Capítulo 18
— Oppa, ¿qué pasará con nosotros cuando vuelvas a tu trabajo?
Mi pregunta parece tomarlo por sorpresa porque se queda con la boca abierta y sus ojos parecen perderse en el más allá. Me muerdo el labio inferior. Quizá no debí haber preguntado eso. Quizá él tampoco lo sabe.
— Bueno... —comienza a hablar, siento como si en realidad estuviera improvisando— Creo que primero tendría que mudarme con los chicos nuevamente. —guarda silencio un momento— Puedes quedarte a vivir aquí si es que no tienes dónde ir.
Y efectivamente, no tengo dónde ir porque cancelé el contrato de arriendo del otro apartamento donde vivía.
Trago saliva. En realidad, no es eso lo que estoy preguntando, pero seguramente ni siquiera él se lo había planteado.
— Lo siento, no quise ser impertinente. —me paso la mano por el cabello— Debes estar muy ansioso ahora que sabes que volverás pronto y yo sólo estoy haciendo preguntas tontas.
Pestañea un par de veces, como si estuviera volviendo en sí, y posa sus ojos sobre mí. Estira sus brazos hacia mí y me acerca en un abrazo. Me quedo un momento sorprendida, pues no pensé que hiciera algo como esto, pero inmediatamente me relajo al sentir el olor de su perfume y la calidez que su cuerpo emana. Apoyo mi cabeza sobre su hombro y también rodeo su cuerpo con mis brazos.
— Ya te dije que nada de lo que me preguntes será tonto.
Me siento como una niña pequeña siendo regañada por su padre. Me encojo en mi lugar y guardo silencio. Es cierto, pero no puedo evitar pensar que es algo tonto comparado a todas las cosas que deben estar pasando por su cabeza en este momento, incluyendo el hecho de que llegó a pensar que era el otro en mi vida.
Escucho cómo traga saliva.
— Mira, —su voz profunda retumba en mis oídos— me lo he estado preguntando últimamente. Todavía no tengo la respuesta, pero sé que quiero estar contigo, sin importar lo difícil que sea.
Siento mi corazón encogerse. Por un momento llegué a imaginar que lo nuestro terminaría cuando mi trabajo terminase. Lo abrazo más fuerte y meto mi cara en el hueco de su cuello.
Sin darme cuenta, suelto un suspiro de alivio.
— ¿Creíste que iba a dejar ir tan fácil? —se aleja un poco y me toma del mentón— No bromeaba cuando dije que quería que fueras la chica que me arreglara la corbata.
Se me escapa una risa porque es como si me siguiera regañando. Siento cómo mi cuerpo se relaja un poco. Todavía no está todo el asunto resuelto. Sé que será algo difícil, sobretodo si Yoon-gi quiere sacarlo a la luz. Si eso llega a pasar, me esperan tiempos difíciles, aunque yo por él aguantaría lo que fuera.
Creo que nunca estuve tan metida con alguien.
Los ojos de Min Yoon-gi me miran todo el rostro, como si estuviera memorizándolo. Se ve concentrado, con los labios ligeramente abiertos y una traviesa lengua asomándose levemente. Quisiera comérmelo a besos. Sus ojos bajan un poco hacia mi cuello y una expresión de horror recorre su rostro. Pasa sus dedos por el mismo lugar donde había succionado con fuerza momentos antes.
— ¿Te duele?
Niego con la cabeza.
— Sólo está un poco sensible.
Se queda un momento mirando la marca. En realidad, no quiero saber cómo luce. Y de repente un atisbo de travesura pasa por su mirada. Acerca lentamente su rostro a mi cuello, como si lo estuviera examinando con detención.
— Nena, creo que aquí hay algo escrito.
Suelto una risa.
— Ah, ¿sí? ¿Y qué dice? —le pregunto, siguiendo el juego.
Se acerca un poco más y pasa su lengua lentamente por mi piel sensible. Cierro los ojos y suelto un suspiro. Min Yoon-gi me pone la mano en la nuca y me deja inmovilizada.
Tampoco es como que quiera moverme de ahí.
— Espera, todavía no se ve bien. —susurra contra mi piel mojada.
Me da un escalofrío y tiro la cabeza hacia atrás. Estoy tan entregada que literalmente puede hacer lo que quiera conmigo. Sus suaves labios se ponen sobre mi piel con cuidado, y me proporcionan besos húmedos. Me lame otra vez y luego me pega un pequeño mordisco. Pego un salto porque me duele, pero no me desagrada la sensación. Finalmente, se aleja, dejándome con ganas de más.
— ¿Y qué dice? —pregunto nuevamente.
Sus ojos miran directamente a los míos. Es como ver vivo fuego, caliente y abrasador. Y yo me derrito en mi lugar. Baja la mirada hasta mi cuello y se lame los labios.
— Dice "Min Yoon-gi".
Me sonríe victorioso y le devuelvo la sonrisa. Le doy un pequeño beso en los labios.
— ¿Sabes? —comienzo, mirándolo directamente a los ojos— Me apena un poco que hayas pensado que tenía alguien más. —está a punto de hablar, pero continúo— Es por eso que quiero que sepas que soy completamente tuya, en mi cabeza no hay lugar para pensar en nadie más que no seas tú.
— ¿Y qué hay de aquí? —pone su mano sobre el lado izquierdo de mi pecho, justo sobre mi corazón. Sus ojos tienen un brillo especial.
— Aquí —poso mi mano sobre la suya— tengo tu nombre grabado.
Por un momento siento que quizá me estoy apresurando, que ha pasado muy poco tiempo como hacer tal afirmación. Y es verdad, ha pasado un mes y un poco más de una semana desde que somos novios oficialmente. Aunque lo nuestro no haya partido como algo romántico desde el principio, no puedo negar la forma en la que Min Yoon-gi me atrapó. Fue de manera instantánea, como si mi corazón lo hubiera estado esperando todo este tiempo.
Ha pasado poco tiempo desde que nos conocemos, pero realmente el amor no es una cosa que se rija por ello.
— ¿Nerviosa? —Bae-suk me mira por el espejo retrovisor.
Me había subido en la parte trasera junto a Min Yoon-gi, quien parece estar más ansioso que yo. Cuando mi hermano había llegado a recogernos en su auto los había presentado y le había dedicado una mirada asesina después de preguntarle cuántos años tenía. Bae-suk y Yoon-gi se llevan por un año de diferencia, siendo mi novio el más pequeño tanto por tamaño como por edad.
— Él es muy mayor para ti. —murmuró en español cuando nos subimos al auto.
Por supuesto, Bae-suk se había perdido conocer a todos mis novios de la adolescencia y, para él, Min Yoon-gi era el primero. El pobre se había encogido bajo su mirada y no había vuelto a pronunciar ninguna palabra.
— La verdad, no tanto. —respondo a su pregunta.
Estiro mi mano y cojo la de Yoon-gi, intentando de tranquilizarlo un poco. No quiero que piense que venir fue mala idea.
En el peor de los casos, podría asustarse y alejarse de mí gracias a mi hermano.
Busco su mirada y se ve aún más vulnerable. Nunca lo había visto tan cohibido como ahora, así que le regalo una sonrisa. Pega una mirada hacia adelante y busco hacia dónde está mirando. Bae-suk tiene sus ojos pegados en nosotros ya que estamos en un semáforo rojo.
— Lo asustas, imbécil. —le regaño.
Yoon-gi abre un poco los ojos ante mi comentario. En Corea del Sur es muy importante mantener el respeto hacia los mayores, pero en el país donde nací no es así y siempre estuve acostumbrada a insultar a mi hermano mayor.
Claro, siempre hay un límite para hacerlo.
Bae-suk no me dice nada, en cambio mira nuevamente hacia adelante para seguir conduciendo.
Cuando llegamos nos subimos al elevador. En ese momento, agarrada al brazo de Yoon-gi, comienzo a sentir cómo lentamente los nervios se apoderan de mi ser. Sé que dije que no estaba nerviosa, pero ahora no puedo evitar hacerme algunas preguntas. ¿Qué pasa si no le gusto a William o si Connor no está interesado en mí? Después de todo, sigue siendo un bebé, pero no podría ocultar mi decepción. Hace muchos años no veo a mis padres, es prácticamente como si no tuviera familia, y de repente aparece mi hermano desaparecido y trae consigo una nueva oportunidad de disfrutar almuerzos llenos de alegría y tardes de conversaciones profundas.
¿Qué haré si no les gusto? Después de todo, son lo único que tengo aparte de Min Yoon-gi, y aunque no quiera admitirlo, lo nuestro quizá pueda no continuar.
Nos bajamos en el quinto piso y Bae-suk abre una de las tantas puertas, dando a conocer un apartamento pequeño, pero lo suficientemente grande como para alojar a dos adultos y un niño dentro, y bastante acogedor. Me quito los zapatos, mientras miro a mi alrededor, sin encontrar a nadie. Doy un par de pasos dentro y por poco piso un cubito rojo con letras.
— ¡Cariño, ya llegamos! —escucho la voz de Bae-suk detrás de mí, hablando en inglés.
Miro a mi alrededor, esperando que aparezca William. En cambio, veo una pequeña cabeza castaña que se asoma por uno de los pasillos y unos ojos azules curiosos que me miran hacia arriba, luego miran a Min Yoon-gi que está parado a mi lado y finalmente miran a Bae-suk.
— ¡Papá! —el pequeño corre entre nosotros con los brazos abiertos y llega hasta mi hermano.
Bae-suk lo envuelve en un abrazo y lo levanta del suelo. El pequeño balbucea unas cosas que no logro entender y luego nos mira a Yoon-gi y a mí.
— Sus ojos se parecen a los tuyos, papá. —levantó su dedo índice y nos apuntó.
Miro a Yoon-gi, que suelta una pequeña risa. Toda muestra de nerviosismo parece haber desaparecido en él.
— Ya estoy aquí. —otra voz masculina se une a nosotros.
Un muchacho rubio bastante alto y fornido aparece también por el pasillo. Sus ojos celestes nos miran amables, me transmite la sensación de que está feliz de vernos. Me acerco a él y le tiendo la mano para presentarme, pero el chico me ignora y me envuelve en un abrazo. Me quedo un momento paralizada por la sorpresa, pero la calidez de sus brazos me hace reaccionar, así que también lo rodeo con mis brazos.
— Soy William. Estaba muriendo por conocerte, Mi-suk.
Me alejo de él y tomo la mano de Min Yoon-gi.
— William, él es mi novio.
Yoon-gi hace una reverencia y William se le queda mirando fijamente.
— Espera, creo que te conozco...
Me giro inmediatamente para verlo, aunque lleva un gorro y una mascarilla, puedo ver que acaba de entrar en pánico. Me mira en busca de ayuda. ¿Es posible que alguien lo reconozca incluso cuando tiene toda la cara tapada? Suelto una pequeña risa de nerviosismo.
— Creo que lo estás confundiendo con otra persona. —me encojo de hombros— Ya sabes lo que dicen los occidentales, eso de que todos nosotros somos iguales.
William entrecierra un poco los ojos, sin estar totalmente convencido, pero antes de que pueda decir cualquier cosa nos vemos interrumpidos por una voz aguda.
— Tengo hambre, papá. ¿Ya es la hora del almuerzo?
Gracias al cielo, por interrumpir y, además, porque yo también tengo hambre.
— Iré a terminar lo que estaba haciendo en la cocina.
William hace una pequeña reverencia con la cabeza y se da media vuelta para irse por donde mismo llegó.
— Te ayudaré.
Bae-suk baja al pequeño, que recoge el mismo cubo que estuve a punto de pisar y se sienta en el suelo, cerca del sofá. Pero antes de irse, me llama para que hablemos apartados.
— Había olvidado preguntarte algo. —se pasa la mano por el cabello y se lo peina hacia atrás. Luce un poco preocupado— ¿Tienes contacto con nuestros padres?
Me muerdo el labio inferior.
— En realidad hace mucho no hablo con ellos. Solíamos tener una buena comunicación, pero hace más o menos un mes que ya no respondieron mis mensajes.
Saco mi celular de mi bolsillo y confirmo lo que acabo de decir. Está aquel mensaje en el que les cuento que tengo un nuevo trabajo que anuncia estar leído y nunca contestado. No llegué a preguntarme qué más había ocurrido con ellos, pues había estado bastante ocupada con Yoon-gi, mi calentura y mi corazón.
— ¿Quieres que les hable de ti? —pregunto.
Bae-suk niega con la cabeza inmediatamente.
— Creo que es mejor así.
Me giro para mirar a Yoon-gi que está de rodillas a un lado de Connor, recibiendo todos los juguetes que le pasa. Pobre, seguramente no le entiende nada al pequeño. A pesar de eso, se le ve feliz. ¿A Yoon-gi le gustan los niños o sólo está de esa manera porque es mi sobrino? ¿Querrá tener hijos?
¿Quiero yo tener hijos?
La idea de algo gigante saliendo por mi vagina me aterra. ¿Sería yo capaz de cuidar de un bebé cuando con suerte puedo cuidar de mí misma? Sigo siendo joven, después de todo, supongo que todavía tengo tiempo para pensar en algo como eso.
Y la idea de tener hijos con Min Yoon-gi, por más imposible que parezca, se me cruza por la mente. Mi corazón da un pequeño brinco mientras lo miro sonreírle a Connor. ¿Querría él tener hijos conmigo? ¿Se le habrá pasado alguna vez por la mente tenerlos?
Me doy una bofetada mental, no debería pensar en esas cosas. Por más que quiera estar con Min Yoon-gi y él conmigo, no sé si nos permitan llegar tan lejos como para hacer eso.
— Y no creas que ese chupetón pasa desapercibido. Estuve a punto de golpear a tu noviecito cuando lo vi. —la voz de Bae-suk me devuelve a la realidad.
Me giro para mirarlo, con los ojos ligeramente abiertos. Inmediatamente me llevo la mano al cuello, justo donde ayer Yoon-gi había dejado su marca. No soy muy buena con el maquillaje y sólo tengo lo necesario, así que no tenía muchos recursos para lograr taparlo. Sólo utilicé base de maquillaje y creí que no se veía, pero mi hermano tiene ojos de halcón.
— Métete en tus asuntos, idiota.
Y por un momento es como si volviéramos a ser niños y eso me deja un extraña sensación de nostalgia.
Camino hasta donde está Yoon-gi y Connor. Me siento en el sofá continuo a ellos.
— Hola, pequeño.
Los ojos azules de Connor me miran brillantes de abajo.
— Te pareces a mi papá.
Le sonrío.
— Sí. Soy la hermana de tu papá. Me llamo Mi-suk. —el pequeño no parece tener idea de lo que hablo— Puedes llamarme Mi.
No puedo imaginar lo complicado que debe ser para un pequeño niño, acostumbrado a nombres occidentales, intentar aprenderse un nombre coreano.
— Hola, Mi. Soy Connor. —me pasa un auto de juguete— Y este es mi auto de juguete.
Yoon-gi se sienta a mi lado.
— ¿Todo en orden?
— Bae-suk se ha dado cuenta del chupetón —apunto mi cuello—, pero lo he espantado para que no te golpee. —le sonrío victoriosa.
— Realmente no llego a entender su relación. Si hubiese llamado "imbécil" a mi hermano mayor, me hubiera golpeado, y no sólo él, sino que mis padres igual.
La idea parece inquietarle.
Y ahora me doy cuenta de que no conozco a mi novio. No tenía idea de que tenía un hermano mayor. ¿Tendrá más hermanos? No sé qué clase de novia soy, le conté un montón de cosas sobre mí y no le pregunté nada sobre su vida.
Sólo llevamos una semana de novios. Calma.
Tengo todo un mes para conocerlo mejor, aunque no sé si eso sea mejor o peor. Nada nos asegura que podamos seguir juntos cuando comience diciembre.
— No puedo entender nada de lo que dices, Yuki. —Connor mira con las cejas arrugadas a Yoon-gi.
Yuki. ¡Qué lindo!
Por supuesto no entiende nada, estamos hablando en coreano y él sólo debe hablar en inglés. Abandono mis pensamientos negativos sobre mi relación con Min Yoon-gi. Es importante que disfrute este momento familiar. Me acomodo en mi lugar antes de volver a hablar.
— Connor, ¿te gustaría que te enseñara algunas palabras en coreano?
Lo primero que hago cuando estoy devuelta en casa es ponerme mi ropa de dormir. Había sido una larga tarde familiar en la que había tenido que hacer un doble esfuerzo para traducirle la conversación a Yoon-gi porque no domina totalmente el inglés, y en la que William no había dejado de mirarlo de forma extraña, como si supiera quién es.
Me lanzo en la cama de Yoon-gi, que también está recostado. Me mira desde su lugar con una pequeña sonrisa.
— Me gustó estar con tu familia. —comenta.
A mí también me gustó, pero la idea de no saber nada sobre la suya me atormenta desde la hora de almuerzo y por más que haya querido ignorarla, no funcionó. Me recuesto de lado para mirarlo. No sé qué más decirle. No quiero asustarlo llenándolo de preguntas sobre su vida.
— ¿Sabes lo sensual que te ves así?
Yoon-gi se remoja los labios y sus ojos me miran hambrientos. Siento cómo mi cara comienza a ponerse roja ante su comentario. Se acerca a mí y me planta un candente beso en los labios. Pasa sus manos por mis muslos. Se me eriza la piel inmediatamente y se me escapa un suspiro.
No puedo creer lo que estoy a punto de decir.
— Oppa, no podemos tener sexo todos los días.
Y es que yo también quiero, pero creo que necesito descansar un poco. Ha sido un día un poco intenso y mis pensamientos no me dejarán concentrarme totalmente en lo que haremos.
— ¿Quién dijo eso? —su voz suena un poco ofendida, pero está bromeando— Podemos hacerlo todos los días siempre que tú quieras, porque yo siempre quiero.
— Quiero cariñitos. —lloriqueo como una niña y hago un puchero.
Y de un momento a otro quiero olvidarme de todo y que Yoon-gi me acaricie el cabello hasta quedarme dormida. Necesito dejar de pensar.
Me sonríe con su dentadura perfecta, es una sonrisa llena de ternura. Se levanta y camina hasta mi lado de la cama. Para mi sorpresa me toma entre sus brazos y me mete dentro de la cama. Se va rápidamente a su lado y se mete también.
— No deberías hacer eso, tu hombro todavía no se recupera. —le regaño.
Me sisea y le entrecierro los ojos.
— Ven aquí, estaba esperando que me pidieras eso.
Me acerco a su cuerpo y pongo mi cabeza sobre su pecho. La cercanía de su cuerpo me produce un agradable calor y el latir de su corazón me relaja. Con una mano me acaricia la cabeza y con la otra, la mejilla. Lo rodeo con fuerza con uno de mis brazos y cierro los ojos con fuerza.
Este momento se quedará grabado en mi memoria para siempre. Siempre cabe la posibilidad de que haya tenido un largo sueño en el que haya desarrollado sentimientos hacia mi jefe que me odia y que nada de esto haya sucedido. Si eso pasara, al despertar sentiría un enorme vacío en el pecho. Al igual que si tuviera que alejarme de Yoon-gi. ¿Cómo podría seguir viviendo después de haber estado con él y haber conocido el amor?
Siento un cosquilleo molesto en el pecho y cierro con más fuerza mis ojos. No quiero ponerme a llorar de la nada, sin haberle contado todo lo que pasa por mi cabeza últimamente. Pero tampoco quiero abrumarlo, debe tener sus propias preocupaciones.
— ¿Escuchas mi corazón? —me pregunta Min Yoon-gi después de haber estado mucho rato callado— Está latiendo por ti.
Sé que no debo, pero suelto una pequeña risa, aliviando mis ganas de llorar, y apoyo mi mentón en su pecho para mirarlo.
— Qué romántico, oppa.
Tiene las mejillas rosadas y le brillan los ojitos. Sé que los míos también brillan, pero a causa del llanto que intenta salir.
— Estuve pensando y quiero que conozcas a mi familia.
De una manera increíble, es como si pudiera leerme la mente.
— ¿Estás seguro? No quiero que te sientas presionado porque acabas de conocer a la mía.
Pese a que esos pensamientos me llenan la cabeza, no dejo que me gobiernen. Conocer a la familia de tu novio en Corea del Sur no es algo a la ligera, significa que la relación va en serio. Es algo que comúnmente se hace antes de casarse.
Me acomoda el cabello del flequillo que seguramente quedó despeinado después de haber estado recostada en su pecho.
— No me siento presionado. Quiero aprovechar el poco tiempo que me queda de descanso y quiero usarlo contigo. Pensé que sería bueno visitar a mis padres y quiero que los conozcas. —se queda en silencio un momento, mirando hacia la nada— Quiero que conozcan a la chica con la que quiero casarme.
¿Creen que Yuki que esté apresurando un poco? Jeje
Personalmente, yo si he llegado a sentir cosas muy fuertes por alguien en un periodo corto de tiempo, pero no sé si como para casarme jajaja
Les quiere <3
-Nini
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