Capítulo 21
— Estoy embarazada, oppa.
Corro el rostro hacia el lado para mirar por la ventana y el vidrio se empaña gracias a mi agitada respiración. Todo se vuelve borroso por las lágrimas que salen por mis ojos y puedo escuchar los latidos de mi corazón justo en mis oídos.
— ¿Qué? —pregunta Bae-suk después de un rato.
Me limpio los mocos con el dorso de la mano antes de girarme para mirarlo nuevamente. Dejo el café en el reposa vasos del auto.
— ¿Es que acaso no sabes leer, imbécil?
Le quito el papel de la mano y le señalo el cuadro donde marca los intervalos de cantidad de hormona que se consideran para un embarazo, y después me voy al final del examen, donde el tecnólogo médico había escrito su conclusión. Me doy cuenta de que mis manos siguen temblando, así que doblo el papel y lo vuelvo a guardar en mi bolso.
— Espera, no entiendo. —Bae-suk arruga la frente y mira hacia adelante— ¿Cómo pasó esto?
Suelto un suspiro para intentar calmar los nervios. Mi hermano precisamente no está ayudando.
— A ver —comienzo a hablar con la voz más calmada que puedo—, cuando dos personas...
— No me vengas con esa mierda de "cuando dos personas se quieren mucho" —me interrumpe—, es una estupidez. Me refiero a que —gira su cabeza para mirarme nuevamente— pensé que al menos usarías métodos anticonceptivos.
— No me jodas, imbécil de mierda, no iba a decir eso. —respondo a lo primero que me dijo— No creas que soy tan estúpida, usamos condón cada vez. No sé cómo ocurrió.
— ¿Eres súper fértil o qué mierda?
De repente mi cabeza empieza a dar vueltas rápidamente. Me obligo a apoyarme correctamente en el respaldo del asiento y echo la cabeza levemente hacia atrás, con los ojos cerrados.
— Mierda. Siento que voy a vomitar.
Bae-suk no halla nada mejor que abanicarme el rostro con su mano. Abro un ojo para mirarlo con gracia. Como siempre, aunque esté pasando lo peor, él siempre encuentra la forma de sacarme una sonrisa.
Todo partió con unos días de retraso de mi periodo. Antes de entrar en pánico, dado que mi ciclo siempre ha sido bastante regular, decidí esperar un par de días porque pensé que podría estar demasiado estresada por todas las cosas que había estado pensando últimamente. Pero ese día no llegó. Con cinco días de retraso había acudido al ginecólogo, con la excusa de que saldría con mi hermano a tomar un helado y con la esperanza de que fuera una falsa alarma. Es por eso que evité decirle algo a Min Yoon-gi.
— Bien —dice después de un momento—, no vamos a llegar a ningún lugar insultándonos entre nosotros.
Asiento a su respuesta, dándole la razón.
— Tenemos que pensar bien qué vamos a hacer. Qué quieres hacer —corrige—. ¿Quieres tenerlo?
— Eso es algo en lo que no había pensado. —admito.
Bae-suk pone los ojos en blanco y me mira con molestia.
— ¿En serio nunca te habías puesto en el escenario de quedar embarazada?
— No.
Me mira fijamente por un momento y se da cuenta de que no estoy bromeando. Nunca tuve la necesidad de hacer eso, hace años no tengo novio. No puedo quedar embarazada de la nada. Y mi noviazgo con Min Yoon-gi es tan reciente que no me había puesto en tal situación hipotética.
Mi hermano se voltea para mirar hacia adelante y enciende el motor del auto para ponernos en marcha.
— Lo primero que deberías hacer es decirle a tu novio. —sugiere, dejando de mirar la calle por un momento y así mirarme.
Trago saliva. Había olvidado por un momento ese pequeño detalle.
— ¿Cómo se supone que haga eso?
Bae-suk suelta una risotada.
— No lo sé, algo así como "hola, cariño. ¿Qué tal tu día? Ah, el mío va excelente. ¿Sabes? Acabo de enterarme de que me embarazaste"
— Eso no suena para nada bien.
Guardamos silencio por un momento y me dedico a mirar por la ventana. ¿Cómo se supone que le diga a Min Yoon-gi que va a ser padre? Estoy segura de que no está preparado para eso. Yo tampoco creo estarlo. Quizá es mejor que juntos decidamos qué hacer.
Intento imaginar el escenario en mi mente, pero no puedo evitar pensar en que está distante desde hace dos días, cuando le dije que estaba siendo muy posesivo. Para mi gusto, está actuando de forma muy infantil para su edad, pero prefiero darle su espacio e intento no pensar en eso cuando recuerdo que se saltó toda una época de su adolescencia por perseguir su sueño.
Me llevo la mano a la boca rápidamente.
— Detente aquí. Necesito vomitar.
Bae-suk para el auto de golpe, un poco desorientado, y aprovecho para abrir la puerta y salir corriendo hacia algún baño público.
Aguantarse el vómito porque no hay un baño cerca y sentir cómo intenta salir desesperadamente por cualquier orificio de tu rostro no es lo más agradable y me provoca más asco. Quizá es por el embarazo. Así que apenas doy unos pasos me veo obligada a apoyar una de mis manos sobre un árbol y descargar mi cuerpo en plena vía pública. No necesito mirar a la gente que pasa a mi alrededor para saber que ponen una mueca de disgusto y prefieren mirar hacia otro lado.
— ¿Estás bien? —veo unos pies que se acercan cautelosamente hacia mí.
Cierro los ojos unos segundos mientras respiro profundo antes de levantar mi cabeza para mirar a la persona que se acaba de acercar. Una mujer de avanzada edad, de cabellos rubios y ojos celestes me mira atentamente. Sus rasgos son totalmente occidentales y eso explica el porqué se acercó a mí cuando el resto de los surcoreanos decidió ignorarme y seguir su camino.
— Estoy bien.
La mujer abre su cartera y me da un pañuelo desechable. Le agradezco y me limpio la boca.
— ¿Comiste algo que te hizo mal para el estómago?
Uy, ojalá.
— Estoy embarazada. —explico, con una mueca en los labios.
Levanta las cejas un poco sorprendida.
— Ya veo... En realidad, no pensé en eso porque todavía luces como una niña.
Pestañeo un par de veces, sintiendo cómo la realidad me cae como un balde de agua fría. Es cierto que ya no soy una niña, pero soy demasiado joven como para tener un hijo aún. No me desagrada la idea de tenerlo, pero no a los veintitrés años.
— Mi-suk, ¿estás bien? —la voz de Bae-suk me vuelve a la realidad.
Viene trotando hacia donde estoy con expresión preocupada. Trae mi mascarilla porque me bajé tan rápido del auto que la dejé olvidada.
— Estoy bien. —respondo cuando llega a mi lado.
La señora de antes carraspea, captando nuestra atención.
— Espero que tu hijo crezca sano. —mira a Bae-suk sonriendo— Felicidades a ambos.
— Gracias por su ayuda, señora. —hago una reverencia— Pero él es mi hermano... —para cuando termino de hablar la señora ya se ha ido.
No puedo evitar sentir asco al pensar que ella creyó que mi hermano y yo éramos pareja.
— ¿Qué le pasa a esa vieja? A mí me gustan los penes. —murmura indignado en español, claramente para que nadie pueda entenderle.
Me giro para mirarlo con una mueca.
— Gracias, no era necesario que lo nombraras. —miro la mascarilla que trae en su mano— No creas que me voy a poner esa mierda, apesto a vómito.
Dejo que me guíe hasta donde estacionó el auto y nos volvemos a subir. Por alguna razón creo que es mejor dejar mi mente en blanco por ahora, haciendo como si nada ocurriera. Como si no acabara de enterarme de que estoy embarazada de uno de los hombres más famosos de Corea del Sur.
Mi celular comienza a vibrar y me quedo mirando el nombre de mi novio en la pantalla. ¿Debería contestar justo ahora?
— Contesta esa mierda, me pone de los nervios. —reclama Bae-suk a mi lado.
Suspiro e intento parecer lo más calmada que puedo cuando atiendo la llamada.
— ¿Hola?
— Hola, cariño. ¿Qué tal todo?
La voz de Min Yoon-gi suena grave, como cuando acaba de despertarse. Seguramente estuvo tomando una siesta.
— Todo bien, ¿y tú?
— Acabo de despertar de una siesta. —suelta un quejido de esos que suelta siempre que se estira.
Sonrío inconscientemente al saber que había hecho justo lo que imaginé.
— ¿A qué hora llegas? Necesito que hablemos sobre algo urgente.
Titubeo un poco y miro a mi hermano, que va concentrado mirando la calle mientras conduce. Me muerdo el labio inferior antes de responder.
— No lo sé con certeza. Bae-suk oppa me ha invitado a su casa para pasar tiempo con Connor.
Justo paramos en un semáforo en rojo y Bae-suk se gira para mirarme con las cejas juntas. Él jamás ofreció llevarme a su casa ni nada por el estilo. Incluso, en este momento está conduciendo en dirección a la mía. Pero acabo de entrar en pánico al imaginarme en casa y a solas con Min Yoon-gi, atendiendo la conversación urgente que me acaba de mencionar, y viéndome obligada a contarle sobre el inesperado embarazo.
— Ah... Ya veo. —murmura Yoon-gi al otro lado de la línea.
No puedo evitar sentirme culpable por mentirle.
— Lo siento, oppa. Nos vemos más tarde. —me quedo en silencio, esperando a que me diga algo, pero no lo hace— Voy a colgar, adiós.
Guardo el celular en mi bolso y me llevo una mano a la frente.
— Huyendo no conseguirás nada, Mi-suk.
Cuando llego al apartamento ya está oscureciendo y ninguna luz está prendida dentro, a excepción de la de la habitación principal. Me quito el abrigo y camino hacia la luz. Min Yoon-gi tiene las puertas del armario abiertas y una maleta negra sobre la cama. Me quedo parada en mi lugar, sólo mirando cómo descuelga prendas de ropa para guardarlas después en la maleta.
¿Acaso ya se va? Pero todavía no acaba noviembre. ¿O es que ya se ha aburrido de vivir junto a mí y prefiere volver con el resto de los miembros? ¿Eso es lo que quería hablar conmigo de forma urgente? Pongo mi mano sobre el marco de la puerta para apoyarme en algo porque siento que el mundo comienza a darme vueltas de tantos pensamientos que me inundan.
Min Yoon-gi levanta la mirada hacia donde estoy y pega un salto. Se pone la mano sobre el corazón y me sonríe.
— Nena, me asustaste. No sabía que habías llegado.
Pestañeo un par de veces, intentando alejar todos los pensamientos de mi mente, e camino lo mejor que puedo hacia donde está él.
Su comportamiento había cambiado de repente. Antes de irme con Bae-suk había sido bastante frío y ahora estaba como siempre.
— ¿Qué haces? —mis ojos viajan de su rostro a su maleta a medio armar sobre la cama.
Yoon-gi sigue mi mirada.
— Eso es lo que quería hablarte. Pero antes, ¿cómo está Connor? ¿Y William y tu hermano?
Toma mi mano y comienza a acariciarla con suavidad. Miro lo que hace mientras intento concentrarme en lo que me acaba de preguntar. Después de todo, sí vi a mi sobrino y pasé la tarde con él. Mis ojos se van de forma inconsciente hacia la maleta sobre la cama e intento no prestarle mucha atención.
— Todos bien. —me aclaro la garganta— ¿Ya te vas?
Min Yoon-gi me mira confundido. Apunto la cama con mi índice sin despegar mis ojos de su rostro. Una tímida sonrisa se esboza en sus labios y se rasca la nuca, bajando la vista. Trago saliva, preparándome para la mala noticia.
— Antes de decirte cualquier cosa, quería pedirte perdón. —sus ojos me buscan más tímidos que nunca.
— ¿Por qué?
Se aclara la garganta.
— He hablado con Nam-joon sobre nosotros... —comienza a explicar.
— ¿Hablas con Nam-joon sobre tus problemas amorosos?
Una sonrisa quiere escaparse de mis labios así que termino mordiéndome el labio. Min Yoon-gi asiente.
— ¿Le pides consejos amorosos a alguien menor que tú? —ahora no puedo ocultar mi diversión.
Esto es algo que nunca antes había visto en este país.
— Él es muy inteligente y siempre me ilumina con su sabiduría. —sus dientes pequeños son mostrados en una bella sonrisa— Y me hizo dar cuenta de que no debería haberme molestado por lo que me dijiste el otro día, y que en realidad tienes razón.
Levanta mi mano y la lleva a sus labios para depositar un pequeño beso en el dorso de esta. Un cosquilleo se hace presente en mi estómago que me hace sonreír como idiota. Sus ojos me miran brillantes, casi puedo ver mi propio reflejo en ellos.
— Realmente quiero estar contigo, Han Mi-suk, y no quiero volver a hacerte sentir insegura. De ahora en adelante confiaré completamente en ti.
Trago saliva lo más disimulado que puedo mientras recuerdo mi bolso reposando sobre la mesa del comedor, el mismo que llevé hoy al doctor. El mismo que tiene el papel con el resultado de mi examen de embarazo.
¿Será este un buen momento?
Abro mi boca para hablar, pero Min Yoon-gi se me adelanta.
— Después de haberte dicho todo lo que debía —gira su cabeza hacia su maleta— quería invitarte a que hagas tu maleta también. Para tres días. —vuelve a mirarme sonriente.
— ¿Vamos a algún lado?
Yoon-gi lleva su mano al bolsillo trasero de su pantalón para sacar su celular. Lo enciende sin responderme nada y busca entre los chats de su bandeja de entrada. Gira el teléfono para que yo también pueda ver también. La pantalla muestra la conversación con su madre.
"Mamá, mañana iré a casa y llevaré a mi novia".
Siento mi corazón detenerse una fracción de segundo.
— Iremos a visitar a mi familia.
Si pudiera describir la situación con una palabra, sin duda sería incómoda. Llevo el vaso de agua a mis labios preocupándome que no se note que mi mano está temblando levemente. Min Yoon-gi está sentado a mi lado en el sofá y habla animadamente con su padre, que está sentado frente a nosotros. El problema no es ese, es que su madre no ha dejado de mirarme fijamente en ningún momento, haciéndome entender completamente que no le agrada mi presencia. No puedo hacer nada más que hacer como que estoy poniendo atención a la conversación, aunque en verdad tengo los nervios de punta.
— Han Mi-suk —la voz del señor Min me hace reaccionar—, es muy bueno conocerte.
Sonrío y hago una reverencia con la cabeza.
— Igualmente, estaba muriendo por conocerlos.
Veo de reojo que la mamá de Yoon-gi hace una mueca con los labios. ¿Qué le ocurre a esa señora? Bajo la vista hacia mis manos que sostienen el vaso. Creo que no tengo nada más que decir.
En verdad quisiera llorar en este momento.
— Me doy cuenta de que eres callada. —señala el señor Min un poco divertido— Tú y Yoon-gi son iguales.
Sonrío nuevamente.
— Imagino que sus conversaciones deben ser muy divertidas. —la señora Min interviene por primera vez.
No puedo evitar soltar una risa nerviosa ante su comentario irónico. El señor Min y Yoon-gi no dicen nada. Me quedo mirando mis manos nuevamente. Ahora sí quiero llorar.
— ¿Cuántos años tienes, Han Mi-suk? —continúa la mujer.
Veo de reojo a Min Yoon-gi, sabiendo que la respuesta incomodará a todo el mundo.
— Veintitrés.
La señora Min levanta las cejas, como si no pueda ocultar lo impresionada que está, y mira a su esposo que mira con expresión neutra hacia adelante. La misma expresión que pone Yoon-gi, esa con la que no sé lo que piensa.
De algún lado tenía que salir.
— Eres... Bastante joven.
— Querida, la juventud de ahora es diferente. Se dice que no hay edad para el amor. —interviene su esposo.
— Lo sé, querido, pero es que considero que...
Min Yoon-gi se aclara la garganta y la señora queda a la mitad de la frase. Se forma un silencio tan incómodo que me da miedo hasta respirar porque podría escucharse. El señor Min se levanta de su lugar después de un momento.
— Iré a preparar té.
Se va caminando a paso relajado y desaparece de la sala. En este momento quisiera tirarme sobre los brazos de Yoon-gi y pedirle que volvamos a casa porque no me siento cómoda en este lugar. Pero considero que es algo que debo hacer por él. Estaba tan emocionado por venir, y yo también, pero cuando cruzamos el umbral de la puerta la señora Min se había encargado de que toda esa emoción se convirtiera en disgusto.
Me remuevo incómoda en mi lugar. Necesito salir de aquí, aunque sea por un minuto, e intentar recomponerme.
— ¿Puedo usar el baño? —pregunto y mi voz sale más baja de lo que me hubiera gustado.
Dos pares de ojos se posan sobre mí y no puedo evitar sentirme intimidada. Y es que ambos están totalmente serios.
— Por el pasillo, primera puerta a la izquierda. —responde la madre de Yoon-gi.
Dejo el vaso con agua sobre la mesa central y me levanto lentamente, fijándome especialmente en no hacer nada estúpido. Hago una pequeña reverencia en dirección a la señora Min y camino con cuidado hasta el pasillo, sin darme cuenta de que estoy aguantando la respiración. Frente a la puerta del baño hay un umbral que deja ver parte del interior de la cocina. De espalda a mí se encuentra el señor Min, supongo preparando la tetera. Giro el pomo suavemente y me encierro con llave dentro. Tomo aire con fuerza y me apoyo sobre el lavamanos.
¿Cómo se supone que sobreviva estos tres días? No quiero pensar mal, pero me da la sensación de que la madre de Yoon-gi me hará la existencia imposible.
Abro la llave del agua y me mojo la nuca.
¿Por qué nunca le caigo bien a mis suegras?
Me miro en el espejo sobre el lavamanos antes de salir. El señor Min sigue dentro de la cocina, esta vez está apoyado sobre un mueble y puedo ver la tetera calentándose en el fuego de la estufa. Camino despacio hasta la sala, pero me detengo a un lado del umbral al escuchar la voz de la señora Min.
— No puedo creerlo, Yoon-gi. ¿De dónde has sacado a esa cría?
Trago saliva al no escuchar respuesta.
— Ten cuidado con ella, conozco a las de su tipo. Apenas bajes la guardia ¡pum! Se va a embarazar y te tendrás que quedar atado a ella.
Siento que el aire se me va del cuerpo. Bajo la vista hasta el suelo sintiendo que los ojos me pican por las lágrimas que se quieren formar. ¿Por qué Yoon-gi no responde nada?
O sea, sí estoy embarazada, pero no fue a propósito.
Me quedo un momento parada sin hacer nada porque no me atrevo a entrar ahora y hacer como que no me ha dolido lo que acabo de escuchar. Me giro para volver al baño y me encuentro con el señor Min parado a un par de metros con una bandeja con tazas en sus manos. Quizá cuánto tiempo lleva ahí, debe pensar que soy una fisgona.
— No te preocupes —susurra—, ella sólo está preocupada. Sé que no es la mejor manera de demostrarlo, pero... Demuéstrale que está equivocada, Han Mi-suk.
Emprende su marcha a paso lento y cuando está justo a mi lado me vuelve a mirar.
— Se nota que Yoon-gi te quiere. Quiérelo de la misma manera.
Y me deja sola.
Mi celular comienza a vibrar indicando una llamada entrante. Me alejo lo más rápido que puedo de la sala, con el miedo de que me escuchen, y me vuelvo a meter en el baño. Se forma un extraño nudo en mi estómago cuando veo quién es.
— ¿Hola?
— Tanto tiempo, cariño.
Estoy bien sad porque a Mi-suk no le llega la regla pero a mí sí JAJAJAJA (en realidad debería alegrarme) Así que mándenme cariñitos porque o si no lloro :')
Me pasa algo horrible con esta historia, primero es que no me termina de gustar cómo ha quedado hasta ahora (quizá es porque tengo una historia nueva y mejor en mente) y lo segundo es que le he cambiado el final como tres veces (primero porque sabía cómo quería que terminara y después dije "no wtf eso no tiene nada que ver", cambié el final y lo encontré muy aburrido, así que lo cambié nuevamente)
Recen por mí y para que pueda decidirme y darles el final que merecen uwu
Les quiere <3
-Nini
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro