❊7❊
- Eres demasiado adorable - dije sin soltarlo.
- ¿Por qué? - rió - Para mí yo no soy adorable.
- Aunque también eres un idiota - añadí y me separé - Gracias por corresponder el abrazo.
- No entendí porque lo hiciste.
- Ay, es un puto abrazo, que importa si es inesperado o sin motivo, solo debes responder y punto, no es tan difícil - me miró y pestañeó varias veces para luego llevar su mirada al suelo.
- ¿Puedo darte uno por ser un idiota? - consultó mirándome nuevamente.
- No, ya púdrete, el momento ya paso - caminé hasta el living
- Mocoso - sentí sus brazos agarrarme antes de que llegara al sofa.
- No, déjame - intenté safarme pero no lo logré, su fuerza era mayor a la mía.
Me recostó en el suelo, se subió sobre mí y comenzó a hacerme cosquillas.
- NO, NO, PARA - como pude tomé sus manos deteniéndolo - No me gustan las cosquillas.
- Ay que serio - puso mis manos contra el suelo, evitando que las mueva. Hizo una cara de enojado, que resultó ser muy tierna.
- Aysh - sonreí ante lo adorable que era.
- ¿Qué tengo? - parecía haberse asustado, recorrió con su mirada su sueter, buscando algo.
- ¿Qué te pasa?
- ¿De qué sonríes?
- De tí.
- ¿Tengo algo en la cara? - soltó mis manos para poder llevar las sullas a su rostro.
- Ay, quedate quieto - tomé sus manos - No tienes nada.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Ok, pero tu sonrisa me preocupó.
- Tanto te importa tú imagen.
- Si me ve un chico tan lindo como tú con esos hermosos ojos, demasiado.
- Idiota - sonreí.
- ¿Ves?, ya volvíste a sonreír - se soltó de mis manos para cruzarse de brazos - ¿Qué tengo?
- No tienes nada - dije riéndo.
- Enserio.
- Que no.
- Erick.
- No tienes nada - repetí.
- Ojitos.
- Sabes, sí, tienes algo.
- ¿Qué?
- Mi mirada - coqueteé.
- Yo sabía que tenía algo - dijo mientras se quitaba de arriba mío con una sonrisa, me ayudó a levantarme.
- ¿Qué hacemos ahora? - pregunté.
- No lo sé - confesó observando el lugar - ¿Quiéres jugar juegos de mesa?
- ¿Qué tienes?
- ¿Ajedres?
- Traélo.
- A la órden - preparé la mesita del living, y los sillones para que estemos de manera en que quedemos enfrentados.
Colocamos el juego y comenzamos a jugarlo, con el tiempo, Christopher se llevaba más de mis piezas, yo era un asco en el ajedres, pero no había nada más para hacer.
- Y, Jaque mate.
- La puta - dije y me tiré hacia atrás del sofá cruzando mis brazos - Hiciste trampa.
- No jovencito, gané limpiamente, que tú seas mal perdedor no es mi problema.
- Me niego a aceptar esta triste derrota.
- ¿Quiéres una revencha?
- ¿Y ganarte?, no, gracias.
- Si, claro - me extendió su mano, con algo de duda la tomé, me sentó a su lado - ¿Y ahora?
- ¿Y ahora qué?
- ¿A qué jugamos? - pensé un momento.
- ¿A comer?
- Eso no es un juego.
- ¿A cocinar?
- ¿Y si te conocinamos a tí?, eso sería divertido.
- ¿Acaso quieres comerme? - ambos nos miramos sorprendidos al encontrarle un doble sentido a la pregunta.
- Mejor no hablemos de eso - nos reímos como idiotas al sentír los nervios del otro, llevé mi mirada a él y tomé su brazo.
- ¿Qué tienes en tu patio trasero? - pregunté.
- Césped.
- No mames, creí que tenías puertas en el piso - rió.
- Tengo una piscina, pero hace frío.
- Si.. - solté su brazo - mejor miramos televisión hasta que sea hora de írme.
- Que buena idea.
- La mejor - le guiñe un ojo.
- Estás demasiado coqueto hoy - dijo mientras buscaba alguna película.
- Yo suelo bromear con eso, no te asustes.
- Bonita manera de bromear.
- Aja.
Nos quedamos mirando distintos canales mientras comentábamos lo que mirábamos en el momento, la estaba pasando genial, hasta que mi Madre llamó.
- Ya regreso - me levanté del sofá y caminé hasta la cocina, me senté en el asiento que había ocupado Christopher, atendí y comence a girar hacia los lados, ya que el asiento lo permitía.
- Erick, ven ya a casa.
- ¿Para qué?
- Te vienes y punto, soy tu Madre.
- Ya te dije que no tengo 15 años, soy un adulto, y si no me dices para qué quiéres que vaya no iré.
- Tu novia esta aquí, hoy van a ír al cine por lo de tus horas extras ayer.
- Que molesta que es esta malcriada - susurré una vez que tapé en micrófono para que mi Madre no me escuchara.
- Erick, te vienes en 20 minutos o te castigo.
- No iré - hablé firme.
- No vienes para tu cita y no vendras a dormír aquí tampoco.
- Perfecto - corté la llamada y dejé el celular a un costado, llevé mis manos a mi cabeza - Que idiota, que idiota que soy - revolví mi cabello - Todo porque quiero que ella me respete - cerré los ojos un momento y sentí unos brazos pasar por mi cintura - ¿Y tú que quieres?
- Se supone que debes corresponder el puto abrazo - reí.
- ¿Cómo lo correspondo de espaldas? - tomó mi manos colocándolas sobre sus brazos y volvió a su posición inicial.
- ¿Qué te puso de mal humor?
- ¿Quiéres saber? - consulté mientras Él relajaba su cabeza en mi hombro.
- Por algo estoy preguntando, ¿No?
- Tienes razón - sonreí - Mi madre me regaño.
- Que niño bueno que eres - rió.
- Solo no quiero salír con la estúpida de Katy, nada del otro mundo.
- Que cruel.
- Es una malcriada.
- ¿Algo más?
- Me dijo que no volviera a casa hoy en la noche.
- ¿Piensas quedarte?
- ¿Puedo? - corrió su cabeza de mi hombro, rompió el abrazo y llevó sus manos a mi cabello despeinandolo.
- Claro - retiro sus manos - Solo debemos pedír lo que comeremos.
- ¿Cómo?
- No tengo mucha comida que digamos..
- ¿Qué pediras?
- Comida, supongo.
- A menos que comas vasos y muebles - reímos.
- Pediré un Erick - me levanté de el asiento y golpee su hombro - ¿Qué?, es un buen menú.
- Que idiota que eres - lo miré frunciendo el ceño - Pide disculpas.
- Naa - me ignoró y quitó su celular de su jean.
- ¿Ya llamaras?
- Estaba esperando a que te fueras, pero como te quedaras.
Pidió la comida y no tardó en llegar. Ya la habíamos acabado, ahora estabamos acomodando los colchones para dormír.
- No sabía que dormías en el suelo - reí.
- No duermo en el suelo, solo que cuando me levanto solo los levanto y tengo mucho espacio.
- Aja, ¿Por qué quieres dos colchones en vez de uno de dos plazas?
- Para niños a los que su madre los hecha de casa como tú - tomé una almohada y se la arroje.
- Basta.
- Ay, se enojó el niño, no me golpees porfavor - Él se encontraba colocando los acolchados sobre los colchones, por lo cual estaba cerca de estos y no fue problema empujarlo para que se recueste, me subí sobre Él y tome la almohada que había arrojado segundos atrás para comenzar a golpear su rostro.
- Ya...deja de...decirme...niño - tomé espacio por cada golpe.
- Ya, ya, entendí - tomó mis muñecas.
- Perfecto, solo dejame golpearte un poco más por la dudas - intenté safarme de su agarre.
- Erick, quieto.
- ¿Dónde quedo Ojitos?
- En ningún lado.
- Aja - de a poco me soltó y dejé la almohada a un lado - Yo quiero la más cómoda.
- Es mi casa.
- Soy tu invitado - me quité de arriba suyo para ver que colchón era más suave.
Ya habíamos apagado todas las luces de la casa, cada uno se había ubicado en su lugar, me tapé hasta el cuello y me volteé dandole la espalda a Christopher, cerré mis ojos y no tarde mucho en dormírme.
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