia con la cabeza, pero la dejo en el suelo frente a mí.

Me doy cuenta de que estoy entre Kim Tae-hyung y Min Yoon-gi. La posición me da un poco de nostalgia, siendo que no pasó hace tanto tiempo.

— ¡Oh! ¿Qué es eso? —pregunta Jung-kook, a un lado de Tae-hyung, señalando mi mano izquierda.

Aquello llama la atención de todos y seis pares de ojos se posan sobre mí. Les sonrío tímida y lentamente levanto mi mano. Miro de reojo a Yoon-gi, que también me sonríe y asiente levemente con la cabeza.

— Creo que es lo más lindo que he visto. —la boca de Ho-seok se abre mientras mira con ojos brillantes mi dedo anular.

— Eso me ofende, Hobi-a, me rompiste el corazón. —Seok-jin le da un manotazo en el hombro como si estuviera realmente ofendido.

— Yo... —comienzo, pero al no saber qué decir termino mordiendo mi labio inferior.

Siento la mano de Yoon-gi sobre mi hombro, apoyándome. Los chicos me miran confundidos. Me aclaro la garganta antes de hablar.

— Me voy a casar. —después de decir eso, suelto todo el aire que estaba juntando.

— Oh, Yoon-gi-a, alguien ya te ganó, ya no puedes pedirle matrimonio. —Kim Seok-jin agita sus brazos en el aire y después me señala con el dedo— Ya lo dije, es una gata rompe hogares.

Hyung —interrumpe Yoon-gi, pasándose la mano por el rostro. Luce como si estuviera molesto, pero sé que está intentando no reírse—, se va a casar conmigo.

— Ah. —responde el mencionado— Especifique, pues.

De un momento a otro todos se acercan a nosotros, a Yoon-gi le dan palmadas en la espalda y a mí, abrazos apretados. No puedo evitar sonreír al darme cuenta de lo felices que se pusieron los chicos por nosotros. Kim Tae-hyung me envuelve con sus brazos, pero lo siento diferente al del resto, menos apretado y como si fuera menos interesado.

— Felicidades, amiga. —susurra en mi oído en medio del abrazo— Sé que serán felices juntos.

Siento mi sonrisa debilitarse un poco y no puedo evitar sentirme mal. Con Tae-hyung nunca llegamos a ser nada más que amigos, ¿por qué me siento como si le estuviera haciendo el peor mal de la vida? Me alejo suavemente de él e inmediatamente los brazos de Jung-kook me envuelven eufóricos.

Hyung, ¿cuánto dinero gastaste en eso? —pregunta Ji-min, haciendo referencia a mi anillo.

— Oye, eso no se pregunta. —lo regaña Nam-joon.

Ji-min se encoje de hombros.

— Cuando salga en las noticias todo el mundo se enterará de todas formas.

— Diez millones de dólares. —responde inmediatamente Yoon-gi.

Justo esto soltándome de los brazos de Jung-kook y no puedo evitar girar mi cara hacia mi prometido, con la boca y los ojos bien abiertos. Sabía que era caro, pero ¿diez millones de dólares? Eso es un exceso.

Escucho una risotada de Seok-jin.

— Su cara. —de reojo veo cómo me apunta con el dedo y sigue riendo.

— Jin hyung. —Nam-joon le llama la atención por lo bajo.

— ¡Oye, no me regañes! Soy mayor que tú.

— Aprovechando esta instancia —habla nuevamente Yoon-gi y yo todavía no puedo reaccionar ante lo que acabo de escuchar, se rasca la nariz y baja la mirada al piso—, me gustaría también hacerles otro anuncio importante.

La habitación se queda en silencio. Miro a los chicos y todos se ven expectantes, a excepción de Tae-hyung, que había sacado su celular y está mirando la pantalla como si fuera realmente divertido.

Yoon-gi gatea hacia detrás de mí y me abraza por la cintura. Las expresiones de los chicos cambian drásticamente a una de asombro, seguramente porque nunca habían visto a Yoon-gi abrazar a una chica de esta manera. Por un momento los ojos de Tae-hyung nos ponen atención.

— Mi-suk y yo vamos a ser padres. —baja sus manos hacia mi vientre y acaricia suavemente por sobre la ropa.

Mi pulso se acelera mientras veo los ojos de los chicos viajar desde mi rostro a mi vientre repetidas veces, como si no entendieran nada. Veo de reojo que Tae-hyung sonríe de medio lado y baja la vista nuevamente a la pantalla de su celular. Trago saliva. Esa no era una sonrisa como las que me ha dedicado siempre, esta es menos sincera. ¿Acaso se enfadó?

Un grito me saca de mis pensamientos.

— ¡¿Ah?! —la voz de Seok-jin suena terriblemente chillona y sin querer hago una mueca de molestia.

Hyung, no grites, le hace mal al bebé. —Ji-min le da un manotazo en el hombro.

— Pero ¿cómo pasó eso? —vuelve a hablar Seok-jin.

Hyung, —interviene Nam-joon— creo que todos sabemos cómo sucedió. —a medida que habla sus mejillas comienzan a ponerse rojas.

Oh, imagen mental no deseada.

— Entonces, ¿voy a ser tío? —Ho-seok suelta una risotada.

— Soy un profeta, efectivamente estaban haciendo bebés. —Ji-min extiende los brazos y mira hacia arriba.

Jung-kook gatea hasta mí, intenta poner sus manos sobre mi vientre, pero Yoon-gi le pega un manotazo.

— Sin tocar a mi futura esposa, Kookie. —apoya su mentón en mi hombro mientras sonríe.

El mencionado hace un puchero, así que tomo una de sus manos y la pongo sobre mí, haciendo espacio entre las de Yoon-gi. Sus ojos me miran brillantes y me regala una sonrisa de conejo.

— Hola, bebé. —su voz sale más aguda de lo normal.

Miro de reojo a Kim Tae-hyung, que sigue mirando la pantalla de su celular. ¿Por qué me siento mal? Como si lo hubiese llamado con la mente, levanta los ojos y me mira. Siento que su mirada me penetra el alma por un momento.

¿Por qué estás molesto conmigo? Pensé que seguiríamos siendo amigos.

Nuestra pequeña conversación de miradas pasa desapercibida por los chicos, que hablan entre ellos sobre el bebé.

— ¿Quieres tocar también? —le pregunto.

Me responde con una débil sonrisa y estira con pesar su mano para que yo la dirija hasta mi vientre. En cuanto me toca por sobre la ropa gira el rostro para mirar hacia otra parte, y cuando suelto su mano para que la deje ahí, la quita de inmediato. Tengo que reprimir una mueca y Yoon-gi parece percatarse, así que acaricia su cabeza contra la mía.

— Y bien, ¿qué prefieren? ¿Niño o niña? —la voz de Ji-min interrumpe los murmullos. 


Últimamente, el conocido miembro de BTS, Min Yoon-gi, más conocido como SUGA, ha estado en boca de todos. Todo comenzó la semana pasada, cuando hizo un escándalo persiguiendo a una desconocida chica en el aeropuerto de Incheon.

Es un escándalo bastante jugoso, pero, dime, ¿pensaste que a SUGA le gustarían las chicas gordas?

¿Recuerdas aquella fotografía de una fan hace poco más de un mes? Esa en la que parecía ser él caminando de la mano con una chica. Después de una exhaustiva comparación de nuestro expertos, llegamos a la conclusión de que, efectivamente es SUGA, pero con otra chica. ¿Quién crees que sea?

¿Quieres decir que estuvo engañando a su prometida? Recuerda que su compromiso salió a la luz durante la semana pasada...

Me paso las manos por el rostro antes de bajarle el volumen a la televisión. Últimamente Min Yoon-gi y yo hemos estado en todos los medios de comunicación, y eso que sólo había sido revelado lo de nuestro compromiso. No quiero imaginar cuando salga a la luz mi embarazo.

— No deberías escuchar eso. —mi madre aparece en la habitación e intenta quitarme el control de la televisión.

— No, mamá, me gusta escuchar cosas que hice, y que no sabía que había hecho.

Su boca forma una mueca y niega con la cabeza. Sigue caminando hasta el pasillo de la nueva casa que había comprado Yoon-gi. Esta es muchísimo más grande y está cerca de la casa donde los chicos viven mientras trabajan, pensando en que por el embarazo podría llegar a necesitar ayuda y cualquiera de los chicos podría proporcionármela. También había ayudado a mamá a conseguir empleo y un pequeño apartamento en un buen barrio del centro de Seúl.

— Deberías prepararte, tus visitas ya van a llegar. —murmura mi madre volviendo a pasar cerca de mí, esta vez se dirige a la cocina.

— ¿Qué haces? —pregunto.

— Nada, sólo recorro la nueva casa porque me parece más interesante que estar viendo esa estupidez que tienes en la televisión.

Suelto un gran suspiro. Quizás tiene la razón, pero de todas formas la dejo encendida.

El sonido del timbre me hace levantarme inmediatamente del sofá de la sala y caminar hasta la puerta. Al otro lado me esperan Park Sun-hee y Choi Hana, quienes sueltan unos pequeños gritos al verme.

— No puedo creer que vivas aquí. —dice Sun-hee mirando a su alrededor mientras entra a la casa, una radiante sonrisa adorna su rostro.

Hana tampoco puede evitar mostrarse impresionada, sus boca está entreabierta mientras sus ojos recorren el amplio vestíbulo. Y no las culpo, pues a pesar de no ser una casa extremadamente grande, lo es para que vivan dos personas. Próximamente tres. Y el barrio es uno de los más exclusivos y seguros de Seúl, ya que, según Min Yoon-gi, no se quedaría tranquilo dejándome sola junto a nuestro frijolito en cualquier lugar.

— Así que ahora eres rica. —Sun-hee se adentra en la casa con total confianza.

Y en parte lo agradezco, porque no me gustaría que mis amigas piensen que cambié después de tanto tiempo sin estar en contacto, y, sobretodo, después de haber salido a la luz que estoy comprometida con un famoso.

— Algo así, pero todavía no me he acostumbrado. —rasco mi nuca, tomando la delantera y guiando a las chicas por la casa.

Inmediatamente después del vestíbulo hay un pasillo que divide la casa en dos, al lado derecho están las habitaciones y al izquierdo, la cocina, la sala y el comedor, junto con la salida al patio trasero y a una cómoda terraza. Las llevo hasta el último lugar mencionado, pasando por la sala en el recorrido, donde la televisión sigue encendida.

Pero, cambiando un poco el tema, ¿te fijaste en el anillo de compromiso? Según nuestras investigaciones su valor es de aproximadamente diez millones de dólares. ¿Sabes lo que significa eso? Es el anillo de compromiso más caro del mundo, superando al de Elizabeth Taylor, de ocho coma ocho millones de dólares.

Me apresuro a tomar el control de la televisión para apagarla y miro con una sonrisa de disculpa a las chicas.

A todo esto, ¿dónde se metió mi madre?

— Al parecer, Mi-suk es la única de nosotras que ha podido encontrar a su príncipe azul. —murmura Sun-hee, acomodándose sobre el sofá de la terraza.

La tarde de diciembre está fría, pero junto a nosotras hay una chimenea que nos ayuda a mantener el calor, incluso al aire libre. Me había encargado de traer mantas para poder abrigarnos y unos tazones de chocolate caliente.

— Los príncipes azules no existen, Sun-hee. —Hana niega con la cabeza. De repente se queda quieta y fija sus ojos en mí— Oye, pero ¿cómo lo conociste? Es una pregunta que me está matando desde que me enteré.

Aplano los labios, pensando en cómo explicaría en simples palabras todo lo que pasó. Antes de hablar de me llevo el tazón a la boca, pero Sun-hee se me adelanta.

— No me digas que era SUGA para quien trabajaste durante ese par de meses. —su boca se abre totalmente.

Hana la mira inmediatamente y abre los ojos a más no poder.

— Oye, eso tiene mucho sentido. —la señala con el dedo.

Asiento con la cabeza. Al parecer es tan obvio que ni siquiera tuve que explicárselo. De todas formas, parecen estar interesadas en escuchar la historia, así que no dudo en contarles. Después de todo, para eso las había citado en mi nueva casa.

Park Sun-hee se lleva las manos a la boca.

— Creo que es la historia de amor más hermosa que he escuchado.

Sí, por supuesto que debía omitir las partes donde fuimos novios sólo para tener sexo y las repetidas discusiones por culpa de los celos. Si lo pones de esa manera, es una historia muy romántica.

Aunque no cambiaría nada de lo que ocurrió.

— Hablando de esto, tengo algo que darles. —me levanto de mi lugar y camino hasta dentro de la casa.

Voy hasta uno de los muebles de la sala y abro uno de los cajones para sacar un par de sobres color blanco hueso. Cuando estoy de vuelta le tiendo uno a cada una.

— Son invitaciones a mi boda. —explico ante sus miradas confundidas.

Sun-hee suelta un chillido de emoción mientras abre el sobre, en cambio Hana mantiene una pequeña sonrisa en sus labios.

— ¿Podré conocer a los miembros de BTS? ¿Crees que le guste a alguno? —Park Sun-hee da pequeños aplausos.

— Estás siendo demasiado intensa. —la regaña Choi Hana— Oh, creí que sería más pronto el matrimonio. —dice, leyendo la fecha en la invitación.

— Min Yoon-gi oppa y yo creemos que sería mejor durante la primavera, así podemos aprovechar el buen tiempo. —explico.

Sun-hee suelta un suspiro.

— Esto es tan romántico, espero algún día poder vivir algo así.

Estiro mis manos hasta donde se encuentran las suyas y las tomo con cariño.

— Estoy segura de que encontrarás el amor pronto, unni.


Cuando llega la noche, no puedo evitar sentirme sola en aquella casa tan grande. Min Yoon-gi no volverá aquí hasta el fin de semana y mi madre viene a verme después de su jornada laboral y luego se marcha a su apartamento. Bae-suk y William están ocupados trabajando también.

Soy la única que no tiene nada que hacer.

No me dediqué a buscar trabajo porque en ningún lugar contratarían a una mujer embarazada. Además de que mi rostro está en todas las revistas de farándula.

Estoy recostada sobre la cama, con las manos acariciándome el vientre.

— Creo que ahora estamos solos nuevamente, frijolito.

¿Es muy extraño hablarle a alguien que no puede responderte?

— ¿Cuándo comenzarás a crecer? —pregunto al notar que mi panza no se nota en absoluto.

Por supuesto, tengo apenas un mes de embarazo. No se notará en un tiempo.

Me acomodo y me pongo de lado, mis ojos chocan con la hermosa vista que me ofrece el ventanal de la habitación principal y me quedo mirando a través de él, imaginando cómo será mi vida en un par de meses cuando me case, o cuando nazca el bebé.

¿Mi panza será muy grande cuando use el vestido de novia? ¿Seré muy criticada por no verme delgada?

Las vibraciones de mi celular me sacan de mis pensamientos.

— Hola. —respondo con una sonrisa, mirando la pantalla.

Al otro lado se ve el rostro cansado de Min Yoon-gi.

Hola, nena. —responde.

Me fijo en su alrededor. No está en casa, sino que en un estudio.

— ¿Cómo va el trabajo?

Es divertido, pero cansador. Además, preferiría estar contigo justo ahora. —esboza una somnolienta sonrisa y se recarga sobre el escritorio— ¿Cómo estás tú?

— Te extrañamos mucho, no podemos esperar a que sea viernes para verte. —cambio la cámara frontal de mi celular por la trasera y apunto mi vientre— Te extraño, papi. —digo con una voz aguda, como si el bebé estuviera hablando.

Su risa se hace presente, y por un momento su expresión cansada pareciera desaparecer de su rostro. Sólo es él, riendo. Y mi corazón se hincha de amor, por poderle hacer sentir un poco más relajado y distraerle un poco de su arduo trabajo.

Yo también te extraño, frijolito. Y te amo muchísimo.

Cambio nuevamente a la cámara frontal y le sonrío.

También te amo a ti, mamá. —agrega al ver mi cara.

— Te amo, papá.


Holis!

Aquí un nuevo capítulo de esta historia, que ya tiene muchos aires de final

Debo admitir que el capítulo no me dejó totalmente conforme, pero bueno, creo que es necesario para poder ir finalizando

Espero que, a pesar de todo, hayan podido disfrutarlo


Este es Mimi después de pillar a Misuk y a Yoongi

Les quiere <3

-Nini

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